Nueva Izquierda-MST y Proyecto Sur deben confluir

Las elecciones del 28 de octubre destacaron a Proyecto Sur, de “Pino” Solanas-Lozano, y a Nueva Izquierda-MST como las fuerzas principales a la izquierda de Kirchner. Al detentar esta posición, ambos frentes políticos asumen la máxima responsabilidad en impulsar la formación de una herramienta política de masas, con base en la clase trabajadora. La clase trabajadora expresó en las elecciones presidenciales un rechazo rotundo a la derecha y a los políticos identificados con las políticas más represivas y antiobreras. La inexistencia de una herramienta política que expresara sus intereses de clase, llevó a los trabajadores a depositar mayoritariamente su voto en el kirchnerismo y, en mucha menor medida, en la Coalición Cívica de Carrió.
Esto no refleja un bajo nivel de conciencia, como proclaman los ultraizquierdistas y los escépticos, sino la orfandad política de la clase trabajadora argentina.
Ahora comienza una nueva etapa en la cual las masas trabajadoras harán su experiencia con el gobierno de Cristina Kirchner, quien ya anunció su compromiso principal con los intereses empresarios e imperialistas. Lo más importante a destacar es el enorme espacio político vacío que existe a la izquierda del kirchnerismo, lo que se ve potenciado por el perfil más derechista de sus oponentes políticos principales, incluida la Carrió.
Por eso, las expectativas creadas por la victoria de Cristina entre los trabajadores, que chocarán inevitablemente con la política procapitalista de su gobierno, preparan condiciones muy favorables para el desarrollo de una herramienta política de la clase.

Por qué Nueva Izquierda-MST y Proyecto Sur deben confluir

Las elecciones del 28 de octubre destacaron a Proyecto Sur, de “Pino” Solanas-Lozano, y a Nueva Izquierda-MST como las fuerzas principales a la izquierda de Kirchner. Al detentar esta posición, ambos frentes políticos asumen la máxima responsabilidad en impulsar la formación de una herramienta política de masas, con base en la clase trabajadora.
La confluencia de ambos espacios políticos es, por lo tanto, necesaria para arribar a esta perspectiva.
Antes de las elecciones ya defendimos un frente unido de Nueva Izquierda-MST y Proyecto Sur. Era perfectamente posible haber acordado un programa y candidatos comunes, que habrían concitado un apoyo entusiasta en cientos de miles de trabajadores y jóvenes luchadores.
En nuestra posición no había ni un gramo de cretinismo ni de diplomacia. Un voto masivo por izquierda contra Kirchner y la derecha, bastante mayor al conseguido ahora por ambas fuerzas por separado, habría actuado como un potente revulsivo en una capa amplia de las masas trabajadoras de nuestro país, estimulando el ingreso a la lucha política de los sectores más avanzados de la clase obrera y la juventud que carecen de un referente político donde mirar.
Lamentablemente, por celos de aparato injustificables, esta táctica no pudo ser implementada, y aunque el caudal de votos cosechado por estas fuerzas fue estimable, indudablemente quedó por debajo de lo que hubiera sido posible conseguir con un frente unido.
No hay tiempo que perder. Proyecto Sur y Nueva Izquierda-MST están concentrando las miradas y expectativas de cientos de miles de trabajadores y jóvenes dispuestos a participar en la pelea política por la transformación de esta sociedad, y esperan una señal de ambas fuerzas que los oriente en este objetivo.

El papel de la CTA

No desconocemos que sectores dirigentes de la CTA están participando en el impulso de Proyecto Sur. Esto nos parece positivo. La CTA es una central obrera de masas que puede y debe promover la participación política de los trabajadores, comenzando por sus bases. La idea de que los sindicatos deben abstenerse de participar en política es falsa históricamente, y reaccionaria.
Proyecto Sur, Nueva Izquierda-MST y los dirigentes de la CTA que han delimitado políticamente con el kirchnerismo deberían lanzar, en conjunto, un movimiento político amplio, clasista y democrático, abierto a los trabajadores y demás sectores populares para luchar por el objetivo de una sociedad justa e igualitaria. Cualquier tendencia política de izquierda debería tener un lugar en su interior y gozar de plena libertad para defender honesta y fraternalmente sus puntos de vista, al tiempo que ayuda a construir el movimiento.

La izquierda revolucionaria

Es natural que muchos activistas revolucionarios honestos puedan manifestar dudas para integrar un frente con sectores reformistas de izquierda. Pero, lamentablemente, la izquierda revolucionaria desperdició innumerables oportunidades en estos años para conformar una herramienta política que incidiera en la clase trabajadora de nuestro país, con sus políticas sectarias y aventureras.
Es ABC que necesitamos un partido revolucionario enraizado en las masas obreras para encauzar la lucha por la transformación socialista de la sociedad. Pero este partido no existe en Argentina. En la situación actual, la tarea más progresiva para acercar esta perspectiva es conformar un movimiento político de masas amplio, con militancia obrera y popular genuina, y con vida real, aun con la participación en su seno de sectores de izquierda reformistas.
Despertar a la militancia política a decenas de miles de trabajadores y jóvenes en un movimiento amplio de este tipo para luchar contra las políticas procapitalistas y proimperialistas del kirchnerismo y la derecha sería un paso de gigante con respecto a la situación actual, y sacaría de su aislamiento al activismo socialista revolucionario, quien tendría la oportunidad de demostrar en la práctica que son los mejores luchadores y probar la corrección de sus ideas, tácticas y programa. Esta será la manera en que los socialistas revolucionarios podrán emerger como una fuerza de masas para acometer con garantías de éxito la transformación socialista de la sociedad.