Nacionalización de los resortes fundamentales de la economía, y la abolición del secreto comercial y bancario

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Aportes sobre el programa socialista (II)

En esta segunda entrega queremos plantear una serie de consignas fundamentales en el proceso revolucionario, como propaganda y también como agitación, y que son esenciales para comprender cuáles son los pasos que deberían dar los trabajadores y su vanguardia para disputar el poder político y económico a la burguesía.

Aportes sobre el programa socialista (II)

En esta segunda entrega queremos plantear una serie de consignas fundamentales en el proceso revolucionario, como propaganda y también como agitación, y que son esenciales para comprender cuáles son los pasos que deberían dar los trabajadores y su vanguardia para disputar el poder político y económico a la burguesía.

Estas consignas se han vuelto a poner en el tapete de la lucha política a partir de medidas como las que tomó el gobierno de Evo Morales en Bolivia: nacionalización de palancas fundamentales en la economía del país, como es el caso de los hidrocarburos. Es en este sentido que consideramos de carácter especial el desarrollo de tales consignas.

En primer lugar, cabe señalar que las consignas ayudan a motorizar de manera consciente a las masas en relación a sus reivindicaciones mínimas, y establecer los puentes al objetivo final: la toma del poder.

En segundo lugar, toda consigna se apoya en la iniciativa de las masas y está subordinada al carácter que tiene el movimiento. Las masas, en general, y el proletariado, en particular, se expresan a través de sus propias organizaciones: Comité de Fábrica, Asambleas Populares, Coordinadoras Fabriles, etc. Estas formas de organización definen tareas o consignas como la Huelga General con ocupación de fábricas, que pone de una manera clara y práctica el problema de saber quién es el dueño de la fábrica: el capitalista o los obreros, estableciendo de hecho una dualidad de poder.
El capitalismo se basa en la anarquía del mercado, en la anarquía de la producción. Esto le da un carácter convulsivo. Es por esto que hace falta el control de la economía, una dirección y planificación estatales.

La abolición del secreto comercial, como del secreto bancario, es el primer paso para el control de la industria. La clase obrera y los trabajadores tienen derecho a conocer los secretos de la empresa y sus cuentas bancarias, de las ramas de la industria, de toda la economía nacional en su conjunto. Los bancos, la industria y los transportes centralizados deben ser los primeros sometidos a observación.

"Estas medidas apuntan a clarificar cuales son los gastos y las ganancias de la sociedad, empezando por la empresa aislada; determinar la verdadera parte del capitalismo aislado y de los capitalistas en conjunto en la renta nacional. Desenmascarar las estafas de bancos y empresas, revelar ante la sociedad el derroche espantoso de trabajo humano que resulta de la anarquía del capitalismo y de la exclusiva persecución de la ganancia."
(Programa de Transición. León Trotsky)

No podemos esperar de ningún funcionario del Estado burgués lleve adelante estas tareas. Sus relaciones políticas y de intereses de clase no se lo permiten. Por ello es necesario e imprescindible la intervención del proletariado, a través de los comités de fábrica, con la ayuda de especialistas honestos y afectos a los trabajadores.

La elaboración de un plan económico, aunque sea elemental, desde el punto de vista de los trabajadores, es inconcebible sin el control obrero. Por la experiencia del control, el proletariado se prepara para dirigir la industria nacionalizada cuando llegue la hora.

A los capitalistas, especialmente aquellos de pequeña y mediana importancia, los obreros les aclararán que no les interesa la contabilidad de los quebrados o semi quebrados aislados sino la contabilidad de todos los explotadores. Los obreros no pueden ni quieren adaptar su nivel de vida a los intereses de los capitalistas aislados convertidos en víctimas de sus propio régimen. La tarea consiste en reconstruir todo el sistema de producción y de distribución sobre principios más racionales y más dignos. Si la abolición del secreto comercial es la condición necesaria del control obrero, ese control representa el primer paso en el camino de la dirección socialista de la economía.

El imperialismo significa la dominación del capital financiero. Los Bancos reflejan, bajo una forma concentrada, toda la estructura del capitalismo: tendencia al monopolio y la anarquía.
La expropiación de los bancos privados y la concentración de todo el sistema de crédito en manos del Estado dará los medios necesarios, reales y materiales para la planificación de la economía. La expropiación de los bancos no significa la expropiación de los pequeños depósitos, por el contrario tendrán condiciones más favorables que en los privados. De igual manera que mejores condiciones de créditos para campesinos, artesanos y pequeños comerciantes.
La estatización de los bancos dará resultados si el poder estatal pasa de los explotadores a los trabajadores.

Toda la economía, la industria pesada y los transportes, dirigida por un estado mayor financiero único, servirá a los intereses vitales de los obreros y de todos los trabajadores.