Ante el paro agropecuario patronal

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El paro agropecuario de 9 días convocado por los empresarios rurales tuvo un carácter reaccionario indudable. La alimentación de la población no puede estar supeditada al interés de lucro de un puñado de terratenientes y empresarios que viven como reyes. La producción alimentaria es un factor social de primer orden que debe estar bajo el control democrático de la población.

Luchar por una política alimentaria socialista

El paro agropecuario de 9 días convocado por los empresarios rurales tuvo un carácter reaccionario indudable.
El objetivo del paro fue protestar por los impuestos a las exportaciones (retenciones) de los productos agropecuarios y las limitaciones a dichas exportaciones.
El gobierno pretende con estas medidas que vuelquen una mayor cantidad de productos al mercado interno y no suban los precios.
La realidad es que el kilo de de ganado vivo pasó de $0,74 en el 2001 hasta $2,15 en el 2006, casi un 300%. Los precios internacionales en dólares subieron a cotas históricas, y la devaluación con un dólar alto ($3,10 por dólar) hacen que la rentabilidad del campo haya alcanzado niveles desconocidos. Además, estos empresarios tienen el gasoil subsidiado, lo que rebaja sus costos.
En la cosecha 1999-2000 la ganancia por hectárea fue de $US10, y en la de 2004-2005 fue de $US80, aumentó un ¡800%!
Las exportaciones del sector agropecuario alcanzaron los $US20.000 millones en el 2005, $US8.000 millones más que en el 2002. Y las retenciones supusieron sólo $US2.735 millones.
No olvidemos que la carne subió más del 100% en los últimos 4 años para el consumidor.
Aunque se quejan de que parte de sus ganancias van a los frigoríficos y comercios, esto siempre fue así. Pese a eso, las ganancias de los empresarios agrícolas son enormes.
Los chacareros y pequeños productores también se sumaron a la protesta, porque enfrentan mayores costos, pero son manipulados por los grandes productores para sus intereses.
La política de precios del gobierno fracasó una vez más. En el mes de noviembre la carne subió un 3%; y un 10% más durante el paro.
Lo que se necesita es una política agroalimentaria socialista. La alimentación de la población no puede estar supeditada al interés de lucro de un puñado de terratenientes y empresarios que viven como reyes. La producción alimentaria es un factor social de primer orden que debe estar bajo el control democrático de la población.
Una política agroalimentaria socialista debería plantear la expropiación de los grandes terratenientes y hacendados, de los grandes frigoríficos y de las cadenas exportadoras, todo ello sin indemnización y bajo el control democrático de los trabajadores implicados en estos sectores. Los peqeños productores tendrían asegurada su renta. Y los trabajadores tendríamos alimentos de calidad y baratos, a poco más del precio de costo, una vez que desapareciera el interés privado, egoísta y mezquino de los grandes capitalistas que lucran con el hambre del pueblo.