La demonización de Hugo Moyano y las tareas del movimiento sindical (I)

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Desde hace meses los medios masivos de comunicación de la oposición han situado en el ojo del huracán a Hugo Moyano, dirigente de la central sindical CGT. No hay día en que no responsabilicen a Moyano de todos los males del país habidos y por haber, y lo ubiquen como el “enemigo público Nº 1” a batir. El jefe de la patronal argentina UIA, Horacio de Mendiguren, no para de alertar contra el “enorme poder” del dirigente cegetista, lo que es repetido a coro por toda la oposición de derecha. También sus adversarios en la CGT y en el oficialismo declaran que hay que pararle los pies ¿Es, acaso, Moyano un superhombre, o un supervillano?

Desde hace meses los  medios masivos de comunicación de la oposición han situado en el ojo del   huracán a Hugo Moyano, dirigente de la central sindical CGT. No hay día en que no responsabilicen a Moyano de todos los males del país habidos y por haber, y lo ubiquen como el “enemigo público Nº 1” a batir. El jefe de la patronal argentina UIA, Horacio de Mendiguren, no para de alertar contra el “enorme   poder” del dirigente cegetista, lo que es repetido a coro por toda la oposición de derecha. También sus adversarios en la CGT y en el oficialismo declaran que hay que pararle los pies ¿Es, acaso, Moyano un superhombre, o un supervillano?

Moyano y la burguesía

La clase dominante tiene sus buenas razones para odiar a Moyano. Dirige un gremio –el de camioneros-  que  agrupa a trabajadores de un sector clave de la economía como es el transporte automotor que mueve el 70% de las mercaderías del país. Se puede decir lo que se quiera de Moyano, pero es innegable que su gremio se ha caracterizado por protagonizar innumerables luchas en su sector contra la precarización laboral y el trabajo en negro, y por incrementos salariales importantes; lo que deja una referencia para que otros gremios y sectores obreros sigan su ejemplo.  

Tampoco le perdonan a Moyano que esté alineado con el kirchnerismo, a diferencia de sus adversarios en la central (los “Gordos”) y en la CGT Azul y Blanca (Barrionuevo y “Momo” Venegas) que están alineados con la oposición de derecha.

La clase dominante también está irritada con el moyanismo porque sus representantes en el Congreso, como el diputado y abogado Héctor Recalde, han presentado una variedad de proyectos de ley –lgunos de los cuales fueron aprobados y otros permanecen cajoneados por el oficialismo– que eliminaron algunas de las leyes laborales antiobreras de Menem y De la Rua; y otros que representan pequeños pasos adelante en las condiciones laborales. Actualmente, Recalde tiene presentados dos proyectos de ley –mantenidos en el congelador por el oficialismo– como el que propone repartir entre los trabajadores el 10% de las ganancias de las empresas con más de 300 trabajadores; y el que propone otorgar a los trabajadores tercerizados las mismas condiciones laborales y salariales que a los obreros   de la empresa matriz, si comparten el mismo lugar de trabajo.

La CGT dirigida por Moyano es, actualmente, la única organización de nuestro país que puede reunir en la calle a cientos de miles de trabajadores en un acto público, como se vio el 29 de abril, en conmemoración del 1º de mayo. Esto es algo que hace muy infelices a los representantes del gran capital.

Qué posición debemos defender

Los socialistas debemos separar lo esencial de lo accesorio. Cuando los grandes patrones atacan a Moyano no lo hacen porque éste defienda un modelo burocrático de sindicalismo, y mucho menos por su patrimonio y sus negocios familiares. De hecho, los jefes de la UIA siempre han alentado, promovido y financiado un modelo de sindicalismo burocrático y represor del activismo clasista; y las fortunas personales de estos caballeros –obtenidas del trabajo no pagado a sus obreros– son incomparablemente mayores a los del burócrata sindical más corrompido. No, lo atacan a Moyano   porque, pese a todo, representa la fuerza organizada que tiene la capacidad de movilizar a cientos de miles de trabajadores. Pero esta fuerza y poder no residen en Moyano ni en su carisma sino en la clase obrera misma, en los trabajadores asalariados, que por su papel en la producción y en el transporte tienen una fuerza y un poder que no poseen ninguna otra clase ni grupo social en la Argentina, y sin cuyo amable permiso no se mueve una rueda ni se enciende una lámpara.

Así, cuando atacan a Moyano en realidad pretenden atacar la fuerza organizada de la clase obrera para doblegar su capacidad de lucha y resistencia. Por eso, Moyano dijo lo correcto cuando afirmó en su   discurso del 29 de abril, en referencia a las críticas que recibe de los medios de comunicación burgueses: “No se está discutiendo la forma de conducir [la CGT] sino que se está discutiendo el fondo de la cuestión, y el fondo de la cuestión es que quieren arrebatarnos las conquistas logradas en los últimos tiempos; eso es lo que debemos tener en claro"

En sustitución de Moyano, los grandes empresarios quieren favorecer la llegada a la conducción de la CGT de la vieja basura archiburocrática y reaccionaria menemista de los Barrionuevo, los “Momo” Venegas y los “gordos” tipo Cavalieri. Al menos, Moyano puede hacer ostentación de que luchó contra el menemismo, en muchas acciones conjuntas con la CTA; lo que no pueden decir sus oponentes; y ha alineado su discurso político con el del kirchnerismo apoyando sus medidas más progresistas (estatización de las AFJP, Ley de Medios, impulso de los convenios colectivos, etc.) que los otros han rechazado con vehemencia. Por eso no somos neutrales en esta disputa y no caemos en la trampa que pretenden tendernos los grandes empresarios y sus políticos de derecha con la demonización de Moyano, aun cuando somos conscientes de que Moyano tiene una concepción y una práctica burocrática del movimiento obrero que no compartimos ni avalamos.  

La tarea del activismo clasista antiburocrático

El carácter de clase de la campaña contra Hugo Moyano es entendido y comprendido por la mayoría de la base cegetista. Por eso, el activismo clasista y antiburocrático, si quiere hacer pie en las masas obreras más amplias no debe permanecer impasible en este conflicto. Debe denunciar estas maniobras de la clase dominante y declararse dispuesto a un frente único con este sector de la CGT para enfrentar la arremetida de nuestro enemigo de clase, mientras se reserva su derecho a exponer sus propios puntos de vista, criticar las insuficiencias del modelo sindical de la actual dirección de la CGT y propagandizar la necesidad de una alternativa sindical antiburocrática, democrática y clasista. Por eso, nuestras consignas deben ser:

-No a la campaña reaccionaria de los grandes empresarios y sus medios contra la CGT y Hugo   Moyano. Frente único sindical en defensa de nuestras organizaciones.

-Independencia de las organizaciones sindicales de los empresarios, los políticos de derecha y los   gobiernos

-Realización de congresos sindicales anuales y democráticos, con delegados elegidos directamente en asambleas de base

-¡Fuera las patotas de los sindicatos!

-Elección y revocabilidad de todos los cargos sindicales, por medio de asambleas obreras, siguiendo el ejemplo de los petroleros de Santa Cruz 

-Que ningún dirigente sindical rentado perciba un salario superior al promedio de un trabajador calificado del convenio de su sector

– Control obrero de las finanzas de nuestras organizaciones. Que se abran los libros de cuenta a los afiliados

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La demonización de Hugo Moyano y las tareas del movimiento sindical (III): El frente único y las relaciones CGT-CTA

La demonización de Hugo Moyano y las tareas del movimiento sindical (II): Moyano y el kirchnerismo