¿Dónde está parado el activismo sindical de izquierda?

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Uno de los mayores problemas que padece la vanguardia obrera de nuestro país es la carencia de una fuerte corriente sindical de oposición, insertada en la CGT y en la CTA, que agrupe a los miles de activistas y obreros de vanguardia descontentos con la política de la burocracia sindical. Esta situación no es culpa del bajo nivel de conciencia de los trabajadores, o de su debilidad estructural, como afirman los escépticos, sino de la falta de madurez política de las direcciones políticas y sindicalescales de izquierda bajo las que está encuadrada la mayoría del activismo clasista. Uno de los mayores problemas que padece la vanguardia obrera de nuestro país es la carencia de una fuerte corriente sindical de oposición, insertada en la CGT y en la CTA, que agrupe a los miles de activistas y obreros de vanguardia descontentos con la política de la burocracia sindical.

Esta situación no es culpa del bajo nivel de conciencia de los trabajadores, o de su debilidad estructural, como afirman los escépticos y los cobardes, sino de la falta de madurez política de las direcciones políticas y sindicales de izquierda bajo las que está encuadrada la mayoría del activismo clasista.

Desde el estallido del Argentinazo, la Corriente Socialista El Militante insistió en que el trabajo dentro de los sindicatos, CGT y CTA, era absolutamente vital para el enraizamiento del activismo sindical de izquierda dentro del movimiento obrero. La experiencia confirmó que ni el “piqueterismo” ni otras formas organizativas “nuevas” (“comités”, “coordinadoras”, etc.) pueden desafiar el papel central de los sindicatos y de sus estructuras en las empresas (Comisiones Internas y Cuerpos de Delegados) en la canalización de las reivindicaciones económicas de los trabajadores.

La parálisis del MIC

Por esa razón, saludamos en su momento la formación del Movimiento Intersindical Clasista (MIC) que, frente al divisionismo sectario imperante, parecía ofrecer un frente único genuino que atrajo la atención de cientos de activistas en todo el país.

La aparición del MIC reflejaba el resurgimiento de la lucha obrera por sus reivindicaciones económicas tras años de derrotas amargas y retrocesos. Las condiciones para el desarrollo de una corriente sindical opositora, con una base sólida, estaban dadas. De inmediato se empezaron a organizar regionales del MIC en muchos lugares.

Lamentablemente, este desarrollo promisorio del MIC fue trabado desde el comienzo por rivalidades internas y por diferencias sobre los objetivos del movimiento. Tomando como excusa el rechazo a las tácticas aventureras y ultraizquierdistas de los grupos sectarios, la mayoría de los dirigentes del MIC adoptó la posición opuesta: una inactividad casi total. El MIC quedó reducido a un mero club de discusión de “dirigentes” que se limitaron a lanzar algunos comunicados de prensa, organizar un modesto acto cada 1º de Mayo y desarrollar talleres de formación sindical.

Una dirección que merezca ese nombre siempre tratará de basarse en los elementos positivos que ofrece la realidad ¡que existen y son muy inspiradores! para estimular al activismo a que se organice y extienda su influencia, además de participar cotidianamente en las luchas con volantes, comunicados de prensa, etc.

Creemos que el cometido principal del MIC debió ser la formación de corrientes opositoras, unificadas nacionalmente, en cada gremio donde tenían adherentes: UTA, Ferroviarios, ATE, Ctera, bancarios, petroleros, telefónicos, comercio, metalúrgicos, etc. Y particularmente cuando, en algunos casos, el MIC tenía referentes de alcance nacional (Subte, telefónicos, ferroviarios, comercio). Con la excepción de Ctera, nada se hizo en este sentido. Se desaprovecharon, irresponsablemente, 3 años donde capas amplias de los trabajadores mostraron inequívocamente su disposición a la lucha. No es casualidad que la nueva camada de luchadores antiburocráticos que emergió en el último año (caso de neumáticos FATE, Línea 60 de colectivos de Capital, y otros) no haya buscado en el MIC un referente al que vincularse.

Se tiene la impresión de que la mayoría de la Mesa Nacional del MIC, junto a las agrupaciones políticas y sindicales que la sostienen, considera el movimiento su corralito privado. Así, es muy preocupante que la Mesa Nacional no convocara el plenario nacional correspondiente al mes de diciembre como estaba previsto, sin verse en la obligación de dar ninguna explicación en el interior del movimiento.

De esta manera, se impide a decenas y cientos de luchadores obreros, que adhieren al MIC, opinar y debatir sobre la actuación de estos compañeros y sobre el presente y el futuro de nuestro movimiento.

Más irresponsable aún es el hecho de que algunos miembros de la Mesa Nacional del MIC estén insinuando disolver el movimiento sin convocar siquiera a un plenario donde debatir una propuesta tan seria.

Ni sectarismo ni inmovilismo: frente único para intervenir

Ahora, grupos sectarios como PO, PTS o MAS se frotan las manos por el fracaso del MIC. Pero no pueden ser tomados en serio. Carecen de posiciones dirigentes en ningún sector relevante del movimiento obrero. Y allá donde tienen la oportunidad, sus tácticas- que combinan aventurerismo y oportunismo- llevan regularmente a la pérdida de posiciones sindicales y a las mayores derrotas, como vimos en el caso de Casinos y otras. Los cantos de sirena sectarios nunca nos desviarán del rumbo principal: la necesidad de impulsar políticas de frente único sobre la base de un programa común acordado ¡para intervenir sistemáticamente en el movimiento obrero! que es lo que no hizo el MIC.

El MIC enfrenta el momento más decisivo de su breve existencia. Es necesario cambiar drásticamente de política. Los “dirigentes” inmovilistas, conservadores y rutinarios, que se limitan a lloriquear y obstaculizan el desarrollo del movimiento, que carecen de confianza en los trabajadores y en sí mismos, deben dar un paso al costado. Apelamos a los sectores honestos de la Mesa Nacional del MIC (que confiamos son la mayoría) y también a su base, a que convoquen un nuevo plenario para refundar el Movimiento sobre la base de un funcionamiento democrático, con la revitalización de las regionales, y para discutir un plan serio de tareas y campañas que nos permitan recuperar el MIC como una herramienta útil y en el referente principal de los luchadores obreros de nuestro país.