Este 8 de marzo una nueva marcha histórica ha colmado las calles de Chile en el contexto del Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Según las organizadoras, alrededor de 2 millones marcharon sólo en Santiago, y la cifra a nivel nacional alcanza los 3,5 millones de personas. Dos jornadas de “Huelga General Feminista” fueron convocadas para este 8 y 9 de marzo, por la Coordinadora Feminista 8M. El llamado es en particular contra el Terrorismo de Estado. Las mujeres están en la primera línea de la rebelión iniciada en octubre, tanto físicamente como avanzando demandas, por los derechos sociales, y contra la violencia y la impunidad.
Este 8 de marzo del 2020 se encuadra en el marco del “Octubre Chileno”. Además es posible establecer un hilo continuo de movilizaciones de mujeres, que en parte llevan a las jornadas de protesta nacional iniciadas por las evasiones masivas de estudiantes secundarios la semana del 18 de octubre del 2019. Por ejemplo, desde la formación de secretarías de género en universidades en 2016 (al calor del movimiento Me Too a nivel mundial), pasando por el Mayo Feminista el 2018, y la también masiva e histórica marcha del 8M de 2019. Cientos de miles de mujeres se han manifestado durante años contra el acoso, los femicidios y el machismo. Se ha visto el carácter internacional de los movimientos de mujeres, con el “Ni Una Menos” que ha atravesado América Latina y las movilizaciones a favor del aborto. La viralizada performance “Un violador en tu camino”, impulsada por el Colectivo “Las Tesis”, une a las mujeres en todas las latitudes contra la violencia machista, contra el Estado y la policía. En esta histórica marcha del 8M de 2020 se escuchó fuerte y claro la exigencia de la renuncia del presidente Piñera.
Finalizando las vacaciones de verano, marzo obligadamente volvió a colocar al frente a los dos sectores más combativos en la lucha contra el gobierno. Las mujeres y la juventud. El regreso a clases desató un “Mochilazo”, movilizaciones de secundarios que provocaron el cierre de más de 20 estaciones de metro y protestas en varias ciudades de Chile, sobretodo protagonizadas por estudiantes de liceos de mujeres.
La Coordinadora Feminista 8M y la ACES se retiraron de la Mesa Unidad Social. Este organismo inicialmente agrupaba a cientos de organizaciones sociales y de trabajadores, llevando en su mejor momento a la convocatoria de la gran huelga general del 12 de noviembre, la más grande en décadas y que puso al régimen contra las cuerdas. Luego del llamado “Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución” del 15 de noviembre entre el gobierno y partidos de la oposición (con excepción del Partido Comunista y sectores del Frente Amplio), la Unidad Social fue desdibujando cada vez más su rol en la oposición al gobierno, sin llegar a plantearse nunca de manera seria la demanda más popular de las protestas: “Fuera Piñera”. La CF8M y la ACES denunciaron el rol conciliador que algunos dirigentes del Bloque Sindical de Unidad Social adoptaban frente a un gobierno que literalmente declaró la guerra a los trabajadores y los pobres. Hasta entonces ni la represión ni falsas concesiones lograban aplacar la tremenda revolución que se desata en Chile. Pero las vacilaciones de dirigentes sindicales y de izquierda dieron un respiro vital al régimen en crisis. El acuerdo del 15N busca canalizar las aspiraciones democráticas y de mejor calidad de vida, dentro de un marco institucional tutelado por el Congreso. El acuerdo no toca los privilegios de la clase capitalista, no tocan las AFP, ni el negocio privado en la salud y la educación; no habla de justicia por las violaciones de DD.HH, ni de la liberación de los más de dos mil presos políticos.
Es justo después del engañoso acuerdo que la performance de Las Tesis da un nuevo impulso a las protestas. Nos recuerdan que no puede haber perdón ni olvido por los abusos cometidos por policías y militares durante el Octubre Chileno. Ya aguantamos 30 años de “transición democrática” pactada sobre la base de la impunidad de los crímenes de la dictadura de Pinochet y la continuación del modelo económico capitalista. ¿Puede el pueblo chileno aceptar ahora este “Acuerdo” del 15N, nuevamente sobre la base de la impunidad y sin tocar el poder económico de los dueños de Chile? Los medios internacionales tuvieron que hacer eco del fenómeno viral de “Un violador en tu camino”, pero descafeinando muchas veces su contenido y explicando simplemente que se trata de una coreografía contra la violencia machista en general. La performance, por supuesto que denuncia la situación de opresión de la mujer, el acoso, los femicidios y las desapariciones, pero lo hace también muy en concreto denunciando a los agentes del Estado. En el contexto que vive Chile, el cántico lanza dardos directamente al gobierno criminal de Piñera y la normalidad violenta que quieren imponer.
La marcha del 8M éste 2020 coloca a las mujeres no sólo como un grupo víctima de abusos y demandando derechos al Estado, sino que sobretodo se colocan como protagonistas de sus propias vidas y al centro del momento histórico que vive el país. Históricas, dice un gran lienzo en la marcha. Reivindican además un método fundamental de la lucha de los explotados y oprimidos, la Huelga, que plantea la cuestión de quién hace funcionar realmente la sociedad. La “Huelga General Feminista” llama la atención sobre las labores domésticas y de cuidado, el trabajo de reproducción social que mayoritariamente ocupan las mujeres. A su vez, las precarias condiciones de trabajo, salarios y pensiones afectan más agudamente a las mujeres, el sector más explotado de la clase trabajadora. Luego de la épica jornada del domingo 8, el lunes 9 se trataba principalmente sobre la huelga. Javiera Manzi, vocera de la CF8M explicaba:
“Hoy nos levantamos en huelga en todo el territorio, en todo el país. El negacionismo histórico de quien niega los derechos humanos, la violación a los Derechos Humanos como lo ha hecho la ministra Plá amerita huelga, la deuda educativa amerita huelga, cerca de la mitad de las mujeres en nuestro país ganan el sueldo mínimo amerita huelga, los femicidios ameritan huelga, la represión que vivimos en la jornada de ayer amerita huelga. Salgan a las calles, y griten por otra vida.”
El Bloque Sindical de Unidad Social anunció su apoyo a las movilizaciones del 8 y 9 de marzo. Sin establecer nada concreto más que un llamado en solidaridad general. Para el aniversario de gobierno el 11 de marzo, anunciaron un paro a las 11 horas, ¡por 11 minutos! Quizás en sintonía con el sentido “performativo” de algunos grupos feministas, pero completamente desconectado con el ánimo de las marchas multitudinarias que exigen fuertemente la renuncia de Piñera, el fin de la impunidad, y derechos sociales para el pueblo. El gobierno ha perdido la iniciativa luego del 8M. Una vez más, como ha sido históricamente, la movilización masiva de las mujeres reconfiguran la relación de fuerzas en favor del conjunto de la clase trabajadora. Las organizaciones de base deben superar los límites impuestos por el acuerdo constituyente, que es una farsa que sigue contando abusos, heridos y muertos del Chile que despertó. El movimiento feminista y de mujeres bien podría haber interpelado a las direcciones sindicales, haciendo un llamado a los trabajadores y trabajadoras a organizar en asambleas de base un paro activo en los centros de trabajo.
Las marchas han sido maravillosas (y muy fotogénicas), pero eso no basta para derribar el régimen de los dueños de Chile. Luego de la crisis del 2008 y la recuperación más lenta de la historia, las perspectivas económicas mundiales sólo anuncian recesión y cualquier accidente puede provocar una depresión. Los patrones pretenden que los trabajadores paguemos por la crisis. La minoría capitalista se aferra a sus riquezas, y no hay ningún espacio de maniobra para concesiones reales a las necesidades del pueblo. En todo el mundo las democracias son sólo fachadas que comienzan a caerse mostrando el carácter autoritario de la dictadura del capital. Todos aquellos que planteen soluciones dentro del marco del capitalismo, la propiedad privada y las fronteras nacionales, están destinados al fracaso y serán cómplices engañando a las masas. En Chile la situación de salarios, pensiones, desempleo y endeudamiento, no parece vayan a mejorar. Poco importa ya lo que haga, ante los ojos de todos este gobierno va ser responsable de la debacle económica, política y social.
Debe levantarse desde las organizaciones de base un gran Paro Nacional en unidad que haga saber que son los trabajadores y trabajadoras quiénes producen y hacen funcionar diariamente la economía y la sociedad. Las mujeres y la juventud en las calles dan el ejemplo de que unidos somos más poderosos. Vamos por una Asamblea de la Clase Trabajadora desde las bases. Por un Gobierno de Trabajadores, recuperando los recursos, como el Agua, el Cobre, el Litio y el Mar. Expulsando fuerzas armadas y empresas forestales del Wallmapu, territorio ancestral Mapuche. Abajo Piñera y su régimen capitalista.