El ataque a la juventud como política de Estado en el capitalismo

La dictadura cívico militar clerical que aconteció en Argentina entre los años de 1976 y 1983 dejó un rastro de sangre y horror. Fueron más de 30 mil desaparecidos en los 7 años en que se desarrolló la dictadura, existen muchas personas de las cuales, aun hoy, no se sabe el paradero.

Este proceso político llevado adelante por la clase dominante con el visto bueno del imperialismo norteamericano buscaba cerrar con horror y muerte el proceso revolucionario abierto en el país a mediados de los años 60 impulsado por la clase obrera industrial y el estudiantado, cuyo epicentro fue el Cordobazo, el Rosariazo y el Tucumanazo. Tras la crisis mundial del petróleo de 1973, las recetas neoliberales de Thatcher y Reagan llegaban bañadas en sangre.

Para aplastar la resistencia obrera y estudiantil e imponer las ideas de la burguesía el Estado apunto a la juventud que se organizaba en las fábricas, escuelas y universidades. Empresarios, banqueros y terratenientes tenían bien claro el papel clave que la juventud desempeñaba en las insurrecciones obreras que sacudían el país.

Tras el golpe del 24 de marzo el brazo armado de la clase dominante desato la cacería. Como en el caso de los estudiantes del ex colegio Nacional y Comercial de Vicente López que fueron secuestrados el 23 de octubre de 1976. Los compañeros habían participado del movimiento de lucha por el boleto estudiantil gratuito y se organizaban o vinculaban en torno a la juventud Guevarista. Entre 1976 y 1977 6 estudiantes del Vicente López fueron secuestrados, ninguno tenía más de 18 años.

El evento que quedo en la memoria popular como la noche de los lápices del Vicente López tuvo su siniestro antecedente en la noche de los lápices de La Plata el 16 de setiembre, fueron secuestrados, torturados y desaparecidos por las fuerzas represoras de la dictadura. 

La noche de los lápices, en Vicente López y en La Plata, suman 11 jóvenes detenidos-desaparecidos por estar involucrados políticamente, marcando una época de oscuridad, violencia y ataque a los derechos humanos y las libertades democráticas.

Hoy en día, a 45 años después de esos eventos sigue la lucha en las calles por la memoria, la verdad y la justicia para todas las compañeras y compañeros desaparecidos. Es verdad que después de mucha lucha, organización y militancia de la juventud, el boleto estudiantil ya es una realidad, y otros derechos como el derecho al aborto que no fue solo una gran conquista para las mujeres sino también para la juventud y toda la clase obrera, también han sido conquistados. Pero también es cierto que la juventud vive una situación crítica en la actualidad producto de la crisis del sistema capitalista mundial, que golpea fuertemente Argentina. 

La juventud vive un futuro de desempleo, precariedad laboral, hambre y falta de condiciones dignas para vivir, la tasa de desempleo entre los jóvenes en el primer trimestre de 2021 según el Indec, es de 24,9% para las mujeres y 17% para los hombres. 

Según investigaciones realizadas el año pasado el 31% de los estudiantes se encuentran desocupados y el 16% inactivo. Según el mismo censo solo la mitad de los estudiantes se encuentran trabajando y una gran parte de ellos lo hace de manera precarizada. Los datos de esa investigación también dicen que 33% de los estudiantes que trabaja no cuentan con una cobertura médica, también 23% de los estudiantes ocupados no tiene aportes jubilatorios y hay un 75% de precarización laboral juvenil. Los casos de gatillo fácil dejan en obscena evidencia las políticas represivas del Estado contra las y los jóvenes. En solo cinco años la Policía de la Ciudad de Buenos Aires asesinó a 121 personas en casos de gatillo fácil.

Como vimos la situación de la juventud es precaria, principalmente de la juventud trabajadora, que por falta de acceso a un trabajo digno y por falta de condiciones de vida, muchas veces se ve obligada a dejar los estudios, lo mismo pasa en las universidades públicas donde hay un alto nivel de deserción. 

Tanto en dictadura como en democracia formal lo que queda claro es que la existencia misma del sistema capitalista ejerce una violencia sistemática contra la juventud. La violencia institucional contra las y los jóvenes es una forma de mantener el control social.

En ese sentido, la juventud trabajadora, a pesar de estar precarizada tiene tareas ineludibles, que pasan por la defensa de los derechos conquistados, como por ejemplo el boleto estudiantil, la educación pública y el derecho al aborto. También una de las tareas de la juventud es participar y defender las organizaciones político estudiantiles como los centros de estudiantes en las universidades y los gremios estudiantiles en las escuelas. Defender las organizaciones de la juventud y su actividad política es contribuir para crear un futuro donde los jóvenes estén organizados para frenar el ajuste, luchar por nuevos derechos y para defender los derechos y libertades ya conquistados. A su vez la juventud obrera tiene la tarea de organizarse en la fabrica o en el lugar de trabajo.

Como señalamos mas arriba la tarea de la juventud es organizarse por la defensa de los derechos conquistados y en defensa de las condiciones de vida que están siendo avasalladas. En reiteradas ocasiones de la historia los movimientos juveniles y estudiantiles han puesto en jaque a gobiernos burgueses de todo el mundo. Como vimos por ejemplo en Colombia donde las organizaciones estudiantiles unieron fuerzas con los sindicatos para formar un comité nacional de huelga o en Chile donde los estudiantes rebelándose contra el aumento del precio del abono del subte dieron inicio a una autentica rebelión de masas contra Piñera y su régimen. Pero para hacer temblar los cimientos del sistema capitalista es necesario unir el movimiento estudiantil con el movimiento obrero ya que este es el único con la fuerza necesaria para tomar el control de las palancas fundamentales de la economía y plantear la cuestión de quién manda en la sociedad.

El capitalismo puede haber robado a la juventud su futuro, pero no puede robarse sus fuerzas y su predisposición a la lucha. La crisis actual representa una oportunidad excepcional para la juventud para construir una alternativa socialista al sistema capitalista. Organizate con nosotrxs en esta tarea.