LA INSURRECCIÓN EN IRAQ

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El ejército estadounidense se enfrenta ahora a una insurrección generalizada en todo Iraq y esto supone un cambio cualitativo en la situación. Esta semana hemos visto los combates más duros desde el final de la guerra, EEUU ha perdido 33 soldados ensólo tres días. La noche pasada las tropas que hace un año derrocaron a Sadam Hussein han tenido que abandonar cinco ciudades iraquíes después de duros combates. El ejército estadounidense se enfrenta ahora a una insurrección generalizada en todo Iraq y esto supone un cambio cualitativo en la situación. Esta semana hemos visto los combates más duros desde el final de la guerra, EEUU ha perdido 33 soldados en sólo tres días. La noche pasada las tropas que hace un año derrocaron a Sadam Hussein han tenido que abandonar cinco ciudades iraquíes después de duros combates.

Las fuerzas aliadas sufren ataques en todo el país y han perdido el control de algunas zonas. Aunque los soldados estadounidenses dicen que han llegado al centro de Faluya, la realidad es que la mayor parte de la ciudad todavía está bajo el control de las guerrillas.

Los marines estadounidenses están en las carreteras que rodean la ciudad y desde ayer no dejan entrar o salir a ningún vehículo, incluidas las ambulancias. A aquel que intente llegar a la ciudad, que tiene una población de 300.000 personas, se le prohíbe la entrada. Dos iraquíes medio ocultos cerca de un bloqueo de carretera estadounidense próximo a Haswa dijeron: “No se puede llegar a la ciudad. Los estadounidenses la han cerrado. Que no les vean hablando con nosotros o nos arrestarán”.

El ataque estadounidense a Faluya, a treinta millas al oeste de Bagdad, es una represalia por el asesinato de cuatro “contratistas” estadounidenses. ¿Qué hacían en Faluya, el lugar más peligroso de Iraq, civiles estadounidenses armados sin escolta militar? The Economist responde a esta pregunta:

“Eran guardias privados de seguridad que trabajaban para una empresa estadounidense llamada Blackwater y que ha contratado la administración estadounidense. En la actualidad hay 15.000 de estos guardias de seguridad civiles en Iraq, una presencia importante. Este número no incluye a los ingenieros telefónicos, especialistas en oleoductos y otros contratistas privados que trabajan en la infraestructura iraquí”.

En otras palabras, eran mercenarios; asesinos a sueldo y bandidos que en este momento pululan por todo Iraq, haciendo dinero en actividades represivas sin ningún tipo de restricción o control. Así que no debe sorprendernos que la población de Faluya actuara como lo hizo. Las escenas eran bárbaras pero son la consecuencia de la barbarie general en la que ha hundido el imperialismo estadounidense -la fuerza más reaccionaria y bárbara del planeta- a la población iraquí.

El número total de bajas en Faluya todavía no se conoce, pero según cuenta Hatem Samir, un trabajador del hospital de Faluya, 16 niños y 8 mujeres fueron asesinados cuando un avión estadounidense disparó el martes contra sus casas. La lista de muertos y heridos aumenta de manera inexorable. Al menos 150 iraquíes han muerto sólo en el oeste de Bagdad, sin contar los que murieron ayer en un ataque contra una mezquita.

Para apoyar a los marines que intentan tomar Faluya, EEUU ha enviado helicópteros y aviones. Precisamente uno de sus cohetes fue el que impactó contra la mezquita Abdul-Aziz al-Samarrai. Este acto demuestra la increíble estupidez de los comandantes estadounidenses. Testigos del ataque dijeron que éste se produjo cuando los fieles se reunían para su oración vespertina y que por lo menos hubo 40 muertos.

Se han tenido que improvisar hospitales en casas privadas para curar a los heridos y amortajar a los muertos. El ejército estadounidense da distintas cifras de bajas. El capitán de los marines Bruce Frame, en una declaración realizada desde el mando central dijo lo siguiente: “Un miembro de la fuerza anticoalición fue asesinado en el ataque. No hay informes de bajas civiles”. Sin embargo, el general Mark Kimmit, portavoz del ejército estadounidense en Iraq, dijo: “Entiendo que el enemigo ha tenido una larga lista de bajas”.

Por supuesto que el nivel real de bajas será mucho mayor de lo que sugieren los informes. Con cada ataque el odio hacia los invasores estadounidenses crecerá y su ya minúscula base de apoyo ser reducirá aún más. La tecnología militar más avanzada del mundo no les ayudará. Esto es exactamente lo que ocurrió en Vietnam.

Las mentiras de Rumsfeld

Una gran parte del sur de Iraq ya no está bajo el control de las fuerzas aliadas. Estas han sufrido el ataque de los milicianos del Ejército de Mehdi, una fuerza leal al clérigo chiíta Muqtada Sadr a quien quiere arrestar EEUU. El responsable de defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, intenta quitar importancia a la resistencia rebelde contra las fuerzas de la coalición pero nadie le cree. En una comparecencia en Washington dijo que: “El número de personas implicadas en estos ataques es relativamente pequeño”.

“No existe nada similar a un ejército o un gran número de personas intentando cambiar la situación. Sólo tenemos un pequeño número de terroristas y milicias que están realizando algunas protestas”.

Se trata de una importante subestimación. Probablemente el número real de luchadores sea relativamente pequeño, pero eso significa no comprender la naturaleza de una guerra de liberación nacional. La fuerza de las guerrillas no está en su número; en general, los grupos guerrilleros son pequeños, unidades móviles que pueden golpear inesperadamente y después camuflarse entre la población. Su fuerza consiste en el apoyo de la población. Y prácticamente toda la población iraquí ahora se opone implacablemente a la ocupación de su país.

Torpeza

Los estadounidenses supuestamente iban a llevar la paz, la estabilidad, la democracia y la prosperidad a Iraq. En su lugar, han llevado consigo un conflicto interminable, muerte, miseria, caos, paro y pobreza generalizada. Más del 50 por ciento de la población está desocupado, los jóvenes desempleados expresan su resentimiento con manifestaciones, y a cambio reciben balas. Por lo tanto, no debe asombrarnos que hagan cola para unirse a grupos milicianos como el de Muqtada Sadr.

El conflicto actual se inició con la torpeza estadounidense que intentó detener al clérigo chiíta radical. Muqtada al-Sadr tiene treinta años de edad y su autoridad viene de ser el hijo de Mohammed Sadiq al-Sadr, el venerado líder clerical chiíta asesinado en 1999 por Sadam Hussein, pero hasta ahora sólo tenía un apoyo popular limitado. Después de la orden de detención de EEUU han empezado a aparecer signos que demuestran que su apoyo va en aumento.

Sadr apeló a los iraquíes que no tienen nada, que son millones, a los pobres, a los sin techo y a los parados. Por esa razón es tan peligroso para los estadounidenses. El enfrentamiento con Sadr parece que fue provocado por Paul Bremer, el jefe de la Autoridad Provisional de la Coalición, cuando cerró el periódico de Sadr y arrestó a uno de sus ayudantes. Evidentemente no se esperaba esta violenta respuesta.

El general Kimmit, director de operaciones del ejército estadounidense en Iraq, dijo lo siguiente: “Si quiere calmar la situación debe entregarse en una comisaría iraquí y enfrentarse a la justicia”. Estas palabras demuestran que los imperialistas por lo menos no carecen de sentido del humor.

Sadr, que controla tres ciudades del sur, naturalmente no tiene ninguna prisa en entregarse a la “justicia” estadounidense. Su milicia ha aumentado con los jóvenes descontentos, parados y tiene aproximadamente 3.000 luchadores. Y crecerá más como resultado de la lucha actual. El secreto de la fuerza del movimiento es que une las protestas sociales y nacionales en un único movimiento.

El general Kimmit insiste en que Sadr debe ser arrestado y que “la coalición y las fuerzas de seguridad están llevando a cabo las operaciones necesarias para destruir el Ejército de Mehdi”.

Esto es más fácil decirlo que hacerlo. El Ejército de Mehdi ha demostrado que es una gran fuerza militar. Parece que tiene el control de la mayor parte de Nayaf donde además se encuentra refugiado Sadr, éste y sus seguidores no se van a rendir. Continuarán luchando hasta la muerte. Luchan como valientes fanáticos porque creen apasionadamente en su lucha. ¿Se puede decir lo mismo de los soldados estadounidenses? En esto hay muchas dudas.

A los soldados estadounidenses les dijeron que iban a Iraq a liberar a la población de un gobierno tirano y odiado. Se les aseguró que la población les recibiría como héroes. En algunos casos (no en muchos) esto fue verdad. Pero nada más. En todas partes se han encontrado con un muro de odio y sospecha. Toda la población está contra ellos. No están a salvo en ninguna parte y en ningún momento. Los efectos en la moral se pueden imaginar.

En muchas ciudades del sur de Iraq donde los chiítas son la mayoría de la población, la policía iraquí y las unidades paramilitares -supuestamente a las órdenes de la coalición- han demostrado que no están dispuestos a luchar contra los chiítas del Ejército de Mehdi. Si el ejército estadounidense utiliza su inmensa capacidad de fuego para luchar a su manera en Nayaf y capturar a Sadr, para los chiítas será una repetición de la ofensiva del ejército iraquí cuando reprimió brutalmente a los rebeldes en Nayaf y Kerbala durante la insurrección chiíta contra Sadam Hussein al final de la primera Guerra del Golfo en 1991.

A primeras horas del 4 de abril, en el mayor ataque estadounidense desde que hace un año terminó la guerra convencional, docenas de tanques y helicópteros bombardearon los barrios chiítas de Bagdad. Más de 1.000 soldados estadounidenses recapturaron los edificios públicos y comisarías de policía que había tomado el Ejército de Mehdi. Sólo en Bagdad murieron unos 50 iraquíes y 8 soldados estadounidenses. Pero la pérdida de apoyo entre la población chiíta pesará más que cualquier éxito militar que puedan conseguir.

Los límites del poder del imperialismo estadounidense

Es verdad que el imperialismo estadounidense tiene un poder colosal. Pero este poder no es ilimitado. En Iraq los invasores estadounidenses se están enfrentando a una insurrección general de las masas y que no pueden derrotar, a pesar de su tremendo poder militar. En secreto, la camarilla de la Casa Blanca lo ha comprendido. Parece que la realidad está empezando a penetrar incluso en los espesos cráneos de Rumsfeld y Bush, parece que ha entrado un minúsculo rayo de luz en estos lugares oscuros.

The Economist escribe lo siguiente: “En privado, veteranos funcionarios del departamento de defensa han renunciado a cualquier posibilidad de mejora en la situación de Iraq. Esta semana el Pentágono suspendió la rotación de 24.000 soldados que se encuentran en Iraq y el general John Abizaid, responsable del mando central de EEUU, pidió planes de contingencia para aumentar el número de soldados en la región. Esto son los signos más claros que demuestran la preocupación del Pentágono ante el deterioro de la seguridad. Han dado marcha atrás a la insistencia previa de Donald Rumsfeld, el secretario de defensa, de que no harían falta más tropas”.

Las consecuencias son muy desagradables. Como dice el artículo, los estadounidenses estaban planeando sacar tropas pronto de Iraq. Ahora tienen que recurrir a una melodía diferente. Rumsfeld ha dicho que algunas de las tropas que debían abandonar pronto Iraq se tendrán que quedar más tiempo, aunque el alto mando de las fuerzas estadounidenses en la región, el general John Abizaid, y sus ayudantes no hayan pedido más tropas u ordenado el retraso de la salida de los soldados.

Según Rumsfeld: “Pueden estar seguros de que si quieren más tropas, cumpliremos sus órdenes y tendrán las tropas que necesiten”.

El retraso de la salida de los soldados es un cambio de rumbo brusco y tendrá consecuencias negativas para la campaña electoral de Bush. Después de todo, el maravilloso tejano con su infinita sabiduría decidió presentarse a las elecciones como un presidente belicista. Intentó presentarse como un duro dirigiendo a la nación estadounidense en una batalla victoriosa contra las fuerzas del mal. Pero ahora esta imagen ha quedado un poco deslucida.

La decisión de mantener a las tropas en Iraq, e incluso enviar refuerzos, es una admisión tácita de la seriedad de la situación. La repetición constante de: “no hemos perdido el control de la situación” demuestra más allá de toda duda razonable que en realidad sí han perdido el control y que necesitará miles de refuerzos extras para ocuparse de esta insurrección.

Los altos mandos militares estadounidenses dijeron ayer que arrestarían a Sadr y destruirían el Ejército de Mehdi, la milicia vestida de negro que le apoya. Pero existen dudas de si EEUU tiene las fuerzas militares necesarias en Iraq, unas 130.000, para hacer esto. Tendrían que pedir refuerzos e incluso así no sería suficiente.

Rumsfeld dijo: “Estamos aprovechando ese incremento y probablemente el ritmo de los despliegues permitirá a las tropas aclimatadas, con experiencia, relacionarse con la población local para ver como está la situación actual ahora”.

Las “tropas aclimatadas” a las que hace referencia Rumsfeld sin duda tendrás ideas muy diferentes a las que tiene la población local que ha dejado bien claro que lo que quiere es que se vayan cuanto antes. Ya hay quejas de que tropas cansadas y mal equipadas fueron enviadas a la primera línea del frente antes de estar preparadas. El descontento entre las fuerzas estadounidenses en Iraq crecerá, tarde o temprano, este se expresará en motines.

La lucha se extiende

Los acontecimientos tienen su propia lógica, a pesar de lo que diga Rumsfeld, y han iniciado una espiral que se escapa a su control. En este momento es incorrecto referirse a la lucha en Iraq como una guerra de guerrillas. El movimiento se ha generalizado y su carácter ha cambiado. Ahora lo que estamos presenciando no es una guerra de guerrillas sino una insurrección de masas de todo un pueblo contra el odiado invasor extranjero. La historia demuestra que es imposible derrotar a todo un pueblo, no importa cuantas tropas, tanques y helicópteros se utilicen.

A pesar de todo, el ejército estadounidense insiste en su política de represión. El presidente Bush insiste en que EEUU no renunciará: “Nuestra resolución es firme… y prevaleceremos”.

¡Son palabras valientes! Pero las palabras por sí solas resuelven muy poco. La idea de que un hombre como al-Sadr se pueda rendir demuestra lo alejadas de la realidad que se encuentran estas personas. Porque el autócrata degenerado de Sadam Hussein demostrara ser un miserable cobarde que prefirió salvar el pellejo en lugar de suicidarse, eso no significa que los demás hagan lo mismo.

Lo que debe alarmar sobre todo a Washington es que la insurrección no se limite sólo al triángulo sunnita, sino que el principal foco de resistencia proceda ahora de los chiítas, que supuestamente iban a ser sus aliados. El general Richard Myers, presidente del Estado Mayor de las Fuerzas Conjuntas, dijo que la lucha ahora está en dos amplios frentes.

Según Myers, al oeste de Bagdad en ciudades como Ramadi y Faluya, la principal oposición eran “antiguos leales al régimen”, incluidos seguidores de Sadam Hussein y luchadores antiestadounidenses leales a Abu Musab al-Zarqawi, un terrorista jordano vinculado a al Qaeda.

Estas palabras por sí mismas son un reconocimiento del fracaso. Antes de la invasión del país no existía ninguna presencia de al Qaeda en Iraq. El régimen de Sadam era secular y muy hostil a los grupos islámicos como al Qaeda. El sentimiento era mutuo. Pero con sus acciones los imperialistas estadounidenses han abierto el territorio iraquí a al Qaeda, donde ahora alegremente asesinan soldados estadounidenses y planifican nuevos ataques terroristas tanto dentro como fuera de Iraq.

Los “aliados” bajo ataque

EEUU se enfrenta a una guerra en dos frentes, contra sunnitas y chiítas. A principios de esta semana milicianos partidarios de Sadr entraron en el barrio sunnita de Azmiya en Bagdad para disparar a un convoy estadounidense. Incluso antes de la insurrección el ejército norteamericano tenía dificultades para hacer frente a las guerrillas sunnitas del norte y oeste de Bagdad. La rebelión de los chiítas ha empeorado la situación.

Desgraciadamente, tienen algunos aliados y ahora esperan que éstos compartan los frutos de la lucha y la agonía. Pero esto no es demasiado popular, muchas de las tropas aliadas de las ciudades chiítas del sur pertenecen a países como Polonia, España, Ucrania, Bulgaria e Italia. Los gobiernos de estos países querían demostrar su lealtad a EEUU pero no esperaban encontrarse en una lucha tan seria. Igual que los chacales, lo único que esperaban es llegar detrás del asesinato con la esperanza de compartir algunos de los huesos. ¡Pero esta escasa comida puede que a algunos les provoque una seria indigestión!

La lucha afecta a cada una de las partes de las tropas de la coalición. Los milicianos leales a al-Sadr se han enfrentado con los polacos en la ciudad santa de Kerbala y los ucranianos tuvieron que abandonar la ciudad de Kut, al suroeste de Bagdad, debido a los enfrentamientos con el ejército del clérigo. Al menos doce iraquíes murieron y otros veinte resultaron heridos. Ahora los insurgentes han secuestrado a tres japoneses y amenazan con matarlos si Japón no retira a sus tropas de Iraq.

De este modo vemos como todas las naciones implicadas en Iraq están afectadas por la situación, provocando crisis políticas como la ocurrida recientemente en España que ha sacudido los cimientos del país. Pagarán un precio terrible por aceptar los dictados de Washington.

Un movimiento de liberación nacional

La camarilla dominante de Sadam Hussein, perteneciente a la minoría sunnita, gobernó el país con puño de hierro, sofocando las aspiraciones de los chiítas (que forman el 60 por ciento de la población) y los kurdos. Al destruir el poder central la invasión estadounidense provocó el surgimiento de fuerzas centrífugas poderosas y que tienen su propia lógica.

Es una realidad que el imperialismo utiliza las aspiraciones de las pequeñas naciones y el deseo de autodeterminación para sus propios objetivos cínicos. Las naciones y minorías pequeñas simplemente son una moneda de cambio para el imperialismo. Un día las utilizan para debilitar al enemigo y al día siguiente las abandonan a su suerte.

Vimos la verdadera actitud de Washington en 1990 cuando el padre de Bush animó a los chiítas iraquíes a levantarse contra Sadam Hussein y después los abandonó sufriendo unas represalias terribles. En la invasión del año pasado los estadounidenses intentaron basarse en los chiítas y los kurdos, desde entonces han estado intrigando con los diferentes grupos jugando al viejo juego imperialista de divide y vencerás.

La prensa constantemente habla del peligro de guerra civil (entre sunnitas y chiítas). La razón es evidente: es un intento de justificar la continuación de la ocupación de Iraq. “¡Si nos retiramos habrá una guerra civil!” Lo que no dicen es que han estado constantemente utilizando las diferencias religiosas y nacionales para aumentar su propio poder y presentarse como los árbitros de la situación.

Sin embargo, la insurrección ha superado todas las diferencias nacionales y religiosas. La rebelión de al-Sadr ha provocado las simpatías entre los rebeldes sunnitas y se pueden ver pintadas alabando su “valiente insurrección” en las paredes de una mezquita o en los edificios del gobierno de la ciudad sunnita de Ramadi. Sunnitas y chiítas se han unido espontáneamente en la lucha contra el enemigo común.

También ha habido protestas pacíficas de apoyo a al-Sadr en el norte del país, en Mosul y Rashad, ambas en la zona kurda. Estamos ante una verdadera lucha de liberación nacional de todo Iraq, uniendo a sunnitas, chiítas y kurdos. El pueblo iraquí ha demostrado una considerable madurez. Ha demostrado que por encima de las diferencias religiosas, lingüísticas y nacionales existe una conciencia nacional iraquí, forjada durante generaciones. Derrotó al poderoso imperialismo británico en el pasado y es capaz de derrotar al imperialismo estadounidense ahora.

Tenemos una información limitada sobre al-Sadr, pero parece que no se corresponde con la caricatura del fanático religioso chiíta que nos presentan los medios de comunicación occidentales. En realidad, ha demostrado un grado importante de comprensión político que no tiene nada que ver con los lunáticos de al Qaeda. Ha avisado que Iraq se convertiría en “otro Vietnam” para EEUU a menos que transfiera el poder a los iraquíes que no están relacionados con la ocupación.

Pero lo más importante es que ha hecho un llamamiento a la población de EEUU y que distingue cuidadosamente entre el gobierno de EEUU y el pueblo estadounidense.

“Pido al pueblo estadounidense que se ponga detrás de su hermano de lucha, el pueblo iraquí, que está sufriendo la injusticia a manos de sus gobernantes y del ejército de ocupación, y que nos ayuden a transferir el poder a los iraquíes honrados”. Este lenguaje no es el de un lunático miope y expresa correctamente lo que es necesario. La ocupación de Iraq debe terminar, las tropas extranjeras deben retirarse y en lugar de mantener a un gobierno títere por la fuerza de las armas, EEUU debe permitir que el pueblo iraquí decida quien lo gobierna.

Esto no es socialismo. Pero es una posición que debe defender cualquier demócrata honesto. Sin embargo, los que ahora habitan la Casa Blanca poco tienen en común con la honestidad o la democracia. Bush y su camarilla están decididos a continuar la ocupación y aplastar en sangre la insurrección.

Corazones y mentes

En la guerra una de las cuestiones decisivas es la actitud de la población, o lo que los estadounidenses suelen llamar “la lucha por los corazones y las mentes”. En este frente decisivo EEUU ya ha perdido la guerra.

La brutalidad de los imperialistas, su indiferencia ante el sufrimiento de la población iraquí, su desconsideración arrogante hacia las sensibilidades religiosas y nacionales, han provocado un sentimiento casi universal de resentimiento hacia ellos. Esto no se puede eliminar con cohetes, tanques y helicópteros. Todo lo contrario, cada nuevo ataque contra zonas civiles, cada mujer y niño muerto o herido, aumentará el odio hacia las fuerzas de ocupación.

Abu Asan es un anciano que vive en Haswa, una ciudad al este de Faluya, y que es citado hoy por el periódico The Independent: “Nos alegramos cuando los estadounidenses derrocaron el régimen miserable de Sadam, pero hoy nuestra vida es peor que cuando él gobernaba en Bagdad”. Dijo que ahora esperaba que los insurgentes ganaran. Esta debe ser la actitud típica de millones de iraquíes.

Con sus acciones los estadounidenses se están alejando de la comunidad chiíta iraquí, como comenta hoy The Independent:

“Los soldados estadounidenses no parecen capaces de distinguir entre el Ejército de Mehdi y un peregrino chiíta normal de camino a la ciudad santa de Kerbala para conmemorar la fiesta de Arbain que comienza hoy, cuarenta años después del aniversario del martirio de Imam Hussein, uno de los fundadores de su fe.

‘Los estadounidenses son tan malos como Sadam Hussein’, esto es lo que decía Hamid al-Ugily, que lidera un grupo de seis hombres que proceden de Sadr City con una bandera verde y que llevan dos o tres días caminando hacia Kerbala. ‘Creemos que atacarán a Muqtada en Nayaf. Defenderemos a nuestros líderes religiosos’.

Lo más amenazador para EEUU es que todos los hombres que marchan hacia Kerbala, algo que anteriormente hacían en secreto bajo el régimen de Sadam Hussein, son soldados de los Cuerpos Iraquíes de Defensa Civil (ICDC). Este órgano paramilitar fue creado por la Autoridad Provisional de la Coalición para hacerse cargo de las tareas que actualmente realizan los soldados estadounidenses.

Abbas, uno de los peregrinos, dijo lo siguiente: ‘Llevo un año en el ICDC y los estadounidenses no han hecho nada por Iraq’. Las fricciones entre los soldados estadounidenses y los chiítas iraquíes, unos 15-16 millones de un total de 25 millones de habitantes, son más intensas según pasan los días”.

Bush y Kerry

La insurrección actual probablemente se calme después de un tiempo. La intensidad de la lucha no puede continuar así indefinidamente. Los estadounidenses tienen el suficiente armamento para conseguir algo parecido al control. Pero lo que sí está claro es que se ha cruzado la línea y que ha cambiado algo fundamental.

Aunque las fuerzas de ocupación puedan conseguir algo de control, no van a ser capaces de establecer nada parecido a la estabilidad. No pueden resolver ninguno de los problemas fundamentales. Por lo tanto, son inevitables nuevos levantamientos e insurrecciones. Tarde o temprano los invasores comprenderán que la ocupación de Iraq les está costando más de lo que están consiguiendo a cambio. Cuando llegue ese momento toda esta aventura infame colapsará. Sin embrago, esta no es la perspectiva inmediata. Pero una vez que has montado al tigre no es tan fácil desmontarlo.

A pesar de su inmenso poder, el margen de maniobra del imperialismo estadounidense está limitado por la situación mundial. Están inmerso en dos aventuras militares en Iraq y Afganistán. El empeoramiento de la situación en Iraq está comenzando a afectar a la opinión pública en EEUU, las encuestas demuestran la erosión del apoyo a la decisión de invadir Iraq. El ambiente de las masas en EEUU cada vez es más crítico y la posición de Bush cada vez es más precaria.

Como en España, el ambiente en EEUU puede cambiar tan rápidamente que puede provocar serios problemas. Ya hay síntomas de nerviosismo, aunque todavía la mayoría esté a favor de la justificación de esta guerra. Ahora sólo el 40% aprueba cómo está dirigiendo Bush el conflicto en Iraq frente al 59% del pasado mes de enero. Sólo el 43% apoya toda su política, el nivel más bajo desde que llegó a la presidencia. Y sólo un tercio de los estadounidenses cree que tiene un plan claro para Iraq.

Según otra encuesta el 57% de los estadounidenses cree que fue una decisión correcta invadir Iraq y capturar a Sadam Hussein. Pero una encuesta publicada ayer por el Wall Street Journal, realizada antes de los últimos acontecimientos sangrientos, demostraba que un 55% desaprobaba la forma en que Bush había gestionado la crisis. El presidente ve como el poder se le escapa entre los dedos y eso no le agrada.

Uno de los argumentos más cortantes lo ha utilizado Colin Powell, cuando el senador Edward Kennedy describió la situación en Iraq como “el Vietnam de George Bush”, Powell dijo que el país en estaba en guerra y que el senador de Massachussets debería “contenerse y ser más cuidadoso” en sus comentarios. Esto demuestra que la Casa Blanca empieza a perder los nervios.

Evidentemente el nivel de pérdidas en Iraq no se puede comparar con Vietnam. EEUU pasó una década en Vietnam y perdió unos 50.000 soldados. La conquista y ocupación de Iraq por ahora ha costado la vida a más de 600 estadounidenses. Sin embargo, los efectos en EEUU pueden ser más importantes que lo fueron durante la guerra de Vietnam, hay que tener en cuenta el cambio de la situación mundial y el ambiente que se está desarrollando dentro de EEUU. El malestar y el cuestionamiento del sistema van en aumento y es más profundo que en los años sesenta cuando la economía estadounidense estaba creciendo.

A las dificultades de Bush en Iraq hay que añadir toda una serie de revelaciones y libros, el último dice que George Bush padre, artífice de la primera Guerra del Golfo en 1991, parece ser que se opuso a esta invasión. Según The Bushes: Portrait of a Dynasty, escrito por Peter y Rochelle Schweizer, Bush padre expresó “angustia” en el verano de 2002 ante los preparativos de la Guerra. Ahora parece ser que es su hijo quien sufre esa angustia, aunque no se puede comparar con la angustia que ha infligido a la población de Iraq.

Todos los planes elaborados cuidadosamente ahora no sirven de nada. El pasado fin de semana Richard Lugar, el presidente del Comité de Relaciones Internacionales del Senado, fue el primer republicado que en público sugirió que se debería posponer la entrega del poder fechada para el próximo 30 de junio. Dijo que las fuerzas de seguridad iraquíes no estarían preparadas para entonces y que los planes de la administración para el papel de EEUU en el período de la posguerra eran demasiado imprecisos.

El empeoramiento de la situación en Iraq amenaza la campaña electoral de Bush frente a John Kerry, el hombre que con toda seguridad será el candidato demócrata en las próximas elecciones de noviembre. Sin embargo, aunque ganen los demócratas no habrá muchas diferencias en la política exterior de EEUU. No tienen una estrategia alternativa y básicamente defienden los mismos intereses de clase que Bush. Los demócratas quieren que las Naciones Unidas jueguen el papel central en la ocupación, pero es más fácil decirlo que hacerlo.

Kerry votó a favor de la guerra en octubre de 2002 aunque en los últimos meses de manera oportunista critica la forma en que Bush está manejando el conflicto. Ayer en una entrevista en la radio Kerry acusó a Bush de poner la fecha de transferencia de poder el 30 de junio sólo por razones políticas. “Hay muchas cosas que se deberían hacer de forma diferente en Iraq y es difícil saber por donde empezar”. Ahora Kerry dice que son necesarias más tropas en Iraq.

Quienquiera que esté en el despacho oval, ya sea Bush o Kerry, no va a suponer una diferencia fundamental. Los dos intentarán utilizar a la ONU como una cobertura para la ocupación de Iraq. Finalmente, la cuestión se decidirá con la lucha de la población iraquí por la autodeterminación y con el movimiento de masas en EEUU, Gran Bretaña, España y en los demás países implicados.

El papel de la ONU

Los imperialistas estadounidenses ahora se encuentran atrapados en Iraq. No pueden salir porque perderían todo. No tienen base en Iraq, la idea de entregar el poder a los iraquíes es un chiste. Sus colaboradores están aislados y son odiados por la población. La policía iraquí creada por los estadounidenses no ha conseguido convertirse en una fuerza seria de lucha. Esto ha quedado demostrado en esta lucha, como dice The Economist:

“Una característica notable de la turbulencia fue el fracaso de la policía iraquí en la contención de los rebeldes. Aunque su número ha pasado de 30.000 en julio a más de 78.000 actualmente, claramente no se trata de una milicia tan decidida como la de Sadr. Esta semana en Bagdad sencillamente abandonaron las comisarías. En todas partes hemos visto esta situación”.

Las implicaciones de esto son evidentes: el gobierno títere en Bagdad se mantiene en el poder sólo gracias a las bayonetas estadounidenses. En el momento que se retiren, el gobierno colapsará como un castillo de naipes. The Economist concluye con pesimismo: “EEUU puede que haya hecho todo lo que podía hacer en Iraq. Esto significa que hay pocas opciones, la ocupación fracasa, no ha conseguido mejorar la calidad de vida en el país. Y por el momento está ocurriendo precisamente lo contrario”.

En pocas palabras, los imperialistas estadounidenses están en serias dificultades en Iraq. En la vida cuando alguien tiene dificultades siempre recuerda a los amigos que hace tiempo olvidó. En la guerra se aplica la misma norma. Después de haber tratado con arrogancia a la ONU durante el período previo a la invasión de Iraq, ahora George Bush se acuerda, con lágrimas en los ojos, de esta espléndida organización. Hay otro refrán que dice que los verdaderos amigos se ven cuando realmente los necesitas, ¡y Bush realmente necesita verdaderos amigos!

De repente los estadounidenses buscan aumentar la ayuda militar internacional en Iraq. Después de no conseguir aplacar el malestar que ha provocado la muerte de unos 30 soldados de la coalición y 150 iraquíes desde el fin de semana, ahora buscan ansiosamente ayuda. Rumsfeld hablará la próxima semana con Blair, Bush y el secretario general de la ONU.

Bush y Blair de repente han recordado la existencia del secretario general de la ONU, sobre todo después del resultado de las elecciones en España donde, como se recordará, el nuevo primer ministro socialista, Zapatero, amenaza con retirar el contingente español de Iraq si la ONU no se hace cargo de la situación. Ya dijimos en su momento que esto supondría algún tipo de maniobra para implicar a la ONU. ¡Es el momento de invitar a Annan a cenar!

Blair cenará con Annan en Nueva York el próximo jueves para discutir el papel de la ONU y la entrega de la soberanía a una administración iraquí a finales de junio. Downing Street dijo que en la reunión se hablaría de Iraq, el proceso de paz en Oriente Medio, la proliferación de armas y la lucha contra el terrorismo.

Sinceramente esperamos que la cena sea del agrado de Annan. Desgraciadamente el postre puede ser bastante indigesto para muchas personas. Como es habitual, utilizarán a la ONU para dar una cobertura respetable a las operaciones de rapiña de los imperialistas. El movimiento obrero debe oponerse a la implicación de tropas extranjeras en Iraq, ya sea bajo bandera de la ONU o con las barras y estrellas. ¡Exigimos la retirada inmediata de todas las tropas extranjeras del suelo iraquí! ¡Por el derecho de autodeterminación del pueblo iraquí! ¡La población iraquí debe decidir su propio futuro libre de cualquier intromisión externa!

8 de abril de 2004