Las Asambleas Nacionales de Trabajadores en una encrucijada

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Las Asambleas nacionales de trabajadores (ANT) nacieron en vísperas del “Argentinazo”. Correctamente, trataban de vincular al movimiento piquetero con los sectores más concientes y avanzados de los trabajadores ocupados para ofrecer una alternativa en el terreno de la lucha, ante la inactividad de los dirigentes sindicales en la tarea de enfrentar la crisis capitalista. Las Asambleas nacionales de trabajadores (ANT) nacieron en vísperas del "Argentinazo". Correctamente, trataban de vincular al movimiento piquetero con los sectores más concientes y avanzados de los trabajadores ocupados para ofrecer una alternativa en el terreno de la lucha, ante la inactividad de los dirigentes sindicales en la tarea de enfrentar la crisis capitalista.

Una división injustificable

Las ANT convocadas en el último año aprobaron planes de lucha que, en algunos casos, actuaron como un punto de referencia para la movilización de masas, aunque limitados al movimiento piquetero. Lamentablemente también estuvieron signadas por divisiones, enfrentamientos y acusaciones de burocratismo en la forma de organización y en la elección de sus delegados.
Así llegamos a la convocatoria de dos ANT enfrentadas y separadas. Una, que se celebró 21 y 22 de junio pasados (con el nombre de Encuentro Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados), y la otra prevista para el 2 y 3 de agosto. La primera fue convocada por los trabajadores de Brukman y Zanón, junto a pequeños agrupamientos piqueteros, y fue apoyada por el PTS y el MAS. La segunda está convocada por el Bloque Piquetero y el MIJD, y apoyada por el PO y el PC. El MST, junto a su grupo piquetero no apoya ninguna, después de romper ruidosamente con los organizadores del primer encuentro. Ambas asambleas son también apoyadas por activistas sindicales y gremiales según respondan a unos u otros partidos de izquierda.
Lo primero que tenemos que decir es que no hay excusa para esta división y enfrentamiento. No se puede justificar por ninguna razón objetiva. Los intereses de los piqueteros, fábricas ocupadas y activistas gremiales combativos son los mismos. Sus demandas son las mismas, como deberían ser sus tácticas. Esta división es francamente inexcusable, especialmente cuando nuestra única fortaleza reside en la unidad.
Desgraciadamente, la única razón real para esta división reside en los dirigentes de los grupos y partidos políticos que están a la cabeza del movimiento y que son reticentes a apoyar una plataforma común porque significaría la pérdida de control de un área importante de influencia. Este accionar es exactamente lo contrario de lo que se espera de aquellos que aspiran a ser reconocidos como dirigentes revolucionarios. ¡Los intereses de la clase siempre deben ser lo primero! Lo que se necesita es una ANT unida, democrática y de masas, donde cada tendencia política tenga el derecho a plantear sus ideas, consignas y programa, mientras que lucha honestamente por cada paso adelante real del movimiento. Donde estemos en minoría, debemos aceptarlo tranquilamente y trabajar pacientemente para ganar la mayoría con métodos democráticos. Sólo de esta forma podremos construir un polo de referencia para todos los trabajadores y explotados de nuestro país.
Las denuncias sectarias estridentes, fomentar divisiones en el movimiento de masas con objetivos sectarios y burocráticos, maniobras por arriba para mantener el control, estos métodos son un anatema para el genuino marxismo. Proceden de la ciénaga del estalinismo, y es allí donde deben permanecer.

Los objetivos de las ANT

Desde nuestro punto de vista uno de los objetivos principales de las ANT debería ser el de organizar y desarrollar una oposición de izquierda unificada dentro de los sindicatos, no sólo en la CTA sino también en la CGT. La experiencia positiva en el SUTEBA debería ser vista como un buen referente. Se harán todo tipo de objeciones: es imposible trabajar en la CGT, son peronistas, la burocracia es demasiado fuerte, nos expulsarán, y otras cosas por el estilo. Pero estos "argumentos" no son en absoluto argumentos. Lenin señaló hace tiempo que los bolcheviques trabajaban en todo tipo de sindicatos, ¡incluso en los sindicatos más reaccionarios organizados por la policía zarista entre los trabajadores!
No puede haber excusa para no trabajar en las organizaciones de masas de la clase obrera para dirigir una lucha sistemática contra la burocracia. Al fin y al cabo, el destino de la revolución argentina dependerá de los resultados de este trabajo.
Es verdad que por el momento los grandes batallones de la clase obrera todavía no se movieron de una forma decisiva. Pero esto no puede durar. El descontento está presente, aunque todavía no haya encontrado su voz. Al final, las condiciones objetivas empujarán inevitablemente a los trabajadores a la lucha, como ya está empezado a ocurrir en algunas capas. En esas condiciones, los viejos dirigentes no tendrán sino una sola alternativa: o se ponen a la cabeza para no perder totalmente el control o se verán superados por las bases, creando las condiciones para el surgimiento de una nueva dirección más combativa que gane la confianza de éstas.
Desarrollar una oposición organizada y unitaria de izquierda, formada por los compañeros más luchadores, resulta vital de cara al futuro próximo porque, en una nueva situación, pueden emerger dentro del sindicato con la fuerza suficiente como para que el resto de los trabajadores los apoyen como una alternativa a la burocracia sindical en cada gremio, comisión interna y empresa.
Desde El Militante nos negamos a situarnos en el dilema planteado de apoyar a una ANT contra la otra. Hacemos un llamamiento a los militantes y activistas de todos los grupos y organizaciones para que reflexionen con honestidad y perspectiva revolucionaria sobre las tareas que tiene planteada la vanguardia del movimiento obrero argentino. Esta perspectiva sólo se puede trazar sobre la táctica del Frente Único, independientemente de las diferencias, y quienes no saquen las conclusiones pertinentes lo pagarán con el aislamiento y su marginación del movimiento obrero.