PASTERAS: Se necesita una política internacionalista y anticapitalista

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Los cortes contra la instalación de las pasteras en Fray Bentos se mantienen

El reclamo de los vecinos de Gualeguaychú tiene aspectos progresistas que apoyamos. Es una expresión extraordinaria de la movilización popular y de la autoorganización vecinal, por afuera de las estructuras del Estado capitalista. Tiene potencialmente un contenido anticapitalista, contra los negocios de una multinacional que busca producir papel barato al mínimo costo y sin garantías medioambientales para la zona.

Los cortes contra la instalación de las pasteras en Fray Bentos se mantienen

Aunque la responsabilidad principal es del gobierno uruguayo que, acicateado por la oposición de derecha, se plegó vergonzosamente a intereses multinacionales, el gobierno de Kirchner tampoco ofrece alternativa. No objeta la instalación de las papeleras pero, con una doble moral, tampoco tiene el valor para decirlo abiertamente a los vecinos. La derecha argentina, al menos, habla claro a favor de las multinacionales.
La multinacional española, ENCE, decidió marcharse de Fray Bentos, pero decidió ubicarse cerca de Carmelo, lo que reproduce el problema más al sur. Si Botnia hiciese lo mismo, esto no sería ninguna solución.
El reclamo de los vecinos de Gualeguaychú tiene aspectos progresistas que apoyamos.
Es una expresión extraordinaria de la movilización popular y de la autoorganización vecinal, por afuera de las estructuras del Estado capitalista. Tiene potencialmente un contenido anticapitalista, contra los negocios de una multinacional que busca producir papel barato al mínimo costo y sin garantías medioambientales para la zona. Pero tiene la debilidad de carecer de una política orientada a los trabajadores uruguayos, cuyo apoyo a la lucha es decisivo para triunfar. Lamentablemente, los dirigentes sindicales de Uruguay y Argentina se lavan las manos en esto.
Tampoco podemos renunciar a la producción de papel, tan necesario en cualquier sociedad moderna. El reclamo por la salida de Botnia y ENCE debe ser completado con la exigencia de la expropiación de sus activos para la creación de una pastera estatal, bajo el control de los trabajadores y de los vecinos de la zona donde se instale, que deberían tener la última palabra sobre si aceptar o no la instalación de la misma, bajo la condición de contaminación cero en los afluentes hídricos, tecnología ya disponible en muchos países desarrollados. Esta experiencia daría un impulso formidable a la lucha anticapitalista y medioambiental en Argentina, para exigir lo mismo con las pasteras y las demás industrias contaminantes que funcionan en nuestro país.