8M 2024: Para que termine la opresión de la mujer, el capitalismo debe caer

Este 8M no es como cualquier otro. Nos encontramos en una situación desesperada. El gobierno de Milei/Macri/Caputo nos ha dejado, en este corto tiempo en el poder, con una licuación de los salarios de 1,13 billones para el mes de diciembre por el incremento de los precios por encima de los salarios nominales. Además, no solo se contentan con vaciar los bolsillos de la clase trabajadora, sino que juegan una guerra contra la libertad de manifestarse y contra muchos de los derechos ganados gracias a la lucha obrera, especialmente la de las mujeres trabajadoras en los últimos años, que con la actual crisis están sufriendo sistemáticos ataques a través del desfinanciamiento de los mismos, lo que implica un gran retroceso. El sistema capitalista, y su aguda crisis en estos últimos meses, tiene como resultado una bajísima tasa de empleo, además de una oferta de trabajos precarios o informales, el recorte en los sectores de salud y educación y una pauperización de la calidad de vida donde se estima que más del 50% de la población está debajo de la línea de pobreza.

En el DNU se buscó derogar la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y volver a penalizarla, así como ir en contra del aborto legal al cambiar las leyes de los 1000 días y la Ley Micaela, todas conquistas de las mujeres trabajadoras en este último tiempo. A esto se le suma la prohibición del uso de lenguaje inclusivo y todo lo referente a la perspectiva de género en toda la administración pública nacional, agregando que se deberá evitar la “innecesaria” inclusión del femenino en todos los documentos de la administración pública. 

Cómo mencionamos, este 8M no es como cualquier otro. Nos encuentra en una situación crítica para las y los trabajadores, tanto económica como social y culturalmente, en una situación tan insoportable, que el único camino para pelear por los derechos, es la lucha de clases. Las mujeres son uno de los sectores más oprimidos por el sistema capitalista, lo cual se manifiesta en la brecha salarial, las dificultades que enfrentan las madres solteras, el cierre de comedores en los barrios, los recortes en las cajas de comida a quienes atienden a colegios públicos. 

El sistema capitalista nos engaña con ideas que no corresponden a la realidad concreta y objetiva, sino que sale de sus afiebradas cabezas que solo buscan mantener la opresión de la mujer. Nos dicen que “siempre ha sido así”, y que es “natural” la opresión que vivimos día a día. Nada más lejos de la realidad.

La opresión de la mujer no es “natural”, y no ha sucedido siempre. La historia evidencia cómo ya en las sociedades primitivas, a pesar de existir una división del trabajo (caza por parte del hombre y recolección por parte de la mujer), esta división no era estricta: algunas mujeres salían a cazar y algunos hombres se dedicaban a la recolección, tarea que aportaba hasta el 80% de las calorías necesarias para la supervivencia de los grupos sociales. En estas sociedades -que representan los primeros 200.000 años de la existencia de los humanos- no existía la propiedad privada ni ningún tipo de opresión de género.

La opresión de la mujer comenzó hace aproximadamente 12.000 años, con la revolución neolítica y el advenimiento de la agricultura. Así, se fue marcando cada vez más rígidamente la división del trabajo: herramientas más pesadas para el hombre, y menos mortalidad infantil, dando más trabajo a la mujer en las casas y la cocina. Así es cómo, a partir del advenimiento de la división de la sociedad en clases, es como comienza la opresión de la mujer: esclavas dentro del modelo de familia monogámica burguesa, método capitalista para preservar la propiedad privada a través de la herencia y la explotación de la clase obrera, además del saqueo de la riqueza que ésta genera en manos de unos pocos dominantes.

La lucha de la mujer por sus derechos comienza de la mano de cambios sociales y económicos, donde se abre la posibilidad del trabajo, de salir de sus casas aisladas y participar de la producción social. Es una lucha que creció de la mano del socialismo. 

La Primera Internacional (Asociación Internacional de los Trabajadores), estableció la importancia de tener comités de mujeres, de los cuales podrían participar ambos sexos. 

Además, fue la Internacional de Mujeres Socialistas, en su primera conferencia en Stuttgart, quienes defendieron una resolución donde se instaba a todos los partidos socialistas a realizar una campaña a favor del voto para la mujer, además de luchar por sus derechos sociales. Esta misma Internacional fue quien promovió la declaración de un día Internacional de la Mujer Trabajadora, el cual se celebró por primera vez en 1911. Unas semanas después, el 25 de marzo, 146 trabajadoras obreras textiles (la mayoría inmigrantes) serían asesinadas en el incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist en Nueva York. Las puertas de la fábrica se encontraban cerradas para impedir que las trabajadoras tuvieran recreos. En memoria de estas mujeres trabajadoras se incorporó el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo. 

Son innumerables las luchas que han emprendido las mujeres trabajadoras a nivel mundial, como en 1917 en Petrogrado. Fueron ellas quienes, sin esperar las órdenes de sus dirigentes, se lanzaron a un paro general que posteriormente dio lugar a la Revolución de febrero que derrocó el Zarismo en Rusia y que antecedió a la Revolución de Octubre, hecho histórico donde la clase trabajadora rusa derrocó al capitalismo. 

La historia de la lucha de las mujeres trabajadoras está signada por la lucha de clases. Las mujeres, junto al resto de la clase trabajadora, al unir sus fuerzas, lograron conquistas incuestionables: desde el derecho al voto hasta el reciente derecho del acceso al aborto legal, seguro y gratuito en nuestro país. 

La lucha feminista ha alcanzado muchas metas, pero aún queda un largo camino por recorrer para alcanzar la verdadera igualdad entre el hombre y la mujer. Nos vemos amenazadas constantemente, en todo el mundo: Las recientes guerras entre Ucrania y Rusia, el genocidio contra el pueblo Palestino, el imparable aumento de femicidios, infancias que sufren acoso, el crecimiento del asqueroso negocio de la trata de personas (que afecta principalmente a las mujeres pobres). La lista sigue.

La cultura misógina florece bajo el capitalismo, y es utilizada por la clase dominante cuando su posición se ve amenazada, tal como sucede hoy en día. Utilizan la división de la clase trabajadora como un arma, para dividirnos y enfrentarnos. Pretenden callarnos mostrando mujeres en el poder, como si nuestra vida como trabajadoras proletarias tuviera algo en común con Kristalina Georgieva, Margaret Thatcher o Dina Boluarte. Creemos que las trabajadoras de diferentes países tienen más en común con los hombres trabajadores, personas pertenecientes a minorías, sexo diverso, grupos raciales, entre otros, que, a estas mujeres consideradas por las clases dominantes como un ejemplo de éxito, superación de las brechas en relación a la sociedad patriarcal y triunfo del feminismo, tergiversando y hasta banalizando lo que han significado las conquistas obtenidas por los movimientos de mujeres trabajadoras. 

La emancipación final y verdadera de la mujer solo se logrará cuando desaparezca de una vez por todas la sociedad de clases. Nuestra tarea hoy es luchar por el derrocamiento del actual sistema capitalista opresor, que ha superado su papel histórico, como una clase trabajadora unida. Esto no significa que debamos poner en pausa la lucha de la mujer hasta conseguir el comunismo. Todo lo contrario, los comunistas se adhieren fervientemente a cada lucha por los derechos de los trabajadores, celebrando cada logro conquistado ante la clase dominante. Pero no debe perderse la verdadera meta: la revolución socialista. Solo luchando en vistas a una revolución que destroce la sociedad de clases y la opresión de las y los trabajadores, es que las mujeres vamos a poder librarnos finalmente de la desigualdad, la explotación y toda forma de opresión. 

¡Abajo el capitalismo opresor!
¡Abajo el DNU y la Ley Ómnibus!
¡Por el poder obrero – Por un gobierno de trabajadores!

Sumate a la Corriente Socialista Militante- CMI Argentina 


Volante de la Corriente Socialista Militante para el 8 de marzo, día internacional de la mujer trabajadora