Debate sobre Venezuela en el Parlamento británico

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El 8 de marzo el Parlamento británico celebró un debate sobre Venezuela, propuesto por el parlamentario laborista por Elmet, Colin Burgon. En la apertura del debate, Burgon dijo que estaba decepcionado con la respuesta que había recibido de Tony Blair a su pregunta sobre Venezuela unos días antes: “Mi deseo de destacar los cambios en América latina y buscar una respuesta positiva, me llevó a preguntarle al Primer Ministro por su perspectiva sobre los acontecimientos en América Latina, pero su reaccióacción diplomática a mi pregunta me resultó un tanto decepcionante.”

“Un pequeño tsunami político”

El 8 de marzo el Parlamento británico celebró un debate sobre Venezuela, propuesto por el parlamentario laborista por Elmet, Colin Burgon. En la apertura del debate, Burgon dijo que estaba decepcionado con la respuesta que había recibido de Tony Blair a su pregunta sobre Venezuela unos días antes: “Mi deseo de destacar los cambios en América latina y buscar una respuesta positiva, me llevó a preguntarle al Primer Ministro por su perspectiva sobre los acontecimientos en América Latina, pero su reacción diplomática a mi pregunta me resultó un tanto decepcionante.”

“Desde luego, alguna gente en América Latina lo encontró más que decepcionante y esto creó un pequeño tsunami político”. También hizo referencia a “algo que sólo puede ser descrito como unos comentarios terriblemente embarazosos de un subsecretario del Ministerio de Exteriores en las columnas de The Times el 13 de abril de 2002. Él dio la bienvenida al derrocamiento de Chávez en un golpe de estado pero, desagraciadamente para él y afortunadamente para el pueblo de Venezuela, el golpe fracasó un día después, cuando Chávez recuperó su presidencia gracias al apoyo popular”, e hice una pregunta al gobierno: “¿qué esfuerzos se han hecho desde abril de 2002 para reparar el daño que ese comentario obviamente causó?”

Colin Burgon también señaló que “la política exterior de un gobierno laborista debería de estar motivada no sólo por consideraciones de interés económico propio, sino por un sistema compartido de valores políticos” y que en este aspecto “Venezuela fue el primer país de América Latina en comenzar el proceso de rechazo al dominio de lo que llamamos ideas neoliberales y al consenso de Washington, y experimentar con las ideas de antiglobalización”.

También insistió en la naturaleza democrática del gobierno de Hugo Chávez: “Dado que la oposición y EEUU hablan de la legitimidad democrática de Chávez, es interesante observar que él se ha enfrentado al electorado en ocho ocasiones, en seis años hasta finales de 2004, un récord que no se ha visto en ninguna otra parte de América Latina”. Burgon explicó en detalle el impacto de los programas sociales del gobierno venezolano: “Una serie de programas de inversión social llamados Misiones cubren cuestiones como la educación preescolar, la educación primaria y la alfabetización, la educación secundaria, la formación vocacional del trabajador, el cuidado sanitario primario en los barrios más desfavorecidos y un programa de distribución de alimentos que cubre al 60 por ciento de la población. Se calcula que más de un millón de personas han sido alfabetizadas como resultado de estos programas. Los más pobres del país tienen acceso a la asistencia médica por primera vez en su vida gracias en parte a los 17.000 médicos procedentes de Cuba”. Y añadió que Venezuela “incluso ha sido capaz de financiar programas sociales regionales como la Misión Milagro, que permite a los pobres latinoamericanos recibir tratamiento oftalmológico gratuito en Venezuela y Cuba”.

Pero Burgon también advirtió que “el papel cada vez más activo de Venezuela se ha encontrado con una hostilidad absoluta por parte de la derechista administración republicana en Washington. Por ejemplo, el 16 de febrero, Condoleezza Rice pidió un ‘frente unido internacional’ contra Venezuela”. “Existe un gran peligro en el intento estadounidense de aislar a Venezuela”, explicó Burgon.

Colin Burgon después pasó al punto central del debate que según él era: “la cuestión de quién determina nuestra política exterior sobre ese enorme y cambiante continente. ¿Puede el Ministro reafirmarme que nuestra política no está siendo subcontratada a elementos derechistas en EEUU y me enseñará alguna evidencia de cómo nuestra política es claramente diferente en este aspecto? ¿Comparte mi punto de vista y el de la mayoría de mis casi 100 colegas parlamentarios -me refiero a la moción 1.644- de que todos los gobiernos electos en la región deberían ser tratados con igual respeto y que los fundamentalistas estadounidenses de derecha deberían desistir de sus esfuerzos de desestabilizar el gobierno elegido democráticamente de Chávez?”

El siguiente en hablar en el debate fue Daniel Kawczynski, un parlamentario conservador. Aunque comenzó diciendo que Hugo Chávez había sido elegido democráticamente (a duras penas podría haber disputado esto) y que “deberíamos trabajar con él”, la razón por la que dijo esto quedó claro cuando mencionó que “hay muchas empresas petroleras británicas en Venezuela, que generan una gran cantidad de beneficios para este país. Estoy hablando de producción de petróleo y gas. Estoy seguro de que una empresa como BP estaría agradecida de que el debate esté garantizado y que tengamos una oportunidad de discutir las cuestiones. Venezuela es la tercera economía más grande de América Latina, y proporciona al Reino Unido una oportunidad tremenda para la inversión extranjera directa”.

A continuación añadió un ingrediente venenoso al debate cuando dijo que “Venezuela tiene un papel importante que jugar en cuanto al comercio de narcotráfico a través del Caribe. Espero que podamos trabajar estrechamente con el gobierno venezolano sobre cuestiones de drogas para tratar un problema creciente que ellos representan”. La acusación infundada de que Venezuela es de alguna manera “blanda” con las drogas ha sido utilizada reiteradamente por Washington para intentar justificar su campaña contra Chávez y la Revolución Bolivariana.

El siguiente miembro del parlamento que participó en el debate fue Jon Trickett del Partido Laborista, que dijo claramente lo siguiente: “Existen fuerzas de extrema derecha en la administración estadounidense que no tolerarán la dirección que ha tomado el gobierno venezolano y las conexiones internacionales que están consiguiendo”. También denunció enérgicamente que el consenso de Washington está siendo el “que provoca las sociedades más desiguales imaginables”. “En América Latina, el 10 por ciento más rico controla el 48 por ciento de los ingresos, y el 10 por ciento más pobre comparte el 1,6 por ciento de los ingresos”.

Después llegó el turno del parlamentario conservador Mark Pritchard, que lanzó un ataque abierto sobre Chávez y su gobierno. Acusó a Chávez de no hacer lo suficiente para luchar contra la pobreza, diciendo que Chávez en su lugar gastaba dinero para “movilizar a dos millones de civiles y entrenarlos en las técnicas básicas de cómo manejar un AK47” para luchar contra lo que él consideraba “una falsa amenaza”. Sabiendo que EEUU ha estado hablando abiertamente de la necesidad de cambiar el régimen en Venezuela y sabiendo de su pasado en organizar golpes de estado e invasiones en América Latina contra gobiernos que no le gustan, la revolución bolivariana tiene buenos motivos para adoptar medidas defensivas, incluido el armamento del pueblo contra la amenaza muy real de una intervención imperialista.

Pero lo que más preocupaba a Pritchard eran obviamente los negocios. “América Latina necesita líderes que envíen claras señales a la comunidad inversionista de que sus países son seguros, de confianza y estables, un buen lugar para hacer negocios”, aunque está claro que él lo que quiere decir es que América Latina necesita líderes que permitan a las multinacionales explotar sus recursos naturales. A continuación reveló lo que realmente preocupa a los representantes de las grandes empresas en Gran Bretaña, es decir, la radicalización de la Revolución Bolivariana: “Una de las cosas más desacertadas del Presidente Chávez es su retórica, que parece ser más estridente según pasan las semanas. La semana pasada hubo comentarios sobre enemigos imperiales; ha habido lo que ha venido en llamarse “la cruzada contra el capitalismo” y está el eje que forma con Cuba, que tiene un terrible registro en derechos humanos”.

El siguiente en hablar en el debate fue el parlamentario laborista por Hayes and Harlington, en el oeste de Londres, y secretario del ala de izquierda Socialist Campaign Group de parlamentarios Laboristas, John McDonnell. Comenzó diciendo que él “no quería perderse este debate porque soy el presidente de la campaña ‘Manos Fuera de Venezuela’”. McDonnell centró sus comentarios en el impacto de la revolución venezolana (“y es una revolución” insistió) sobre las mujeres.

“Desde 1998, cuando Hugo Chávez fue elegido presidente, y especialmente desde 2002 y 2003, la población desarmada de Venezuela ha derrotado primero un golpe de estado y después el sabotaje a la industria petrolera, ambos apoyados por la administración de EEUU. Estos acontecimientos importantes lanzaron un proceso de cambio dramático en el país, que fue apoyado por el pueblo venezolano, particularmente las mujeres”, explicó.

Destacando que el debate estaba produciéndose el Día Internacional de la Mujer, McDonnell insistió en “que son mayoritariamente mujeres de base las que se han hecho cargo de las misiones educativas y sanitarias…, la alfabetización, los programas de primaria, secundaria y universidad, y los comités de salud que dirigen los 20.000 médicos, principalmente cubanos, que viven y trabajan en la comunidad. Estas misiones han transformado el país. Venezuela fue declarada libre de analfabetismo en el 2005. Hay un millón de niños más que asisten ahora a la escuela y tienen tres comidas gratis al día. Todo el mundo ahora tiene acceso gratuito al cuidado sanitario”.

Y añadió: “Son las mujeres las que formaron los comités para adjudicación de la tierra tanto en las zonas rurales como urbanas, de manera que las familias que emigraron del campo a la ciudad después del boom del petróleo en los años sesenta y que terminaron en tierras ocupadas, ahora tienen las escrituras de sus hogares. La tierra sin cultivar en el campo está siendo distribuida”.

John McDonnell, que ha estado al frente de la campaña para construir un movimiento de solidaridad con la revolución venezolana, dejó claro que “el pueblo de Venezuela cree que su petróleo y sus recursos naturales les pertenecen. Explicó cómo son conscientes de los peligros de una intervención imperialista. “Hoy, las mujeres están manifestándose ante la embajada de EEUU en Caracas para entregar una petición exigiendo el final de la ocupación en Iraq. También han hablado contra la intervención de EEUU en Haití. Ellas no tolerarán ningún intento de intervención que las prive de los ingresos petroleros de su propio país”. Y terminó con: “La tarea de todos los demócratas y progresistas de todo el mundo es apoyar la revolución y, en particular, la lucha de las mujeres venezolanas”.

El siguiente parlamentario en hablar también fue otro fuerte seguidor de Venezuela, el cual ha hablado en varias ocasiones en actos de “Manos Fuera de Venezuela”. Jeremy Corbyn, parlamentario laborista por Islington North, explicó las raíces de la pobreza y la desigualdad en el continente americano: “La revolución bolivariana de la década de 1820 consiguió la independencia de España, que fue una tremenda conquista. El propio Bolívar encabezó la independencia en todo el continente. El problema es que él no vivió suficientemente. Después de su muerte, el movimiento de independencia esencialmente cayó en manos de la aristocracia terrateniente en un país tras otro”. Debido a esto, explicó: “El descubrimiento de petróleo en Venezuela durante la década de 1920 no llevó a una liberación de las condiciones de vida de la población de Venezuela, sino a un declive de la agricultura y a la continuación de la injusticia y una concentración fabulosa de la riqueza en una pequeña proporción de la población”. La revolución bolivariana encabezada por Hugo Chávez, dijo Corbyn, “está corrigiendo los errores de los últimos dos siglos”.

Respondiendo a los puntos planteados por los parlamentarios conservadores sobre los intereses empresariales, Corbyn dijo “que muchas empresas de la City londinense han conseguido una fantástica cantidad de dinero de América Latina durante los últimos 200 años, siendo una de ellas la Vestey Corporation, de la cual los honorables caballeros deben saber mucho porque ha financiado al Partido Conservador durante los últimos cien años y lo ha ayudado en sus empeños”. También denunció la hipocresía de aquellos que hablan de derechos humanos en Cuba: “EEUU quiere dar lecciones a otros países sobre democracia y derechos humanos, pero hay una parte de Cuba donde se produce un brutal abuso de los derechos humanos: esa parte se llama Bahía de Guantánamo y debería ser cerrada”.

Explicó cómo dos miembros del Partido Laborista de su distrito electoral, afiliados a la campaña “Manos Fuera de Venezuela”, asistieron al reciente Foro Social Mundial en Venezuela y “trajeron un interesante informe sobre lo que ellos habían observado, de como los pobres no sólo habían sido ayudados por la revolución, sino de como también se sentían fortalecidos por ella”.

Otro punto interesante del debate fue cuando el parlamentario conservador Geoffrey Clifton-Brown mencionó al Vestey Group, “que ha visto como el gobierno de Chávez le ha arrebatado la mayor parte de su tierra. Eso, por supuesto, no está ayudando a la inversión en Venezuela; no crea un buen clima”. Jeremy Corbyn le pidió que explicara “¿cuánta tierra de la arrebatada estaba sin cultivar en el momento de su ocupación?” a lo que Clifton-Brown respondió que “esto era absoluta propaganda difundida por el gobierno Chávez”. No fue una sorpresa, pues, cuando Clifton-Brown declaró que él “¡estaba estrechamente relacionado con la familia Vestey!”

Para cerrar el debate, el Ministro para Oriente Medio (Dr. Kim Howells), que obviamente sabía poco sobre América Latina y particularmente sobre Venezuela, dio una respuesta diplomática, que no fue respuesta en absoluto, a las cuestiones planteadas y concluyó con clichés sin sentido como: “es en interés del Reino Unido seguir comprometido en la región”, “nuestra política sigue buscando la colaboración constructiva con Venezuela” y “tenemos mucho que ganar trabajando juntos”.

El debate en el Parlamento fue muy importante y puso al gobierno Blair bajo presión. En el próximo período el movimiento de solidaridad debe redoblar sus esfuerzos y garantizar que Bush y Blair mantengan sus manos fuera de Venezuela.