Formar un profesional humanizado

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“El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica, es un problema puramente escolástico” Karl Marx. Tesis sobre Feuerbach. Tesis II.

Nuestra posición mencionada en varios de los puntos tratados más arriba es la que busca un sujeto humanizado. Hecho que puede lograrse con la unidad entre teoría y práctica, el trabajo manual e intelectual en la producción social, recorriendo todas las ramas de la producción para que a partir de esa experiencia el ser humano esté dotado de un conocimiento integral de la realidad que lo rodea para transformarla de acuerdo al interés y al desarrollo armónico y saludable de la humanidad toda.

Esta es la posición de la clase revolucionaria, la clase obrera, que en rescate de la ciencia social busca lograr que su experiencia, acumulada en la producción manual, se traduzca en teoría (en el descubrimiento y formulación de las leyes que explican el desenvolvimiento de la naturaleza y la realidad que nos rodea), lo que puede permitir transformar mejor y más rápidamente la naturaleza. No debemos olvidar que esa es la esencia del proceso de conocimiento.

La unidad entre teoría y práctica es base fundamental de la ciencia. El sujeto no observa pasivamente el objeto, sino que actúa sobre él para conocerlo y transformarlo y, al hacerlo, se transforma él mismo. Esta actividad sensorial humana es la práctica, considerada como una actividad crítica, es decir revolucionaria. La práctica (o praxis revolucionaria) es, ante todo, la actividad material de la producción, siendo uno de sus elementos fundamentales la práctica revolucionaria de la clase obrera, de los trabajadores.
Esto último está roto en la educación básica y superior y, además de evitar el conocimiento científico, ha deshumanizado al educando, ha permitido su deformación condenándolo al puro trabajo teórico especulativo y a su inutilidad manual. Mientras tanto, los trabajadores manuales deforman sus músculos en un brutal trabajo físico en desmedro de sus facultades pensantes.
Esa es la raíz de la crisis de la educación, que es mundial y que no puede resolverse por medio de la superespecialización cretinizante, por más rica y equipada que sea una universidad.
El conocimiento científico, particularmente en el campo social, aunque no ha sido abandonado por la burguesía, en todo caso sólo puede desarrollar la ciencia social y las ciencias “puras” dentro de los límites de las relaciones de producción. Si ha habido una ciencia social crítica no es de la mano de la burguesía, sino justamente todo lo contrario La clase social que encarna el desarrollo de las fuerzas productivas – la clase obrera- es la única cuyos intereses históricos coinciden con el conocimiento de la realidad social, esto es porque su conciencia, elemento decisivo para hacer efectivo el salto cualitativo, parte de la comprensión de las leyes de transformación de esa realidad, es decir de su verdadera esencia.
Sólo la clase obrera y las masas trabajadoras en general están en condiciones de oponer una alternativa a la estructura de la sociedad capitalista y señalar los caminos por los cuales la sociedad desembocará en otra superior, sin antagonismos clasistas y, por lo tanto, humana.
El desarrollo de la ciencia es de interés vital para los trabajadores porque se convierte en el requisito no sólo de su existencia, sino de su liberación.
Se da una complementación entre ciencia y revolución. En el camino de su liberación, los trabajadores se ven obligados a plantear su propia respuesta a todos los fenómenos de la sociedad, entre ellos la educación, en la cual busca formar un profesional integral y humano, que no puede surgir de una sociedad cuya base es la separación entre teoría y práctica.
He aquí la razón por la cual se debe acabar con la sociedad capitalista y por qué el proletariado busca ganar a los sectores progresistas de la intelectualidad pequeño burguesa para su perspectiva histórica. Busca modelar una universidad nueva, pero para ello tiene que arrastrar a las masas para acabar con el capitalismo que impide su surgimiento.
La reforma universitaria viene a ser el campo de lucha entre burguesía y clase obrera para arrastrar a los universitarios detrás de su estrategia. En el actual momento, lamentablemente la ideología burguesa sigue dominando dentro de la Universidad.
El gobierno actual busca profundizar lo que llevó adelante la gestión menemista, adecuar la educación básica y superior a las leyes de la economía de mercado, que incluye la privatización y autofinanciación.
La LES margina de los conocimientos generales, culturales y políticos, a fin de concretarse a la asimilación de recetas técnicas. Esto es para que hombres y mujeres no piensen, no hagan política, no se rebelen contra la sociedad decadente y sirvan aplicadamente para que las empresas y multinacionales logren más y más ganancias.
Este escrito tiene como finalidad aportar nuevamente a la politización del estudiantado, para que den a la universidad estatal el contenido fundamental que requiere el desarrollo de la sociedad, el de tribuna del pensamiento revolucionario y de canal de movilización, propaganda, organización y difusión de la ideología que esté al servicio de los trabajadores y demás capas populares oprimidas.
Contamos con tradiciones excelentes para inspirar y dirigir una transformación profunda de las universidades, contamos con las condiciones objetivas y contamos con argumentos muy poderosos que arman las condiciones subjetivas actuales. Contamos con experiencias y conocimientos más accesibles para casi cualquier perspectiva, tenemos éxitos y podemos analizar críticamente nuestras debilidades. Pero esto por sí mismo no es suficiente. No nos es suficiente la mejor teoría, necesitamos la organización y la praxis como arma revolucionaria para superar el sistema capitalista. La crítica marxista a las Universidades, tal como se ha desarrollado, es necesariamente un llamado para su transformación, para liberarla de las limitaciones ideológicas y materiales de una sociedad basada en la miseria, la barbarie y la ignorancia.
Exigir a la Universidad como clase, los resultados más poderosos en lo cultural, técnico, científico, artístico; para romper con toda enajenación de familia, iglesia, Estado; como ruptura socialista con la sociedad burguesa hasta su superación definitiva apoyada en sus mejores conquistas.

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