El PAMI debe ser de los trabajadores

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El PAMI es una conquista histórica de la clase obrera argentina. Ha permitido brindar una amplia cobertura médica y social a los trabajadores pasivos, provenientes mayormente de la clase obrera y capas medias bajas. De no haber sido creado, la existencia de millones de nuestros abuelos hubiera sido mucho más difícil. En algunos casos, se los hubiera condenado a una muerte prematura.
En la actualidad cuenta con más de tres millones de afiliados, aunque no existe un padrón confiable. En sus treinta y dos años de vida ha tenido una gran inestabilidad institucional. Durante ese período hubo 17 intervenciones y solo ocho directorios surgidos conformados según marca la ley. Una vedz más, el gobierno ha decidido intervenir el PAMI por 180 días, según Kirchner, “para acabar con la corrupción”.
El presupuesto con que cuenta es de unos 2700 millones de pesos. Estos provienen de los aportes de los jubilados y de los trabajadores activos. Tamaño presupuesto permitiría, de estar bien administrado, otorgar unas prestaciones médicas de excelencia que contribuirían a que nuestros viejos pudiesen vivir más dignamente.
Pero esta es la causa de los problemas. Este dinero representa una de las cajas más jugosas del país. Peronistas, radicales y milicos han usado estos fondos en su beneficio.poniendo directores con sueldos inmorales (estos señores cobraban sueldos de casi 8 mil pesos por mes y tenían gastos de representación por 3 ó 4 mil pesos más, mientras millones de ancianos arrastran sus tristes existencias con haberes menores a 200 pesos). Fraguando contratos con prestadores a cambio de coimas millonarias y retornos. Hechos probados muchas veces, pero en su mayoría impunes. Por ejemplo, el actual contrato con la industria farmacéutica permite a los monopolios del sector tener cautivo al mayor mercado de consumo de fármacos. Como contrapartida, los jubilados pagan un precio mucho más alto que el que pagaban anteriormente(hubo una reducción generalizada en los descuentos)
En particular, durante la década infame menemista, la corrupción alcanzó ribetes escandalosos, con personajes tristemente célebres como Matilde Menéndez o Víctor Alderete.
Mientras este festín de corrupción acontecía, las prestaciones se interrumpieron más de una vez por falta de pago, con lo cual se ponía en riesgo la vida de los afiliados.por ejemplo: las insulinas se les proveen gratuitamente a los diabéticos. De suspenderse su provisión, hay riesgo de muerte. Lo mismo pasa con los tratamientos oncológicos.
Pero el capitalismo es así. Primero son los negocios.la vida es un detalle secundario.
El gobierno de Kirchner aparece como intentando emprender una cruzada moralizadora, lo que ha sido bien recibido por la opinión pública en general. ¿Son honestas las aparentemente buenas intenciones de la actual administración? Hasta ahora, lo único conseguido fue la remoción de los dos delegados de la C.G.T., Domingo Petrecca y Reinaldo Hermoso, fieles representantes de lo más podrido de la burocracia sindical.
Pero aparecen nuevos nubarrones en el horizonte. Existe la intención de avanzar con un proceso de regionalización o federalización, que en la práctica implica el desguace de la obra social. Los gobernadores provinciales apoyan esta medida, pues significaría disponer de fondos, que por supuesto utilizarían con fines "non sanctos". En 1998 los gobernadores menemistas hicieron pública su
pretensión de manejar en forma directa el presupuesto de PAMI.Los ratones van detrás del queso…
Es hora que el PAMI vuelva a los jubilados. El directorio anterior hizo una parodia de elecciones, donde votó solo el 4 por ciento del padrón. Se debe convocar a elecciones para garantizar que este organismo sea gobernado solo por los trabajadores activos y pasivos, que son en última instancia sus verdaderos dueños. Hay que garantizar mecanismos para evitar la ingerencia del estado, burócratas sindicales y partidos políticos del sistema, que siempre buscan sacar tajada de los dineros del pueblo. Hay que movilizarse en serio, pues en esta lucha nos va la vida a las generaciones actuales y futuras.