Elecciones en Santa Fe

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La soga que el gobierno de Kirchner tiró al PJ santafesino, en la apertura y cierre de la campaña, no alcanzó para revertir el resultado de las elecciones del 23 de octubre en la provincia, ya que el Frente Progresista Cívico y Social sale como el ganador de la contienda electoral con el 42,85% de votantes, logrando 5 Diputados Nacionales, contra el 33,70% del PJ, con 4 Diputados Nacionales. La soga que el gobierno de Kirchner tiró al PJ santafesino, en la apertura y cierre de la campaña, no alcanzó para revertir el resultado de las elecciones del 23 de octubre en la provincia, ya que el Frente Progresista Cívico y Social sale como el ganador de la contienda electoral con el 42,85% de votantes, logrando 5 Diputados Nacionales, contra el 33,70% del PJ, con 4 Diputados Nacionales.

Los distritos más importantes, Santa Fe capital (bastión histórico del PJ, que obtuvo el 34,50% del electorado ) y Rosario (donde el Frente Progresista consiguió el 48,20%), demostraron la crisis abierta del justicialismo. A pesar del empate técnico del socialismo en la capital santafecina con el PJ, debe interpretarse como un triunfo del Frente Progresista, con el 34,49% del electorado.

El ARI en Rosario no alcanzó a colocar concejales, pero en la provincia se ubicó como tercera fuerza con el 6,19%.

Un dato a destacar el la pulverización del histórico Partido Demócrata Progresista, nucleamiento de derecha, que apenas alcanzó el 3,32%.

La campaña en general, salvo el último tramo se vio afectada por una serie de conflictos salariales y otras reivindicaciones, que oscurecieron al PJ santafecino. Docentes y trabajadores de la empresa Sulfacid, del cordón industrial del norte, mostraron a un gobierno que daba y da la espalda a los trabajadores.

La gestión de Obeid, volcó al electorado -en búsqueda de una opción hacia la izquierda- al Frente Progresista, polarizándose entre esta opción y el Frente para la Victoria.

El nuevo mapa político anticipa los nuevos realineamientos en torno a las necesidades de la burguesía regional, no solamente en relación a los puertos sojeros, sino también a quién aparece como el mejor freno a la ola de reclamos salariales y de trabajo, que entraron en un impasse y que seguramente encausarán nuevamente a la lucha. No debemos olvidar que el PJ gobierna a una de las provincias más ricas del país, con un fuerte contraste de pobreza y desnutrición. Ligado a esto, el proceso inflacionario de los últimos seis meses, -11% según datos oficiales-, tritura los magros aumentos obtenidos.

De todas maneras el voto al Frente Progresista con mayoría socialista debe interpretarse en el sentido más amplio como un fuerte repudio de un PJ alicaído, ligado a la década menemista. Figuras como Reutemann, Obeid y el propio Rossi, candidato elegido por descarte, expresan –a pesar de su travestismo al kirchnerismo- la misma política antiobrera.

Tanto los discursos de Obeid, como los de Kirchner ante el proceso inflacionario en curso, advirtieron que no tolerarán un aumento generalizado de salarios. Los resultados electorales nacionales en mano muestran que el electorado que ha afirmado a Kirchner nuevamente, no expresa un cheque en blanco. Los propios actos electorales en Rosario de apertura y cierre, demostraron una debilidad estructural, con poca asistencia y base militante. Esta corta primavera kirchnerista chocará con los nubarrones de las luchas sociales ya que el acuerdo arribado con las privatizadas otorga un aumento para el 2006 entre un 15 y un 30% en las tarifas y en los combustibles.

La izquierda en el sentido más amplio (IU., PO., PTS., PSA.) apenas raspó el 3,28% del electorado. Caro ha pagado la política de tienda, de secta, de apetencias de aparato, en vez de jerarquizar a los trabajadores, sus reclamos, sus luchas y la necesidad de la UNIDAD. De esta manera perdió nuevamente la posibilidad de disputar en el terreno electoral, entre otros, e influenciar y organizar a los trabajadores, a la juventud en la perspectiva de crear una nueva legalidad social, económica y política.

La izquierda se ha enfrentado a sus propios errores. El desafío por delante es forjar la UNIDAD de la izquierda y los luchadores, sobre la base de un programa socialista, en el convencimiento de la democracia obrera, la que miles de jóvenes y trabajadores que han despertado a la lucha, desarrollaron en los diferentes conflictos de relevancia en este último año y medio.

Granadero Baigorria

La flamante, novedosa y pequeña experiencia puesta en la práctica en esta zona del Gran Rosario, ha mostrado que se puede. Un grupo de compañeros independientes, del MAIZ y de la Corriente El Militante, sostuvieron en la lucha de clases y en este proceso electoral la posibilidad de la UNIDAD.

Comenzó hace tres años largos en donde en general nos encontramos en los mismos conflictos, compartiendo los mismos espacios de debates, con marchas y contra marchas. Las elecciones del 23 de octubre brindaron una oportunidad para poner en la práctica lo que sostenemos y defendemos en el discurso: construir la UNIDAD.

Lejos estamos de ser un espacio amorfo, sin debates, por el contrario las primarias de agosto fueron precedidas por documentos de discusión: situación política, el papel de las elecciones para el movimiento revolucionario, etc. Debates que aún no se han clausurado, logrando la síntesis posible.

Nos presentamos bajo la legalidad del PSA, sin condicionamientos a la hora de definir la intervención y los lineamientos generales de la campaña. Logramos en la medida de nuestras fuerzas instalar el debate de la necesidad de otra democracia, sobre la base de la participación activa y directa de los trabajadores ocupados y desocupados, jóvenes y amas de casa, de la unidad para que se vayan “ellos”, y de la necesidad urgente de la lucha y el cambio social. Denunciamos el intento de plebiscitarse de K, los acuerdos con el imperialismo y las privatizadas.

Fuimos a las generales de octubre con otro material, haciéndonos eco de las luchas del país. Mantuvimos los resultados, viéndonos involucrados en la polarización que en general se vio en la provincia. entre el Frente para la Victoria y el Frente Progresista Cívico y Social.

La izquierda -PO.,UI., PSA.- conservó en general su caudal de votos históricos, casi el 3,70% del padrón de votantes. Lamentablemente como sucedió en el país no se logró una lista única sobre un programa socialista.

En estos días sobre la base de la discusión colectiva de nuestra campaña, pondremos a disposición de los jóvenes y trabajadores nuestro balance y las nuevas perspectivas de trabajo.