Nuestra posición hacia la huelga general del 27 de junio

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La Corriente Socialista Militante NO adhiere ni apoya esta convocatoria de huelga general porque no toma en cuenta las demandas más sentidas por la mayoría y el conjunto de la clase obrera; porque los trabajadores, en general, tampoco han sido consultados en asambleas generales en los lugares de trabajo para expresar su opinión sobre la misma; y porque no aceptamos quedar entrampados en una maniobra de la que saquen rédito político los enemigos más encarnizados de los trabajadores: los grandes empresarios, la derecha política y sus medios masivos de comunicación.

El paro general convocado por la CGT para el miércoles 27 de junio merece una atención detallada de todas las organizaciones y activistas obreros del país. Esta huelga general se convoca para exigir la eliminación del impuesto a las ganancias que se aplica a los asalariados – a partir de $5.782, luego de los descuentos de jubilación y salud, para el caso de los solteros sin hijos, y de $7.998 para los casados con 2 hijos – y el derecho de esta franja de trabajadores a percibir las asignaciones familiares por hijo.

Esta convocatoria de huelga general se produjo al calor del conflicto con los camioneros, pero se hizo de manera improvisada y sin una preparación seria, como reacción instintiva en un primer momento a las multas y denuncias penales impulsadas por el gobierno contra Moyano y el sindicato de camioneros. En rigor, son pocos los sindicatos que han declarado su apoyo a la misma, y tampoco encontró un eco importante en la clase trabajadora, por lo que tendrá una adhesión menor. Por eso Moyano y la dirección de la CGT ponen todos sus esfuerzos en conseguir una movilización importante a la Plaza de Mayo, que seguramente conseguirán.

Realmente, no quedan completamente claras las razones que llevaron a la dirección cegetista a impulsar esta convocatoria por un reclamo, sin dudas justo, pero que afecta solamente a un sector de la clase obrera. Lo más preocupante es que toda la oposición política de derecha al kirchnerismo se ha montado sobre el paro general para pegarle al gobierno de Cristina, con el silencio aparentemente cómplice de la dirección de la CGT que no se ha desmarcado de estos apoyos.

Por supuesto, como manifestamos en nuestra declaración sobre el conflicto de camioneros, rechazamos por injusto el impuesto a las ganancias a los asalariados, más allá de que se aplique a los trabajadores con remuneraciones más elevadas, porque supone una confiscación injustificada a los ingresos familiares y se come una parte de los aumentos salariales conseguidos. Aparte de que el nivel del mínimo imponible a partir del cual se paga este impuesto no ha subido en la misma proporción en que lo hicieron los salarios en estos años.

Pero consideramos insuficiente estos reclamos como las únicas y exclusivas razones esgrimidas para la convocatoria a esta huelga general, la medida de fuerza más seria e importante que pueda tomarse. La realidad es que estos reclamos afectan a un sector minoritario de la clase obrera argentina (en torno al 20%) y no vienen acompañados en la convocatoria a esta huelga general de demandas más importantes y relevantes que impactan en el conjunto de la clase obrera, y que justificarían el salir todos juntos: como la eliminación del empleo “en negro” que afecta al 37% de los asalariados, duplicar el salario mínimo hasta $5.000 en todos los sectores, democracia sindical en las empresas, semana laboral máxima de 40 horas, no a las tercerizadas, y otras.

Somos de la opinión de que una huelga general que merezca ese nombre y pretenda alcanzar sus objetivos debe contar con la participación activa y mayoritaria de la clase obrera, sin embargo es difícil pensar que la mayoría de los trabajadores enfrenten las amenazas patronales y se movilicen por reclamos que no afectan a la mayoría de ellos.

Lo que resulta asombroso es que en esta convocatoria de huelga general no haya un solo reclamo dirigido al empresariado, a los explotadores directos de los trabajadores, y sólo se fije el reclamo en el gobierno nacional, por muy justificado que esté dicho reclamo, y que acompañamos.

Por otro lado, para que una huelga general sea organizada de manera seria y consecuente deberían generalizarse las asambleas en los lugares de trabajo para discutir el paro y votar la adhesión al mismo, lo que no se está haciendo o solamente se hizo en muy pocos lugares. No nos interesa una huelga donde los trabajadores vayan “arrastrados” sino una realizada de manera conciente y entusiasta. 

No somos ingenuos, es claro que la derecha y sus medios están fogoneando el paro por sus propios intereses políticos, pese a que son los principales enemigos de la clase obrera. Así, Macri ya manifestó su comprensión hacia el paro. (Leer en Clarín: Macri dijo que el paro es “un llamado de atención para la Presidenta”) y mantuvo el día de ayer un encuentro cordial con el “Momo” Venegas, dirigente del sindicato de peones rurales, caracterizado por sus posiciones abiertamente propatronales y vinculado a la derecha peronista. Lo lamentable del caso es que el “momo” Venegas se haya transformado en uno de los principales aliados de Hugo Moyano.

Si Moyano pretende erigirse en vocero del movimiento obrero y representar, como dice, sus intereses; si pretende que esta huelga general tenga el apoyo mayoritario de la clase obrera –más allá de las limitaciones que le hemos señalado y pese a su alcance limitado por el reducido número de gremios que adhieren a la misma– Moyano y la dirección de la CGT están obligados a realizar una declaración pública donde delimiten expresamente con la oposición de derecha al gobierno, descalificándola abiertamente por si pretendiera conseguir algún tipo de rédito político con el paro.

Pero en la medida que están ausentes las condiciones que hemos señalado: a) ampliación de las demandas y reivindicaciones que justifican esta huelga general; b) que la huelga y sus reclamos sean discutidos en asambleas de trabajadores y votadas por los mismos en los lugares de trabajo; y c) declaración pública de la dirección de la CGT delimitando políticamente de la oposición de derecha, la Corriente Socialista Militante no adhiere ni apoya esta convocatoria de huelga general porque no toma en cuenta las demandas más sentidas por la mayoría y el conjunto de la clase obrera, y porque no aceptamos quedar entrampados en una maniobra de la que saquen rédito político los enemigos más encarnizados de los trabajadores: los grandes empresarios, la derecha política y sus medios masivos de comunicación.

Como expresamos en la declaración mencionada sobre el conflicto de camioneros podemos entender el enojo de Moyano con la dirección kirchnerista y con el gobierno por el ninguneo al que ha sido sometida la CGT y sus demandas en el último año, por marginarlo a él y a su sector dentro del movimiento político kirchnerista, por la retención que hace el gobierno como elemento de presión de una parte del dinero de las Obras Sociales (que igualmente escapan al control de los afiliados y son una fuente de corrupción y enriquecimiento de las cúpulas sindicales), y otras. Pero nos parece completamente equivocado el accionar de Moyano de pasar a la oposición frontal al gobierno en alianza o coqueteos con sectores sindicales y políticos que están vinculados a la oposición de derecha al kirchnerismo.

Hasta hace un año, Moyano y su sector sindical gozaban de una amplia simpatía y apoyo en la base kirchnerista. Deberían haber aprovechado esta circunstancia para aglutinar una base de apoyo dentro del kirchnerismo que le hubiera augurado más éxito en su pelea contra las políticas sociales equivocadas del gobierno, que hacerlo desde una posición de enfrentamiento abierto contra el mismo. Esto está empujando a Moyano cada vez más al lado de los sectores políticos y sindicales ubicados a la derecha del oficialismo, y lo están alejando del sentir de la mayoría de los trabajadores que, pese a todo, siguen referenciándose políticamente en el gobierno. Sería muy positivo que los sectores más honestos y avanzados del moyanismo reflexionaran seriamente y rectificaran sus posiciones equivocadas, sólo así reconquistarían su autoridad ante la clase para reclamarle y señalarle al gobierno sus errores y deficiencias políticas y sindicales.

¡No al impuesto a las ganancias en los salarios de los trabajadores, que el gobierno lo derogue inmediatemente! ¡Por un pliego de reclamos amplio que englobe al conjunto de la clase obrera, discutido en asambleas de trabajadores en los lugares de trabajo!

¡Sí a la lucha y movilización masiva por los reclamos de los trabajadores dirigidos a los patrones y al gobierno en unidad de acción!

¡No a las alianzas con los sectores reaccionarios y de derecha, políticos y sindicales, que deben ser desenmascarados como agentes del Capital! 

 

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