Los días 29 y 30 de junio se celebrará en Madrid la cumbre de la OTAN. Participarán 40 presidentes y jefes de Estado de los 31 países que la integran. La cumbre se celebra en medio de la actual guerra en Ucrania, donde la OTAN está completamente involucrada proporcionando al gobierno ucraniano armamento y asesoramiento de todo tipo.
La OTAN es el brazo armado del imperialismo occidental, que está aprovechando la guerra en Ucrania para expandir aún más su alianza militar por Europa, con el pedido reciente de Suecia y Finlandia de incorporarse a la misma. También está expandiendo el militarismo en la sociedad y el gasto militar, para atemorizar con la amenaza de la violencia y la guerra a todos aquellos que intenten socavar su dominio. Los derechos democráticos están siendo cercenados, particularmente en la esfera de la censura y del libre acceso a la información. Se ha creado una atmósfera de histeria antirrusa, y se señala con el dedo acusador como agentes de Putin a quienes tratan de desafiar el statu quo.
La OTAN, una herramienta imperialista
Una de las maniobras más escandalosas de los gobiernos occidentales es el de tratar de presentar a la OTAN como una especie de gran ONG, dedicada a causas humanitarias y a proteger la “democracia” ¡Qué hipocresía más repugnante! La OTAN ha estado implicada en muchos conflictos imperialistas en Europa, África y Asia, apoyando a tiranos y saqueando países, a veces abiertamente y en otras de forma enmascarada prestando apoyo militar a las potencias clave de esta alianza militar: EEUU, Francia y Gran Bretaña. Tiene las manos manchadas de sangre de víctimas inocentes y constituye un enemigo declarado de la clase obrera y de los pueblos oprimidos de todo el mundo.
La OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) fue creada por EEUU en 1949, tras la Segunda Guerra Mundial, para agrupar a la Europa occidental en una alianza militar contra los regímenes estalinistas existentes en la entonces Unión Soviética (que incluía a Rusia) y Europa Oriental.
Tras la disolución del bloque soviético en 1991 y de su propia alianza militar (el Pacto de Varsovia), la OTAN no sólo permaneció, pese a haber desaparecido la excusa de su creación, sino que se fortaleció y amplió progresivamente, pasando de 16 países a los 31 actuales.
Pese a que Rusia, tras la disolución de la URSS en 1991, recibió garantías de Washington de que la OTAN no se extendería a su antigua zona de influencia, esto fue incumplido descaradamente. Los 15 países integrados desde 1991 proceden, sin excepción, del antiguo bloque estalinista de la Europa del Este.
Rusia, pese a que ya no ostentaba el poderío militar y diplomático del que gozaba la antigua URSS, seguía siendo un adversario a tener en cuenta por Occidente. Es el país más extenso del mundo, heredó el poderoso arsenal nuclear soviético, y es uno de los principales proveedores de materias primas del planeta: petróleo, gas, alimentos, minerales, etc. Arrinconar y debilitar a este adversario, incluso tratar de transformarlo en una colonia de Occidente, es un objetivo vital del imperialismo de EEUU. Eso explica la expansión de la OTAN hacia al Este durante estos años, hasta las propias fronteras de Rusia. De hecho, fue el intento de incorporar a Ucrania en la OTAN una de las razones principales esgrimidas por Putin para lanzar su invasión de este país.
En 1999 la OTAN declaró la guerra a Serbia, aliado de Rusia, sometiendo a este país a bombardeos durante 78 días seguidos y causando varios miles de muertos, además de arrasar su infraestructura. A esto le siguieron intervenciones en Kosovo y Afganistán, donde Estados Unidos activó espuriamente el artículo 5 de defensa mutua; y, más recientemente en Libia. Francia y Gran Bretaña intervienen, con el paraguas de la OTAN, en Oriente Medio y la zona subsahariana del Sahel, donde hay tropas españolas.
Fueron EEUU y la Unión Europea quienes promovieron el golpe de Estado en Ucrania en 2014 (el golpe de la plaza de Maidán, en Kiev) para derribar al gobierno de Yanukóvich, amistoso con Rusia, para imponer un gobierno títere prooccidental. Ahora se sabe que los francotiradores que asesinaron a decenas de personas en la Plaza de Maidán para provocar un levantamiento popular contra el gobierno de Yanukóvich, pertenecían a grupos nazis locales prooccidentales.
Su propósito es claro, la OTAN no es solo una alianza defensiva, sino una herramienta de Occidente para promover sus intereses contra Rusia y otros países.
El costo de la guerra
Ahora EEUU tiene como adversario principal a China, que le disputa mercados y zonas de influencia, por lo que ha decidido que sus chicos de los recados de Europa asuman ellos mismos el papel de gendarmes contra Rusia y el gasto principal de la “defensa europea”, con el objetivo de que dupliquen sus presupuestos militares.
En este sentido, se les pedirá a los trabajadores que paguen las decenas de miles de millones de euros en armas que se están vertiendo en Ucrania. Se les pedirá que paguen el aumento masivo del gasto militar interno.
En lugar de utilizar los recursos para elevar los niveles de educación, o invertir en nuevos avances sociales y tecnológicos útiles, o mejor transporte público, los gobiernos ejercerán aún más presión sobre los tensos mercados de materias primas para producir armas muy caras. En el mejor de los casos, estas armas no son más que piezas de chatarra muy costosas; en el peor, se utilizarán para matar a trabajadores y agricultores, y para destruir fábricas y granjas.
Al mismo tiempo, han iniciado una campaña sibilina alertando de que hay que reducir el consumo de alimentos, carne, combustible y gas ante la eventual escasez y encarecimiento de productos básicos.
De lo que se trata es de sacrificar nuestras vidas y la de nuestros hijos para costear las ambiciones imperialistas de la OTAN. Aunque nos dicen que “estamos todos juntos en esto”, la realidad es que la carga se depositará sobre los hombros de las familias obreras. Está muy claro que el precio de las luchas de poder imperialistas la pagan los trabajadores y los pobres, y nadie más. Todo por los beneficios de los ricos que se camuflan detrás de la OTAN.
España y la OTAN
Uno de los hechos más repelentes es el servilismo y entusiasmo de Sánchez y la mayor parte de su gobierno hacia los planes de la OTAN. Sánchez, con el apoyo de la derecha y la ultraderecha, se ha destacado como uno de los sirvientes más guerreristas en el conflicto ucraniano.
El gobierno ha aceptado el compromiso de duplicar el gasto militar español para 2028 y alcanzar el 2% del PIB. Esto implica pasar de los 12.208 millones de euros en 2021 a más 24.000 millones en gasto militar, casi tanto como se paga por los intereses de la deuda pública, que se incrementará con este gasto extra. Incluso, el gobierno estudia otorgar un crédito extraordinario al Ministerio de Defensa para incrementar este mismo año el gasto militar por encima del presupuesto ya aprobado, como una señal de avance hacia ese objetivo, lo que supondría gastar 2.500 millones más en Defensa que el año pasado.
Hay que recordar que el ingreso de España en la OTAN fue una imposición del gobierno agonizante de Calvo Sotelo de la extinta UCD en mayo de 1982, contra el deseo mayoritario de la población. Posteriormente, el PSOE de Felipe González traicionó su programa y sus promesas electorales y pasó a defender la permanencia en la OTAN. Empeñó la enorme autoridad del PSOE en aquellos años para someter al pueblo a un chantaje, poco menos que la llegada del apocalipsis, si España abandonaba la OTAN. Diseñó un referéndum tramposo en marzo de 1986 en el que la permanencia en la OTAN se condicionaba a no ingresar en la estructura militar, a la eliminación de las bases militares norteamericanas bajo la fórmula de su “reducción progresiva”, y la prohibición del tránsito de armas y equipos nucleares en territorio español. Aun así, el 43% rechazó la OTAN. Lo sangrante es que todas esas condiciones fueron burladas en años posteriores. España ingresó en la estructura militar de la OTAN en 1997, las bases militares que permanecieron (Morón y Rota, en Andalucía) adquirieron el estatus de “bases permanentes”, y se aceptó el ingreso de armas nucleares “con aprobación previa del gobierno”.
(España fue incorporada a la OTAN con imposiciones, trucos y engaños a la población. Arriba, papeleta del referéndum OTAN. Todas las condiciones de incorporaciòn a la OTAN fueron burladas por los gobiernos de PSOE y PP)
Nuestra posición es clara. Rechazamos la OTAN y exigimos la salida de España de este organismo militar imperialista, y también la expulsión de las bases militares norteamericanas de Rota y Morón con sus 8.000 efectivos.
Si quieres la paz, lucha por el socialismo
Al final, la existencia de la OTAN no es un capricho. Capitalismo significa guerra, saqueo, opresión. Sólo vinculando la lucha por la paz y el antimilitarismo con la lucha anticapitalista por el socialismo, en el Estado español y en Europa, podremos desembarazarnos de ella.