La incapacidad del capitalismo argentino para escapar a la crisis

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Editorial El Militante Nº 44

La crisis va a tener una incidencia importante en Argentina porque su economía es poco competitiva. La burguesía es débil y codiciosa. Succiona como una sanguijuela miles de millones de pesos en subsidios del Estado e invierte muy poco en modernizar la tecnología de sus empresas.

Editorial El Militante Nº 44

La crisis económica que vemos iniciarse en Argentina rompe bruscamente con la situación de los 5 años últimos.

La crisis está pegando fuerte en la industria, que se desplomó en los últimos meses, particularmente en aquellos sectores más vinculados al mercado mundial, como la industria automotriz y la siderurgia. Y está extendiéndose rápidamente a los demás sectores industriales, a la Construcción y al sector agropecuario.

Para el 2009, lo más probable es que la economía entre en recesión, con una disminución de la riqueza generada con respecto al año anterior.

Los sindicatos ya hablan de varias decenas de miles de despidos y suspensiones de empleo, siendo los contratados y la juventud obrera superexplotada las principales variables de ajuste, con un costo de despido  mínimo para los empresarios.

Parasitismo de los empresarios

La crisis va a tener una incidencia importante en Argentina porque su economía es poco competitiva. La burguesía es débil y codiciosa. Succiona como una sanguijuela miles de millones de pesos en subsidios del Estado e invierte muy poco en modernizar la tecnología de sus empresas. Y no hay posibilidad de un retorno al crecimiento económico sin inversiones. Ya en el último trimestre de 1998 hubo una caída neta en las inversiones en términos interanuales. Esto se agrava con las altísimas tasas de interés de los bancos, cercanas al 30% que desalientan la toma de créditos.

Y no obstante, la Bolsa de Comercio de Buenos Aires en su informe de balance del 2008 reconoce que las empresas triplicaron los dividendos repartidos a sus accionistas en relación al año anterior, y las 100 empresas más importantes declararon ganancias por valor de $11.930 millones. Esto demuestra el parasitismo de los empresarios argentinos. En lugar de invertir estas ganancias en mejorar la productividad de sus fábricas y empresas, se dedican a darse la gran vida y a descapitalizar sus empresas ahora que vienen las vacas flacas.

Problemas de caja para el Estado

A esto se añade los problemas que deberá enfrentar el gobierno para enfrentar la caída de los ingresos estatales.

En el mes de enero cayeron por primera vez los pagos al Estado por las retenciones agropecuarias y por aranceles de importación que refleja la caída en los intercambios comerciales y la baja del precio de las materias primas. Además, la caída de la actividad económica llevará a una reducción significativa de los impuestos a las ganancias que pagan los empresarios. La consultora Ecolatina prevé una disminución de la recaudación del Estado este año de $23.000 millones. Una merma significativa de los ingresos estatales llevará al gobierno a buscar en otro lugar esos recursos (Caja de las jubilaciones del ANSES), a recortar los gastos estatales, o endeudar aún más al Estado.

El keynesianismo, ¿una alternativa?

Para enfrentar esta situación, el gobierno emprendió una serie de iniciativas "keynesianas" apelando al gasto estatal: ayudas directas a las empresas, subsidios al consumo, préstamos a interés bajo, etc. En realidad, este paquete de ayudas económicas es apenas un paliativo. Y el bombeo estatal de dinero al mercado que no venga acompañado de un incremento proporcional en la producción genera suba de precios, al haber más dinero disponible para una cantidad similar de mercancías. En cambio, incrementará la deuda pública que habrá que pagar con intereses a costa de recortar a futuro los gastos sociales.

El error del keynesianismo está en considerar que la crisis surge por el consumo insuficiente de las masas, cuando en realidad, como explica Marx, es producida por la sobreproducción de mercancías debido a la anarquía de la producción capitalista por la búsqueda febril de ganancias que imagina un mercado ilimitado. Al haber exceso de producción o sobrecapacidad productiva, el ciclo se interrumpe. Tienen que destruir fuerzas productivas (fábricas, empleo, etc.) hasta restaurar el equilibrio.

La salida socialista

En realidad, como en 1998-2002, la crisis y el "boom" económico tienen su origen en el exterior, en los vaivenes de la economía mundial. Y las noticias que vienen del exterior son cada día más preocupantes.

El cambio brusco del ciclo económico que estamos experimentando actuará como un aldabonazo en la conciencia de millones de personas en nuestro país.

La agitación por una salida socialista a la crisis es la tarea del momento. Por una sociedad sin patrones ni ricachones que vivan a costa de los trabajadores. Por la disolución del aparato del Estado burgués (jueces, ejército, policía) diseñado para perpetuar este sistema explotador.

El desconcierto y el pesimismo de la burguesía y sus acólitos son enormes. Millones de trabajadores y jóvenes quieren respuestas a sus preguntas e inquietudes, y sólo el socialismo revolucionario puede ofrecérselas y proponerles el camino para la organización y la lucha contra el sistema capitalista.