Bolivia: El MAS y la COB deben impulsar la formación de organismos de poder popular

0
168

Bolivia sigue transitando una situación explosiva. Después de arder bajo el fuego de la bronca popular y de la huelga general que prosiguió, el gobierno pro-imperialista de Lozada, que llego al poder en una situación de debilidad sui generis, está temporalmente contra las cuerdas Bolivia sigue transitando una situación explosiva. Después de arder bajo el fuego de la bronca popular y de la huelga general que prosiguió, el gobierno pro-imperialista de Lozada, que llego al poder en una situación de debilidad sui generis, está temporalmente contra las cuerdas. Si bien retiró el “impuestazo” y prometió diálogos y otra panaceas, ahora maniobra y difunde mentiras infantiles propias de quien está a punto de caer al precipicio: intentona golpista, francotiradores, manifestantes pagos por el MAS; y va más allá amenazando a estatizar los sindicatos que se oponen a su falsa espada de Damocles. Su único sustento es Washington, FMI y la bolsa de gatos de la OEA.

El impulso de la lucha de las masas populares no sólo logró detener y echar para atrás los planes de ajuste del gobierno, sino que sigue sacudiendo y radicalizando el ambiente que se respira en Bolivia, fortificando el espíritu revolucionario de las masas que mediante la acción directa en la calle, van comprendiendo lentamente “quien manda aquí”. Producto de esto, la COB se colocó a la cabeza del movimiento y llamó a la huelga general de 48 horas, para los días 17 y 18 de febrero, que fue apoyada por el Estado Mayor del Pueblo. Obviamente, esto conectó con los sentimientos de obreros, campesinos, estudiantes y capas oprimidas.

En los dos primeros meses del año, la represión se ha cobrado la vida de más de 40 personas, y centenares de heridos y detenidos. Resulta claro que la sola existencia del capitalismo en general y en Bolivia en particular, significa más penuria, hambre y muerte, mientras las trasnacionales y los empresarios locales llenan sus arcas.

Pero por más condenado que esté Lozada y el capitalismo, ambos no van caer solos, suicidándose ante el dedo acusador de la historia. No van a dejar el poder, y a largo plazo, pueden utilizar toda la violencia imaginada para mantener sus privilegios a costa de más sacrificios para la clase obrera y los campesinos. En esta perspectiva, debemos poner al orden del día la necesidad de crear organismos de poder obrero y popular, como forma de luchar contra la burguesía y el imperialismo, para obtener la satisfacción de todas las demandas que grita el pueblo trabajador y campesino, irrealizables bajo el capitalismo y el régimen de propiedad privada. Esto no puede hacerse de otra forma que mediante una revolución genuinamente socialista, una revolución encabezada por los trabajadores con el apoyo de los campesinos.

Pero las masas bolivianas no están solas: América Latina, en un proceso de flujos y reflujos, avanza en la comprensión de que la causa directa del hambre, la explotación y la muerte radican en el sistema capitalista, independientemente de nombres y títeres de ocasión, y se apresta a la lucha. La Federación Socialista de América Latina, lejos de ser una buena idea, se alza como la única opción para poner los colosales recursos de la región en manos y en beneficio de todos los trabajadores, campesinos y pobres latinoamericanos.

De hábiles maniobras, artimañas para dividir el movimiento revolucionario

Cuando las crisis revolucionarias sacuden los cimientos de la sociedad, el Estado y la clase dominante, es cuando podemos apreciar con más claridad el cinismo, la hipocresía y la basura que conlleva la política burguesa. No pudiendo ocultar su carácter de clase, viéndose contra las cuerdas por el impulso popular, al gobierno de Lozada ya ni le preocupan las buenas formas, y la sacrosanta Constitución y las leyes, y todo los demás, van a parar felizmente al tacho de basura.

Como De la Rúa, victima directa del “Argentinazo”, Lozada en primera instancia disparó versiones sobre “complot”, “intentona golpista”, y al igual que su par argentino, hizo más que el ridículo. Pero como todavía detenta formalmente el “poder” y necesita introducir en los valientes trabajadores y campesinos el veneno de la desmoralización; ahora todo el conflicto acuñado se reduce a un par de “locos” francotiradores, que actuaron por su cuenta y responsabilidad. Pero este “loco” es el Capitán del Ejercito René Molina. Detenido por la Policía Técnica Judicial, René “el loco” incitaba a disparar a los militares contra los policías acuartelados y vestía de civil. Según Bolpress.com “Los testigos confirmaron que un helicóptero de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) sobrevoló el cielo paceño transportando militares presuntamente francotiradores quienes –según varios ciudadanos- descendieron del helicóptero a las azoteas de los edificios, usando cuerdas.” La estrechez del gobierno quiere inducir al pueblo Boliviano a pensar que el conflicto empezó por una negligencia de un “loco” que actuó por cuenta propia. Entonces, por una ruda lógica, el conflicto debe terminar. Es una lastima que la realidad no sea tan simple y superficial, y es obsceno “dorar la píldora” para pensar que un Capitán del Ejercito puede actuar por cuenta propia. Puro cinismo.

Otras de las artimañas de Lozada es atacar en el frente sindical para dividir y atomizar el accionar de la clase obrera organizada. El gobierno sabe de su debilidad, y que temporalmente está contra las cuerdas y asfixiado. Necesita aire y desviar la atención. Previniendo nuevos enfrentamientos y movilizaciones que puedan dejarlo de patitas en la calle, busca controlar y poner bajo el control del Estado a varias centrales obreras regionales que exigen su renuncia.

Las Centrales Obreras Departamentales de La Paz, Oruro, Cochabamba y Uyuni, la refundada Federación de Petroleros, la Federación de Fabriles de Cochabamba, la Federación de Luz y Fuerza y la Federación de Fabriles de La Paz, son demasiado “combativas” para el gobierno, además de pedir su cabeza. La hipócrita estrategia se resume en que, debido al saqueo e incendio de los archivos del Ministerio del Trabajo, no pueden darle a los dirigentes sindicales reconocimiento legal, por lo cual deben abandonar sus actividades y volver al trabajo si no quieren perderlo. Por debajo de este método torpe, lo que se busca es enfrentar a las centrales regionales con la COB. El ministro de Trabajo, Jaime Navarro declaró: "Estas organizaciones están cuestionadas por la Central Obrera Boliviana (COB). Además, toda la documentación en trámite fue robada y quemada. Por lo tanto, no habrá reconocimientos sindicales hasta dentro de un mes". Hay que agregar que el gobierno advirtió que dialogará con la COB, que tiene el reconocimiento del Poder ejecutivo, cuando deje de estar influenciada por el MAS del compañero Evo Morales. El Viceministerio de Relaciones Laborales, dijo que la COB "está engañando al pueblo y a la clase laboral" cuando se vincula al Secretario Ejecutivo de la COB, Saturnino Mallcu, con el MAS.

El empresariado y la burguesía en su conjunto saludan este gesto “patriótico” del gobierno. Amparados en la decisión gubernamental, advirtieron que ellos solo respetarán a los dirigentes reconocidos por el Ministerio de Trabajo, los dirigentes que no tienen tal aprobación están al margen de la Ley y pueden ser echados de sus fuentes de trabajo. Acá vemos la naturaleza de la “oposición” de la burguesía a los planes del Estado.

Apoyándose en los elementos más vacilantes y obsecuentes de la cúpula de la COB, el gobierno busca claramente ganar tiempo y dividir a la clase obrera para disminuir el enorme potencial revolucionario, busca instalar una tensión entre el Estado Mayor del Pueblo y la organización clásica de la clase obrera. Es una provocación más de un grupo de ladrones que se saben sitiados por las masas. Hay que denunciar este hecho con todas nuestras fuerzas, y la COB principalmente debe pronunciarse firmemente contra esta medida que está contra de los derechos que los trabajadores consiguieron mediante sus heroicas luchas. Quien sirve a esta división activamente o con el silencio es un traidor a los intereses de la clase obrera y de los oprimidos. Por el momento, la estrategia no ha tenido resultados: la COB declaró la huelga general para el 17 y 18 con movilizaciones, y otra huelga más sin fecha precisa que también contará con bloqueos a las carreteras.

Por otra parte, vemos hasta donde llegan las hermosas leyes y tratados bajo la democracia burguesa. La burguesía se ampara en el decreto gubernamental para la posible “caza de brujas” de sindicalistas opositores. Pero por encima de esta figurita legal, está el Convenio Internacional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ley desde 1962 en el Estado boliviano, donde se afirma que el gobierno y los empresarios "no pueden involucrarse" en las decisiones de los trabajadores organizados.

Nunca una situación mejor para explicar ante la clase obrera que, así como luchamos con fuerza por las demandas parciales y los objetivos cotidianos, debemos dejar en claro que todo lo que podamos conseguir bajo el capitalismo tiene un carácter parcial, temporal, ya que lo que da la burguesía con una mano te lo quita con la otra. La burguesía y su Estado no pueden sobrevivir sin atacar los derechos y el nivel de vida de los trabajadores.

Contradicciones de abajo y de arriba

Cuando un movimiento de masas irrumpe con la amplitud y virulencia como ocurrió la semana pasada en Bolivia, sacude profundamente todos los cimientos de la sociedad produciendo temblores tanto en la clase dominante como en las organizaciones populares.

Ya vimos en el articulo anterior cual fue la actitud oportunista y cobarde de la burguesía boliviana. Antes del domingo 16, día en que el Estado Mayor del Pueblo declaró una “tregua” por quince días para que el gobierno cumpla las demandas populares, la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB) y la Confederación Nacional de Industrias (CNI) por medio de sus voceros, pidieron la renuncia del presidente y de todo su ministerio en pleno, declarándolos culpables por la muertes y las convulsiones ocurridas. Después del 16, Roberto Mustafá, vocero de CEPB, dando un giro en el aire y escuchando los rumores de que Lozada cambiaría su ministerio, declaró a Bolpress.com: "No es posible que no nos guste el Presidente que hemos elegido y que pidamos la renuncia o que tengamos que estar en situaciones intransigentes pidiendo renuncias, eso es inaceptable; pero lo que hemos rechazado es al gabinete económico, eso es una cosa diferente porque vemos políticas equivocadas".

Está es la naturaleza de la burguesía, oportunista, que cambia de color según las circunstancias, cubriendo sus responsabilidades en la rapiña de la economía boliviana y la explotación de los trabajadores. La declaración de la “tregua” del Estado Mayor le cayó como un anillo al dedo a la burguesía y al gobierno de Lozada, mientras dos huelgas generales paralizaban las ciudades del interior y una columna de más de 4 mil obreros, pequeños comerciantes y estudiantes penetraba en la Paz.

La resolución del Estado Mayor del Pueblo del 16 febrero en el primer punto mantiene la exigencia de la renuncia del gobierno. En los otros puntos de la resolución, se pide a las instituciones (gobierno) “la realización de una consulta nacional ciudadana sobre los temas de la exportación de gas a EEUU, la capitalización de las empresas publicas y la participación de Bolivia en el ALCA”, que las mesas de negociación sean de cara al pueblo, manteniendo la idea de revertir las privatizaciones, y se convoca al pueblo boliviano y sus organizaciones para discutir los problemas mencionados “con el fin de preparar la ASAMBLEA CONSTITUYENTE POPULAR Y DE LAS NACIONES ORIGINARIAS, para cambiar estructuralmente el país. El encuentro nacional se realizará en la ciudad de La Paz, el 25 y 26 de febrero de este año”. El ultimo punto da un plazo de 15 días al gobierno para resolver las demandas.

El 18 de febrero, el canciller Carlos Saavedra, que preside el cuerpo ministerial, anunció las renuncias de dieciocho ministros. El Goñi, como le dicen a Lozada, sabe que temporalmente está contra las cuerdas y se mueve hábilmente para recomponer el gobierno de la burguesía. Así lanzó rumores sobre supuestas ofertas para satisfacer las demandas de los cocacoleros. En un mensaje televisado, el presidente anunció que reducirá el número de ministerios y de otras instituciones y que someterá al sector público a un estricto control de gastos. Acto seguido, Evo Morales como vocero del Estado Mayor del Pueblo, que aglutina a sectores de izquierda y de sindicatos radicales, dejó atrás la demanda de renuncia inmediata del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y en suspenso, las movilizaciones y medidas de presión. Según los rumores que surgieron de la mesa de dialogo de la coca, la propuesta oficial es permitir a los productores de la hoja de coca tener medio cato (800 metros cuadrados) por familia, en la región del Trópico de Cochabamba.

Según Evo Morales: “Nosotros hemos pedido media hectárea, pero el medio cato que ofrece el gobierno es una apertura y un avance”, aunque después afirmo que ya no cree en las mesas de diálogo. Según se pudo saber, las bases campesinas siguen reclamando la hectárea de coca por familia a cambio de una reducción voluntaria. “Quiero desmentir algunas declaraciones de dirigentes, en sentido de que el gobierno aceptó medio cato de coca. No lo podemos hacer porque estamos impedidos por la Ley 1008, pues ésta señala que las plantaciones del Chapare son ilegales”, indicó Oviedo, ministro de Desarrollo Alternativo.

Como vemos, con rumores y desmentidas el gobierno busca aislar y enfrascar al Estado Mayor del Pueblo en promesas que nunca va a cumplir en totalidad, dada la sumisión a Washington y la propia incapacidad. La idea es desligar el movimiento revolucionario del campesinado pobre de las movilizaciones obreras de la COB. El hecho de que la huelga general de 48 horas no fuera masiva, es producto indirecto de la “tregua” del Estado Mayor, ya que si bien adhirió, no hizo un llamamiento y en la practica disminuyó el potencial de la huelga. La unidad elemental de clase obrera y campesinado es lo que aterra a la burguesía, y está dispuesta a prometer concesiones para ganar tiempo, y de ser posibles enfrentarlas. Asimismo, el gobierno del Goñi prepara la venta del gas a Estados Unidos y México por puertos chilenos, atizando el momento oportuno para dar esta hermosa noticia.

Algunas Cuestiones

Decía Trotsky que la dirección de una clase no es de ninguna manera un simple reflejo, “el producto de su propia creación”, sino que se forja en el proceso de lucha de clases. En consecuencia, son las grandes sacudidas históricas (guerras y revoluciones) donde se manifiesta la contradicción entre la clase y su dirección, y hasta en el caso en que la vieja dirección evidencie que no está a la altura de las circunstancias, la clase no puede improvisar inmediatamente una nueva dirección de acuerdo con su espíritu, si no mantiene una tradición de cuadros revolucionarios que puedan aprovechar la situación y ofrecerse como alternativa.

Objetivamente podemos decir que Bolivia transita un situación revolucionaria, lo que no quiere decir que estemos cerca de la “toma del poder”, no tenemos que confundir la revolución y la insurrección, el todo con la parte; la revolución pasa por etapas de alzas y bajas, de flujo y reflujo, ligado al estado de conciencia de las masas. Este proceso no sigue una línea recta, y se extenderá en el tiempo hasta el enfrentamiento final: la revolución o la contrarrevolución, la clase obrera y el campesinado pobre o la reacción de la burguesía y el imperialismo.

Si bien la dirección de la COB vaciló muchas veces y no apoyó en la practica las movilizaciones de enero, producto de las presión de las bases y de la situación en las calles, la COB se puso a la cabeza y llamó a la huelga general por 48 horas manteniendo la exigencia de renuncia del gobierno, sumándose al reclamo de una Asamblea Constituyente Popular que propone el Estado Mayor del Pueblo. Obviamente la dirección de la COB no es netamente revolucionaria ni tiene una perspectiva genuinamente socialista. Es tarea de los marxistas bolivianos volver a transformar a la COB en la vanguardia revolucionaria de la clase obrera, apoyándose principalmente en los sectores mineros y otros, que tienen una historia bastante rica en estas cuestiones.

Debemos decir que el factor subjetivo es determinante en una situación revolucionaria, un partido u organización en la cual los oprimidos reconocen a su lideres y depositen sus anhelos de cambio, de transformación. El MAS y el Estado Mayor son organizaciones de masas, principalmente en el campesinado pobre. El compañero Evo Morales goza de una popularidad increíble ante las masas oprimidas y trabajadores, popularidad que se ganó en la calle con su valentía y coraje.

La “tregua” es por lo menos una controversia. No puede estar fundamentada en las promesas del gobierno, ya que dada la situación de la economía, volverá una y otra vez a atacar el nivel de vida de los campesinos y trabajadores, por más que dé soluciones estrechas y parciales. Más allá de las intenciones del Estado Mayor, esto le permite al gobierno de Lozada por lo menos dentro de 15 días, desviar la atención y rearmarse para una ofensiva. Cuando las masas pobres del campo y la ciudad están más atentas a la situación, y mantienen una expectativa profunda en la situación, una tregua quizás no sea lo más apropiado. Hay que aprovechar las situaciones que se presentan.

Es más, la declaración de “tregua” fue un error porque crea ciertas ilusiones en sectores de las masas de que el gobierno de Lozada puede atender la mayor parte de los reclamos de campesinos y trabajadores. Enfrentada a la amenaza mortal de un estallido revolucionario de las masas oprimidas, los capitalistas y terratenientes bolivianos pueden prometer el sol, la luna y las estrellas, mientras conspiran y se preparan a espaldas del pueblo para dar un golpe decisivo contra el movimiento de las masas, para el momento en que éstas bajen la guardia. Habría que mantener la presión sobre el gobierno con la movilización, organizando órganos de poder obrero y popular y extendiendo la agitación en la base de los soldados y policías.

En la situación actual, debemos repetir una y mil veces, y explicar pacientemente a las masas campesinas y oprimidas, que sus problemas (la tierra, la coca, el latifundio) no pueden solucionarse al margen de los trabajadores de la ciudades, sino que la condiciones para darle una solución amplia a los problemas campesinos y obreros, la aplastante mayoría de la sociedad, es la lucha y el establecimiento por la democracia obrera y campesina. Solo una perspectiva socialista e internacionalista puede apuntar a elevar el nivel de vida del pueblo de Bolivia, y expropiar del poder y propiedades a ese pequeño grupo de parásitos que viven de nuestro sudor. No debemos plantear esto en abstracto.

No debemos permitir que la cuña que intenta instalar la burguesía se haga efectiva, ni creer sus promesas que provienen de su desesperación por “normalizar” el capitalismo boliviano, cosa que es imposible por la situación nacional e internacional. El Estado Mayor del Pueblo y la COB representan a la gran mayoría de los sectores campesinos y obreros. Por más que cada uno apoye las acciones, huelgas y manifestaciones del otro, urge un enlace efectivo y fuerte, que aumente el potencial de la acción revolucionario de las masas y fortalecer su unidad natural. La burguesía que coquetea con la “oposición” debe permanecer al margen, esta unión entre el Estado Mayor y la COB la mantendrá a raya.

La participación activa y democrática de las masas es la garantía del triunfo. Para esto es necesario popularizar y agitar fervorosamente por la formación “Comités Obreros y Campesinos”, como una manera de agrupar a las masas, involucrarlas en sus asuntos y elevar sus conciencia, es la única forma de llevar a cabo el programa de nacionalizaciones bajo el control obrero, el aumento de salarios, repartir la tierra, etc. Estos comités pueden expresar claramente los anhelos y sentimientos de las masas, a la vez que van tomando el destino en sus manos.

Sobre la “asamblea constituyente popular” y los organismos de poder obrero y campesino

Los dirigentes del MAS y la COB coinciden en que los destinos del país deben ser regidos por una “Asamblea Constituyente Popular”. El problema con esta consigna es que no se explicita en qué consistiría esta “asamblea constituyente”, cómo se eligiría ni que la diferenciaría del actual parlamento en sus atribuciones. La cuestión central es que, bajo las estructuras económicas capitalistas, que se descansan en la propiedad privada de un puñado de ricachones y multinacionales de la industria, la banca y la mayor parte de la tierra, no importa qué órgano parlamentario se sitúe a la cabeza del país, sea el actual parlamento o una asamblea constituyente que implemente una nueva constitución para Bolivia. Dada su debilidad, y si no le queda otra chance, la burguesía podría incluso aceptar la convocatoria de tal “Asamblea Constituyente” mientras no le arrebaten sus privilegios, la propiedad de la tierra, las fábricas y grandes empresas. Pero es precisamente arrebatar eso a la burguesía, no palabras, lo que necesitan las masas oprimidas de Bolivia.

En la actual etapa, una vez que las masas han podido comprobar en la práctica la fuerza de su poder por medio de la acción directa (huelgas, marchas y levantamientos populares), arrastrando incluso a secciones importantes de las fuerzas represivas, como la policía, dejando en suspenso al gobierno capitalista, y teniendo tras de sí a la aplastante mayoría del pueblo boliviano; de lo que se trata es de hacer avanzar el proceso revolucionario que debe culminar en la expropiación de los grandes capitalistas, terratenientes y multinacionales, reorganizando la sociedad bajo un gobierno de los trabajadores y el pueblo oprimido.

Por eso la tarea más urgente es la formación de los órganos de poder popular que pueda llevar esto a la práctica, que no son otra cosa que “comités obreros y campesinos” en las ciudades y las zonas rurales, que abarquen a la mayoría de los trabajadores, campesinos y resto de capas oprimidas de la sociedad, y que incluyan a las organizaciones obreras y campesinas. Estos “comités” deben formarse en cada lugar de trabajo (empresa, fábrica, mina, escuela), ciudad, barrio, pueblo y aldea, y deben estar coordinados entre sí a nivel local, regional y nacional por medio de representantes de dichos comités, elegidos y revocables en cualquier momento por sus bases.

Combinando la agitación en el reclamo desde las demandas más básicas sentidas por las masas (empleo, salario, vivienda, etc) con las más generales (la tierra, reestatización de empresas privatizadas, control obrero y nacionalización de la industria y de la banca) sería posible unir en un breve espacio de tiempo a la inmensa mayoría de la sociedad tras estos “comités”. Paralelamente habría que agitar entre la base de soldados y policías a que formen sus propios comités para impedir que sean utilizados contra el pueblo y que se coordinen con los “comités obreros y campesinos”.

Por último, habría que llamar a la convocatoria de un Congreso nacional de comités, formado por representantes elegidos de los mismos para que asuma el poder y lleve a la práctica el programa revolucionario. Que algunos compañeros prefieran denominar a un órgano de este tipo “asamblea constituyente popular” o de otra manera es secundario, siempre que estemos de acuerdo en el fondo, que debe ser un Congreso nacional de representantes directos de los órganos de poder obrero y campesino (comités) formados a nivel local y regional. Precisamente, el encuentro organizado para los días 25 y 26 de febrero en La Paz por las organizaciones populares debería tomar la resolución de impulsar la creación de los organismos genuinos de poder popular, como antes describimos.

De todas formas es puro impresionismo afirmar que la situación es estable. Todo lo contrario. Ni en quince días ni en un par de años, la burguesía podrá satisfacer las demandas populares, ya que esto significaría perder una parte de sus beneficios y privilegios. Los tibios rumores de golpe de Estado son la expresión del miedo de la burguesía y el gobierno, que no callan de gritar que es doloroso “la lucha entre hermanos bolivianos”. Cinismo extremo: los únicos hermanos de los obreros y campesinos bolivianos, son los hermanos de clase explotados en Argentina, Brasil, Colombia, Venezuela, etc, todos llamados a derrocar al sistema que los reduce a la miseria en sus respectivos países y unirse para forjar un destino juntos, armónico: la Federación Socialista de América Latina.

21 de Febrero, 2003.