La excarcelación de los compañeros “Pollo” Sobrero y Leo Portorreal es una victoria del movimiento obrero argentino

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anteladetencion1sobreroLa Corriente Socialista El Militante celebra la excarcelación de los compañeros Rubén “Pollo” Sobrero y Leo Portorreal, además de otros dos imputados, en lo que representa una victoria no sólo para el activismo sindical antiburocrático sino para el movimiento obrero en su conjunto.

No obstante, rechazamos la decisión del Juez Juan Manuel Yajl de mantener los cargos contra el compañero Sobrero, dirigente de la Lista Bordó y del Cuerpo de Delegados de la Línea Sarmiento, al que acusa de haber promovido la quema de los vagones del tren de TBA el 2 de mayo pasado. Por eso seguimos exigiendo la retirada inmediata de estos cargos y la anulación de la causa armada contra los compañeros.

Quiénes está implicados en la trama

sobrero_ruben_g_ced_687088226Sólo caben especulaciones sobre quiénes participaron en el burdo montaje de esta causa. Desde luego, está implicada la Policía Federal que “apretó” o indujo a mentir al principal acusado, el indigente Alan Scrobacki, 5 meses después de haber sucedido los hechos, para que acusara a Sobrero y Portorreal de haberle ofrecido dinero por la quema de vagones. También parecen implicados quienes hicieron el mayor de los ridículos en esta historia: el Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quien conserva vínculos importantes con jueces y jefes policiales desde su paso por el Ministerio de Justicia e Interior; y el mismo juez de la causa, Juan Manuel Yajl. Para este último, las pruebas contra Sobrero y Portorreal eran irrefutables y concluyentes hace un par de días, pero sólo cuando todo comenzó a desmoronarse resultaron ser “infelices” y “endebles”, culpando a la Policía Federal de esto y tratando de escurrir el bulto. Claro, el juez Yajl tiene que mantener los cargos contra Sobrero durante un tiempo, porque si no habría caído en un ridículo muchísimo mayor. También podría especularse sobre la participación en este asunto de la patronal ferroviaria TBA y del sector de la burocracia sindical de la Unión Ferroviaria vinculada a Pedraza, enemigos acérrimos del Cuerpo de Delegados de la Línea Sarmiento.

Igualmente, se ha especulado sobre el grado de implicación del Gobierno en esta trama, pero no hay datos concluyentes al respecto. Llama la atención que hasta el diario más rabiosamente antikirchnerista, Clarín, limite exclusivamente las responsabilidades del caso en Aníbal Fernández y comente, incluso, el malestar de altos funcionarios (cuyos nombres no menciona) con la actuación del Jefe de Gabinete. Hasta el propio Sobrero, en las declaraciones efectuadas a los medios, solo responsabiliza a Aníbal Fernández de este montaje y señaló expresamente: “Hace tres años que me quiere meter preso y no puede” (Clarín 5 de octubre).

El paso más coherente que debería tomar el gobierno, entonces, sería el de pedir la dimisión del actual Jefe de Gabinete o cesarlo directamente, como ya planteamos en nuestra declaración anterior sobre este caso.

Pero la petición de cese de Aníbal Fernández en boca de la oposición de derecha en relación a este caso, como la de la diputada de la Coalición Cívica Patricia Bullrich y otros, es una fantochada y es demagogia. Esta gente, hasta el día martes 4 de octubre – es decir, hasta 5 días después de la detención de los compañeros Sobrero y Portorreal – no dijo una sola palabra a favor del compañero Sobrero ni denunció el despropósito de las acusaciones – como, por cierto, tampoco lo hizo el candidato “progresista” Hermes Binner – ¡porque confiaban y deseaban que fueran verdad, y así poder disciplinar a un sector de la clase obrera particularmente activo e independiente de los patrones y de la burocracia sindical!

La intervención de la CGT fue decisiva

Pero el elemento central que queremos resaltar es el siguiente: la madeja solo comenzó a desenredarse, la pose de inflexibilidad implacable que mostraban Aníbal Fernández y el Juez Yajl contra Sobrero y Portorreal sólo pudo mantenerse, todo el montaje armado solo pareció tener una apariencia sólida, … hasta el momento en que la dirección de la CGT dio un puñetazo sobre la mesa y con una declaración pública categórica denunció el encarcelamiento de Sobrero y Portorreal como un ataque a los trabajadores. Esta situación se vio reforzada por declaraciones similares de las dos CTA. La verdad del asunto fue que toda la situación comenzó cambiar, y a convertirse dialécticamente en su contrario, cuando apareció en escena la fuerza potencial del movimiento obrero argentino, reflejada en la posición pública y categórica de sus organizaciones tradicionales de masas. Esto fue lo que provocó el pánico y las divisiones de opinión en los funcionarios y en los sectores del aparato del Estado implicados en esta trama. La prensa burguesa, incluida la opositora, que hasta ese momento había tratado las acusaciones contra Sobrero con maligna simpatía, comenzó a tomar distancia y a volver los dardos contra el Jefe de gabinete y el mismo Juez Yajl.

Este ejemplo muestra cuán equivocados están, incluso dentro del activismo de izquierda y popular, aquellos que se la pasan todo el día llorando quejándose de la debilidad de la clase obrera argentina, de su fraccionamiento, de las derrotas del pasado, etc. El movimiento obrero organizado argentino es, actualmente, la fuerza más poderosa que existe en la sociedad; de ahí que su papel social y quién debe ejercer su control, se haya convertido en el centro de todos los debates y polémicas habidos en el país en los últimos años, y en los últimos meses en particular.

La situación llegó al punto extremo cuando grupos y referentes del kirchnerismo, ubicados en general en posiciones más progresistas o de izquierda dentro del movimiento (Movimiento Evita, Verbitsky y el Cels, etc.) o próximos a él (como Martín Sabbatella), también salieron públicamente a denunciar la irregularidad de la causa y de las acusaciones, y a exigir la libertad de los detenidos.

Es cierto que la izquierda estuvo desde la primera hora en la pelea, e incluso organizó una marcha el lunes 3 de octubre en Capital para exigir la libertad de los detenidos y la anulación de la causa. Pero, siendo honestos, su fuerza era muy limitada para forzar por sí misma un vuelco en la situación. Concretamente, la marcha del lunes fue digna (agrupó entre 5.000 y 7.000 personas) pero no fue una movilización masiva como fue descrita por algunos grupos de la izquierda e incluso algunos medios.

Ante un ataque político de esta naturaleza contra activistas sindicales de izquierda se necesitaba la implicación clara y directa de las organizaciones de masas de los trabajadores argentinos para provocar un cambio en la situación, y ese fue el elemento decisivo que lo provocó.

El error del ·”antimoyanismo” de cierta izquierda

Nos quedan otras dos reflexiones a plantear que, honestamente, vienen a confirmar la corrección de algunos planteos que de manera distintiva vino haciendo nuestra corriente en los 12 meses precedentes.

La primera es que nunca compramos ni aceptamos el “antimoyanismo” que con tanta ferocidad ha estado vendiendo la prensa burguesa, un sector del oficialismo y casi toda la izquierda. Como explicamos en una serie de notas que publicamos en mayo, la burguesía no critica a Moyano por lo que pueda tener de negativo para los trabajadores sino por lo que tiene de negativo para los intereses de los grandes empresarios.

Es irrelevante tratar de establecer todos los motivos subjetivos que llevaron a Moyano a “poner la cara” por un sindicalista “zurdo” que está en las antípodas de su modelo sindical. Como en todo, especular es gratis y, como dijo Lenin: “Hasta ahora nadie pudo inventar el sincerómetro”. Lo objetivo es que la posición de Moyano y de la CGT a favor de Sobrero jugó un papel 100% positivo en el cambio en la relación de fuerzas y fue un factor decisivo en la victoria conseguida, lo que ha sido reconocido por el propio compañero Sobrero y muchos grupos y activistas de izquierda. Lo mismo podemos decir en relación a las posiciones sostenidas en este tema por la CTA de Yasky y la CTA de Micheli, dirigentes a quienes la mayoría de los grupos de izquierda caracterizan de “burócratas” y, en el caso del primero también de “oficialista”.

En rigor, la posición de la CGT y de las dos CTA hacia la Lista Bordó de la Línea Sarmiento y su Cuerpo de Delegados, y hacia el activismo sindical de izquierda en general en este tema, fue la de una política de frente único no declarada expresamente: y que se sintetiza en la consigna: “marchar separados, pero golpear juntos”. Hasta los críticos más feroces de la dirección de la CGT en la izquierda tuvieron que aceptar como buena moneda esta actitud “frentista” de la CGT, actitud que el activismo sindical de izquierda no le solicitó a Moyano ni a Yasky, para decir toda la verdad.

Pensamos que si fue posible alcanzar una posición común para este tema, esto crea un precedente para alcanzar acuerdos de frente único en otros asuntos que interesan y preocupan a los trabajadores. Por este camino debemos proseguir.

Por un frente único desde la izquierda hasta las bases kirchneristas

Desde hace más de un año venimos proponiendo la constitución de un frente único amplio, que englobara desde la izquierda hasta las organizaciones kirchneristas de base, para enfrentar puntualmente las acometidas de la oposición de derecha y, si era necesario, las políticas equivocadas del oficialismo. En este tiempo esta propuesta provocó en muchos activistas de izquierda encogimiento de hombros y escepticismo.

Pero creemos que la experiencia nos ha dado la razón sobre la oportunidad de esta consigna.

El kirchnerismo no es un todo homogéneo. Como hemos insistido, su base es obrera y popular, y es posible propiciar políticas de frente único hacia las bases kirchneristas en temas que interesan al conjunto de la clase obrera y del pueblo trabajador. El caso Sobrero ha demostrado que es posible coincidir en políticas de frente único con sectores del kirchnerismo ubicados en sus capas más avanzadas y de izquierda, o más vinculadas con la clase obrera. Tales son los casos del moyanismo, grupos y personalidades como el Movimiento Evita, el Cels de Verbitsky, Nuevo Encuentro de Sabbatella (aunque formalmente no integre el kirchnerismo), etc. y muchas otras corrientes y grupos que integran, comparten y apoyan al kirchnerismo de manera más o menos crítica; incluso contra las políticas y posiciones de individuos y de funcionarios ubicados dentro ala derecha del kirchnerismo, como es el caso de Aníbal Fernández.

Terminamos. La pelea prosigue y tiene como eje conseguir la plena anulación de los cargos presentados contra los compañeros ferroviarios lo cual va a requerir mantener activa la campaña contra la criminalización de la protesta social y ampliar la base de la movilización partiendo del piso alcanzado con el encarcelamiento del compañero Sobrero. Eso debería incluir una campaña de propaganda para conformar un frente único amplio como el que describimos en esta y en nuestra primera declaración

Los intereses de los trabajadores y del pueblo explotado deben estar por encima de los intereses particulares y mezquinos de los aparatos, sean grandes o chicos. El “caso Sobrero” ha sido un gran ejemplo testigo de esto. Esperamos que solo sea el comienzo.