Elecciones primarias: Rotundo rechazo a la derecha por parte de los trabajadores y los sectores populares

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ENSAYO GENERAL. NI UN PASO ATRÁS 

Los números arrolladores de las primarias dejaron al kirchnerismo en una posición ideal para triunfar en octubre, y con ello relegar a la derecha que busca acabar con el gobierno de la presidenta. Fueron de 50,07% para Cristina Fernández contra 12,17% de Alfonsín y 12,16% de Duhalde.

ENSAYO GENERAL. NI UN PASO ATRÁS 

Los números arrolladores de las primarias dejaron al kirchnerismo en una posición ideal para triunfar en octubre, y con ello relegar a la derecha que busca acabar con el gobierno de la presidenta. Fueron de 50,07% para Cristina Fernández contra 12,17% de Alfonsín y 12,16% de Duhalde.

Con un claro instinto de clase, los trabajadores y los sectores populares, ante una perspectiva más general de mantener o perder las conquistas conseguidas y en la disputa por quién detenta el poder de aquí a 4 años, no dudaron y se volcaron masivamente a dar apoyo electoral al gobierno.

No está de más decir que, para ello, estos sectores debimos saltar la alambrada mediática y de la oposición que, incluso, llegó a pedir la suspensión de estas primarias y se despachó, por ejemplo, contra el Juez Zaffaroni a pocas semanas del comicio, con el solo fin de manchar la campaña electoral, como hicieron con el caso Schoklender en la ciudad de Buenos Aires.

La participación (77,82% del padrón) fue mayor que en las elecciones nacionales de 2007 (76,2%) y 2009 (76,9), lo que indica la intención de intervenir a favor del actual proceso de reformas, contra los programas de ajuste, recesión y represión de la derecha.

La oposición de derecha ha recibido un enorme cachetazo, porque se mostraba exultante tras las derrotas del kirchnerismo en los procesos electorales de la Ciudad de Buenos Aires y de las provincias de Santa Fe y Córdoba. La derecha esperaba que en estas primarias se mantuviera este declive “aparente” del oficialismo. Su error fue tratar de extrapolar mecánicamente los resultados particulares de las elecciones locales, en la tendencia general de la sociedad que expresan las elecciones nacionales. Ya que en las primeras pesan más factores accidentales (carisma de los candidatos, pactos de aparatos, emergencia de personajes mediáticos “no políticos” (como Del Sel), campañas tipo “buena onda” sin fondo político (como la realizada por Macri), que frivolizan los comicios.

A esto debe añadirse, como ya expusimos en su momento, la mala campaña electoral del oficialismo, particularmente en la Capital Federal. Ha sido siempre una constante que, cuando el kirchnerismo diluye las cuestiones de clase y asemeja su política y su discurso al de la oposición burguesa, pierde pie en la sociedad.

Pero, sobre todo, en las elecciones locales la gente no percibe que se juega su futuro, como sí lo percibe en las elecciones nacionales, de ahí que en éstas el voto exprese de manera más definida las tendencias generales que existen en la sociedad y su carácter de clase. En este caso, el rechazo masivo de la clase obrera y de la juventud a la derecha, y su apoyo al kirchnerismo, como se vino dando desde comienzos del 2010.

Aunque Clarín titule que “el voto a Cristina cruzó todas las clases sociales” (Clarín, tapa del 16/08/11) lo cierto es que el triunfo en todos los grandes centros urbanos –es decir donde mayor peso tiene la clase obrera industrial, comercial y de servicios- fue arrollador y tiene color anti-patronal. En Rosario, apenas perdió por menos de un punto contra el FAP de Binner.

Pero, incluso, en el interior ligado a las actividades agropecuarias -bastiones de los señores de la Sociedad Rural y de la Confederación Rural Argentina en su resistencia contra la resolución 125-, el triunfo del kirchnerismo fue humillante para estos parásitos. Llambías (de CRA) candidato a diputado nacional por la Coalición Cívica de Carrió sacó un paupérrimo 3,54% en la provincia de Buenos Aires, y esto se repitió en Entre Ríos, Santa. Fe, Córdoba (la lista del reciente ganador de la gobernación, De la Sota, sacó un miserable 6,7% y quedó sexta). Cristina Fernández, incluso, triunfó en la ciudad de Buenos Aires, aun cuando la derecha, de manera combinada, obtiene allí más votos.

Uno de los aspectos que más destacan los medios de comunicación es el desempeño del llamado Frente Amplio Progresista de Binner y Stolbizer, que obtuvo el 10% de los votos, quedando muy cerca del 12% conseguido por Alfonsín y Duhalde. Lo que parece claro es que el rompimiento del antiguo frente UCR-Partido Socialista tuvo como consecuencia un reparto casi equitativo de los votos entre la UCR y el PS y sus aliados. El voto al FAP de Binner no expresa, por lo tanto, un crecimiento “progresista” a expensas del kirchnerismo sino a costa de la UCR y de un sector de Proyecto Sur en la Capital Federal.

LAS PATRONALES QUIEREN VOLVER ATRÁS

A pesar de los intentos de la patronal, la existencia de distintas candidaturas explica que hay un claro fraccionamiento en la clase dominante. Un sector entiende que el contexto internacional y local no da para aplicar medidas neoliberales y acepta resignada este gobierno si lo que le garantiza es igualmente buenos negocios. Hoy este sector está dispuesto a una tregua, sólo para darse vuelta en cuanto las condiciones cambien.

Pero hay un sector que no puede tragar la ideología del kirchnerismo, aun cuando no puede quejarse de sus extraordinarias ganancias. Le fluye su odio de clase contra los trabajadores y el pueblo, y detesta todas las medidas de inclusión, aún cuando las mismas sean ciertamente limitadas.

Lo concreto es que las patronales no logran instalar a sus candidatos, títeres que -como antes Menem, y De la Rua- logren volver atrás las reformas de estos años, instalen el ajuste, y apliquen sus mazazos de recesión y desempleo sobre las familias obreras.

Claro, ahora los números no le dan a ninguno de ellos, bajarse es casi tan malo como presentarse y la que iba a ser una ¨paliza por abandono¨ pasa a ser solo una modesta batalla legislativa, descartada cualquier posibilidad de alianzas por la ley electoral. Una muestra de la impotencia fue el discurso de Duhalde que no pudo reprimirse de hablar de ¨subversivos en el gobierno¨, por citar una de las tantas muestras que hubo de esa impotencia.

Aún así no se puede bajar la guardia, las provocaciones, la creación artificial de malestar y, concretamente, las vidas que se han perdido en estos pocos años más la desaparición de Julio López, indican que el enemigo de clase está dispuesto a todo, si encuentra oportunidad.

NADA POR AQUÍ, NADA POR ALLA

El actual proceso histórico de confrontación entre las clases sociales marca extremadamente claro que, al menos por cierto tiempo, la misma se dirimirá en el corazón del kirchnerismo, en su entorno y en su periferia. Es allí donde encuentra representación y reflejo lo más activo, sano, joven y dinámico del activismo obrero, juvenil y popular, y es allí adonde van dirigidos todos los misiles de los sectores más rancios, parásitos y fascistas de la burguesía.

Aquellos sectores militantes van sacando sus conclusiones, al calor del enfrentamiento contra la derecha, no al margen del movimiento. Por eso, por un lado la derecha queda desgajada y al descubierto como la minoría –dominante- que es en la sociedad. Pero al mismo tiempo, a la izquierda del kirchnerismo no es posible construir nada con la ceguera como guía. Proyecto Sur pagó muy caro su comportamiento, dilapidando todo su potencial, no sólo los votos que había logrado años atrás. Los primeros en entenderlo fueron los jóvenes que, desalentados con el giro de Solanas, se fueron arrimando al kirchnerismo con mayor confianza.

La izquierda fue una caricatura porque su programa no tenía mucha importancia ni para sus miembros, y se transformó en una anécdota risueña acerca de si lograba el piso electoral o no. Muy lamentable, aun cuando saludamos que pueda intervenir en las elecciones presidenciales y legislativas, así como rechazamos el piso electoral obligatorio del 1,5% del padrón, establecido para poder participar. Del desprecio a la izquierda los medios burgueses pasaron ahora a destacar la importancia del medio millón de votos que ha conseguido en estas primarias; pero la realidad es que el Frente de Izquierda y de los Trabajadores no dio ningún salto cualitativo ene este aspecto, este medio millón de votos es la misma cantidad que vinieron sacando los grupos de izquierda desde el 2003 en adelante.

IR POR MAS, NUNCA POR MENOS

Sin relajarse en octubre, y superada la instancia electoral, este es el momento para ir por más, nunca por menos, como sostiene la presidenta. Con este formidable apoyo popular debería llamarse a la movilización de los trabajadores, de los sindicatos, de los sectores populares, jóvenes y estudiantes, para profundizar -sobre la base de las medidas históricas que tomó el gobierno: como la Asignación universal por hijo, los aumentos a jubilados, la re-estatización de las AFJP, de Aerolíneas, de Aguas Argentinas (hoy AYSA), la apertura de las discusiones paritarias, el matrimonio igualitario, la Ley de Medios Audiovisuales, la política de DDHH, etc. – un programa que aleje los fantasmas de la crisis del capitalismo.

Y que ponga en pie la estatización con control obrero de todas las grandes empresas del país y de servicios estratégicos, como energía, transporte y comunicaciones; que ponga fin a los subsidios y rescates de bancos, empresas y financieras que está hundiendo a todas las economías del mundo y que acá se traduce en baja inversión privada y fuga de capitales; por el establecimiento de un plan de obras publicas y de viviendas de calidad para acabar con el déficit habitacional; por una ley de tierras, que acabe con los señores feudales y ponga a producir enorme cantidades de hectáreas para el bien comunitario; por el fin de los pagos de la  ilegitima deuda externa; por un plan de salud universal, gratuita y de calidad poniendo fin a las prepagas; que se profundicen las medidas hechas en educación para acabar con arancelamientos y los subsidios a la Educación privada y elitista (con la fuerza que dan a esta discusión los jóvenes activistas chilenos); que se ponga fin al aparato clientelar de los partidos, a los punteros, a los señores feudales de municipios, localidades y provincias; que los trabajadores decidamos directamente nuestros representantes como complemento necesario al control obrero de las empresas, por la depuración y completa democratización de los aparatos y fuerzas represivas, etc.