Se intensifican las contradicciones nacionales en la Unión Europea

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 La última y “decisiva” cumbre-europea-para-acabar-con-todas-las-cumbres-de-la-UE-y-arreglar-la-crisis-de-la-zona-Euro-de-una-vez-y-para-siempre, ha fallado marcadamente en hacerlo—tal como todas las cumbres “últimas” y “decisivas”. Como en las reuniones previas, los mercados declararon completamente insatisfactorios los resultados de la misma. Estas reuniones de los mandatarios de la UE son ya una moneda completamente devaluada. Nada ha cambiado a excepción de que las contradicciones nacionales ahora son más agudas e insolubles de lo que antes ya eran. 

Después de dos años, la Unión Europea falló en resolver la crisis griega. Ahora, todos aceptan lo que hemos argumentado desde el principio: Grecia no puede pagar sus deudas. Las medidas de austeridad a las que han forzado al pueblo griego han tenido el efecto opuesto: el de hundir más a la economía con un deterioro de la calidad de vida, un colapso en la demanda, un alza en el desempleo, menor recaudación de impuestos y por tanto, una deuda mayor. Todos aceptan ahora que tarde o temprano, Grecia va a quebrar y será forzado a salir de la zona Euro. Lo cual, a su vez, tendrá serias repercusiones para toda Europa.

La crisis en Grecia causó serios problemas, pero se ve empequeñecida por otros asuntos. Italia y el Estado Español necesitan juntar aproximadamente €1 billón en el mercado de bonos durante los próximos cuatro años para pagar la deuda y el interés acumulado. Esto llevará a las finanzas públicas a un deterioro mayor, a niveles insostenibles. Italia está pagando actualmente 7.17% de interés sobre bonos de 10 años, una cantidad intolerable. Tan solo las deudas de Italia acumulan €1.9 billones. Cantidad de escala suficiente para llevar a la ruina a toda la zona Euro.

Las bases de la presente crisis es obvia inmediatamente. Simplemente es una cuestión de quién, si es que alguien lo hará, pagará por las deudas asombrosamente enormes que se han acumulado en Europa. Si el dinero no se genera pronto, toda la zona Euro e incluso la UE podrían desintegrarse rápidamente entre recriminaciones mutuas y proteccionismo.

La crisis de la deuda es simplemente la expresión superficial de la contradicción entre el colosal potencial de las fuerzas productivas y los estrechos límites de la propiedad privada y el Estado. El capitalismo necesariamente produce las crisis de sobreproducción. Es decir, una crisis en la que se produce más de lo que el mercado puede absorber debido al colosal potencial de las fuerzas productivas.

Las ganancias de los capitalistas se derivan en última instancia del trabajo no remunerado de los trabajadores. En el último periodo, la participación del capital se ha expandido a costa de la clase obrera. El restringido poder adquisitivo resultante es una barrera objetiva a la expansión de la producción capitalista. Por un tiempo, esta barrera se puede superar a través de la expansión masiva del crédito, tal y como lo hemos visto en los 20 años anteriores al colapso de 2008. Ahora, a pesar de eso, la burguesía debe afrontar sus consecuencias.

Austeridad permanente

Obama y Cameron han exigido que “se haga algo” para resolver la crisis de la Zona Euro. A lo que se refieren con ello es a que Alemania debería aceptar el convertirse durante un tiempo indefinido en el banco de toda la Zona Euro, lo cual no puede y no hará. En los últimos días, Merkel ha reiterado que se opone terminantemente a la expansión del rescate del Euro más allá de los €500 mil millones, cantidad que, se sabe, no se encuentra ni cerca de cubrir los enormes déficits de Europa.

La burguesía alemana no está preparada para financiar las deudas de España e Italia. En lugar de eso, ellos buscan poner sobre los hombros de la clase trabajadora toda la carga de los problemas del capitalismo europeo. Su demanda de “disciplina” y “responsabilidad presupuestaria” es un intento de imponer un regimen permanente de austeridad, no sólo en Grecia e Italia, sino en todos los países de Europa. Ésta es receta acabada para dos cosas: una profunda recesión y una explosión de la lucha de clases.

El trato, si se implementa, significa austeridad extrema legal. Es decir, hacer un requisito legal que la clase trabajadora pague por la crisis, supervisado por burócratas no elegidos. Martin Wolf, del Financial Times describe el trato como sigue:

“Los déficits generales del presupuesto gubernamental deben ser equilibrados o con superávit: este principio debería respetarse si, como regla, el déficit estructural anual no excede del 0.5% del producto interno bruto nominal… Tal regla también será introducida en los Estados miembros… sus sistemas legales… La regla considerará un mecanismo de corrección automática que se activará con la desviación… Esto significaría que, en estimados profundamente inciertos de los déficits estructurales, la Comisión—un cuerpo de burócratas no elegidos—impondría sanciones a los gobiernos electos, cuando éstos se encuentran bajo una enorme presión. ¿Qué hará la Comisión si aún así, los gobiernos fallan en cumplir? ¿Asumir las deudas? La respuesta, la sabemos, es: sí. Ésta es una monstruosidad constitucional.” (Mi énfasis).

Cómo y cuándo exactamente se supone que los Estados miembros reduzcan su déficit presupuestario al 0.5%, cuando actualmente éste se encuentra alrededor del 8% y cuando la tasa de interés en los mercados de bonos está alrededor del 7%, no se responde en el tratado. Es más, ni siquiera aborda el problema de que Italia no tiene déficit estructural y aún así está siendo desangrada por las sanguijuelas financieras.

A pesar de todo el gimoteo acerca de los especuladores y las agencias calificadoras, los líderes de la UE no están preparados para expropiar a los especuladores. La soberanía nacional, que siempre ha sido ficción bajo la dominación del mercado global, ahora es pura pretensión, una fachada vacía.

¿Más integración?

La “compactación fiscal” fue propuesta por Alemania, y Francia, que se supone sería un socio igualitario y de hecho ha sido reducido a un papel subordinado, ha tenido que apoyarla. Merkel y Sarkozy se encuentran forzados a presionar por más y más integración política y económica en Europa. Hasta cierto punto, esta idea tiene lógica. Cuando el euro fue lanzado, señalamos que es imposible tener una moneda común sin tener regimenes tributarios comunes y un Estado unificado. De cualquier forma, esto es imposible de lograr para una Europa basada en el capitalismo. Al contrario, la presión de integración bajo la dominación y austeridad alemana pronto se convertirá en su contrario, dirigiéndose a la ruptura de la Zona Euro e incluso de la UE.

Sobre las bases actuales, la integración no significa solidaridad común entre el pueblo europeo donde los desequilibrios fiscales y crediticios son cancelados para el bien común. Significa el completo dominio de Europa por Alemania. El camino en esta dirección provocará crisis políticas en un país tras otro.

El éxito de la economía alemana se ha basado, por un lado, en mantener bajos los salarios en Alemania y estimulando la productividad, por otro lado, por la exportación de bienes y servicios a países como Italia y Grecia. Durante el boom, los bancos de Alemania (y Francia) fueron felices prestándoles dinero para comprar bienes alemanes. Esto es parte de la raíz de sus problemas de deuda. La burguesía alemana se enriqueció vendiéndoles a estos países a través del crédito. Pero ahora, demandan que las deudas se paguen. Pero no pueden hacerlo. No se puede exprimir sangre de una piedra.

Las contradicciones nacionales irresolubles explotarán una y otra vez, y los inocuos insultos entre líderes europeos se convertirán en divisiones en toda regla. No se puede descartar que al llegar el momento decisivo y no tengan otra opción, el Bundesbank podría estar de acuerdo en financiar la deuda de España e Italia con tal de prevenir el colapso del euro. El problema es que Alemania no puede darse el lujo de rescatar completamente a España, sin contar a Italia y Francia, quienes se encuentran bajo la amenaza de los mercados de bonos.

Contradicciones nacionales

La burguesía alemana se está hundiendo sola. De acuerdo al Guardian:

“Jens Weidmann, director del banco central de Alemania, amenazó con boicotear el acuerdo [de aumentar el fondo de rescate para el euro del FMI] a menos que los contribuyentes del FMI que no están en la zona euro, como Estados Unidos y Gran Bretaña, también aportaran préstamos adicionales.”

Las últimas noticias son que Cameron dijo que no.

Tal y como las presiones proteccionistas y nacionalistas crecieron, somos testigos del inicio de un inexorable descenso hacia la desintegración y el proteccionismo europeo. Durante el boom, todas las contradicciones nacionales y de clase pueden mantenerse ocultas hasta cierto punto. Durante la crisis, todas las contradicciones encubiertas, pero construidas durante el boom se muestran por sí mismas, y la actual es una gran crisis.

El colapso de la Zona Euro podría poner en duda el futuro de la misma UE, podría empujar tanto a la economía europea como a la mundial en una depresión colosal, tal como advirtió la dirección del FMI. La creciente crisis del euro y la grieta diplomática entre Gran Bretaña y Francia apresuran a Christine Lagarde a emitir su más fuerte advertencia acerca del estado de la economía global.

Advirtió que a menos que algo se haga, la economía mundial ha enfrentado “contracción, proteccionismo creciente y aislamiento”. Añadió: “Esto es exactamente la descripción de lo que pasó en los treintas, y lo que siguió es algo que no buscamos.” El director administrativo del FMI teme que esta caída en Europa hacia una recesión tenga implicaciones serias para el resto de la economía global. “La perspectiva de la economía mundial en este momento no es particularmente rosa. Es bastante triste.”, dijo, en su declaración del año.

Los miedos de la señora Lagarde están bien fundados. Las contradicciones crecen todo el tiempo. Ha habido una fuerte escalada en la batalla mercantil entre China y los EE.UU., quienes proyectan una larga sombra sobre el futuro de la golbalización y el comercio internacional. Éste es el aspecto más preocupante de la presente situación desde el punto de vista de la burguesía. Debemos recordar que fue precisamente el proteccionismo, las guerras mercantiles y las devaluaciones competitivas las que convirtieron el Gran Crash de 1929 en la Gran Depresión de los treintas.

El “espléndido aislamiento” británico

Estas “cumbres” europeas se asemejan a un circo, y cada circo debe tener su payaso. Esta necesaria función es cumplida admirablemente por el premier conservador David Cameron.

Bajo un gobierno viciosamente de derecha, Gran Bretaña ha estado tragando una medicina similar a la prescrita a Merkel y Sarkozy en el nuevo tratado. La única diferencia es que con Cameron, es autoprescripción. Nuestra austeridad “hecha en casa” nos ha llevado a un declive económico más pronunciado, degradando la calidad de vida y con 2.6 millones de desempleados. El gobierno anunció recientemente enormes caídas en el gasto de los consumidores, una enorme tasa de desempleo y la más rápida y grande inequidad de Europa.

Con tal registro, como para estar orgulloso, David Cameron se sintió envalentonado para retar a toda Europa. ¿Por qué, nosotros los británicos aceptamos la indignidad de permitir que un montón de extranjeros nos fuercen a rebajar la calidad de vida de la clase trabajadora, cuando somos perfectamente capaces de hacerlo por nosotros mismos? Y así, tuvimos la farsa de tener a Cameron “vetando” el tratado valerosamente. A excepción que nadie le prestó la mínima atención a este “veto.”

Cameron se dirigía, no a los líderes de la UE, sino a su Partido Tory, donde las ideas anti-europeas (por no decir anti-extranjeras) siempre han predominado. No fue a Bruselas con la idea de objetar las inaceptables medidas de austeridad—evidentemente nuestro amigo de la Calle Downing no tiene problema con eso—.

Tampoco estaba ahí para defender los “intereses nacionales británicos.” No, aplicó el veto para proteger a sus amigos de Londres. Merkel propuso un impuesto a las transacciones financieras. Nuestro David quiso salvar a los banqueros millonarios de tener que deshacerse de una pequeña fracción de lo que le han quitado a la sociedad. Hablar de Cameron defendiendo los intereses británicos es risible. Uno no puede ni siquiera hablar de defender los bancos británicos, ya que la mitad de las acciones bancarias son extranjeras, la mayoría, norteamericanas.

La decisión de Cameron de veto al tratado de la semana pasada causó furia entre los demás líderes de la UE. Pone una enorme interrogante sobre la membresía de Gran Bretaña en la UE. El capitalismo británico no puede permitirse dejar la UE, con la cual tiene la mayoría de sus tratados. Así que, en este acto vemos lo obtuso, la ceguera y la estupidez de la clase dominante británica. Este pequeño incidente muestra cuán degenerado está el capitalismo británico. El antiguo taller del mundo perdió su base industrial y ahora es completamente dependiente del parasitario sector financiero. Internacionalmente, pesa muy poco.

Los europeos ven a Gran Bretaña como un poco más que un patético satélite de los EE.UU. De todas formas, a pesar de los insultos que van y vienen entre Londres, Berlín y París, Merkel claramente no quiere que GB deje la UE. Percibe que, de hacerlo, se aceleraría masivamente la desintegración de toda la UE. Y, para ese momento, tendría que mantener la UE con alfileres. Desafortunadamente para ella, los tropiezos económicos sin fin constantemente apartarán a las naciones de la UE.

La crisis de la UE ha llevado inmediatamente a la GB a una crisis política. Ahora hay una grieta abierta entre los tories anti-UE y los demócratas liberales pro-UE. Nick Clegg, el líder de los demócratas liberales se ha mantenido enfáticamente lejos de la Casa de los Comunes en el debate de la aventura europea de Cameron. Ha sido vocal de la crítica de Cameron. El ministro tory ha sido aún más vitriólico en sus ataques a los democráticos liberales, uno de ellos descrito en un debate en los Comunes como “chupababas” de Europa. La grieta en la Coalición se ensanchará con el tiempo. Puede ser que este gobierno ni siquiera dure hasta las siguientes elecciones generales.

No hay futuro bajo el capitalismo

Los comentaristas políticos y económicos están hablando constantemente acerca del problema, como si hubiera una solución mágica escondida por ahí y están desesperados y perplejos al ver que nadie parece encontrarla. En realidad, no existe una salida a la crisis. Es posible que en un último intento desesperado por salvar el euro, el Banco Central Europeo comience a imprimir muchos euros, tal como GB y EE.UU. lo hicieron con sus respectivas monedas, y el reciente tratado abre ligeramente la puerta como para poder hacerlo. Deben apoyarse en estas medidas para intentar aligerar la presión en los bonos gubernamentales y “resolver” la crisis de la deuda. Pero esto sería una medida desesperada, cargada con las más serias consecuencias.

Esta opción sería el equivalente al de un hombre tomando heroína. Los efectos iniciales hacen parecer que los problemas desaparecen, pero después, se da cuenta que no sólo los problemas regresan peores, sino que la droga genera nuevos problemas. La expansión monetaria irrestricta eventualmente conllevará una alta inflación o incluso hiperinflación. Esto terminaría en una aún más profunda depresión económica que destrozaría a Europa.

Ahora mismo países como Italia y España enfrentan un ataque del capital mientras los bancos se apresuran a repartir su exposición masiva a lo que son en efecto, naciones insolventes. En general, los bancos están dejando de prestar al sector privado europeo conforme la gran burguesía comprende que no hay inversiones seguras en estos tiempos. Esta crisis se ha vuelto tan generalizada que Standard & Poors amenazó con degradar la calificación de todos los países de la Zona Euro, que no es más que un reconocimiento tardío de cómo han tratado los bancos a la región desde hace algún tiempo, y por una buena razón. Francia, de la que nadie habla, probablemente sea degradada en cuestión de días e incluso Alemania siente el pellizco cuando recientemente falló de vender más del 50% de los bonos que puso a la venta.

Con nada más que austeridad sin fin en la perspectiva, todo el proyecto Euro y el de la UE pueden desarrollarse bajo el fuego de la lucha de clase. Los jefes europeos están jugando un juego peligroso. Grecia probablemente será forzado a salir del Euro y después de la UE. El gobierno irlandés está jugando abiertamente con la idea de un referendum para aceptar este tratado, el cual el ministro financierno Michael Noonan ha admitido que habrá un referendum para permanecer en el Euro. Después de la serie con GB, el candidato presidencial del Partido Socialista Francés advirtió que renegociaría el presente tratado. Éste es sólo el comienzo.

Los comentaristas serios de la burguesía están preocupados:

“El resultado más plausible de la orgía de austeridad fiscal: recesiones estructurales a largo plazo en países vulnerables. Hablando sin rodeos, la moneda única originará un decremento en los salarios, deflación de deuda y depresión económica prolongada. ¿Puede esto mantenerse sin importar el costo de un rompimiento?” (Martin Wolf).

Es claro para todos que la austeridad sin fin no es sólo un crimen contra los pobres, sino que también empeora la crisis. Grecia muestra el futuro de Europa. Ha tomado la medicina de austeridad prescrita en los pasillos del poder y la única consecuencia ha sido la depresión económica, un colapso completamente predecible en los mercados y resultó en una caída en los ingresos por impuestos, haciendo aún más difícil de pagar la deuda.

Enfrentando el colapso del capitalismo, la humanidad tiene sólo dos opciones. O resuelve la crisis cancelando la deuda, lo que significaría expropiar los bancos y los grandes negocios en general, o intentar la política de mendigad-al-prójimo en la cual, cada burguesía nacional intente descargar todas las contradicciones del sistema entre los otros. Naturalmente, podemos esperar que la burguesía europea eligirá la segunda opción.

No hay futuro para el pueblo de Europa bajo el capitalismo. Esto se recalca mientras Europa va tropezando de una a otra fase de la crisis. Nosotros decimos. ¡No a la austeridad! ¿Por qué millones de personas pasan décadas como esclavos pagando el interés del capital financiero? ¡Cancelen las deudas, nacionalicen los bancos y sus acciones junto con el resto de los grandes negocios y pónganlos bajo el control democrático de la clase obrera europea!

Londres 16 de diciembre de 2011