España: los errores sindicales de ahora son los problemas del futuro

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Desde la Transición hay una característica común en el desarrollo, o para ser más exactos, en la degeneración de las organizaciones sindicales de todo el Estado. Su acercamiento y colaboración cada vez más estrecha con el poder estatal.

Desde la Transición hay una característica común en el desarrollo, o para ser más exactos, en la degeneración de las organizaciones sindicales de todo el Estado. Su acercamiento y colaboración cada vez más estrecha con el poder estatal.

Este proceso afecta a todos los sindicatos independientemente de su ideología original: socialistas, comunistas, nacionalistas, etc (ELA-STV, sindicato mayoritario en Euskadi fue de la mano de todos los Gobiernos del PNV). Este hecho demuestra que el acercamiento al Estado no depende de la doctrina de cada sindicato sino de las condiciones materiales y sociales comunes para todos ellos.

Hoy es un hecho que los sindicatos se han transformado en instituciones semiestatales más dependientes del Estado que de los trabajadores. Sus dirigentes asumieron este papel de agentes sociales, “para el bien y en nombre de los intereses de los trabajadores, para asegurarles cierta influencia en la vida económica del país, y otorgarles el honor de participar en la gobernabilidad del Estado”.

Este papel asignado a los sindicatos modernos deja poco margen para la democracia y  la participación activa en la vida interna de las organizaciones.

El último ejemplo lo tenemos en el recién firmado pacto de las pensiones, donde los afiliados y delegados no sólo no hemos participado, sino que ni siquiera se nos ha informado, nos hemos enterado por los  medios de comunicación. En el sindicato nadie sabia nada, ni los responsables locales, ni los provinciales o autonómicos, nadie… Lo que confirma que la tradicional información y toma de decisiones de abajo hacia arriba no ha existido, en este caso, ni siquiera de arriba hacia abajo, simplemente nos han ignorado.

Y no estamos hablando de un pacto menor, sino de un pacto de tal envergadura que va a afectar decisivamente a la calidad de nuestras vidas; pues lo vistan como lo vistan se trata de un recorte de las pensiones públicas, de un 28,4% de media cuando el proceso de entrada en vigor haya finalizado en el 2027 (fuente: Instituto de Actuarios Españoles).

Esta decisión de firmar sin consultar ni debatir en las bases de los sindicatos ha sido un acto de caudillaje mas propio de organizaciones totalitarias, pero no es la única, todas las reformas laborales llevadas a cabo en las tres últimas décadas han perjudicado a los trabajadores en  pérdida de derechos, condiciones de trabajo y económicas.

Por ejemplo: facilitar y abaratar el despido, precarización del empleo, pérdida del peso de los salarios en la renta nacional, que ha disminuido su porcentaje: en 1980 los salarios representaban el 53% del PIB, en 2010 el 47,4%.

En esta situación no es raro que algunos trabajadores sucumban a la tentación de dejar el sindicato, decisión equivocada, que no ayuda en nada a los intereses de los trabajadores (dejar el sindicato significa debilitar a las organizaciones obreras).

Desde mi punto de vista las tareas más decisivas que hay que reivindicar en estos momentos son tres:

1-Participación para recuperar tradiciones. No abandonar el sindicato. En las empresas llamar a la afiliación a los compañeros y participar activamente en la vida del sindicato exigiendo asambleas, donde se debata y se apruebe el sindicalismo que necesitamos.

2-Independencia total e incondicional de los sindicatos respecto al estado capitalista.

3-Democracia sindical, que las bases puedan participar y decidir sobre todo lo relacionado con el sindicato; órganos de representación, elección y revocabilidad de cargos, formación y política sindical…

Los sindicatos, de servir como herramienta del capitalismo para la subordinación y el adoctrinamiento de los obreros, tienen que pasar a ser la herramienta del movimiento obrero para luchar por sus derechos y su dignidad, para eso fueron creados, con mucho sufrimiento y sangre de la clase obrera.

 

 

S. Rodriguez afiliado U.G.T. Esuskadi