El debate presidencial y el futuro inmediato de México

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El 6 de junio se llevó a cabo el segundo debate presidencial, primero con la presencia del candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador. Ya han pasado un par de días de dicho evento y es posible establecer conclusiones menos impresionistasde los resultados del mismo. Primeros efectos del debate El 6 de junio se llevó a cabo el segundo debate presidencial, primero con la presencia del candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador. Ya han pasado un par de días de dicho evento y es posible establecer conclusiones menos impresionistas de los resultados del mismo. Primeros efectos del debate
En primer lugar quedó claro que la confrontación real se ha reducido al enfrentamiento entre dos polos, uno el de la burguesía y otro el de los trabajadores; Izquierda y Derecha.
Otro aspecto a destacar es la debacle del candidato del PRI, partido que gobernó durante la mayoría del siglo pasado en México. Su candidato Roberto Madrazo Pintado, buscaba desesperadamente presentarse como una opción de centro. Craso error, cuando la polarización es tan grande, como la que vivimos actualmente, el centro tiende a disolverse como si estuviera atrapado por dos ruedas de molino. La deserción de muchos integrantes del PRI rumbo a cada extremo se hará más patente de ahora en adelante y su catástrofe de junio le dará otro golpe más a su existencia como partido político nacional.
El tercer aspecto que se evidenció en el debate fue el continuismo que significa la política de Felipe Calderón (el candidato de la derecha), con respecto al gobierno de Fox. Expresado en la promoción de una empresa familiar (dirigida por Diego Zavala, cuñado de Calderón) tomando como base de crecimiento el tráfico de influencias y las posiciones privilegiadas de los panistas en distintas instituciones de gobierno. Con ello Calderón no hace más que repetir lo que ya es práctica corriente en todo el panismo, cuyo Jefe Diego es todo un ejemplo de esas prácticas.

América Latina hierve

Volviendo al primer aspecto que señalábamos, el proceso de polarización en la lucha de clases y su expresión en el terreno electoral no es un asunto privativo de México, no hay un solo país de América Latina que no lo este viviendo.
Recientemente hubo elecciones en Colombia y Perú, en ambos países los partidos de la burguesía estaban acostumbrados a disputarse el control del aparato gubernamental casi sin la intervención de expresiones políticas de los trabajadores. Particularmente difícil era la posición de la organizaciones como la Unión Patriótica de Colombia, en la cual se expresaba el Partido Comunista, la cual vivió el asesinato de miles de sus militantes a manos de los grupos paramilitares durante finales de los ochentas y principios de los noventas, algo parecido sucedió con el M-19 organización ex guerrillera que luego de rendirse ante el Estado tuvo un breve periodo de auge electoral. Pese a esas experiencias la presidencia en Colombia era sólo disputada entre Liberales y Conservadores, cuyas diferencias eran y son imperceptibles dado que son propiedad de diversos sectores de la oligarquía. Afortunadamente ahora ha surgido una alternativa de izquierda que obtuvo más del 20% de los votos quedando en segundo lugar. Sin duda el proceso de recomposición de esa opción puede crecer si se reafirma como alternativa y no le da balones de oxigeno a los alicaídos partidos tradicionales.
En Perú Humala forzó a una segunda vuelta y estuvo muy cerca de vencer en la segunda, la diferencia entre él y Alan García, candidato triunfador fue mínima, este aspecto también es positivo, de hecho es muy importante destacar que en lo que se refiere a la elección vista en su conjunto en Perú asistimos a una debacle de la derecha la cual tuvo que apoyar al candidato socialdemócrata ante el peligro de que Humala ganara en la segunda vuelta. Por supuesto no hay duda de que la burguesía peruana intentará gobernar basado en un APRA totalmente dócil a sus designios, síntoma de los tiempos es que en el Perú tengan que gobernar disfrazados de una opción de “centro” que trata de ocultar, como le es posible, sus vínculos con los sectores de derecha que han gobernado el Perú desde 1990.
En México tampoco la derecha quiere mostrarse como tal, Calderón jura y perjura que es de “centro”, no obstante su programa de defensa a ultranza de lo que llama “legalidad” su llamado a la mano dura en contra de los movimientos de los trabajadores, llámense mineros, campesinos o estudiantes, lo delatan. Su programa hacia el movimiento social ya se vió en Michoacán, con dos mineros muertos, en Atenco con dos jóvenes asesinados (en el momento de escribir este articulo se confirmo la muerte de Alexis Benhumea, cuya memoria debemos honrar luchando), decenas de mujeres violadas y presos políticos. Por supuesto, no faltaba más, él también, como Fox está a favor del bienestar de la “familia”, entendiéndola como a una red mafiosa de empresarios se enriquecen utilizando su posición como funcionarios.

El significado para las masas de un triunfo del PRD

López Obrador no es el ideal que nos gustaría para presentarse en contra del partido de la burguesía, su programa esta lleno de ambigüedades y buenos deseos que no se pueden llevar a la práctica si no se atacan las bases mismas del sistema. Pero en los últimos meses se ha perfilado en él una orientación claramente enfocada a los sectores más explotados de la sociedad, su campaña expresa claramente “primero los pobres” y señala objetivos concretos de elevación de salarios a esos sectores y medidas para recortar la parte del ingreso nacional que le corresponde a la burguesía, tanto la que succiona plusvalía dentro del estado, como la que representan los grandes empresarios, a los cuales la perspectiva de pagar impuestos aterra más que la luz del día a un vampiro. Por supuesto de que al mismo tiempo que hace esto se desmarca de posiciones anticapitalistas y hace un llamado a los sectores “honestos” de la burguesía a que le entren al “Proyecto Alternativo de Nación”. No obstante está claro de que, en caso de llegar a la presidencia, las masas exigirán la parte del pastel que López Obrador les ha prometido, “Ya nos toca” es una frase que la campaña de AMLO ha hecho popular y que se seguirá repitiendo, adquiriendo connotaciones cada vez más radicalizadas, en la medida de que este claro que ese “ya nos toca” sólo será posible enfrentando a la burguesía.
En este marco las masas votaran a la izquierda y de forma revolucionaria utilizando las siglas de un partido (PRD) con una dirección y unos candidatos de los cuales es muy difícil señalar alguna cualidad progresista, dicho todo esto tratando de ser lo más diplomático posible. En pocas palabras, las masas actuarán de forma revolucionaria basándose en individuos no revolucionarios. No será la primera vez que sucede, tampoco la última. Lo importante es que se abrirán enormes posibilidades para los diversos sectores que en base a la lucha no dan un cheque en blanco. Los trabajadores del IMSS, los cuales aprovecharon en un mitin del PRD para protestar contra su dirigente sindical, ungido como candidato a Senador por AMLO, nos muestran algo de lo que se viene.

Masas revolucionarias y dirigencias reformistas

Aquellos trabajadores que, desde sus sindicatos, sus barrios, sus escuelas, se organicen para votar contra el proyecto de la burguesía utilizando las siglas del PRD serán la base de las siguientes luchas por hacer efectivas esas promesas de cambio. Lo harán intentando transformar al PRD y paralelamente luchando en cada una de su organizaciones por sus demandas concretas.
Por supuesto que una cosa no depende de la otra, especialmente porque la manera en que se desarrollen los acontecimientos depende de múltiples factores que aún no están determinados, entre ellos el que López Obrador sea reconocido presidente a pesar del fraude que se avecina. Aún en el caso de que esto último sucediera, también dependería del lapso que las masas le permitieran actuar sin muchos cuestionamientos, el periodo de “luna de miel”, normal en estos casos. Por otro lado los movimientos en lucha que están detonados, mineros, magisterio y Atenco, serán afectados de los resultados del proceso, en la medida en que está claro que este gobierno tiene todas las intenciones de aniquilarlos si les es posible.
No obstante la primera prueba del futuro gobierno será resolver los conflictos antes señalados. Por supuesto nuestra posición es que desde ahora AMLO debe pronunciarse a favor de las demandas de los mineros, los maestros de Oaxaca y por la libertad de todos los presos políticos.

Viva la lucha obrera

Los sindicatos han propuesto un paro nacional para el día 28 y al mismo tiempo han hecho un llamado a no votar por el PAN. Es una tarea de todos, ello incluye las bases del propio PRD, hacer que la huelga sea todo un éxito. Ese será un marco inigualable para generar el ambiente combativo necesario para dar el siguiente golpe el 2 de julio y finalmente derribar al gobierno panista de una vez por todas. Al mismo tiempo un paro de 24 horas bien organizado será una muestra para el siguiente gobierno de que con la clase obrera no se juega y que más vale que lo piensen dos veces antes de enfrentarla.

Estar alerta y prepararnos para la luchar contra el fraude

Sin duda el escándalo del “cuñado incómodo” es un factor en contra del candidato de la derecha, y ello sumado a la debacle del PRI, generarán una situación bastante peligrosa en esta recta final. La burguesía está nerviosa, es capaz de todo para imponer a su candidato. Los trabajadores tenemos que fortalecer la organización y prepararnos para enfrentar el fraude anunciado e impedir que el PAN continúe al frente del gobierno, ese será un paso, pero de ninguna manera un fin en sí mismo. El reformismo, el mejor intencionado, sólo es capaz de poner en evidencia que el estado capitalista siempre será un obstáculo insalvable para que se logren cambios auténticamente progresistas para las masas. Sólo cuando se expropien las grandes empresas capitalistas será posible establecer las bases para un desarrollo racional y verdaderamente humano de México y por supuesto del mundo.