Se levantó el “corralón”

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Pierden los ahorristas y ganan los bancos

El FMI presiona al gobierno para “normalizar¨ el funcionamiento del sistema bancario sin que los bancos tengan que responder por la mayor estafa de la historia.
El 3 de diciembre de 2001 Cavallo instaló el llamado ¨corralito¨ que atrapó a los pequeños y medianos ahorristas (A los grandes se les permitió y/o aconsejó previamente fugar sus fondos). Se llegaron incluso a retener los salarios ya depositados en las ‘cuentas sueldos’, nacidas a partir de la bancarización forzosa de todas las operaciones. Los asalariados que se podían considerar triplemente afortunados por escapar al desempleo, al trabajo en negro y a los incumplimientos de sus patrones no podían esquivar las medidas confiscadoras del gobierno subordinado al capital internacional.
El 60% restante de los trabajadores ocupados, los que estaban en la llamada economía informal o en negro, fueron gravemente afectados. La bancarización forzosa los dejaba en pocos días sin los mínimos recursos para la subsistencia. No debía asombrar entonces que se produjeran los estallidos y saqueos que terminaron con De la Rúa y el ministro estrella de la globalización.
Sin embargo lo que vino después fue peor. La implementación del “corralón” y la devaluación permitieron a las empresas endeudadas licuar sus pasivos y a los bancos apropiarse de los depósitos. La pesificación les permitía devolver sólo una parte de lo confiscado y en larguísimos plazos.
Las distintas medidas del gobierno, todas provisorias por la agitación de los ahorristas estafados con el amplio apoyo popular, fueron sin embargo consolidando la estafa. Algunos ahorristas perdieron gran parte de los ahorros de toda la vida.. Otros aceptaron importantes quitas mediante devoluciones parciales en pesos devaluados. Sólo algunos lograron fallos judiciales favorables, aunque tuvieron que afrontar gastos judiciales y de abogados.
Los bancos violaron los contratos con los ahorristas, no se hicieron cargo de sus errores en las inversiones o préstamos y engañaron a los clientes afirmando que sus prestigiosas casas centrales internacionales responderían por ellos. La justicia privilegió los amparos de los grandes depositantes. La prensa burguesa presionó para obtener la licuación de sus deudas mediante la devaluación y la pesificación. El gobierno cedió a las presiones de los bancos otorgándoles redescuentos, bonos compensatorios y excepciones varias que suman decenas de miles de millones de dólares y que deberán ser pagados por todo el pueblo. Los ahorristas mayoritariamente se han negado a aceptar estas quitas e insisten con las acciones judiciales.
En estos días, con el levantamiento del “corralón” se pretende consolidar toda esa gigantesca transferencia de riqueza a la banca extranjera más concentrada mediante la devolución a los ahorristas de los depósitos de hasta 30 mil dólares ahora y de los montos mayores más adelante. Se ofrece una parte en efectivo ($ 1,40 más el CER por dólar depositado, unos $ 2,05) más la entrega de un nuevo bono a 10 años por la diferencia (hasta llegar a la cotización de $ 2,87).
Lo único que garantizaría que no se repitan estas estafas sería impedir las compensaciones a los bancos, obligándolos a devolver el dinero a los ahorristas, bajo pena de expropiación sin resarcimiento alguno. Sabemos que gobiernos patronales como los que hemos tenido no lo harán porque son sus empleados a sueldo, o a ¨comisión¨. Un futuro gobierno de los trabajadores nacionalizará y centralizará la banca para ponerla al servicio de las necesidades populares. La expropiación sería una mínima devolución de los fabulosos montos que han saqueados durante años los grupos financieros a los trabajadores argentinos.