La Constituyente Social en una encrucijada

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Este mes se cumple un año del lanzamiento nacional de la Constituyente Social en Jujuy, donde se congregaron más de 10.000 activistas obreros y populares de todo el país. La Constituyente Social se formó con el doble cometido de elaborar una propuesta programática de todos los explotados y excluidos de la nación, y sentar las bases para el lanzamiento de un movimiento político, social y cultural de los trabajadores y demás sectores populares.

Este mes se cumple un año del lanzamiento nacional de la Constituyente Social en Jujuy, donde se congregaron más de 10.000 activistas obreros y populares de todo el país. La Constituyente Social se formó con el doble cometido de elaborar una propuesta programática de todos los explotados y excluidos de la nación, y sentar las bases para el lanzamiento de un movimiento político, social y cultural de los trabajadores y demás sectores populares.

En el primer aspecto se avanzó en Jujuy y en diferentes encuentros regionales celebrados a lo largo del año, pero el desarrollo del segundo aspecto aparece estancado.

Vacilaciones en la CTA

Lamentablemente, los máximos dirigentes de la CTA, han sometido a la Constituyente Social a un proceso constante de dudas y vacilaciones que ha apagado, en gran medida, el entusiasmo inicial que despertó el encuentro nacional de Jujuy. De las cientos de organizaciones participantes en aquel evento, apenas unas decenas participan cotidianamente en las reuniones ordinarias.

Creemos que los compañeros han caído en una suerte de "constitucionalismo" al partir del punto de vista que el problema fundamental de la Argentina es meramente constitucional, relegando a un plano secundario la estructura de clase de nuestra sociedad. Así, plantean que hay que hacer como en Venezuela, Bolivia y Ecuador, convocar a una Asamblea Constituyente para "refundar la Nación". Sin embargo, las nuevas Constituciones de Venezuela, Bolivia y Ecuador no han terminado con las amenazas imperialistas y de la oligarquía contra los gobiernos y los trabajadores y campesinos pobres de estos países. La pobreza, el desempleo y la falta de vivienda persisten. Mientras las palancas económicas fundamentales (latifundios, monopolios y bancos) sigan en manos de un puñado de oligarcas y multinacionales los problemas que afectan al pueblo trabajador permanecerán, y las utilizarán para sabotear cualquier proceso de transformación profunda de la sociedad.

Por otro lado, hay que decir que si Evo, Chávez y Correa pudieron alcanzar el gobierno de sus países e impulsar algunos cambios fue porque desarrollaron movimientos de masas sustentados en fuertes movimientos políticos; pero este es, justamente, el aspecto al que, lamentablemente, los dirigentes de la CTA con mayor responsabilidad en la Constituyente Social no parecen prestar la atención que merece.

También nos parece que los aspectos vinculados a los problemas de la clase trabajadora tienen poco espacio dentro de la Constituyente Social. Se presta una atención particular a temas como el hambre que, por supuesto es unos de los flagelos de nuestro país, o a la histórica lucha de los pueblos originarios, pero se soslayan aspectos que describen la realidad que afecta a la mayoría de la clase trabajadora; como los salarios bajos, la explotación laboral, la falta de vivienda, la suba de precios, etc.

Si persisten por este camino, la Constituyente Social será vista cada vez con un escepticismo mayor con el peligro de que pueda naufragar y dejar una nueva estela de desmoralización en miles de luchadores obreros y populares.

Hay que reimpulsar la Constituyente Social y el movimiento político

En noviembre, tendrá lugar un nuevo encuentro nacional de la Constituyente Social en Neuquén. Sería un gran paso adelante que los participantes en el mismo, y los dirigentes de la CTA en particular, hicieran una reflexión seria y reviertan la orientación dada hasta el momento. En primer lugar, situando a la clase trabajadora como el sujeto preferente que debe dirigir el proceso de cambios que nuestro país necesita, en dirección al Socialismo; en segundo lugar, emplazando al conjunto de organizaciones que integran la Constituyente Social, comenzando por Proyecto Sur, y a la base militante de la CGT, a poner en pie un movimiento político de masas, sustentado en la clase trabajadora y con un programa socialista.  

De esta manera, la Constituyente Social haría honor a los objetivos por los que fue lanzada y se reencontraría con el mismo entusiasmo que despertó hace ahora un año en Jujuy en miles de trabajadores y luchadores populares de nuestro país.