Corte Suprema de Justicia: que se vayan todos

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En los últimos días asistimos a los intentos del gobierno por echar a Julio Nazareno, presidente de la Corte Suprema de Justicia.La comisión de juicio político sumó docenas de acusaciones contra este funcionario, cuyos méritos para ocupar el cargo se basaban tan solo en su amistad y sociedad con Menem. Entre otros cargos, agregaron los de presión moral y obstrucción de la tarea de una comisión legislativa, abuso de autoridad e invasión de las facultades de otro organismo, percepción indebida de un plus mensual por desarraigo de 2200 pesos mensuales(así da gusto desarraigarse), etc. Finalmente Don Julio metió violín en bolsa y renunció. Seguramente se retirará a su provincia natal, a contemplar los llanos riojanos, cerca de su amigo Carlos, mientras gozará de una abultada jubilación. Es probable que todos los delitos cometidos en el ejercicio del cargo se esfumen raudamente, pues como sabemos la justicia penal se hizo para los pobres.
Con la huida del jefe de la banda no se solucionan los problemas. Los trabajadores debemos movilizarnos para echarlos a todos. Fueron estos jueces cómplices de la desnacionalización de la economía. De cuanto hecho de corrupción hubo en el país en los últimos años. De infinidad de leyes antiobreras que deberán ser derogadas.
En una medida que fue bien recibida por entidades dedicadas a temas judiciales y de derechos humanos, Kirchner firmó un decreto que habilita instancias se impugnación a la facultad presidencial de designar a los jueces de la Corte Suprema.De acuerdo con la constitución, el Presidente nombra a los magistrados de la Corte con acuerdo del Senado.Aunque es el titular del Ejecutivo quien seguirá teniendo la última palabra para proponer nombres al Senado, los postulantes deberán pasar antes por un proceso de alto grado de exposición pública. Creemos que en el fondo está es una medida que cambia algo para que todo siga igual. Los jueces se nombran por métodos basados en el acomodo y en la cesión de favores entre partidos del sistema.
Creemos que la mejor forma, o por lo menos la más transparente, sería la elección de los jueces a través del voto popular. Mientras tanto, siempre habrá intrigas palaciegas y el poder judicial seguirá siendo tan bochornoso como lo ha sido hasta estos días.
En el capitalismo la justicia siempre mantendrá su carácter de clase, a pesar de los cambios. En ese sentido, también debemos movilizarnos para exigir la renuncia del más impresentable de los funcionarios de este gobierno, Gustavo Béliz, ministro de justicia. No tiene ninguna autoridad moral para querer purificar la corte, pues fue uno de los cómplices del menemismo para lograr en ésta la famosa "mayoría automática". Que permitió dar visos de legalidad a todas las infamias del período. Recordemos que este "demócrata" fue ministro de Carlos Menem y era y sigue siendo notorio miembro del Opus Dei, que representa los sectores más retrógrados de la Iglesia católica.
Por todo esto, llamamos a movilizarnos por la renovación total de todo el aparato judicial y exigir la renuncia del ministro Béliz.