El papel del movimiento obrero en la revolución venezolana

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Mucho se debate entre los sectores revolucionarios el carácter de la revolución venezolana, su especificidad y el papel que las diferentes clases sociales juegan en la defensa de la misma. También es obligado discutir las perspectivas de un proceso donde la dirección apuesta a un proceso nacionalista dentro del marco del capitalismo, pero la burguesía nacional, que es la clase que supuestamente debería estar interesada en liderar un proyecto semejante no sólo no lo hace sino que se empeña en “echarleharle la cabra p’al monte” aliándose precisamente con el imperialismo para intentar tumbar al gobierno nacionalista. Mucho se debate entre los sectores revolucionarios el carácter de la revolución venezolana, su especificidad y el papel que las diferentes clases sociales juegan en la defensa de la misma. También es obligado discutir las perspectivas de un proceso donde la dirección apuesta a un proceso nacionalista dentro del marco del capitalismo, pero la burguesía nacional, que es la clase que supuestamente debería estar interesada en liderar un proyecto semejante no sólo no lo hace sino que se empeña en “echarle la cabra p’al monte” aliándose precisamente con el imperialismo para intentar tumbar al gobierno nacionalista.

Los marxistas defendemos el actual proceso social revolucionario como una imbricación de tareas democrático burguesas, con otras de liberación nacional pero pensamos que las tareas democráticas y antiimperialistas de la revolución sólo pueden realizarse y consolidarse si la revolución aplica medidas socialistas que resuelvan los problemas más acuciantes de las masas y garanticen las condiciones económicas y sociales para transformar realmente el país. La revolución, que empieza proclamándose antiimperialista, sólo podrá triunfar transformándose en socialista.

Toda la historia del siglo XX muestra la incapacidad de las burguesías nacionales y de la pequeña burguesía nacionalista de los países coloniales para encabezar y llevar hasta el final de un modo consecuente la lucha contra el imperialismo. Sólo el proletariado al frente de las masas oprimidas de la ciudad y el campo puede llevar la revolución hasta el final.

El problema que se nos plantea es que el proletariado no ha logrado aparecer en este proceso revolucionario, hasta el momento, como parte diferenciada, con sus propios objetivos reivindicativos y políticos. El debate sobre por qué ocurre esto y cómo lograr que la clase obrera desempeñe un papel dirigente en el proceso revolucionario es muy rico y lo tenemos que enfrentar partiendo de nuestras propias realidades, de nuestra historia, de la lucha de clases concreta, basados en la metodología del marxismo.

UN POCO DE HISTORIA

En la década del ‘70, la burguesía venezolana, liderada por Carlos Andrés Pérez, en medio de una crisis internacional del capitalismo que le permitió a diferentes burguesías intentar desarrollar un proyecto burgués nacionalista, aplicó el llamado V Plan de la nación. Este tuvo como hechos relevantes la nacionalización del hierro y del petróleo, la condonación de la deuda que mantenían los agricultores y ganaderos con el Estado, el vuelco de miles de millones de bolívares para que estos produjeran lo requerido por el país (acabando así con la economía de puertos) y el financiamiento de planes de industrialización. Al fortalecer la industrialización del País esta política fortaleció cuantitativa y cualitativamente los batallones de la clase obrera.

Durante los años de Carlos Andrés pudimos apreciar como la burguesía nacional, con un liderazgo burgués que unificaba al país en torno suyo, con todos los recursos económicos que contaba, con una coyuntura internacional que le era favorable (dada la debilidad relativa del imperialismo norteamericano y el hecho de que no se encontraba sola en “la rebelión”, pues esta coincidía con la lucha en un sentido similar de las burguesías de los países árabes y algunas latinoamericanas) no fue capaz de estructurar y consolidar su proyecto y al cabo de unos 3 o 4 años, todo se desvanecía.

El hecho de que la ingente cantidad de petrodólares no se hubiese invertido para dotarse de un parque industrial que compitiera con sus homólogos internacionales no se debió a manirrotismo, que lo hubo, sino a que no le era posible ejecutar sus planes sin chocar frontalmente con las transnacionales, que controlaban el mercado mundial. Así como al hecho de que las otras burguesías tampoco estaban en disposición de desarrollar sus propias economías.

Por esto es que el mismo pacto andino recibe un duro golpe con el derrocamiento de Salvador Allende, cuando Pinochet -a nombre de su burguesía- decide salirse de dicho pacto y el resto no pudo hacer mucho por mantenerlo realmente vivo. Aquí también influían los intereses particulares de cada burguesía que se empeñaba en defender sus mini mercados, al igual que pasa hoy con el MERCOSUR, donde las guerras de electrodomésticos, partes automotores y otros entre Brasil y Argentina, prácticamente han decretado la muerte de dicho mercado o por lo menos lo han puesto en estado de coma.

Pero el fortalecimiento de la clase obrera venezolana fue un hecho real. En la industria manufacturera que había crecido enormemente, habían surgido tendencias clasistas y combativas bien importantes. En la industria del acero y del aluminio igualmente se habían escenificado combates donde la burocracia adeca copeyana había sido desplazada.
Estas victorias sindicales sientan las bases para la posterior victoria de La Causa R y su dirigente Andrés Velásquez en la gobernación del Estado Bolívar y su posterior proyección nacional.

UN PERÍODO DE DERROTAS

Pero el ascenso de movimiento obrero, que se refleja en casi todo el país (Sur, Oriente, región capital, Centro y centro occidente) sufre una importante derrota con la huelga textil del ‘80. A partir de ésta, son decenas los cuadros de dirección que son despedidos de las empresas, frenándose las luchas del sector e incidiendo en otros.

Esta derrota es complementada con la crisis capitalista que conocemos como el “viernes negro”, bajo el gobierno de Luis Herrera Campíns. Esta produce la quiebra generalizada de cientos de empresas y decenas de miles de despidos, afectando a toda la vanguardia del movimiento obrero y no sólo a sus dirigentes. Las filas de los trabajadores son diezmadas. Miles de trabajadores pasan al desempleo, desarraigados de las empresas y sin esperanza de volver a ellas.

Los propios planes de descentralización de la región capital son aprovechados por los empresarios para deshacerse de sectores sindicales que no le eran dóciles.

Y si faltase un hecho que agravase la situación, ese fue la semi insurrección popular del 27 de Febrero de 1989. Cuando la indignación del pueblo todo, ante la crisis que se vivía, la ausencia de una dirección revolucionaria -o siquiera reformista- que encauzara el descontento y las ilusiones frustradas ante la “coronación” de Carlos Andrés, se desborda por las calles -sobre todo de Caracas- recibe como respuesta una represión bestial sobre el mismo pueblo y sectores de su vanguardia que causa miles de muertos. Esta represión va a marcar la conciencia de las masas por muchos años. Es la primera experiencia de represión masiva contra el pueblo, a quien -carente de dirección, direccionalidad y organización- solo le queda mantenerse replegado. Esta represión indiscutiblemente también repercute sobre el movimiento obrero pues le hace temer el tomar la calle.

Este es un período negro para la clase trabajadora que ve perder espacios sindicales y conquistas reivindicativas que tanto le había costado alcanzar, pero no es su única penuria.

CLAUDICACIÓN DE LA IZQUIERDA

La izquierda venezolana, compuesta por los partidos obreros y pequeñoburgueses que se reclaman de una u otra manera revolucionarios y socialistas (Partido Comunista, Movimiento al Socialismo, Movimiento de Izquierda Revolucionaria, Movimiento Electoral del Pueblo, PRV-FALN, OR, BR, PST y otros), también son parte de la crisis y contribuyen a la misma.

El Partido Comunista históricamente, y el resto de la “izquierda” durante la década del ’60, habían venido levantando las banderas de la Liberación Nacional, como cuestión separada del socialismo.

En el año 1968, a raíz de la evidente derrota de la lucha armada de carácter guerrillero foquista y de la invasión de Chescolovaquia por parte del ejército de la URSS, en el Partido Comunista se abre un importantísimo debate que cuestiona entre otras cosas el planteamiento político que venía desarrollando el PC y sus tesis de alianzas con la burguesía nacional para desarrollar la liberación nacional. Algunos sectores plantean que se había entrado en la época de la lucha por el socialismo sin pasar por una etapa diferenciada de desarrollo del capitalismo nacional, supuestamente encabezada por una fantasmagórica burguesía nacional.

El ascenso en la lucha social, más un planteamiento político de independencia de clase, dieron al MAS (surgido del PCV) la oportunidad histórica de convertirse en una referencia política para la vanguardia social en el país.

El MAS, que nació como un partido centrista de izquierda, tuvo un valor histórico como fue el de plantear a nivel de las masas, y hacerlo parte de un importante sector de ellas, que el socialismo era la alternativa a las crisis del capitalismo y al hambre, miseria y desempleo que este generaba. Sin embargo, en la medida que la dirección del MAS no se basaba en una comprensión, un análisis y unos métodos genuinamente marxistas finalmente degeneró en líneas burocráticas y socialdemócratas, llegando hasta el patético papel de las últimas dos décadas que todos conocemos.

LA INVOLUCIÓN POLÍTICA, LOS TRABAJADORES Y EL PUEBLO

A la par del retroceso generalizado en las luchas del movimiento obrero y popular, con contadas excepciones, la década del ‘80 del siglo pasado significó también un serio retroceso político de las organizaciones que se reclamaban del campo de la izquierda o revolucionario.

Unas y otras fueron rebajando sus planteamientos políticos para adaptarlos a los sectores más atrasados de la población, pues según este no los hacía mayoría por no entender la política desarrollada por dichas organizaciones. Mientras el MAS pasaba del planteamiento “socialismo ya” a la lucha contra el bipartidismo, el PCV mantenía su famosa liberación nacional, pero se deslizaba hacia la lucha contra el bipartidismo y la corrupción. Lo mismo sucedía con el MIR, que pasaba de Socialismo revolucionario a socialismo en ascenso y a manos limpias al poder. Los grupos que se habían mantenido en la clandestinidad o semi-clandestinidad hacían un viraje hacia la legalidad en la forma, pero manteniendo los métodos burocrático militares que reflejaban de donde venían. De hecho desarrollaban una política donde las organizaciones obreras y populares, sindicatos, Juntas de Vecinos, Centros Estudiantiles eran el brazo del partido y no organizaciones independientes de las masas.

A falta de claridad política, de la comprensión de la necesidad de impulsar luchas reivindicativas dialécticamente enlazadas con las luchas democráticas y por el socialismo, pronto terminaron en mero reformismo o aislándose de las masas y cayendo en el ultraizquierdismo y el sectarismo .Esto se reflejó en la rebaja, también, de la carga anticapitalista a unos planteamientos confusos sobre una revolución en abstracto y el papel indefinido de la clase obrera en dicha revolución o proceso de lucha.

Este deslizamiento político de la izquierda centrista, estalinista, reformista y ultraizquierdista puso su grano de arena en el desarme político – ideológico de la clase obrera y demás sectores populares, lo que impidió que se logre poner un freno efectivo al retroceso y más bien lo hundió en un desvarío político, todo dentro del campo de la política burguesa. La existencia de pequeños grupos que mantenían en alto las banderas del socialismo -pero que eran en parte arrastrados por la crisis general del capitalismo, de la clase y el pueblo y de las propias organizaciones que en un momento se reclamaban revolucionarias- no pudo hacer nada ante tal debacle.

UN BREVE RENACER

En el correr del año 91 se empiezan a desarrollar algunas luchas de trabajadores que hacían levantar las esperanzas de un renacer de las luchas obreras pero el 4 de Febrero del 92 se produce el golpe que encabezan entre otros los Tenientes Coroneles Hugo Chávez Frías y Arias Cárdenas y el movimiento se paraliza. El pueblo ve en este movimiento una esperanza ante tanta podredumbre y degeneración política. En medio de un desierto aparecía un oasis de hombres que estaban dispuestos a arriesgarlo todo por la patria y el pueblo. El pronunciamiento militar del 27 de Noviembre es tan solo el refuerzo a este sentimiento y paraliza casi totalmente las nacientes movilizaciones que no se van a recuperar sino hasta bien entrada la victoria de Hugo Chávez como Presidente de Venezuela.

En el triunfo de Chávez participan los trabajadores pero no como clase, no a través de sus organizaciones naturales sino como parte del pueblo mismo, igual a como el movimiento obrero había salido diluido en las masas populares, en aquel terrorífico 4F, pero ahora el movimiento popular era victorioso.

COMIENZA LA RECUPERACIÓN

A partir de este triunfo se empieza a desarrollar un lento goteo de trabajadores que empiezan a dar luchas por el rescate de sus organizaciones sindicales. Se comienza la reorganización de la vanguardia a través de organismos como el Frente Constituyente de Trabajadores, la Fuerza Bolivariana de Trabajadores, el Frente Unitario de Trabajadores, etc. La instalación de la Constituyente, que es fruto de la voluntad popular, va perfilando un ambiente ya no de derrota sino de victoria que invade lenta pero firmemente al movimiento obrero en todos sus niveles.

Una vez concluido el período de sesiones de la Constituyente, donde se aprobó la relegitimación sindical -aporte importante en el proceso de recuperación de la clase- se acelera el goteo de trabajadores que luchan por el rescate de sus sindicatos y gremios y la creación de nuevos.

En esta etapa se da un importante debate sobre si luchar por el rescate de los sindicatos al interior de la CTV (y el rescate de la CTV misma) o si por el contrario se forma una nueva central sindical. Este importantísimo debate no llega a las bases obreras pues se queda en los grupos como la FCT y la FBT, pues no existe la claridad en los dirigentes que lo llevan a cabo de la necesidad de involucrar a todo el movimiento obrero en tan importante como trascendental discusión.

En momentos que la fuerza de Chávez era casi hegemónica en la clase, al punto que buena parte de la burocracia había hecho sus maletas para irse de los sindicatos y del País, la dirección de la FBT, encabezada por Nicolás Maduro y el “Chino” Kahn hacían esfuerzos por buscar aliados en sectores de la vieja burocracia cetevista para enfrentar unidos al sector que consideraban más reaccionario.

Durante este período se dan otros dos hechos importantes dentro del mundo sindical que ayudan a explicar el por qué la clase no alcanza a generar una dirección alternativa a la burocracia. Una es el intento por parte del gobierno de eliminar la Ley de Carrera Administrativa, lo que solivianta los ánimos de los empleados públicos que ven en esta medida un ataque contra derechos fundamentales conquistados por ellos que se refieren entre otros a la estabilidad laboral, al fuero maternal y sindical. Ello hace que los dirigentes que momentos antes estaban de capa caída y a punto de irse del país tomen un segundo aliento y se pongan a la cabeza de la lucha contra la eliminación de la Ley de Carrera Administrativa .Es tanta la presión que el gobierno sale derrotado y la burocracia revalorizada. El segundo hecho es la realización del referéndum sindical donde son convocados curas, militares y hasta los perros de la burguesía a que voten sobre un problema sindical. Los resultados del referéndum son desastrosos para la FBT y el propio gobierno. La burocracia se sigue recuperando como dirección sindical.

En estas y otras discusiones al interior de la FBT las fuerzas clasistas o son derrotadas en el debate interno o sencillamente se pliegan oportunistamente a las políticas antiobreras de los dirigentes gubernamentales, lo cual las debilita. Al punto que, en el momento de realizarse las elecciones sindicales que finalmente son convocadas, no solamente son rechazadas por sectores como los empleados públicos sino que pierden sindicatos donde antes eran fuerza mayoritaria como el Colegio de Profesores de Venezuela seccional Lara.

Cuando al fin se convocan las elecciones al interior de la CTV, las fuerzas fundamentales enfrentadas eran por un lado AD y COPEI juntos, una fracción de COPEI por su lado, la Fuerza Bolivariana de Trabajadores, La Causa R y el Frente Constituyente de Trabajadores (disidencia de la FBT).

Como era de esperarse, las elecciones estuvieron llenas de vicios al punto que los resultados de la CTV nacional aún no se saben ni se sabrán. Ahora, en este hecho buena parte de la responsabilidad estuvo a cargo de la política sectaria desarrollada por parte de la FBT y la oportunista del FCT, habiendo caído ambos en manejos poco cónsonos con el desarrollo de la democracia sindical y la creación de una verdadera alternativa clasista y combativa que disputase la dirección sindical a las mafias existentes. Ambas corrientes estuvieron coqueteando durante todo el proceso a sectores de la burocracia sindical, a fin de “fortalecerse” y así ganar las elecciones. Mientras, los trabajadores demostraban con sus luchas por el rescate de los sindicatos que sí estaban dispuestos a convertirse en ariete por el rescate de las direcciones sindicales. Pero esas luchas eran descuidadas, cuando no frenadas por esas direcciones que se presentaban como alternativas.

Fracasada la posibilidad de copar la CTV a través de las elecciones, las corrientes que pugnaban por fundar una central sindical aparte de la CTV o de la CUTV volvieron a la carga. El factor fundamental que determinó que esta posición ganara, fue que la corriente de La Voz de los Trabajadores (VdT) y de La Chispa, ambos integrantes de la Opción de Izquierda Revolucionaria (OIR), después de derrotado el paro golpista de la noche a la mañana cambiaron de posición de dar el combate dentro de la CTV para derrotar a la mafia en una discusión en el seno de los trabajadores, por la de la creación de la UNT.

En aquel momento lo que mejor hubiera podido garantizar la constitución de una gran central clasista y revolucionaria que enterrara definitivamente a la CTV hubiese sido basarse en el movimiento por la recuperación de sindicatos o creación de sindicatos clasistas que había empezado a darse en muchos centros de trabajo y sectores durante y después del paro patronal para realizar asambleas en cada centro de trabajo o sector, elegir delegados a una gran asamblea nacional de trabajadores y ahí decidir democráticamente constituir una nueva central sindical revolucionaria, debatir su programa y elegir de entre esos delegados previamente elegidos por los trabajadores la dirección de dicho sindicato.

La UNT nacía con una pata débil y era que no se daba sobre la base de una discusión democrática en el seno de los trabajadores. Esta debilidad le impidió desde un comienzo convertirse en una sólida Central Sindical y debilitar al máximo a la burocracia de la CTV, pues sin discusión alguna la mayoría de los trabajadores que apoyaban el proceso revolucionario en marcha y rechazaban a los burócratas cetevistas, no iban a lanzarse a un salto al vacío, pues no contaban con dirigentes para dar dicho paso, cuestión que se hubiese solventado así fuese coyunturalmente, de desarrollarse la discusión, pues esta misma generaría una dinámica de movilización en positivo y desarrollo de los dirigentes necesarios parta el momento.

A la hora de darse el Congreso fundacional de la UNT, la nueva dirección se da sobre la base de acuerdos, con lo que queda pendiente una elección democrática desde la base donde cada trabajador tiene un voto con el cual decidir quien va y quien no a esa nueva dirección nacional a elegir.

A pesar de todo esto la creación de la UNT empieza a aglutinar a una serie de sindicatos, fundamentalmente manufactureros, metalmecánicos, algunos de servicios, alimentos, bebidas etc. El sindicato de SIDOR se retiró a última hora pues a su dirigente no le dieron la jefatura de la naciente UNT.

El 11A y el 2D: dos momentos, un salto cualitativo

Cuando el golpe de estado del 11 de abril, la movilización por el rescate del presidente Chávez de manos de los golpistas semifascistas, se dio como pueblo en masa. Los trabajadores no participaron como clase a través de sus organizaciones naturales o políticas. Sin embargo, en el combate del 2 de diciembre de 2002 la clase sí actuó como clase y he allí una diferencia sustancial, un salto cualitativo que marca un punto de avance del cual no se ha de retroceder sino por el contrario avanzar hasta la victoria.

En diferentes sitios de Venezuela la clase, a través de sus organizaciones sindicales se opuso al cierre de las empresas, denunció la actitud patronal y en algunos casos hasta ejerció el Control Obrero de la producción como en la refinería de El Palito y en la de Puerto La Cruz y empresas petroleras de la zona. Así mismo, la clase obrera de SIDOR se moviliza fuera del Estado Bolívar para evitar el corte del fluido de gas hacia la siderúrgica, lo cual alcanza.

Tras la victoria del 2D la clase obrera del sector petrolero da algunas discusiones sobre la experiencia vivida, discusión que aún continúa y que dio vida a los Comités Guía. Pero la discusión no se generalizó a falta de una dirección sindical y política de carácter nacional que la asumiera, por lo que la experiencia ha quedado encerrada en un pequeño núcleo de militantes de la vanguardia revolucionaria.

Tras la derrota del sabotaje petrolero del 2D el proceso de fundación de sindicatos y de recuperación de otros de manos de la CTV continúa a pasos cada vez más acelerados. Mientras la UNT se fortalece, la CTV languidece, pero la clase obrera aún no se comienza a movilizar masivamente, pues apenas está en los inicios de un proceso de reestructuración, de reconstrucción de sus organizaciones y sus direcciones sindicales todavía débiles, sin experiencia de lucha obrera.

OTROS FACTORES QUE FRENAN EL DESARROLLO DE LA PARTICIPACIÓN DEL MOVIMIENTO OBRERO

Es importante saber que todo el proceso de recuperación que se ha dado, y que se reflejó en buena medida en la marcha nacional del pasado 1º de Mayo de 2004, tiene lugar en medio de una tremenda crisis que produce el despido de miles de trabajadores y entre ellos de cientos de activistas y dirigentes sindicales. También hay que tomar en cuenta que no existe ninguna organización de carácter nacional y con influencia de masas -sea reformista, estalinista o ultraizquierdista- que levante banderas de lucha que le permitan al movimiento obrero dirigir sus pasos hacia allí para avanzar con más fuerza. Es decir, se da contracorriente y ello tiene un valor muy importante para lo que ha de ser el futuro.

Además de las debilidades presentadas por el movimiento obrero que ya mencionamos debemos decir que desde la dirección del proceso revolucionario son muchas las directrices que se vienen desarrollando que no ayudan al proceso de recuperación de las fuerzas obreras.

El desarrollo de las cooperativas, que ha sido planteado como uno de los pilares de un nuevo modelo económico, en la medida que se está realizando en el marco de la economía capitalista está provocando -como los marxistas analizábamos- muchas contradicciones: empresarios que disfrazan sus empresas de cooperativas para explotar más a aún a los trabajadores y con ayudas estatales, cooperativas que en realidad funcionan como empresas pero donde los trabajadores se ven privados de derechos que les corresponderían como trabajadores asalariados, etc. Las contrataciones del estado en muchos casos se hacen con empresas que explotan a sus trabajadores. En PDVSA, por ejemplo, hay numerosas denuncias acerca de que muchas de las cooperativas que han entrado son las mismas contratistas de antes (u otras nuevas) disfrazadas como cooperativas.

Por otra parte, una gran mayoría de esos empresarios y microempresarios bolivarianos que se intentan impulsar desde el gobierno para competir en una economía capitalista basada en la búsqueda del máximo beneficio y la lucha por los mercados también están recurriendo a la explotación de los trabajadores: sobretiempos no pagados, bajos salarios, ataques a los derechos laborales y sindicales… Un ejemplo fue el empresario de Textiles Fénix, en Guárico, que se declaraba bolivariano pero en cuanto los trabajadores -que no tenían sindicato ni prácticamente ningún derecho- decidieron constituir uno, los despidió.

Incluso las Misiones, que son una conquista del proceso revolucionario, en el aspecto laboral están suponiendo que los trabajadores que realizan la labor de facilitadores, orientadores, etc están recibiendo salarios muy bajos y carecen de toda una serie de derechos que la legislación reconoce a cualquier educador. El que este sea un trabajo revolucionario no puede servir como justificación para esto ya que también debe ser un objetivo del proceso revolucionario garantizar los derechos laborales y el fortalecimiento del movimiento obrero.

El resultado objetivo de todo esto es que la desregulación del mercado laboral y tercerización del movimiento obrero en lugar de retroceder están avanzando y ello supone un dificultad objetiva para la organización y fortalecimiento del proletariado como clase.

EL PAPEL DE LA DIRECCIÓN DEL MOVIMIENTO OBRERO

Estos combates incluso han estado mediatizados por una concepción conciliadora por parte de la dirigencia que se identifica con el proceso y con cierto temor por parte de la clase, que identifica a todo aquel que sale a luchar, sobre todo si es una lucha contra entes oficiales, como parte de la oposición golpista. Este chantaje que ha sido bien alimentado por algunos dirigentes del gobierno apenas se empieza a derrotar.

Por otro lado, el movimiento obrero se ha visto imbuido en la lucha política como parte de un todo que es el pueblo. Muchas de Sus necesidades económicas y sociales como clase se han visto relegadas a un segundo plano ante la gran tarea que es derrotar a los sectores golpistas pro imperialistas que desde prácticamente el comienzo del gobierno de Chávez se han activado

Esta misma lucha por defender el proceso podía y tenía que haber sido utilizada por los dirigentes primero de la FBT y después de la UNT para fortalecer la organización y conciencia de la clase obrera misma. En el Congreso Político-Ideológico de la UNT se decidió que esta nueva central debía estar al frente de la lucha contra el golpismo. Al mismo tiempo esa lucha en defensa del proceso revolucionario debía estar vinculada en todo momento a la lucha por la defensa de los derechos de los trabajadores. Incluso se decidió lanzar varias campañas de denuncia contra gobernadores que supuestamente apoyan el proceso pero atacan los derechos de los trabajadores como los de Aragua o Vargas.

Pero nada de esto se hizo. Si la dirección nacional de la UNT hubiese convocando movilizaciones independientes de la clase obrera como tal en respuesta a todos los ataques de la oposición el movimiento obrero habría podido empezar a jugar el papel histórico que le corresponde. Si ,paralelamente, se hubiese movilizado a los trabajadores en defensa de sus derechos contra cualquier organismo o institución pública que los atacase, incluso si esta estaba dirigida por alguien que se dijese bolivariano, se hubiese avanzado en la organización y conciencia de la clase, y en el liderazgo de esta sobre los sectores populares.

Uno de los ejemplos más dramáticos de esto fue la lucha de las empresas tomadas por los trabajadores. Durante varios meses trabajadores de cinco empresas tuvieron estas tomadas. En un volante conjunto los trabajadores de CNV (Los Teques) y Cristine Carol (Caracas) incluso pidieron al gobierno que las nacionalizase bajo control obrero. La dirección de la UNT tenía que haber convocado un encuentro nacional de trabajadores de empresas tomadas, en crisis y en conflicto y haber propuesto un plan nacional de lucha entorno a la idea de que la defensa del proceso revolucionario contra el sabotaje económico de la contrarrevolución exigía que el gobierno diese solución a esos trabajadores y nacionalizase las empresas. Pero esto no se hizo y la lucha de estos trabajadores permaneció aislada y en una situación desesperada.

En resumen, no ha habido una política desde la dirección del movimiento obrero, y en particular de la UNT, hasta el momento para desarrollar la capacidad organizativa y combativa de la clase trabajadora como clase, de desarrollar una nueva dirigencia surgida desde las bases mismas de los trabajadores. Pero lo más significativo es que, a pesar de todo esto, una vanguardia obrera revolucionaria se está desarrollando a un paso muy lento pero indiscutiblemente, firme y seguro.

Estas son algunas, las más importante razones desde el punto de vista histórico y político, por las cuales la clase obrera venezolana no ha tenido la fuerza para entrar en escena de manera contundente ya sea desde el punto de vista reivindicativo o con un partido de clase y de masas.

RAZONES PARA SER OPTIMISTAS

Las pocas acciones que ha realizado la clase obrera de manera independiente, no como pueblo, sino desde sus propias organizaciones sindicales y Asamblearias proletarias nos dicen que más temprano que tarde la clase obrera entrará en escena con toda su fuerza y vigor.

Las acciones de resistencia que se han dado de manera atomizada pero creciente contra las acciones de los golpistas como Asambleas oponiéndose al cierre de la producción por el paro del 2D, las tomas de empresas que han cerrado y la exigencia de que se reabran bajo control obrero son síntomas de esto. Las diversas experiencias de Control obrero de la producción y los combates contra dirigentes sindicales que reclamándose bolivarianos han caído en prácticas burocráticas, así como las luchas sindicales que se han desarrollado en algunos organismos públicos también.

A ello se une la rotunda victoria del NO el pasado 15, que además de despejar el miedo a los golpistas, ayudan al debilitamiento de la burocracia sindical comprometida con la oposición (CTV), y a la necesidad de recuperar las condiciones de trabajo y salariales tan duramente golpeadas en los últimos años. Esto, en momentos de una relativa bonanza económica -con el ingreso de decenas de miles de millones de dólares extraordinarios-, una reducción del desempleo y la reactivación del aparato productivo, nos hacen afirmar que existen las condiciones objetivas para que se produzca una reactivación importante del movimiento obrero y su participación creciente como protagonista en un proceso social revolucionario que le es propio.

La clase obrera entrará en una dinámica creciente para ocupar el espacio que una revolución social como la bolivariana le tiene destinado en la época imperialista que estamos viviendo, donde las fuerzas burguesas de cada país se muestran incapaces de desarrollar las fuerzas productivas de manera independiente a como las dicta el imperio, así como para satisfacer las necesidades básicas de nuestra población.

Entrará y asumirá tareas como lo hizo el 2D. El momento se está desarrollando. Y hasta es posible que esa entrada de la clase en la escena de la revolución a través de sus organizaciones reivindicativas se presente con la aparición de importantes núcleos de organizaciones políticas del proletariado, lo cual va a contribuir a que la entrada sea no solo en lo reivindicativo sino en lo político, con sus propias demandas de clase y hasta con organizaciones de doble poder, que en este momento existen en embriones potenciales y que lo constituyen las patrullas y las UBEs.