Palestina: Las negociaciones de paz y la “hoja de ruta”

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Como un gesto ante la opinión pública árabe, y a su "amigo" Tony Blair que necesita desesperadamente algún apoyo que mejore su imagen en casa, Bush ha insinuado que podría haber alguna solución al problema palestino. Pero en realidad es propaganda hueca. La derecha republicana admira a Sharon y lo apoya con gran entusiasmo. Después de todo, Israel es el único aliado fiable de EEUU en Oriente Medio. El enfrentamiento con Turquía ha servido para subrayar este punto.

Después del colapso de la URSS, Washington creía ya que no necesitaría tanto los servicios de Israel. Quería mejorar las relaciones con los regímenes árabes conservadores como Egipto y Arabia Saudita, por esa razón presionó al gobierno laborista de Tel Aviv para que hiciera algunas concesiones a los palestinos. Estas concesiones quedaron en nada y llevaron a la segunda Intifada.

Sin duda, a los estadounidenses les gustaría resolver la cuestión palestina, pero no están dispuestos a alejarse de los israelitas. La administración actual está aún menos inclinada a poner condiciones a Sharon que la anterior administración de Clinton, y Sharon lo tiene bastante claro. Mientras que ante las cámaras de televisión hace gestos "conciliadores", su lema es: Lo que tenemos lo mantenemos.

La llamada "hoja de ruta" para un estado palestino es un fraude. Todas las exigencias son para los palestinos. No se hace ninguna demanda seria a Sharon. La Autoridad Palestina (AP) está obligada a "reformarse", situando en un puesto clave a un títere estadounidense, Abu Mazen (Mahmoud Abbas) como Primer Ministro y después debe prometer "poner fin a toda la violencia" como una condición previa para iniciar las conversaciones con los israelitas. Pero la AP no puede "poner fin a toda la violencia", como se ha podido comprobar en el último ataque suicida en Israel. Por lo tanto, Sharon no hará ningún movimiento y todo continuará como está.

Por otro lado, las exigencias hechas a los ocupantes israelitas son mínimas. No se les pide que desmantelen los asentamientos de colonos en territorio palestino, sólo que congelen la construcción de los nuevos. No se les pide que retiren al ejército de los territorios ocupados, sólo que se retire de las ciudades. Incluso si hicieran esto, sólo significaría la retirada de unos cuantos kilómetros y podrán regresar cuando deseen.

Mientras tanto, los israelitas están construyendo un muro que los separará físicamente de los territorios palestinos. Se supone que es una medida de seguridad, pero en realidad le dará a Israel el control completo de la economía de cualquier entidad palestina. En parte ya posee ese control porque abre y cierra la frontera cuando quiere, impidiendo que los palestinos puedan ir a trabajar a Israel. El muro refuerza este poder.

Los imperialistas israelitas nunca permitirán la creación de un estado palestino viable en sus fronteras. Si se crease tal estado sólo sería un estado títere dependiente completamente de Israel y estaría gobernado por sus agentes como una forma de controlar a los palestinos. Esto no llevaría a la paz, sólo prepararía el terreno para nuevos levantamientos, incluidos enfrentamientos fratricidas entre los propios palestinos.

Ni los imperialistas ni la burguesía pueden resolver el problema palestino. Los que afirman esto se están engañando a sí mismos y a la población. Continuará siendo una fuente permanente de guerras y conflictos en Oriente Medio, hasta que sea derrocado el estado imperialista israelita. Pero para conseguirlo es necesaria la lucha común de los trabajadores árabes y judíos, y esto sólo se puede conseguir con un programa y una política socialistas. Sobre bases capitalistas el problema palestino no tiene solución.

El problema central de Oriente Medio es la debilidad de las fuerzas de la revolución socialista. El fracaso de los estalinistas en el pasado, cuando defendieron la teoría de las dos etapas y subordinaron a la clase obrera ante los nacionalistas burgueses, sólo consiguió desorientar a los jóvenes y trabajadores. El resultado ha sido el ascenso del fundamentalismo islámico que ha llevado al movimiento a un callejón sin salida.

Sobre bases capitalistas no hay salida para los pueblos de Oriente Medio. Estancamiento económico, pobreza, desempleo, guerras, este es el único futuro que espera a la región. Sobre la base de una federación socialista tiene el potencial para convertirse en una zona próspera, con un alto nivel de vida y una cultura floreciente, pero es necesario que los vastos recursos de la región se pongan al servicio de los intereses de la mayoría de la población. Sobre estas bases desaparecerían todos los viejos conflictos y el desierto florecería.

Esa es la única perspectiva por la que merece la pena luchar y morir. Es la perspectiva de la revolución socialista.