Bolivia: El significado de la expulsión de Pan America Energy del Bloque Caipipendi

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El gobierno ha determinado expropiar la cuota del 25% de participación de la multinacional anglo-argentina PAE en el Bloque Caipipendi. La nacionalización de las cuotas de PAE es por incumplimiento de esta multinacional con los planes de inversión. En la ocasión, Evo ha recordado que “empresa (petrolera) que esté boicoteando, saboteando la inversión será recuperada”. Esta medida demuestra que la cuestión de la nacionalización sigue siendo una batalla abierta, para el gobierno, la clase trabajadora y los movimientos sociales.

El Bloque Caipipendi incluye al Campo Margarita, que contribuye el 6% a la producción nacional de gas y al 10% a la de petróleo y gasolina natural, siendo el tercero por grandeza en el país. La producción de gas en este campo fue de 2,6 millones de metros cúbicos por día (MMm3/día) en 2011, que son principalmente para la exportación a la Argentina. Los planes de inversión prevén una ampliación hasta 14 MMm3/día de la capacidad productiva del campo.

El año pasado la producción de hidrocarburos líquidos (petróleo, gasolina) ha seguido disminuyendo, pasando de los 50 mil barriles por día de 2005 a los 42 mil de 2011. Asimismo la producción de GLP, el gas de garrafa, se redujo de 1.358 m3/día de 2010 a 1.308 m3/día. Baja la producción pero crece la demanda de combustible y garrafas en el mercado nacional, así que crece la necesidad de importar, con el desangramiento de dinero público que esto conlleva.

Para subsanar este déficit productivo el gobierno está primeramente implementando la construcción de dos plantas separadoras de líquidos, una en Rio Grande y la otra en Gran Chaco, que deberían permitir extraer del gas natural, los combustibles y GLP para el mercado interno y eliminar la necesidad de importar. Sin embargo, si la producción de gas no aumenta, estas plantas separadoras no resolverán el problema.

La producción de gas natural en 2011 alcanzó un promedio de 45,07 MMm3/día, sin embargo el 76% del gas (34,6 MMm3/día) se va a los mercados de Brasil y Argentina. Las multinacionales trabajan sólo para la exportación, porque sólo la exportación le garantiza sus ganancias aun a pesar de la nacionalización. Lo cual está poniendo en vilo incluso proyectos como El Mutún y hará lo mismo con las plantas separadoras de líquidos.

El petróleo en Bolivia se vende a un precio congelado de 27 dólares por barril cuando en el mercado internacional el precio promedio en 2011 fue de 95 dólares. Asimismo mientras el precio del gas para el mercado nacional fluctúa entre un mínimo de 0,98 y un máximo de 1,97 dólares por mil pie cúbicos, el precio para Argentina y Brasil para la misma cantidad es de aproximadamente 9 y 7 dólares respectivamente.

La expropiación de PAE es parte de una estrategia del gobierno de “presión” y conciliación con las multinacionales. Evo Morales justificaba la expropiación de PAE como medida extrema hacia aquellas multinacionales que saboteen la producción, tranquilizando las demás porque el gobierno respetará los contractos y los acuerdos sobre incentivos a la producción a los que se pueda llegar en las reuniones entre las multinacionales y el Vicepresidente.

Posiblemente las multinacionales consensúen algún acuerdo con el gobierno, disimulando alguna inversión para luego recuperarla en base a los contratos vigentes. Sin embargo el desincentivo principal a que las multinacionales produzcan para el mercado nacional siguen siendo los precios congelados de los combustibles, y el incentivo principal para ellas sigue siendo lo que el pueblo conoce como gasolinazo.

Como declaramos después de la nacionalización de 2006, esta podía sólo concluirse o con una expropiación completa de las multinacionales o con una capitulación a ellas, pero esto sólo puede darse sobre la base de una derrota definitiva del movimiento de masa. En cambio, la ilusión de negociar con las multinacionales es lo que ha hecho posible un gasolinazo y la movilización por el TIPNIS. A cada paso el boicot productivo de multinacionales replantea esta misma alternativa: aceptar su sabotaje pagando las repercusiones políticas, o expulsarlas.

La expropiación de PAE es un paso en la dirección correcta. Estas medidas no son complementarias a las negociaciones con las multinacionales, son alternativas a ellas. Los trabajadores deben apoyarlas y alentarlas, exigiendo que por la misma razón porque se expropió, no se indemnice a la multinacional. Lo que hace falta hoy no es tanto la conciencia de los límites de la nacionalización de 2006, sino ocasiones para que el movimiento de masa que la hizo posible vuelva a exigir su completamiento. Ocasiones que seguirán presentándose y en las cuales la clase trabajadora, a partir de los mismos petroleros, debe jugar el papel decisivo.