La izquierda en Argentina y su posición sobre Venezuela ¿en qué barricada ubicarse?

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Combatiremos, estamos combatiendo contra Kornilov, al igual que lo hacen las tropas de Kerensky, pero no apoyamos a Kerensky. Al contrario, sacamos a la luz sus debilidades. Hay una diferencia. Es una diferencia bastante sutil, pero es totalmente esencial y no debemos olvidarla.” (LT)

La oposición burguesa fascista (MUD), con apoyo del imperialismo norteamericano y europeo, amenaza con aplastar la revolución venezolana y destruir sus conquistas. Los ataques fascistas en los barrios obreros y contra todos los chavistas son una demostración de lo que vendrá si la oposición toma el poder. Estos preparan un baño de sangre. Esa oposición ultrarreacionaria tiene que ser derrotada ahora, sólo la iniciativa revolucionaria de los trabajadores puede aplastarla.

Utilizando diversos argumentos dirigentes de los diferentes grupos de la izquierda vienen manifestando una posición política como ser, ¡abajo Maduro!, ¡ni el MUD ni Maduro!, ¡boicot a la Constituyente! Perdiendo toda perspectiva política en cuanto vincularse y ganar a un sector de la vanguardia chavista y de esta manera ubicándose en la vereda de clase opuesta a lo que dicen defender: los intereses de los trabajadores

Más allá de todos los fundamentos que se puedan ofrecer, el llamado al boicot a las elecciones de la Constituyente y la cobertura por izquierda a la teoría del “fraude electoral” los ha dejado llevando agua para el molino de la burguesía y el imperialismo.

Denunciar y oponerse por todos los medios a esta ofensiva contrarrevolucionaria que busca aplastar a los trabajadores y el pueblo pobre en Venezuela, es el lugar desde el que debe ser planteada cualquier posición revolucionaria.

Nosotros nos oponemos de manera implacable a la ofensiva de la oposición que representa a los intereses de los capitalistas, banqueros y terratenientes con el pleno apoyo del imperialismo de EEUU y planteamos que solo arrancado a la burguesía las palancas fundamentales de la economía para ponerlas bajo control obrero, será posible derrotar a la reacción.

El movimiento Bolivariano necesita darse una nueva dirección revolucionaria que confronte con la burocracia contrarrevolucionaria y con la burguesía, ya que es necesario vencer a la primera para doblegar a la segunda.

La revolución no necesita nuevas leyes en el marco del capitalismo. Eso es lo que está derrotando a la revolución. Lo necesario es expropiar el capital, distribuir las tierras y desconocer  la Deuda Externa, declarar el monopolio del comercio exterior, planificar la economía en interés del pueblo y no del lucro de una minoría de parásitos.

Lo que fracasó en Venezuela es Maduro y sus políticas de conciliar con la burguesía, utilizando una fraseología antiimperialista y confrontativa.

Sin embargo es la vanguardia chavista, los sectores más radicalizados de la misma los que impulsaron la Constituyente, por cierto en un principio las masas chavistas no veían en ella una herramienta para frenar a la reacción, los días pasaban y la política de Maduro y la burocracia facilitaban el desinterés por la misma, ya que, lo señalado por esta dirección era sentarse con los capitalistas y  conciliar. Luego las masas volvieron con su gigantesca obra de salvar a la revolución, su instinto de clases puso sobre la mesa que el MUD es peor para sus condiciones de vida y la demostración de violencia pergeñadas por la reacción es la antesala de lo que se viene para los trabajadores y sectores populares.

Los revolucionarios debemos llamar a desconfiar de Maduro y la burocracia bolivariana. Pero como señalaban tanto Lenin y Trotsky “sacamos a la luz sus debilidades pero nos encontramos al lado de las masas chavistas combatiendo al MUD y al imperialismo”

Lenin envió cartas al Comité Central del Partido Bolchevique, el 28 y 30 de agosto, en las que daba la misma orientación al CC. Explicaba que no podía apoyar al gobierno, sino que se trataba en aquel momento de derrotar a Kornilov. De volver todas las fuerzas contra el golpe reaccionario. Decía que debían continuar denunciando a Kerensky por su incapacidad de defender la revolución y su política criminal y convocar a los trabajadores a luchar juntos contra el general reaccionario.

Entonces los compañeros del Partido Obrero, como los del PTS, o grupos como el de Marea Socialista de Venezuela hermanado con el MST de Argentina conforman todos uno coro estable, qué, con sus políticas rayan en la locura histérica ultraizquierdista con el reformismo parlamentario.

Artículos publicados por dirigentes del Partido Obrero como Altamira o artículos publicados en la web de La Izquierda diario son los que recorren este camino que flaco favor le hacen a la Revolución.

Es claro que la clase obrera necesita una agenda propia para llevar adelante su política, pero esta no se dará en el marco de una avanzada imperialista que tome por asalto el aparato del Estado y se vuelque a una revancha feroz contra el pueblo.

Estos dirigentes no pueden ver que lo que ocurre en Venezuela no es un fraude electoral, su falta de confianza en las masas les hace perder de vista el enorme potencial revolucionario que anida en los trabajadores, los campesinos y la juventud Venezolana que en masa se volcó a la urnas para intentar frenar la avanzada de la violencia fascista.

Es necesario plantear una salida revolucionaria, y es necesario oponerse a la política del gobierno de Maduro pero en primer lugar hay que tener claro donde pararse.

Los marxistas no podemos permanecer neutrales entre el campo de la Revolución y el de la Contrarrevolución, de la misma manera que Trotsky no fue neutral entre el campo de Kornilovy el de Kerensky, al que señalaba como responsable del asalto reaccionario y como incapaz de dominarlo.

Así es como se prepararon las premisas políticas de la Revolución Rusa en octubre de 1917 y no basándose en lecturas lineales como proclaman los ultraizquierdistas.

Parafraseando a Trotsky en “Los ultraizquierdistas en general y los incurables en particular” la tarea política de los revolucionarios es transformar esta revolución hibrida, confusa, medio ciega y medio sorda, a la que la han arrastrado los reformistas, en una Revolución Socialista.

En cambio las posiciones ultraizquierdistas cumplen el papel de dificultar que esta revolución incompleta se transforme en revolución consciente y terminada.

La izquierda debe separar a las masas y su vanguardia de la burocracia reformista y de la derecha, pero esto no se puede lograr colocándose en un frente no declarado con la burguesía. Este es el debate que debe llevar adelante los compañeros de estos grupos políticos al interior de sus organizaciones.

Mientras tanto en Argentina la militancia de estas organizacionesson la única fuerza política que está en las fábricas luchando contra los despidos, ya que el Kirchnerismo con su política institucionalista, electoralista y pro capitalista se ha retirado prácticamente de la calle y no da la lucha contra el ajuste en aras de sostener la gobernabilidad. Paradojas de la política.