El fundamentalismo islámico y el marxismo

El fenómeno del fundamentalismo islámico juega un papel de primer orden en la política internacional. Su origen y desarrollo hunden sus raíces en la decadencia del sistema capitalista mundial y en la opresión imperialista de los países musulmanes, extendiendo la desesperación, la desilusión y la tendencia a eludir la realidad. En esta atmósfera se multiplican y crecen los gérmenes del fanatismo y la irracionalidad El fenómeno del fundamentalismo islámico juega un papel de primer orden en la política internacional. Su origen y desarrollo hunden sus raíces en la decadencia del sistema capitalista mundial y en la opresión imperialista de los países musulmanes, extendiendo la desesperación, la desilusión y la tendencia a eludir la realidad. En esta atmósfera se multiplican y crecen los gérmenes del fanatismo y la irracionalidad.

Las causas del oscurantismo religioso

La profundización del abismo social y económico en estas sociedades ha provocado una intensificación de la crisis política que ha dado nacimiento al extremismo y al terror.

Otra razón importante del resurgimiento del fundamentalismo religioso es la degeneración de los partidos y dirigentes de izquierda en estos países, como resultado del colapso de la Unión Soviética y la traición de las direcciones de los partidos y sindicatos de masas tradicionales.

Otro factor es la corrupción de los políticos burgueses liberales tradicionales. Mientras que los políticos religiosos predican hipócritamente la justicia social, el final de la corrupción, la pureza cultural y la piedad; la propaganda sobre el final del comunismo y el declive histórico del nacionalismo burgués hacen que el fanatismo y el islamismo se conviertan en algo atractivo.

Los padres de las decenas de miles de chicos que asisten a las escuelas religiosas (madrasas) en diferentes países islámicos no pueden proporcionar algo mejor a sus hijos. Estos chicos sólo tienen dos futuros: o se convierten en carne de cañón del mercado laboral infantil o son empujados a la prisión de las escuelas religiosas donde al menos reciben algunas migajas y abrigo. En estas escuelas hay un continuo régimen de opresión, tortura, intimidación, represión sexual y adoctrinamiento teocrático.

Al enseñarles la historia de un pasado remoto, sus mentes se hunden en la oscuridad de la guerra, los mitos, las costumbres y los valores de la época pre-medieval. Su histeria ha destruido una generación de jóvenes de los países musulmanes. El terrorismo, la barbarie y el derramamiento de sangre provocados por este fanatismo son el producto de una sociedad estancada y un sistema corrupto.

¿Un movimiento "antiimperialista"?

En el auge del fundamentalismo islámico la retórica antiimperialista ha demostrado ser muy útil. Pero el contenido "antiimperialista" de grupos como Hamas, Yihad islámica, Hezbollah, o los Talibán no está dado sobre reivindicaciones sociales y progresistas, y mucho menos sobre el cuestionamiento de la propiedad privada, sino sobre la teoría reaccionaria del "choque de civilizaciones", compartida por los intelectuales burgueses reaccionarios occidentales, que no distingue entre obreros y capitalistas ni en Occidente ni en sus países.

La realidad es que las bases económicas y financieras de todos los estados religiosos, ya sean Israel, Pakistán, Irán, Arabia Saudí o el ex-talib Afganistán, tienen un carácter capitalista. La diferencia entre las civilizaciones occidental y oriental es superficial y secundaria. La mayoría de las diferencias sociales, culturales y tradicionales son fruto de los diferentes niveles y etapas de la evolución histórica en la que están inmersas estas sociedades.

Por eso sus diferencias y acuerdos, su amistad y enemistad, también son superficiales, temporales e hipócritas. De ahí que los imperialistas y los fundamentalistas cambien continuamente sus lealtades y relaciones según cambian sus intereses y preferencias. Por esa razón, a veces son amigos y en otros momentos enemigos.

Los fundamentalistas islámicos son contrarios a las actividades de sindicatos y organizaciones laicas y de izquierda, reducen el papel de la mujer a la esclavitud doméstica y son enemigos mortales del socialismo.

Es un completo error dar ningún tipo de crédito antiimperialista a Hamas o al régimen iraní, como han hecho algunos grupos de izquierda que han claudicado al fundamentalismo islámico tomándolo como una genuina tendencia antiimperialista. Hamas y Hezbollah únicamente aspiran a ser reconocidos por el imperialismo como interlocutores en representación de "sus" pueblos.

Capitalismo y fundamentalismo

En Irán las dos fracciones de los "mulás" creen en el capitalismo. La fracción de Jamenei-Ajmadineyah está dominada por los capitalistas iraníes locales y los "bazaris" que no quieren abrir la economía iraní a los monopolios. Pero la economía iraní, basada en este "capitalismo nacional" está en crisis. Debido a su aislamiento social y político, y a la presión internacional, el ala liberal de Rafsanyani quiere permitir que el capitalismo monopolista entre en Irán. Pero ambos métodos de sustentación del capitalismo han fracasado y no juegan ningún papel positivo en el alivio de la pobreza o el desarrollo social.

En Pakistán, el apoyo más importante de los partidos religiosos procede de los barones de la droga, capitalistas, empresarios y comerciantes de clase media.

El auge de la economía sumergida y el fundamentalismo religioso son las expresiones malignas de la intensa crisis económica, social y política de este obsoleto sistema.

Los sistemas económicos históricamente caducos como el capitalismo, en sus formas más desarrolladas, caen víctimas de la asfixia, la crisis y la regresión social. Por eso, además del fundamentalismo en los países islámicos también existe el fundamentalismo cristiano en EEUU. Los fundamentalistas cristianos de EEUU han declarado que los acontecimientos del 11-S estuvieron motivados por la cólera de Dios, porque en EEUU ha aumentado la promiscuidad, la decadencia moral y la corrupción social. Mientras que Bush y Blair aluden al cielo y la revelación para justificar sus monstruosidades, los fundamentalistas cristianos lanzan bombas en clínicas abortivas asesinando a los médicos que allí trabajan.

De la misma forma, los fundamentalistas religiosos judíos son adoctrinados con el deseo fanático de extender el dominio del sionismo por el mundo. Consideran el asesinato de palestinos como la matanza de infieles. Bajo esta cobertura de fundamentalismo, los gobernantes israelíes están cometiendo la peor forma de represión y barbarie. El resultado es el fanatismo religioso, el terrorismo, la barbarie y el odio mutuo. Mientras, continúa el derramamiento de sangre de víctimas inocentes.

Cuando las políticas corruptas de los gobernantes y su sistema caduco no consiguen desarrollar la sociedad, utilizan a las capas atrasadas de la población para dividir y sabotear al movimiento obrero. Las peregrinaciones, las visitas a santuarios religiosos y la emisión de mensajes en ceremonias religiosas forman parte de este proceso.

El fundamentalismo islámico es un fenómeno histórico producto de las condiciones actuales de declive capitalista. En su etapa de apogeo encontramos en la sociedad musulmana una extensión y desarrollo colosales en múltiples campos de la ciencia, la cultura y la filosofía. Centros del conocimiento y la enseñanza como Córdoba, Bagdad, El Cairo, Damasco, y muchos otros, abrieron nuevas perspectivas al desarrollo del conocimiento e intelecto humanos. Fue la síntesis de civilizaciones antiguas y ricas como Siria e Irán, junto con España y otros países, lo que proporcionó la inmensidad y la grandeza del avance islámico.

Una de las razones del declive del imperio islámico fue el ascenso de la reacción, la intolerancia, la codicia de riqueza y poder, y el fundamentalismo actual está plagado de estas características. Este declive ha provocado no sólo el colapso de la civilización, también ha estrangulado las mentes con grilletes religiosos, pensamientos estrechos y sociedades que se han convertido en ciénagas.

Un arma del imperialismo

La utilización de la religión por parte del imperialismo para intensificar la explotación no es un fenómeno nuevo. En este aspecto, la Iglesia y el fundamentalismo cristiano proporcionaron la justificación religiosa, la protección y apoyo para ocupar territorios y amasar ganancias.

La relación del imperialismo con el fundamentalismo islámico también es bastante duradera. El fundamentalismo islámico fue utilizado por la dominación imperialista en el mundo árabe. Para defender sus intereses imperialistas y económicos, EEUU ha ignorado todos los crímenes, violaciones de los derechos humanos, y todas las demás formas de represión perpetradas por estados autocráticos como Arabia Saudí o Marruecos.

Igualmente, durante el último siglo los imperialistas occidentales utilizaron los diferentes partidos fundamentalistas para acabar con los dirigentes progresistas y los movimientos de la clase obrera. En sus orígenes, este fue el caso de los Hermanos Musulmanes en Egipto contra Nasser, de Jammat-e-Islami en Pakistán contra Bhutto, el PPP y la izquierda; de los talibán en Afganistán, o de Hamas en Palestina.

El fundamentalismo islámico también resulta muy útil al imperialismo para desviar la atención de la crisis que vive el capitalismo estadounidense, para asustar a la clase obrera y echarle la culpa a la amenaza terrorista de las heridas provocadas por la pobreza y el desempleo.

Socialismo y civilización

En el pasado, en los países musulmanes estallaron guerras y revoluciones, como en otros países del mundo. En Afganistán, Yemen, Siria, Etiopía, Somalia y muchos otros países musulmanes se produjeron procesos revolucionarios, aunque de una forma deformada, que derrocaron al capitalismo y al feudalismo, convirtiéndose en países "socialistas", bajo la órbita de la ex-Unión Soviética. El partido comunista más grande fuera del llamado bloque soviético se creó en un país musulmán, Indonesia. En 1963 su militancia ascendía a tres millones. Estos movimientos reaparecerán de nuevo.

Para detener y desviar esta revolución, los imperialistas estadounidenses y los fundamentalistas islámicos están extendiendo la absurda idea del choque de civilizaciones.

Por lo tanto, la teoría del "choque de civilizaciones" es históricamente incorrecta, corrupta, reaccionaria, desorientadora y altamente engañosa. La civilización que resultará de la internacionalización igualitaria de los medios de producción y la tecnología, se basará en la fraternidad universal de los seres humanos y la verdadera unidad de la especie humana. Sólo la clase obrera puede provocar el nacimiento de esta civilización, eliminando todos los prejuicios religiosos y de otro tipo remanentes del pasado, a través de la lucha revolucionaria y la revolución socialista. Será una civilización libre de opresión, explotación, barbarie, pobreza y privación, marcará el principio de la verdadera historia de la humanidad.