La Inseguridad y el Capitalismo

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El 8 de septiembre se realizó en Rosario la segunda marcha de protesta contra la inseguridad, denominada “Rosario Sangra”. A raíz de un cúmulo de situaciones de violencia y crímenes, sumado a la creciente ola delictiva, diversas organizaciones sociales convocaron a la multitudinaria marcha por medio de las redes sociales y posteriormente por la TV.

Si bien acompañamos a los familiares en su dolor y entendemos las manifestaciones sociales en pos del reclamo al Estado por justicia y seguridad, no acordamos con la manera de abordar el problema de la seguridad que la manifestación dejó entrever por medio del comentario de sus oradores.

Creemos firmemente que la seguridad no se basa solamente en la protección de la propiedad privada. Si consideramos el tema sólo desde éste ángulo “defensa de la propiedad privada” irremediablemente caeremos en planteos primitivos, antidemocráticos y fascistas como: mano dura, la democracia no sirve, que vuelvan los militares o simplemente militarizar las calles, todos planteos que lo único que expresan es el creciente cansancio de la sociedad frente a la ineptitud del Estado para abordar la complejidad del asunto y dar respuestas a las demandas de quiénes padecen día a día este flagelo.

Debemos partir de que nos encontramos en una sociedad capitalista con un alto grado de descomposición social producto de la fuerte presencia de la droga en las calles. Hay que sumarle la connivencia de policías, gendarmes, jueces y políticos con el narcotráfico a cambio de la utilización de la droga como negocio altamente rentable y adormecimiento de la conciencia de la juventud.

Pero quedarnos en tan sólo esto sería un grave error.

La solución al flagelo de la seguridad implica erradicar de manera definitiva la miseria y poner en marcha las fábricas a pleno funcionamiento, que exista para el conjunto de los trabajadores y la juventud la posibilidad de pleno trabajo, salud y educación gratuita y de calidad. Algo que por cierto, el capitalismo no puede dar.

La miseria es algo inmanente al sistema capitalista como tal y en la medida que nos encontramos ante una crisis estructural del capitalismo se seguirán agravando día a día los problemas sociales.

Como marxistas sabemos que la violencia y la inseguridad no pueden resolverse en el marco del Estado burgués, ya que esta violencia es un resultado directo de la sociedad capitalista.

“La acumulación de la riqueza en un polo –explicó Marx- es, en consecuencia, al mismo tiempo de acumulación de miseria, sufrimiento en el trabajo, esclavitud, ignorancia, brutalidad, degradación mental en el polo opuesto, es decir, en el lado de la clase que produce su producto en la forma de capital”.

Como alguien dijo alguna vez “los pibes no nacen choros”; en función de esta premisa debemos comprender que un planteo integral acerca de la seguridad debe incluir cómo erradicar las carencias estructurales, que estos pibes que no nacieron choros y que si hoy lo son, padecen. Entonces, hay que analizar las causas que lo determinaron en su desarrollo; es decir, desde el nacimiento hasta el momento en que empezaron a “delinquir”; pero hacer este análisis implicaría sacar a los “delincuentes” de ese lugar y entenderlos como víctimas al igual que al asaltado, dejando al Estado en el lugar de victimario.

represión contra la juventud 2La solución del Estado Provincial a la problemática planteada, fue pedir la intervención de gendarmería, es decir, el gobierno provincial y nacional firmaron un acuerdo para el desembarco de las tropas federales para militarizar el territorio rosarino. Ya todos sabemos que los más afectados por la llegada de esta fuerza son los pibes en los barrios quienes a partir del lunes 19/9 no podrán usar “gorrita” porque van a terminar siendo palpados de armas o presos. El desembarco de Gendarmería significará, como decíamos, militarización, abusos y represión en los barrios. Sobran los estudios sobre la última venida de dicha fuerza a Rosario, y claramente se puede ver que los homicidios solo disminuyeron el 7%, como mencionó Del Frade en una entrevista: “La gente deposita la confianza en una fuerza que deja pasar toneladas de cocaína y pasta base por las fronteras”.

Los medios monopólicos solo tratan de envenenar a la sociedad con el odio. Fogonean las llamas de la violencia dentro de nuestra clase, avivando los casos de linchamientos y  la (in) justicia por manos propias.

Su política representa el interés de una sola idea, la de hacer crecer el miedo, forjar la división del pueblo, de los trabajadores, de estigmatizar a la juventud, de marginarnos a vivir en la barbarie.

Creemos que ante un Estado cuya función principal parece ser hambrear al pueblo, hay que ser más cautelosos que nunca en virtud de no terminar enfrentándonos entre trabajadores y perdiendo más derechos, más aún cuando Macri y Bullrich avalan con sus declaraciones y acciones la criminalización de la protesta, la militarización de las calles y la justicia por mano propia.

Sólo una política obrera que avance en la discusión de un genuino plan de lucha que discuta pleno empleo, educación, salud gratuita y de calidad, teniendo en claro que los verdaderos enemigos son los capitalistas podremos de manera definitiva erradicar la violencia, la pobreza y la descomposición social creciente (pobres cada vez más pobres y ricos cada vez más ricos).

Transitar el camino de la represión frente al delito sin atacar el problema de raíz significa, no sólo abandonar la pelea por bajar los índices de criminalidad, sino dar más poder a las mafias policiales que, enquistadas en el aparato del Estado están detrás de la mayoría de los delitos cometidos.

¡Para una verdadera justicia social hay que luchar por el socialismo!