Para enfrentar el Pacto Social necesitamos unirnos y organizarnos

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La firma del acuerdo con el gremio de Camioneros, dirigido por el dirigente máximo de la CGT, ha sido presentada como el “caso testigo” para el resto de las paritarias que comienzan a negociarse a partir del mes de marzo. De hecho, los gremios de laConstrucción y de Taxistas firmaron días después una suba igual a la pactada por Moyano. Todos ellos acordaron una suba en el salario básico del 19,5% que se incorporará de forma escalonada a lo largo del año. Esto nos dice mucho acerca de la trampa que sque supone el pacto social acordado por el gobierno, la patronal y los dirigentes de la CGT. La firma del acuerdo con el gremio de Camioneros, dirigido por el dirigente máximo de la CGT, ha sido presentada como el “caso testigo” para el resto de las paritarias que comienzan a negociarse a partir del mes de marzo. De hecho, los gremios de la Construcción y de Taxistas firmaron días después una suba igual a la pactada por Moyano.

Todos ellos acordaron una suba en el salario básico del 19,5% que se incorporará de forma escalonada a lo largo del año. Esto nos dice mucho acerca de la trampa que supone el pacto social acordado por el gobierno, la patronal y los dirigentes de la CGT ¿Por qué es una trampa?

*En primer lugar, porque la suba acordada toma como referencia el salario básico sin los adicionales que, en muchos Convenios Colectivos de Trabajo, suponen el monto más importante del sueldo. De manera que, en todos los convenios, la suba real estará por debajo del 19,5% del salario de bolsillo.

*En segundo lugar, porque la suba acordada está muy por debajo de la inflación real, estimada en un 25% por los propios trabajadores del INDEC. Eso implica una pérdida absoluta en el nivel de vida de los trabajadores, y un incremento en la pobreza de nuestros hogares.

*En tercer lugar, la pérdida del poder adquisitivo se profundizará durante gran parte del período de vigencia de los nuevos convenios firmados, al otorgarse las subas escalonadamente. En el caso de Camioneros un 10% en julio, otro 5% en octubre y un 4,5% en diciembre. Entre suba y suba los precios no permanecerán congelados, continuarán subiendo.

En privado, los dirigentes del gremio de camioneros y algunos empresarios reconocen que la suba real pactada fue mayor a la informada, de un monto equivalente al 23% del salario básico, porque se acordaron algunos adicionales fuera del básico. Si esto fuera verdad, tendría el objetivo de impedir que los demás sectores se animen a exigir aumentos superiores al 19,5%, lo que muestra la deshonestidad con que se manejan los burócratas sindicales y los empresarios. Pero incluso así, por las razones expuestas anteriormente, este aumento salarial adicional ocultado tampoco sería suficiente para recomponer el salario real perdido el año pasado por los trabajadores camioneros, de la construcción y de otros sectores que acuerden subas salariales similares.

¿Cómo luchar?

Sabemos que la burocracia sindical actúa como el policía de los intereses patronales. No podemos esperar que, por su propia iniciativa, los dirigentes sindicales rompan sus acuerdos con la patronal y el gobierno y se pongan al frente de nuestras demandas.

Aunque los dirigentes de la CTA dicen que no se sumarán al Pacto Social, el reciente acuerdo de la CTERA con el gobierno deja muchas dudas al respecto. Deberían pasar de las palabras a los hechos y apelar al conjunto del activismo sindical, y a las bases de la CGT, a que se les unan para organizar una amplia campaña nacional contra el pacto. Sería necesario elaborar un pliego de reclamos que recoja las necesidades de los trabajadores sobre empleo, salarios, jornada laboral, seguridad e higiene, y otras. Y proponer la elección de delegados paritarios en asambleas de trabajadores para que todo acuerdo se vote empresa por empresa, sector por sector.

Una iniciativa de este tipo tendría un gran eco. El malestar de los trabajadores está muy presente. Cada vez se dan más casos de indisciplina sindical. El más elocuente tuvo lugar hace unas semanas en la tradicional Línea 60 de colectivos de Capital, de la empresa Monsa, que parecía un baluarte sólido de la burocracia sindical. Los trabajadores corrieron a las patotas de la burocracia que quisieron impedir la presentación de una lista de delegados alternativa, llegando al punto de declarar un paro de 24 hs.

Lamentablemente, el activismo sindical de izquierda, que debería estar en primera línea fogoneando por este plan de movilización para tallar dentro de la CTA y de la CGT, muestra mucha debilidad y división. Esto no refleja la situación de los trabajadores; sino la enorme confusión política y el legado de sectarismo que caracterizó a la vanguardia obrera de nuestro país durante años. Se expresa, además, en la inactividad del Movimiento Intersindical Clasista (MIC), el movimiento de activistas sindicales antiburocráticos más promisorio que surgió en años, y en los intentos estériles de cada grupo sectario por crear sus “corralitos” a espaldas de los demás activistas.

Comenzando por el MIC, el activismo debe reagruparse. Debería convocar un gran plenario de activistas sindicales antiburocráticos para discutir este plan y lanzar luego una campaña pública. Independientemente del resultado de la misma, es indudable que el activismo clasista emergería con mucha más fuerza y vigor y comenzaría a atraer a la nueva camada de luchadores obreros que empieza a despuntar en la lucha contra la patronal y los dirigentes burocráticos.

Exijamos lo que nos corresponde

Para mantener el poder adquisitivo de los salarios debemos exigir, como mínimo, aumentos del 25% sobre el sueldo total percibido. Para recomponer desde un principio el poder adquisitivo perdido, debemos exigir que este incremento sea efectivo de una vez desde el primer día de vigencia del convenio colectivo de trabajo, y no en cuotas. Debemos mantenernos firmes en que la vigencia del convenio no sea superior al año, y rechazar las pretensiones de empresarios y gobierno de establecer convenios colectivos de 2 ó 3 años y con “paz social”. Además, como los precios suben mes a mes, debemos impedir que nuestro salario pierda poder adquisitivo a lo largo del año. Por eso, debemos pelear por la inclusión de cláusulas de incremento automático de los salarios con los precios cada tres meses tomando como referencia, no los índices truchos del gobierno, sino los elaborados de manera independiente por los trabajadores del INDEC, asociaciones de consumidores, y los sindicatos que no participen en el pacto social con el gobierno y los empresarios.

Estas demandas básicas deben ser completadas con otras, tales como exigir un salario básico mínimo de $1.400 que nos garantice una paga decente por enfermedad y jubilación, ni un solo empleo en negro o precario en los lugares de trabajo, una semana laboral máxima de 40 horas, jubilación móvil del 82%, y comités obreros de salud e higiene elegidos en asamblea que denuncien las condiciones insalubres y peligrosas en el trabajo.