¡Pan, salud y trabajo! ¡Ni un peso para el FMI! ¡Organizate!

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Volante que vamos a estar repartiendo en la movilización del 10 de marzo durante la jornada nacional de rechazo al Fondo Monetario Internacional


Las condiciones de vida y de trabajo de los trabajadores y las trabajadoras, la juventud y los sectores populares es cada vez más difícil. La pandemia agudizó y profundizo lo que era ya una crisis del capitalismo a nivel mundial acelerando la caída de la economía.
Según datos oficiales desde 2012 en adelante, la Argentina estuvo en recesión: 2012 (-1%), 2014 (-2,5%), 2016 (-2%), 2018 (-2%), 2019 (-2,1) y 2020 (-9,9%). En 2021 el PBI aumentó 10,3% con respecto al año anterior y como expresión de cierta recuperación apenas por arriba de los niveles previos a la pandemia que ya eran catastróficos tras los 4 años de macrismo.

Pero este rebote de la economía, cuyos beneficios quedan concentrados en pocas manos, es empujado fundamentalmente por la suba internacional de precios de las commodities (materias primas), que lejos está de representar una recuperación sostenida. Las previsiones de crecimiento para 2022 son menos que modestas y están en torno a 2 o 3% en el marco de un escenario económico mundial extremadamente volátil que se encamina hacia una nueva recesión.

La inflación continúa siendo un problema central para las mesas obreras. Con un índice de aumentos de precios del 51% en 2021 llegar a fin de mes se vuelve imposible para millones de familias trabajadoras.

El ajuste de salarios, la sobreexplotación, la especulación con los precios, la timba financiera y la fuga de dólares pavimentan el camino de empresarios, banqueros y terratenientes que se enriquecen más y más, mientras el 40% de los argentinos son pobres. En este contexto el acuerdo con el FMI implicará mayor ajuste.

Millones y millones de dólares que salen de la sangre, sudor y lágrimas de la clase trabajadora van a parar al bolsillo de un puñado de banqueros megamillonarios para sostener un mecanismo fraudulento de dominación económica y política. Y todo esto con el visto bueno de la dirigencia de la CGT y la CTA que brindan cobertura política al acuerdo en nombre de los trabajadores.

El Fondo Monetario Internacional no es un “prestamista” más. Sino que representa el brazo financiero del imperialismo norteamericano, así como la OTAN representa su brazo militar.

En la fase del capitalismo monopolista del imperialismo moderno toda la economía se encuentra bajo el dominio total de los grandes bancos y el capital financiero que a través del mecanismo de la deuda someten a la esclavitud económica a países como el nuestro. Este robo se lleva a cabo con total legalidad. En ultima instancia el capitalismo es un sistema que se base en el robo “legal” del trabajo ajeno. Por lo tanto, el rechazo al acuerdo con el FMI debe estar planteado desde la perspectiva de las trabajadoras y los trabajadores. Es decir, organizándonos para luchar por el desconocimiento total de la deuda externa exigiendo que no vaya ni un solo peso más para la deuda, sino para salud, educación, vivienda y trabajo. Pero esto debe ir enlazado con la perspectiva de construir una herramienta política de la clase obrera y la juventud que se plantee la lucha por una nueva legalidad ya que la única manera de romper definitivamente con el mecanismo de dominación de la deuda eterna es romper con el capitalismo para enfrentar el imperialismo en líneas de clase. Solo un Gobierno de Trabajadorxs puede llevar adelante esta tarea. Esto no es una utopía infantil sino una medida en defensa propia para que la vida siga de manera digna. Ya basta de ajuste y mala vida.

Tanto el Frente de Todos como la oposición de derecha están de acuerdo en aprobar un entendimiento con el fondo. No hay fisuras en este punto. Es por esto que los trabajadores y trabajadoras solo podemos contar con nuestra propia fuerza.
Los de abajo tenemos que tener claro que la única oposición real y concreta al FMI es la de la clase trabajadora a través de sus armas de lucha más efectivas: la huelga, la ocupación y la movilización.
Debemos potenciar estas ideas en las fábricas, los lugares de trabajo, los barrios, las universidades y las escuelas. Necesitamos forjar una izquierda que construya en torno al programa de la revolución.

Este mundo de pandemia y guerra ilustra a la perfección la naturaleza decadente del capitalismo. La necesidad de reorganizar la sociedad sobre las bases de una economía socialista y planificada nunca estuvo tan clara.

Desde la Corriente Socialista Militante (sección argentina de la Corriente Marxista Internacional) nos hemos dado el trabajo paciente (pero urgente) de construir junto a compañeras y compañeros de los 5 continentes una organización revolucionaria de la clase obrera y a la juventud. En este sentido entendemos que la lucha contra el NO pago de la deuda cobra una gran importancia.

Ponete en contacto con nosotras y nosotros y juntos discutamos la mejor manera de parar el ajuste que nos impone el cogobierno con el FMI. Impulsemos en todo lugar donde nos sea posible la necesidad de organizarnos para resistir la ofensiva de los capitalistas. Debemos poner en debate la preparación una Huelga General que frene el ajuste en marcha y que ponga sobre la mesa la cuestión de quién manda, si la clase capitalista a través de sus partidos e instituciones, o la clase obrera y el pueblo movilizado en las calles. Los anuncios en el Parlamento de Alberto Fernández junto a Sergio Masa y Cristina Fernández intentan brindar algo de oxígeno al gobierno, pero una crisis de gobernabilidad se está gestando y amenaza la estabilidad del régimen político como producto de la crisis social, económica y política más profunda en décadas. El momento para preparar la etapa que viene es ahora.
Te esperamos, sumate.