México ante las elecciones del 2 de julio

Estamos a unos días de las elecciones presidenciales del 2 de julio. Para los trabajadores esa fecha no representa una más porque encierra la enorme posibilidad que la izquierda, encabezada por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), gane dicha contienda. No obstante la derecha panista ya dejó entrever que no está dispuesta a dejar el poder, y que si es preciso terminará imponiéndose por medio del fraude.

Para frenar el fraude que prepara la burguesía, el PRD debe organizar y movilizar a las masas

Estamos a unos días de las elecciones presidenciales del 2 de julio. Para los trabajadores esa fecha no representa una más porque encierra la enorme posibilidad que la izquierda, encabezada por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), gane dicha contienda. No obstante la derecha panista ya dejó entrever que no está dispuesta a dejar el poder, y que si es preciso terminará imponiéndose por medio del fraude.

Son varios los factores que han puesto al PRD y a AMLO como una importante alternativa electoral, entre ellos la política que aplicó este último durante su reciente paso por al frente del gobierno del Distrito Federal (DF) por medio de la cual lanzó una serie de medidas sociales que, aunque todavía moderadas, se presentan muy superiores a las lanzadas por el PRI y el PAN a lo largo de aproximadamente dos décadas y media consistentes en recortes al gasto social, privatizaciones, ataques al salario, etcétera, las cuales han hundido en la miseria a la mayor parte de la población del país.

La diferencia entre esas políticas, pero especialmente la búsqueda por parte de las masas de una alternativa distinta, fue lo que llevó a AMLO a tener los índices de simpatía más altos en muchos años de nuestra historia. Esta cuestión quedó sobradamente de manifiesto en los primeros meses del año pasado cuando las masas en todo el país se volcaron a las calles para impedir que, por medio del desafuero, Fox dejara fuera de la contienda electoral al actual candidato perredista. De hecho, la lucha contra el desafuero se tradujo en un extraordinario repunte de las preferencias por AMLO, creándose un ambiente más que desfavorable para los partidos tradicionales de la derecha, el PRI y el PAN, con miras a sus aspiraciones electorales.

Desde su paso por el gobierno del DF, AMLO tuvo que padecer toda clase de ataques tratando de descarrilarlo como alternativa electoral. Pero, ya iniciada la contienda electoral, los ataques recrudecieron usando una multimillonaria campaña mediática con toda clase de calumnias para tratar de opacar su imagen y para intentar promover el voto del miedo, acusando a AMLO y a su propuesta política como un “peligro para México”.

Además de los miles y miles de spots, la burguesía ha empleado prácticamente todos los espacios informativos de los diferentes medios, electrónicos e impresos con dicho fin. Por otra parte, los medios informativos, con la intención de crear un ambiente favorable a Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón (tal es su nombre completo), en la últimas semanas han difundido reiteradas encuestas en las que el candidato del PAN supuestamente aventaja a AMLO.

A todas luces estas encuestas están manipuladas, tanto es así que Roy Campos, propietario de Consultas Mitofsky, empresa que elabora las encuestas para el principal monopolio televisivo e informativo del país, Televisa, reconoció en una entrevista a La Jornada que parte de su trabajo es cuidar la imagen de Fox. A cambio, una firma vinculada a esa empresa, Campo SC, ha recibido contratos de hasta 19 millones de pesos por parte de la presidencia. (La Jornada 06/06/06)

Entre otros métodos, por medio de este tipo de recursos la burguesía pretende mejorar las posibilidades de Calderón; pero además, en el caso de las encuestas manipuladas, otro siniestro objetivo de éstas es el de usarlas, si es que logra imponerse el fraude, para justificar el resultado; para señalar que el triunfo de el PAN ya había sido pronosticado por las encuestas. La burguesía está tratando de tejer todos los hilos de la trama. Confusión, duda, miedo, incertidumbre… son algunos de los sentimientos que pretende fomentar la burguesía para favorecer a su candidato y, también, para estimular el abstencionismo lectoral.

Pero el fraude no se queda ahí. Es de conocimiento público que el programa de cómputo y la base de datos para el padrón electoral, y también para el sistema de conteo rápido del Instituto Federal Electoral (IFE) fue diseñado por Hildebrando S.A., propiedad de Diego Zavala, el “cuñado incomodo” de Felipe Calderón. Además de lo anterior, otra medida ha sido la de emplear fortunas millonarias de las diferentes dependencias del gobierno, especialmente de la Sedesol, para intentar comprar el voto de millones de entre los mas pobres del país.

Esta táctica, la del fraude electoral, la ha usado reiteradamente la burguesía para asegurar sus triunfos electorales. No obstante, en el caso de las elecciones intermedias de 1997, las masas lograron neutralizar significativamente el fraude implantándole un durísimo revés al PRI ganando el PRD el gobierno del DF y haciendo que la fracción parlamentaria del PRD pasara de unas cuatro docenas a aproximadamente 130 integrantes. Todo ello gracias a que los miles de representantes del PRD en todas las casillas electorales, defendieron voto a voto como si se tratara de su propia vida.

Es cierto que en estos momentos se ha visto bastante afectada la imagen del candidato del PAN a partir de la acusación de AMLO durante el último debate en el sentido de que al amparo de Felipe Calderón, cuando éste era el titular de la Secretaría de Energía, su “cuñado incomodo”, Diego Zavala, obtuvo ventajosos contratos de diferentes dependencias públicas.

La denuncia de AMLO ha provocado todo un cisma entre las filas de panismo. No obstante, resulta difícil calcular si ello es suficiente para frenar las intenciones de la derecha para imponerse a toda costa por medio del fraude, máxime cuando la burguesía es consciente que su otra opción electoral, el PRI, se está derrumbando como una castillo de naipes.

Pero de lo que no nos queda duda es del hecho de que solamente con las masas en la calle se podrá impedir o revertir el fraude electoral. La derecha sabe de este riesgo y, apoyados por el resto de los partidos, han forzado la firma de un “pacto de civilidad” en el que se comprometen los partidos a respetar el resultado electoral. Dicho pacto, que también fue firmado por el PRD, pretende amarrarle las manos a AMLO para frenar una posible lucha antifraude.

En todo caso, lo que en estos momentos tendrían que estar haciendo el PRD y AMLO es estar llamando a formar comités en defensa del voto a lo largo de todo el país, comités que además sirvan para aglutinar a los trabajadores y a los campesinos para movilizarlos, en todo caso, para revertir el fraude.

Pero también, además del frente electoral, en estos momentos se viven otros acontecimientos de especial relevancia en la lucha de clases de este país. Nos referimos a la lucha del magisterio, en particular la de los profesores en Oaxaca quienes el día 14 de junio, después de varias horas de escaramuza, lograron repeler el ataque represivo orquestado por el gobierno priísta de ese estado. Pero también estamos hablando de la lucha de los mineros por defender su sindicato, lucha que se ha trasformado en el conflicto laboral mas grave que ha enfrentado el gobierno de Fox y que cada vez engendra nuevos elementos que la podrían trasformar en el conflicto laboral de mayor trascendencia en décadas. Todo ello sin olvidar la bestial represión sufrida recientemente por los campesinos de San Salvador Atenco.

Ante todos estos acontecimientos, AMLO debería tener una postura más clara y más firme, pronunciándose a favor de las demandas del magisterio, exigiendo la libertad de los presos políticos de Atenco y llamado a la huelga general a la que más de 200 sindicatos y centrales obreros están convocando para el día 28 de junio en solidaridad con la lucha minera. Esta política apuntalaría en mucho a AMLO. Y si saliera una verdadera huelga el día 28, la posibilidad de que se derrumben los planes de fraude electoral sería más fuerte ante el temor de la burguesía a que, tras la huelga y el ambiente creado por ésta, la maniobra de fraude desencadene luchas que se puedan salir de toda clase de control.

Hace pocos meses, la perspectiva de triunfo de AMLO era aplastante. Aún esa perspectiva se mantiene aunque no con la misma magnitud. Para la burguesía, el Estado representa una trinchera para garantizar toda clase de privilegios y mantener el rumbo firme de acuerdo a sus intereses como clase explotadora y, por consecuencia, nunca estará dispuesta a soltar el poder sin antes dar una batalla a muerte. Para la burguesía, dada la enorme polarización social y el impulso de las masas demostrado en los últimos años, el arribo de la izquierda al poder representa muchos riesgos. Por ello, con Fox al frente, la patronal ha invertido millonarias sumas en la campaña del PAN para sacar a Felipe Calderón del tercer lugar de las preferencias electorales y trasformarlo en el principal rival de AMLO por medio de una guerra sucia que ha tenido como objetivo capitalizar a los sectores más atrasados de la sociedad y los habituales titubeos de la pequeña burguesía.

No obstante, otro elemento que ha provocado mucha confusión y que afecta a AMLO es la abrumadora irrupción hacia el PRD de ex priistas y ex panistas que han sido postulados a diferentes cargos de elección popular. Pero en mucho, este fenómeno es el reflejo mas claro de la política defendida por el PRD, la cual no va a la esencia de los problemas al no cuestionar la propiedad privada sobre los principales medios de vida como la fuente de la que brotan los enormes problemas de miseria y desempleo que se viven en el país. Una plataforma política que planteara la nacionalización de los bancos, la industria, los monopolios comerciales, etcétera, conectaría inmediatamente con los sectores más avanzados del movimiento, los cuales -a partir del ambiente de ebullición que se generaría- arrastrarían al resto de las capas de la población oprimida tras de sí dándole un giro de 360 grados a la situación.

Las elecciones del próximo 2 de julio se transformarán en una nueva confrontación entre las masas oprimidas y la burguesía. Una política de clase más claramente definida ya habría decidido el resultado de esas elecciones a favor de la izquierda. No obstante, la posibilidad de que AMLO gane las lecciones siguen siendo buenas. Sin embargo, la posibilidad de que el fraude, única forma de que Felipe Calderón logre un resultado favorable el 2 de julio, no es pequeña.

De ahí que, para neutralizar el fraude, en mucho se dependerá del despliegue que hagan las masas para que el día de las elecciones se defienda el voto uno a uno. Y si, finalmente gracias a la compra del voto y a la manipulación de las cifras en el IFE, Calderón resulta “favorecido”, el fraude sólo podrá ser revertido con las masas en las calles. AMLO y el PRD deben tomar medidas en ese sentido. Si convocan a luchar contra el fraude electoral la respuesta de la gente seguramente será superior a la de la lucha contra el desafuero.