Giro a la izquierda en Euskadi

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El resultado de las Elecciones autonómicas del País Vasco del 17 de abril han supuesto un auténtico terremoto político. Los intentos de ilegalizar la candidatura de la izquierda abertzale se han visto frustrados por la irrupción en el parlamento vasco del Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK) que logra nueve escaños. En una lectura ideológica de estos comicios, las candidaturas con una base social de izquierda han experimentado un claro avance

La estrategia de la burguesía vasca fracasó y la alternativa reaccionaria del PP salió derrotada

El resultado de las Elecciones autonómicas del País Vasco del 17 de abril han supuesto un auténtico terremoto político. Los intentos de ilegalizar la candidatura de la izquierda abertzale se han visto frustrados por la irrupción en el parlamento vasco del Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK) que logra nueve escaños. En una lectura ideológica de estos comicios, las candidaturas con una base social de izquierda han experimentado un claro avance: 40.353 votos más, que son la suma de los obtenidos por PSE-EE, EHAK, EB-IU Y ARALAR. Por el contrario la derecha vasca y españolista PNV-EA y PP sufre un fuerte retroceso: 268.487 votos menos en relación a las últimas elecciones autonómicas del 2001, y la pérdida de nueve diputados. Este avance en votos es más significativo aún si tenemos en cuenta que había 50.000 electores menos en el censo y de que ha habido 10 puntos más de abstención al caer la participación del 78,97% al 68,96%.

Las elecciones del 2001 fueron el cenit del proceso de polarización provocado por la política represiva y de criminalización de todo lo vasco del Gobierno de Aznar. En ese contexto el PNV-EA alcanzaron los mejores resultados de su historia con 604.222 votos.

PP y PNV-EA se beneficiaron durante años de un proceso de polarización en líneas nacionales en el que arrastraron tras de sí a todas las fuerzas de izquierda. El seguidismo del PSOE con Nicolás Redondo Terreros a la cabeza respecto al Partido Popular llevó al PSOE a los peores resultados que pudo imaginar dando lugar a una fuerte crisis interna. Por otra parte, la izquierda abertzale pagó la vuelta a la actividad armada de ETA y su acercamiento y colaboración con el PNV-EA, con la pérdida del 50% de sus representantes al bajar de 14 a 7 diputados.

En estas elecciones el PSOE ha subido 5 escaños arrebatando la segunda plaza al Partido Popular que se hunde miserablemente con su política represiva, perdiendo cuatro escaños y 118.000 votos. Es un auténtico insulto, una provocación y refleja el carácter absolutamente reaccionario del PP cuando Acebes afirma que los 150.188 votos de EHAK son votos de ETA. Esta es la forma en que la burguesía española expresa su odio a los derechos democráticos nacionales del pueblo vasco y a todo lo que huela a comunismo.

El cinismo de la burguesía vasca

El PNV-EA convocó estas elecciones al día siguiente de que el Plan Ibarretxe fuese rechazado en Madrid por la mayoría del Parlamento, con la intención de lograr la mayoría absoluta en Euskadi a costa de la ilegalización de la izquierda abertzale. En las últimas elecciones de 2001 recibieron del entorno de Batasuna más de 60.000 votos , y en estas pensaban aumentar esta cantidad de forma significativa. Sin embargo sus planes han saltado hechos pedazos: han sufrido un retroceso de cuatro diputados, alejándose de la mayoría absoluta y se ha abierto una situación de auténtica pesadilla para la burguesía vasca: necesitarían nueve escaños para asegurar la mayoría absoluta, y sólo los puede encontrar en las filas del PSOE (19 escaños) o de EHAK (9 escaños).

El PNV-EA lejos de avanzar como pretendían ha retrocedido ostensiblemente debido a los ataques que la burguesía vasca ha llevado en la última legislatura contra la clase trabajadora, la sanidad, la educación pública y contra los propios empleados del Gobierno Vasco donde impera la precariedad laboral.

Estas elecciones han estado protagonizadas por los intentos sucesivos de ilegalización de la izquierda abertzale al negársele a Batasuna presentar sus listas y hacer cualquier tipo de propaganda electoral. El PNV-EA ha reprimido con dureza sus mítines y actos públicos, prohibiéndoles la manifestación del sábado 9 con un despliegue policial espectacular.

La Policía Vasca ha sacado a rastras literalmente a Permach y otros dirigentes abertzales de los actos públicos dejando claro que las intenciones del PNV-EA con su pretendido plan "soberanista" no eran otras que lograr la mayoría absoluta quedándose con los votos y escaños de una izquierda abertzale ilegalizada. La maniobra ha sido tan descarada que el PNV-EA ha perdido cerca de 150.000 votos, los que recibieron prestados de la izquierda abertzale y muchos más. Esto tiene una importancia aún mayor si se tiene en cuenta que Ibarretxe había comprometido a los resultados electorales la celebración de una consulta al pueblo vasco sobre su futuro, aunque nunca definió los términos en los que ésta se iba a realizar.

El escándalo subió de tono al ser ilegalizadas las candidaturas de Aukera Guztiak haciendo de la legalidad burguesa algo pastoso que se puede deformar a gusto y sin miramientos según las conveniencias políticas del momento. Esta nueva agresión a los derechos democráticos, provocó una situación de división interna dentro del aparato judicial que han tratado de ocultar. La investigación de las cerca de 30.000 personas que avalaron con sus firmas la presentación de dichas candidaturas no tenía otro objetivo que reprimir y amedrentar a quienes osasen apoyar a la izquierda abertzale en cualquier consulta electoral.

Lo que provocó un cambio brusco en la situación fue que, tras ser ilegalizada Aukera Guztiak, EHAK ofreció sus listas a la izquierda abertzale para que ésta pudiera estar representada en el próximo Parlamento Vasco. El Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK) provenía de una corriente que participó en los debates de Batasuna años antes con las siglas de EHK defendiendo una postura muy similar a la de la dirección en todos los temas centrales pero enfatizando en la necesidad de orientarse a la clase trabajadora.

La ferocidad con que la derecha española, el PP, atacó las candidaturas de EHAK trastocó toda la campaña electoral. Durante la mayor parte del tiempo, los titulares de prensa y las cadenas de televisión en lugar de abrirse en torno a las propuestas del Plan Ibarretxe como tenía planeado el PNV-EA y también el PP, se despachaban sobre si la nueva candidatura sería ilegalizada o no.

Era esperpéntico ver cómo los dirigentes de EA, del PNV, EB y Aralar que decían apoyar todas las opciones y afirmar que era muy positivo que la izquierda abertzale pudiese presentarse, en la práctica parecían estar dando continuos argumentos al PP, a Bono y los sectores más derechistas del PSOE, y a los jueces más reaccionarios, para que la ilegalizasen. Como ha ocurrido en otras ocasiones, la saña desatada por el PP, que ahora se queja, ha provocado el efecto contrario al que pretendía logrando que EHAK atrajese hacia sí el voto de quienes desde la izquierda están en contra de los abusos que se están cometiendo con la Ley de Partidos, las ilegalizaciones y las acusaciones de pertenecer a ETA a todo el que se mueve y defiende mínimamente los derechos democráticos.

El avance de EHAK

EHAK merece sin duda ser la gran protagonista de estas elecciones. Es impresionante que una sigla que no tiene ni siquiera la fuerza suficiente para presentar candidaturas con sus propios militantes y que por ello presenta un alto número de independientes, que carece de cualquier tipo de infraestructura, dinero, etc. haya logrado mejorar incluso los resultados obtenidos por Batasuna en las anteriores elecciones autonómicas. Es indudable que toda la militancia activa de la izquierda abertzale se ha volcado en la campaña electoral con EHAK, hecho que se podía comprobar en la abrumadora presencia de los símbolos y carteles de EHAK en las ciudades y pueblos de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya. Pero el apoyo a EHAK también tiene otros significados.

El voto a EHAK refleja que la enseña roja, la estrella y el nombre de Comunista, lejos de asustar ha generado ilusión. En el diario Gara se han publicado artículos de gente de izquierda orgullosos y felices de unir la lucha por la liberación de Euskal Herria a un voto comunista. El voto a EHAK ha movilizado a los sectores de la izquierda abertzale críticos con los giros a la derecha de su dirección, que lleva años detrás del PNV-EA reclamándoles lo que la burguesía vasca no puede dar por su vinculación al mercado y al capitalismo español, que es precisamente una defensa consecuente de los derechos democráticos de Euskal Herria.

Hay gente de la izquierda abertzale que jamás votará comunista y, también en estas elecciones han preferido otras opciones; pero la subida de EHAK respecto a los resultados obtenidos por EH en 2001 ha demostrado que el voto mayoritario de la izquierda abertzale es fundamentalmente un voto de izquierda y revolucionario. El nacionalismo de izquierda de un pueblo oprimido, como decía Trotsky, esconde en no pocas ocasiones un bolchevismo inmaduro y eso ha quedado demostrado en estas elecciones con los 150.188 votos logrados por el Partido Comunista de las Tierras Vascas.

Una marea de votos rojos, como si de un tsunami se tratase ha arrasado todos los planes que tenían la derecha española y vasca. Incluso en lo visual, el color rojo ha sido el predominante en las calles y pueblos de Euskal Herria. A su vez estos resultados son una lección para los dirigentes del Partido Comunista de Euskadi (EPK-PCE) y de IU-EB que abandonaron sus señas de identidad en beneficio de colectivos pequeñoburgueses.

En este avance de la izquierda, Ezker Batua ha sido la excepción al perder casi 14.000 votos. Madrazo ha pagado su participación dentro de un Gobierno de derecha con el PNV-EA donde ha sido incapaz de resolver el problema de la vivienda con políticas reformistas, convirtiéndose en el saco de las críticas de la propia izquierda.

El nuevo gobierno

La repetición de una mayoría sobre la base del tripartito PNV-EA-EB incluso con la incorporación de Aralar no da para lograr otra cosa que un Gobierno vasco débil y sometido a establecer pactos puntuales con el PSOE o con EHAK.

La posibilidad de un Gobierno fuerte con la incorporación de algunas de estas dos fuerzas va a provocar tremendas tensiones internas en el seno del propio PNV. Los planes de la burguesía vasca van, obviamente, en la dirección de buscar acuerdos con el PSE-EE. Hay que volver a recordar que la última crisis del PNV se saldó con la derrota del tandem Arzallus-Egibar en favor de Josu Jon Imaz, que representa al sector de la burguesía vasca que quiere normalizar la situación con Madrid para dedicarse de lleno a engordar su cuenta de resultados.

El PSOE, por boca de Zapatero mismo, ha mostrado su voluntad de acercamiento al PNV tratando de reeditar los pactos de la década de los 80, pero las condiciones que pone, como la retirada del Plan Ibarretxe y que Patxi López sea el próximo Lehendakari provocarían, de aceptarse, una nueva crisis en el seno del PNV y de la coalición de este con EA. Esta claro que en una perspectiva de este tipo, la formación de un gobierno PNV-PSE no se podría materializar en un primer momento. Sería necesario un tiempo para crear las condiciones idóneas y mientras tanto gobernar con apoyos puntuales. Lo que sí es cierto es que las presiones a favor de una salida de esta naturaleza van a ser muy fuertes en los próximos meses, y provendrán de un amplio espectro.

Por otra parte, también es verdad que un sector del PNV mira a la izquierda abertzale como su aliado natural después de la presentación del Plan Ibarretxe y las promesas de una consulta para decidir. Los gritos de "independencia" en la noche electoral a Ibarretxe expresan esto.

Queda la posibilidad más improbable de que el PNV se inclinase a favor de un pacto con EHAK como lo hizo con la Izquierda Abertzale coincidiendo con la tregua de ETA o recientemente, con Ezker Batua.

La burguesía vasca siempre que lo ha necesitado ha buscado el apoyo de la izquierda para aplicar una política de derecha, haciéndoles comprometer a todos, sin excepción, su lealtad con el Gobierno Vasco. Sin embargo, tal como están las cosas, la izquierda abertzale sería la que sufriría una crisis irreversible si aceptase un pacto de este tipo salvo que obtuviese contrapartidas muy fuertes por parte del PNV como la celebración de un Referéndum sobre el derecho de autodeterminación y un compromiso con los objetivos marcados en el preámbulo del Plan Ibarretxe. Pero este listón es inaceptable para la burguesía vasca que busca un entendimiento con el Gobierno central. Así pues la posibilidad de un período largo de negociaciones y elecciones anticipadas tampoco es descartable.

Perspectivas

Se abre una época de inestabilidad creciente donde es posible que se intente abrir, por parte tanto del PNV-EA como del PSOE y de la Izquierda abertzale, una negociación similar al proceso Irlandés que no ha resuelto ninguno de los problemas fundamentales. Dicha negociación promovida por la dirección de Batasuna de forma desesperada tampoco es la solución.

EHAK ha tenido la oportunidad durante la campaña electoral y, la tiene ahora mucho más favorable, de defender un programa genuinamente leninista y de izquierda vinculando la lucha por los derechos democrático-nacionales, como el derecho de autodeterminación, a la unidad de la clase trabajadora por encima de fronteras nacionales para luchar por el socialismo.

Los acontecimientos revolucionarios en América Latina se suceden. Este fin de semana los protagonistas eran las masas pobres con la toma de Quito, capital de Ecuador, desafiando el estado de excepción y la represión policial. Venezuela, Bolivia…. todo el continente está sacudido por la revolución.

En el caso de Europa, la burguesía desafía al movimiento obrero y sus organizaciones con planes de ataques salvajes, como el aumento de la jornada laboral, las privatizaciones y el recorte del llamado estado del bienestar y los derechos sindicales, provocando una oleada de movilizaciones que en el próximo período, antes o después, acabará adquiriendo, como en América latina, un carácter revolucionario. Hacen falta las ideas del auténtico socialismo, las ideas del bolchevismo y Euskal Herria puede ser, como lo fue durante la dictadura, una avanzada del movimiento hacia el socialismo en el conjunto del Estado. La clave para cambiar la sociedad es la movilización de masas y no los métodos fracasados del terrorismo individual que han beneficiado a la reacción.

La dirección de Batasuna va a tratar de condicionar la política de EHAK y someterla a la defensa de su propio programa exigiéndole que abandone cualquier referencia a sus ideas comunistas como ha hecho en la campaña electoral para apoyar la iniciativa de Anoeta. ¿Pero qué tiene de nuevo dicha iniciativa?.

Por un lado, la formación de una mesa donde ETA negocie con el Estado la cuestión de la lucha armada y los presos políticos vascos podría, como mucho, "solucionar" parcialmente la cuestión de las cárceles y la desaparición de la actividad armada. Evidentemente esto sería ya un paso adelante, pero el problema de fondo, el derecho de autodeterminación y la resolución de la opresión de clase que sufre la mayoría de los trabajadores y la juventud de Euskal Herria quedaría pendiente, y no encontraría satisfacción en ninguna mesa de negociación porque eso depende de la ruptura con el capitalismo.

El problema reside, como hemos explicado reiteradamente los marxistas, en que bajo el capitalismo es ilusorio creer que se va a alcanzar el derecho de autodeterminación de Euskal Herria. El carácter particularmente reaccionario de la burguesía española y del ejército y el aparato estatal sin depurar desde la época de la dictadura, es un factor decisivo. Pero hay otros no menos trascendentales. El más importante es que la burguesía española no se puede permitir cuestionar la unidad del mercado español y menos en una época como la actual donde se lucha a muerte por cualquier pequeño trozo de mercado en la arena mundial. Tampoco la burguesía vasca quiere perder la importante cuota de participación de sus productos e industrias en la economía española y, finalmente, la Unión Europea no apoya iniciativas similares por temor a que cunda el ejemplo en otras nacionalidades de Europa. Es imposible, sobre la base del capitalismo, lograr la unidad territorial de Euskal Herria o una satisfacción digna de los derechos democráticos por los que lleva luchando décadas.

Sólo la clase obrera con un programa socialista y revolucionario puede satisfacer dichos derechos y eso es imposible de lograr en una mesa de dialogo con el PNV-EA o, todavía peor, considerando a la burguesía vasca un aliado estratégico para este objetivo. El ascenso de EHAK ha demostrado que si se explicaran y defendieran con firmeza las genuinas ideas del marxismo revolucionario estas causarían entusiasmo e ilusión en decenas de miles de luchadores y jóvenes vascos que han demostrado sobradamente su capacidad de compromiso.

En Ezker Marxista y El Militante creemos imprescindible abordar la tarea de formar una nueva dirección marxista y revolucionaria que dirija a la clase trabajadora hacia la victoria. Solo de esta manera es posible dar satisfacción a todos los problemas que la burguesía no puede resolver, incluido el de la cuestión nacional. Una dirección no se improvisa, hay que formarla durante años porque los acontecimientos, ineludiblemente, se producen de forma brusca como han puesto de manifiesto estas elecciones. Esa es la ventaja del análisis marxista, la ventaja de la previsión sobre la improvisación. Con una dirección revolucionaria forjada y con confianza en la capacidad revolucionaria de la clase trabajadora, las ideas del socialismo científico encontrarán un eco de masas en Euskal Herria y en el resto del Estado Español transformándose en la única salida para resolver el problema nacional.