Hay que unificar las luchas docentes

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Con básicos literalmente de hambre y sueldos totales (con las sumas no remunerativas, no bonificables, incentivos, antigüedad, presentismo, etc.) que no llegan al monto considerado “línea de pobreza”, el comienzo de clases fue el momento de plantarse ante las distintas autoridades provinciales. Los trabajadores de la educación de varias provincias vienen protagonizando durísimas luchas Con básicos literalmente de hambre y sueldos totales (con las sumas no remunerativas, no bonificables, incentivos, antigüedad, presentismo, etc.) que no llegan al monto considerado "línea de pobreza", el comienzo de clases fue el momento de plantarse ante las distintas autoridades provinciales. Los trabajadores de la educación de varias provincias vienen protagonizando durísimas luchas, por elevar esos salarios, resguardar el estatuto docente y en defensa de la educación pública, laica y gratuita, que ha sido atacada mediante la descentralización, el desfinanciamiento, el deterioro de la infraestructura y equipamiento y la injerencia creciente de punteros, empresarios de la educación y sectores confesionales.
Pese a la varias veces repetida promesa presidencial de aumentar 50% presupuesto educativo y fijar un mínimo de 700 para los salarios docentes, la misma no pasa de las palabras, y la situación sólo se va revirtiendo mediante la combatividad que muestran los educadores en muchas provincias.

Heroica lucha salteña

Una de las más duras luchas en años, tal es así que las clases comenzaron 47 días después de lo previsto, fue protagonizada por los docentes salteños. Con huelga por tiempo indefinido, movilizaciones, acampes y clases públicas, pedían un básico de $ 750. También se reclamaba por las deplorables condiciones sanitarias en las escuelas.
La adhesión fue creciendo a medida que pasaban los días y se hizo total con el incumplimiento de algunas mejoras prometidas para los sueldos de marzo. Y la violenta represión de la noche del 1º de abril, con bastonazos, gases, detenciones y balas de goma en plena plaza 9 de Julio, profundizó el conflicto e hizo masiva las protestas.
El gobierno de Romero primero se mostró totalmente indiferente al conflicto, luego intentó usarlo para conseguir fondos del gobierno nacional y, cuando se vio encerrado, apeló a una brutal represión contra los manifestantes.
Cuando el conflicto amenazaba con extenderse a otros sectores estatales y a todo el país, hubo un ofrecimiento, presión de la iglesia y el estado nacional mediante, de un mínimo de $ 700, con un básico que pasa de $ 155 a $ 320, el no descuento de días de huelga y el paso a remunerativos de todos los montos fijos. Se llegó entonces a una asamblea provincial de docentes que aceptó la propuesta mediante una suspensión del paro y el rechazo al compromiso de paz social hasta el 2006. Continúan los pedidos de desprocesamiento y contra las sanciones administrativas de algunos delegados.
Más allá de que no se hayan conseguido todas las reivindicaciones, esta huelga muestra muchos signos muy positivos: la disposición sin límites a la lucha, la unidad, la participación masiva, los métodos democráticos de las asambleas de base, elegibilidad y revocabilidad de los delegados, la voluntad de recuperar su sindicato (ADP) pese a las maniobras escisionistas de la burocracia, la inutilidad y caída de los dirigentes sindicales vinculados al gobierno provincial. Con una nueva conducción sindical, y luego de tomarse un respiro después de siete agotadoras semanas de lucha, los docentes salteños prometen retomar las medidas para recuperar la educación provincial y conseguir salarios dignos.

En otras provincias

En el origen de esta profunda crisis educativa en todo el país está la Ley Federal menemista que reformó la histórica 1.420 y transfirió a las provincias las escuelas nacionales, con la consecuente falta de inversión en educación, ahogo presupuestario, relegando a las provincias más pobres, y con salarios bajísimos.
En Chaco ya hubo más de una docena de días de paro y aun no se resolvió el conflicto. En la provincia de Buenos Aires el oficialismo del SUTEBA mediante maniobras (como la cuestionada encuesta a los docentes) ha aceptado levantar el plan de lucha a cambio de un "aumento" para la mayoría de los docentes de $ 40.- que en realidad es sólo el paso de esa suma de no remunerativa al básico. Aunque sí ha logrado el 10% (hasta $ 200.-) para los directivos. La tregua, sin embargo, no parece perdurable ya que el creciente malestar y movilización de las bases puede hacer que vuelvan los conflictos en las próximas semanas.

Desafíos para los luchadores

La dirigencia de CTERA y de la CTA han mostrado su nefasto accionar al negarse a convocar ninguna medida de fuerza nacional pese a que los problemas salariales, de infraestructura y de ataques a la educación pública y a los trabajadores estatales son comunes en todo el país y que en varias provincias se realizaban paros de varias semanas.
El desafío para la oposición antiburocrática es avanzar en su unidad y en la coordinación entre las distintas provincias. También deberían coordinar sus luchas con los demás trabajadores en cada provincia (estatales y privados). Y ampliar su base mediante campañas de afiliación en la perspectiva de recuperar para los docentes los distintos sindicatos provinciales y la CTERA en un mediano plazo.