¿Juicio y Castigo?

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La reciente desaparición por poco más de 30 horas de Víctor Martínez, fundamental testigo de la Causa Suárez Mason por el asesinato disfrazado de accidente del Obispo Ponce de León el 11 de julio de 1977, en San Nicolás, muestra una capacidad operativa de los grupos de tareas realmente importante y omnipresente. La reciente desaparición por poco más de 30 horas de Víctor Martínez, fundamental testigo de la Causa Suárez Mason por el asesinato disfrazado de accidente del Obispo Ponce de León el 11 de julio de 1977, en San Nicolás, muestra una capacidad operativa de los grupos de tareas realmente importante y omnipresente.
 
Una evidente contradicción con la imagen cobarde y patética (en camilla, ojos cerrados cual verdadero enfermo, un asco)  que intentó dejar en jueces y público en general el otrora intocable Luis Patti a través de todo el juicio que finalmente logró su condena a prisión perpetua, tal lo merece. Vale destacar que este torturador de picana y bala fácil de la dictadura al menemismo, votado reiteradas veces por los vecinos partidarios de "la seguridad "a cualquier precio, es aún un importante referente de la bonaerense.
 
Bueno es decir que entre estos dos hechos aparentemente inconexos, pero altamente significativos, hay una serie de datos que es necesario destacar, sin por eso agotar el tema ni mucho menos:
 
Víctor Martínez, un testigo de suma importancia, fue secuestrado, drogado y finalmente liberado. Por suerte, no se repitió aquí la trágica historia de Julio López, pero sin dudas esto no terminó. Cuantos secuestros y/o desapariciones más harán falta para que se comprenda:
 
¿que el Juicio y castigo a los genocidas no pueden ser un pálido reflejo de justicia?
 
¿Que las poquísimas condenas que están firmes ( 41), más todos los genocidas que disfrutan del bienestar de la prisión domiciliaria, hacen que las condenas (210) sean sólo un dato anecdótico para una sociedad demasiado indiferente al tema, un imperativo ético para quienes soñamos con verdadera justicia, pero a 35 años , sin dudas no constituyen ningún acto de justicia real, sólo hojas de historia que se van rescatando, historias de lucha, de resistencia, de militancia, de valentía, de cobardías, de horrores y dolores, de sueños, de amores…porque de todo eso esta hecha la historia de los hombre y mujeres que lucharon por una patria distinta.
 
¿Que sólo la prisión de estos criminales de lesa humanidad, el aceleramiento de las causas, la apertura de todos los archivos de la represión y la extensión del brazo de la ley existente hacia todos los cómplices civiles, fundamentalmente económicos, como Martínez de Hoz e institucionales y  judiciales, como la Jueza Cozidoy y eclesiásticos, como el monseñor Zitelli, etc. etc. etc,. hará que se limpie un poco, sólo un poco, el aire que respiramos? Todos  ellos partícipes de un plan de exterminio en aras de la  reconvención económico/ financiera en beneficio de unos pocos.
 
Y aún así nos quedan los asesinos de las tres A, reciclados eternamente, y los mafiosos de todo pelaje, verdaderos padrinos, que acompañan a "muy limpios y progresistas candidatos de proyectos nacionales y populares", esos hacedores y disfrutantes de la impunidad cotidiana.
Como nos queda la Deuda Externa, la flexibilización laboral, las tierras en pocas manos, como imposición de una oligarquía que reforzó sus intereses  a costa de la sangre de una generación.
 
¿Con cuántas Silvia Suppo, cuántas intimidaciones, cuantas amenazas,  pagaremos el costo de condenar a unos pocos, muy pocos, genocidas?
 
Porque es en esa impunidad asqueante y sin retorno donde hace agua la puesta es escena miserable de los Patti, Bussi y compañía, cuando pretenden mostrarse viejitos, enfermos, olvidadizos e inocentes.
 
Se saben aún tan poderosos que, como en los juicios en Rosario, pueden darse todos los lujos que les otorga una democracia que supieron escupir y pisotear sin vacilaciones, pretendiendo mentirnos en la cara, a sabiendas que nadie les hará absolutamente nada más que esperar con una paciencia que duele, que estos jueces cómplices de silencio e indiferencia frente al dolor de los militantes, madres, familiares, hijos e hijas, los condene.
 
La profundización de la lucha por Juicio y Castigo a los Genocidas es un compromiso que nunca abandonamos los luchadores de Derechos Humanos y el campo popular!!
 
NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, NO NOS RECONCILIAMOS