Después de dos años de injusta privación de libertad en el penal de Ezeiza, y numerosos vejámenes y violaciones a sus derechos humanos fundamentales por parte de funcionarios del Estado –policía, institución carcelaria, Fiscalía y tribunales-, La China ha logrado recobrar su libertad.
La China es una mujer venezolana, trabajadora, migrante y madre de dos hijos, conocida públicamente bajo dicho seudónimo. Reside en Buenos Aires Argentina, al menos desde el año 2017.
En un artículo previo explicamos que ella sufre de un trastorno poco conocido, denominado trastorno de negación del embarazo o embarazo críptico.
Como consecuencia de ello, en diciembre de 2020 La China no pudo tomar consciencia temprana de que estaba embarazada. El 16 de diciembre, La China sufrió de sangrado profuso, y pensó que se trataba de un caso de menstruación, que además se habían tornado muy frecuentes en el contexto de elevado estrés psicológico, como consecuencia del deterioro de sus condiciones laborales, económicas y familiares durante la pandemia. Ello le causo la pérdida del feto.
Por haber sufrido de esa emergencia obstétrica, fue considerada como una asesina por el Estado argentino, y acusada de homicidio agravado por vínculo.
El pasado 14 de noviembre inició el juicio en su contra, luego de dos años de reclusión en condiciones infrahumanas, las mismas que deben afrontar día a día muchas otras mujeres también allí recluidas.
Elementos para el balance
Faltando poco para el inicio del juicio, diversas organizaciones feministas y de mujeres de Argentina tomaron su caso como una importante bandera de lucha, contra el legado reaccionario de la penalización del aborto y de las emergencias obstétricas en el país.
Gracias al acompañamiento y la difusión pública del caso de La China por parte de estas organizaciones, su historia ha sido conocida por miles de mujeres trabajadorasy trabajadores en Argentina y en el continente.
Salvo un par de notas de prensa en Venezuela, el caso había pasado desapercibido hasta el inicio del juicio entre la izquierda y el movimiento de mujeres en este país.
Por ello, desde la CMI también nos sumamos a esa campaña el pasado noviembre, con la publicación del artículo mencionado arriba (Criminalización de la mujer por emergencias obstétricas: El caso de La China),en el que se detallan los pormenores de su caso.
El artículo tuvo impacto entre sectores de la izquierda en Venezuela, sobre todo ligados a la base histórica del chavismo, al igual que entre compañeras venezolanas que viven y militan en Argentina, como es el caso del colectivo Chavismo Sur. Desde esta organización se planteó el caso al Ministerio de la Mujer y la Comisión de Familias, Religión y Culto de la Asamblea Nacional de Venezuela y la embajada venezolana en Argentina, así como ante antiguos funcionarios diplomáticos como la periodista Helena Salcedo, quien en el pasado ya había logrado la repatriación de venezolanos privados de libertad en el extranjero, para que pudiesen cumplir el término de la pena en Venezuela.
Es necesario acotar que en el caso de la trabajadora Johana González, arbitrariamente privada de libertad por el Estado, desde el Comité de Familiares y Amigos de los Trabajadores Presos se le planteó personalmente a la diputada Asia Villegas, presidenta de la Comisión de Familias de la AN, intervenir en su caso para lograr su inmediata libertad. Johana está en estos momentos, faltando 4 días para noche buena, secuestrada por el Estado, en tanto ya cuenta con boleta de excarcelación desde hace meses. Hasta el día de hoy la diputada Asia Villegas no ha dado respuesta ni muestras de intervenir a su favor.
Al momento de publicar el artículo, la embajada venezolana no tenía aún conocimiento del caso. Es posible que estas gestiones hayan jugado un cierto papel en el resultado favorable del juicio. Sin embargo, hay que señalar que el acompañamiento fundamental a La China en la lucha por su libertad vino de parte de organizaciones del movimiento de mujeres, sociales, de defensa de los derechos humanos y de izquierda en Argentina. Entre los siguientes cuatro agrupamientos se presentaron como amicus curiae en la causa: el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), el Observatorio de la Asociación de Pensamiento Penal (APP), la Cooperativa Esquina Libertad y la Fundación para el Desarrollo de Políticas Sustentables.
La presión política de estas organizaciones logró primero el beneficio procesal de arresto domiciliario, hacia finales de noviembre, y finalmente, el día lunes 12 de diciembre, la libertad plena de La China, constituyéndose en una pequeña victoria más para las mujeres trabajadoras de Argentina y del continente, contra la bárbara opresióny explotación de clase y patriarcal que sobre ellas ejercen los Estados capitalistas.
Sin la presión política que ejercieron todas estas organizaciones sobre el Estado, expresada en las manifestaciones de calle y la propaganda y agitación en las redes sociales, podría no haberse logrado la libertad de La China. No hay otro camino que la lucha política para que la clase obrera, en todas sus expresiones, pueda arrancarle victorias económicas, sociales y políticas al Estado capitalista.
El resultado del juicio
El caso de La China, como también otros antes que este, ha puesto en evidencia la podredumbre que reina en el aparato de Estado, y cómo el papel de este no es otro que el de disciplinar a las mujeres pobres, como parte de la clase obrera, por no cumplir con los estándares que la burguesía como clase ha establecido históricamente sobre la maternidad.
La fiscal señaló que en el juicio fueron utilizados como alegatos, construcciones conceptuales sociales sobre el papel de las mujeres frente a la maternidad. Por ejemplo, aquella de la “buena madre”, que establece como una norma inconsciente el mandato social de las madres de asumir la maternidad ante cualquier circunstancia, obligando así a todas las gestantes a reconocer el embarazo ante la sociedad y ante el derecho, sin que importe la existencia de un trastorno que trastoque la percepción de la madre gestante de su propio embarazo. Un razonamiento de tal naturaleza justifica a los ojos del Estado y su funcionariado la reprobación sin equívoco a una mujer que no sea capaz de reconocer su propia gestación.
Por su parte, Indiana Guereño, directora del Observatorio de la Asociación de Pensamiento Penal, señaló sobre la judicialización de La China que “el castigo es el propio proceso”, recordando las vejaciones que La China sufrió desde el día que fue detenida, como expresión concreta del disciplinamiento de las mujeres trabajadoras por el Estado capitalista.
La lucha continúa: por la emancipación de la mujer trabajadora y la abolición del capitalismo
A pesar de esta victoria, aún existen mujeres trabajadoras y pobres castigadas arbitrariamente por el Estado argentino, como consecuencia de haber sufrido emergencias obstétricas antes de la promulgación de la ley del aborto en diciembre 2020. La propia China, tuvo la oportunidad de constatar la existencia de tales casos mientras estuvo en prisión. Según Rosana Fanjul, de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, actualmente hay todavía 45 casos de mujeres privadas de libertad como consecuencia de emergencias obstétricas.
Lo anterior pone en evidencia que la lucha por le emancipación real de las mujeres trabajadoras sigue siendo una tarea pendiente, en toda la América, y aún en la Argentina a pesar de los avances en los últimos dos años.
Una lucha que debe estar ligada necesariamente a la abolición del Estado burgués, a la expropiación sin indemnización de las palancas económicas que hoy están en las manos de los capitalistas, y a la planificación democrática de la economía, bajo el control y dirección de la clase obrera. Parafraseando al viejo Lenin, no habrá emancipación real de la mujer trabajadora mientras sigan existiendo las bases materiales de su opresión, ni tampoco habrá igualdad real entre hombres y mujeres mientras subsistan las causas materiales de la opresión patriarcal sobre estas últimas.