Elecciones presidenciales en Colombia: El malestar contra el uribismo no consigue expresarse

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La primera vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia deja al ex ministro de Uribe, Juan Manuel Santos, muy cerca de ganar las presidenciales el próximo 20 de junio. La bajísima participación (votaron menos de la mitad de los 30 millones de habilitados) y las sospechas de fraude fueron las notas distintivas de la jornada electoral, junto al fracaso de los "verdes" de Mockus que los encuestadores daban cabeza a cabeza con Santos.

La primera vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia deja al ex ministro de Uribe, Juan Manuel Santos, muy cerca de ganar las presidenciales el próximo 20 de junio. La bajísima participación (votaron menos de la mitad de los 30 millones de habilitados) y las sospechas de fraude fueron las notas distintivas de la jornada electoral, junto al fracaso de los "verdes" de Mockus que los encuestadores daban cabeza a cabeza con Santos.

Según los resultados oficiales, Santos obtuvo un 46,56% de los votos, y Antanas Mockus un 21,49%. Ambos pasan a la segunda vuelta. Santos espera el apoyo de los votantes de otros grupos de derecha menores que, en conjunto, suman más del 20% de los votos con los que apunta a derrotar ampliamente a Mockus en el Ballottage.

Pese al gran malestar social que se viene manifestando desde hace años en conflictos sindicales y campesinos, esas fuerzas no encuentran un cauce para expresarse políticamente. Por el contrario, a caballo de las limitaciones a la participación política, maniobras fraudulentas y las carencias de la oposición se instalaría en la presidencia uno de los más fieles representantes de la derecha uribista, un guerrerista con fuertes vínculos con el imperialismo norteamericano. Recordemos que fue Santos quien encabezó, como ministro de defensa de Uribe, el ataque al campamento de las FARC en suelo ecuatoriano.

El llamado "fenómeno verde", encabezado por Mockus, obtuvo mucha menos adhesión de la que esperaba, debido a la liviandad de sus posiciones opositoras y a la falta de inserción social real más allá de las redes informáticas y los medios de comunicación.

Por su parte, la izquierda tuvo dificultades para conseguir apoyo, principalmente a causa de sus tácticas erróneas. No obstante, el 9,15% de los votos conseguidos por el Polo Democrático, la principal fuerza de izquierda, demuestra que permanece como una referencia principal para cientos de miles de trabajadores y campesinos. En parte, influyeron negativamente las acciones de sabotaje de las FARC en las semanas previas, que terminaron siendo utilizadas por el discurso represivo de la derecha; y también el oportunismo de los dirigentes del Polo que presentaron un candidato, Gustavo Pietro, que trató de mostrarse moderado y de tomar distancia del chavismo, con lo cual cayó en la trampa del régimen uribista de vaciar la discusión política. Es cierto que también pudo haber sufrido una pérdida de votos por la polarización, con el inflado de Mockus por parte de medios de comunicación y encuestadores para que canalizara la oposición.

Si las fuerzas de izquierda y bolivarianas de Colombia hubieran llevado una táctica unificada ligada a una movilización masiva de la sociedad a partir de las luchas sindicales, campesinas y sociales, que han ido creciendo en los últimos años, hubiesen podido encarnar una herramienta para enfrentar con éxito al uribismo que, de otra manera, se encuentra a un paso de asegurar su continuidad.