Se agudiza la crisis en Medio Oriente

El asesinato el pasado 14 de febrero de Rafiq al-Hariri, ex-primer ministro de Líbano, expone claramente la inestabilidad subyacente en toda la región, que ha sido gravemente exacerbada por la invasión de Iraq. La situación es extremadamente frágil y puede explotar con extrema violencia en cualquier momento y lugar.

Tras el asesinato de Hariri en Líbano

El asesinato el pasado 14 de febrero de Rafiq al-Hariri, ex-primer ministro de Líbano, expone claramente la inestabilidad subyacente en toda la región, que ha sido gravemente exacerbada por la invasión de Iraq. La situación es extremadamente frágil y puede explotar con extrema violencia en cualquier momento y lugar.

El asesinato de Hariri ocurre justamente cuando los libaneses se estaban felicitando por la recuperación económica y el grado de estabilidad conseguido tras el final de la sangrienta guerra civil de 1975-1990. Ahora todo esto está en ruinas. Independientemente de lo que suceda, el Líbano se enfrentará a un nuevo período de extrema inestabilidad. La inestabilidad se está extendiendo desde Iraq como un veneno contagioso. No hay un solo régimen estable en todo Medio Oriente.

¿A quien beneficia el asesinato de Hariri?

No está claro quién es el responsable de este asesinato. Los medios occidentales han apuntado inmediatamente con su dedo a Siria, que mantiene tropas dentro del país desde hace 27 años. Esto es posible, pero no necesariamente cierto. Hariri originalmente mantenía buenas relaciones con Siria, pero más tarde intentó equilibrarse entre los diferentes grupos, maniobrando con el imperialismo francés (la antigua metrópoli) con el fin de obtener un mayor grado de independencia de Siria. Esto condujo a un conflicto con Damasco que terminó con su dimisión, tras la cual se unió al llamado de la oposición libanesa para pedir la retirada de las tropas sirias.

No obstante, no es necesariamente cierto que Siria esté detrás de este asesinato político. La política libanesa, que siempre ha sido extremadamente explosiva, siempre estuvo vinculada con acontecimientos del exterior. Es enteramente posible que este asesinato haya sido obra de la CIA o, más probablemente, de los servicios secretos israelíes.

La cuestión palestina

El problema palestino es una úlcera sangrante que amenaza con desestabilizar todo el Medio Oriente. En los últimos cuatro años, al menos 3000 palestinos y 1000 israelíes han muerto en este conflicto. A Washington le gustaría poner fin a esta situación. Después de la muerte de Arafat los EEUU e Israel tienen ahora una marioneta a la cabeza de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas. Pero es una marioneta muy débil. No controla los grupos armados y su control sobre las masas es superficial.

A pesar de toda la ruidosa propaganda sobre la paz, ninguna de las partes implicadas ofrece solución a los problemas centrales: el destino de Jerusalén, situada en la frontera de un futuro Estado palestino, y que reclaman tanto judíos como palestinos; las colonias judías en los territorios ocupados, y el derecho de retorno de los refugiados palestinos. Sharon anunció la retirada israelí de Gaza, pero con el fin de fortalecer sus posiciones en Cisjordania, y la liberación de 900 palestinos no implicados en actos de violencia. Lo más que puede ofrecer es un Estado palestino títere en la zona de los territorios ocupados. Pero esto no será aceptado por las masas palestinas.

Las maniobras del imperialismo

Como parte de estas maniobras, Israel ha firmado un tratado de paz con Egipto y Jordania. Sharon necesita asegurar su retaguardia si no tiene éxito en imponer un tratado fraudulento a los palestinos. Desde que Irak está ahora en ruinas el único país que puede desafiar la hegemonía israelí en la zona es Siria, particularmente por su control del Líbano, de donde parten los ataques terroristas lanzados sobre el norte del territorio de Israel. Además los EEUU quieren poner término al apoyo político y militar que Siria presta a la insurgencia iraquí.

Por eso, si planteamos la pregunta de a quién beneficia el asesinato de Hariri, la respuesta es clara: a los imperialistas israelíes.

Sharon quiere debilitar a Siria y darle excusas a Washington para que estrangule al país. Condoleezza Rice ha hablado de la "creciente lista de problemas de Siria" con Washington, refiriéndose al apoyo sirio "al terrorismo y a la insurgencia en Irak", junto a la presencia de tropas sirias en Líbano. No es un secreto que los norteamericanos y los israelíes han estado intrigando con la oposición libanesa durante algún tiempo. La oposición en Líbano se ha visto fortalecida con este asesinato político, forzando la dimisión del gobierno libanés y su primer ministro, Karami. Claramente no es Siria quien se ha beneficiado con esta situación.

Todo esto demuestra la naturaleza cínica y los objetivos que guían la política imperialista en el Medio Oriente. Lejos de favorecer la paz, la estabilidad o la democracia, se están preparando nuevos conflictos, caos, derramamiento de sangre y guerras en todas partes.