La crisis del presupuesto como expresión de la crisis del régimen político

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El fracaso del oficialismo en la votación del presupuesto 2022, y los hechos que se sucedieron, tuvieron como escenario el 20 aniversario de la rebelión popular que pasó a la historia como el Argentinazo. Si bien en el 2010, el gobierno de Cristina Fernández no logró que se trate el presupuesto en el Congreso, el rechazo de hoy tiene una significación muy diferente en el plano social, político y económico. Hoy, la miseria se eleva al 50%, la inflación ronda el 48% y la interanual supera holgadamente el 56%, el 65% de los jóvenes no encuentran trabajo, y las mediaciones políticas están golpeadas de un lado y de otro; este fin de año de 2021 mantiene potencialmente muchos de los factores que se desarrollaron y determinaron la explosión social en 2001.

Hace apenas unos pocos días fue rechazado el presupuesto 2022 en el parlamento a manos de la oposición, los cruces de acusaciones siguen entre los dos bloques mayoritarios. Las declaraciones de Sergio Massa ante la derrota, que los gobernadores deberán readecuar sus presupuestos, supone una reducción de $180.000 millones para las provincias, que obviamente derivo en un cruce de fuego con munición pesada. Tanto para Mario Negri (UCR) como para el resto de los opositores al gobierno, lo señalan como irresponsable por evitar el diálogo que se les ofrecía para llegar a un acuerdo previo a la votación. Todo se da en un contexto en donde se suponía que la oposición iba acompañar la votación para que vuelva a comisión y así hacer modificaciones. Se dijo que la intervención de Máximo Kirchner reventó esta posibilidad, cerrando de esta forma la opción de que se aprobara el presupuesto 2022. Este es el argumento de la oposición de derecha que busca excusarse. Hace ya tiempo que los discursos en el parlamento son cascara vacía, los acuerdos se cocinan en los pasillos y despachos del Congreso y no son producto del debate o de las intervenciones discursivas de nadie.

Por el lado del gobierno, el Ministro del Interior, Wado De Pedro dijo sobre la oposición: “En campaña se mostraron como palomas, pero la mayoría son halcones”. Mientras que el flamante neofascista Milei definía a viva voz, que es un presupuesto invotable.
Podemos seguir con una larga lista de imputaciones de un lado y de otro, pero la realidad es la que manda y el Presupuesto 2022 que fue mandado a la Cámara Baja tenía la intensión de conciliar lo inconciliable, con ciertas medidas de contención social y “reactivación” de la economía, pero con las obligaciones de pagar al Fondo Monetario y a los acreedores internacionales. Es claro que el Proyecto que se mandó tenía el propósito de jugar como documento para llegar a un acuerdo parlamentario en los términos de una carta de intención que debe firmar la Argentina y el FMI. Algo que el Fondo Monetario viene exigiendo.
Pero las intenciones del Fondo son muy claras y esto se plasmó en el encuentro con Kristalina Georgiva posterior al fracaso de la votación, “la Argentina debe subir sus tasas de interés para que queden positivas en términos reales (comparadas con la inflación) y acumular reservas internacionales, a través del fomento a las exportaciones y las inversiones extranjeras.” Y debemos agregar que el FMI pretende que el gasto primario sea mucho menor al que el gobierno anticipaba en el proyecto de presupuesto, quedando en una inflación del 60% anual contra la del 33% que fija el gobierno para el año que viene y de esta forma licuar los aumentos salariales, eliminando los subsidios, relajar el cepo al dólar y la reducción del déficit fiscal.

El gobierno se encuentra en una encrucijada, por un lado, intenta llegar a acuerdos con la oposición con la intensión de sostener la gobernabilidad, por cierto, algo que poco le interesa a Juntos por el Cambio que se encuentra más en la lógica de meter palos en la rueda perdiendo de vista el desgaste de los partidos mayoritarios, o sea su propio desgaste. Elisa Carrió ya lo planteó en estos términos, pero sin enunciarlo de manera clara: “Voltear el presupuesto no era una opción”, “Necesitábamos aplomo para tener una posición más responsable”, o sea se debería haber acompañado al gobierno con relación al voto del presupuesto viendo la perspectiva política a mediano y largo plazo.

La oposición de derecha, como es costumbre, actúa con un máximo de cinismo e hipocresía. Todos los días vemos como los endeudadores dan clases sobre el manejo de la economía, los que arrasaron con la salud pública explican cómo manejar la crisis sanitaria y quienes apoyaron todos los golpes nos intentan instruir sobre la democracia.

Pareciera que, con los resultados en Diputados sobre la votación de la modificación del mínimo imponible para bienes personales, donde la oposición perdió por un voto, abre un camino de recomposición de los acuerdos para discutir un nuevo presupuesto 2022.
La crisis del régimen se encuentra en los dos bloques mayoritarios. Por un lado, tenemos al Frente de Todos, que, de no avanzar en otorgar un alivio real y sostenido en las mesas obreras, la exigua recuperación de apoyo que vivieron en las elecciones, más que probable se traduzca enérgicamente en una agudización de la lucha de clases. Hace tiempo vemos que explotan las puebladas por diversidad de temas, como el repudio al gatillo fácil ante el asesinato de jóvenes, por salarios, por la defensa del medio ambiente, etc. Puebladas que van forjando una experiencia de lucha que van rompiendo con dirigentes políticos y sindicales del amplio abanico peronista, como fue en estos dias el Chubutazo que obligó a retroceder a Mariano Arcioni, derogando la Ley de Zonificación Minera, luego de tremendos enfrentamientos con la policía y gendarmería.

Por el otro, Juntos por el Cambio también está en una crisis dado que, si profundiza lo que levanta como programa, en perspectivas a las presidenciables 2023, simplemente se incendia el país, más sobre la experiencia de los nefastos 4 años de gobierno macrista.
La lucha de masas se va ir expresando como lo viene haciendo, pero con más fuerza. Levantamos hacia la vanguardia, más consciente, la necesidad de un Congreso Obrero de ocupados y desocupados, que no solo sea un mojón de elaboración programático de lucha sino también de perspectivas políticas: un partido y un gobierno de trabajadores. Debemos avanzar además en lo organizativo para que vaya materializando el programa revolucionario ante la crisis, en cada fabrica, escuela o barrio, e ir generando instancias de encuentros y discusión con el programa que vayamos elaborando. Desde la Corriente Socialista Militante sostenemos que ese programa debe ser el programa de la revolución socialista.

Pero también sabemos que los caminos se encuentran llenos de obstáculos, ya que la CGT y CTA de los Trabajadores y sus dirigentes son los que hoy, no solo sostienen al Gobierno del Frente de Todos, sino además juegan como un corsé consciente para no dejar fisuras, pero la realidad persiste y se filtra. Las bases son las que van poco a poco mostrando los dientes. De todas formas, esta tendencia aun se encuentra atrasada, para que pueda materializarse la bandera de la lucha por la independencia política de nuestra clase. Derrotar el acuerdo con el FMI en ultima instancia va a implicar derrotar a la burocracia de las centrales obreras que se encuentran encolumnadas para sostener el acuerdo con el Fondo. Sostener la defensa de la clase trabajadora es incompatible con cualquier tipo de acuerdo con el Fondo Monetario. Esta contradicción debe ser discutida por las bases honestas tanto de la CGT como de la CTA.
En definitiva, la oposición ya incentiva al Frente de Todos para que mande nuevamente a Diputados un proyecto de Presupuesto para 2022 “serio y sensato” (Mario Negri). Como señalamos el hecho de haber dado quórum a la sesión por bienes personales es toda una señal de recomposición del frente parlamentario. De no ser así la gobernabilidad puede -de manera acelerada- estallar por los aires.

El mejor presupuesto para el FMI es aquel que de “coherencia” y “sensatez” a los números para que pueda hacerse de los pagos y de la revalorización de los títulos que mantiene en sus manos. Y en esto, el Frente de Todos era y es el mejor garante en tanto proyecto de presupuesto. De haber tenido Juntos por el Cambio la posibilidad de que se apruebe su proyecto sería más que probable que los tiempos sociales y políticos se hubieran acelerado.
Los dos bloques mayoritarios no pueden resolver los grandes problemas nacionales. La crisis capitalista mundial se impone.

Se trata de forjar de manera sostenida un polo que defienda las ideas revolucionarias. Remover a las direcciones sindicales es una de las tareas que tenemos entre manos, por esto la necesidad de avanzar en estructurar un Congreso Obrero de ocupados y desocupados resulta indispensable, que ponga como centro del debate no solo la construcción de un plan de lucha, que tenga como eje central la huelga general, sino además el programa que debemos llevar adelante: monopolio del comercio exterior, por una Banca Única Estatal, nacionalización de los depósitos, expropiación del agro negocio, pleno empleo, salario equivalente a la canasta familiar, salud y educación gratuita y de calidad, contra la devastación ambiental. Por un gobierno de los y las trabajadoras. Por un Estado Obrero.