En las últimos días hemos visto como la oposición fascista venezolana ha ordenado un repliegue táctico y ha pasado -al menos temporalmente de la “guarimba” callejera a la “guarimba” judicial. Pero sería un error pensar que eso significa que no volverán a intentar la vía de la violencia y el golpismo.
Una vez más: el camino no es negociar sino avanzar
En las últimos días hemos visto como la oposición fascista venezolana ha ordenado un repliegue táctico y ha pasado -al menos temporalmente de la "guarimba" callejera a la "guarimba" judicial. Pero sería un error pensar que eso significa que no volverán a intentar la vía de la violencia y el golpismo. Al contrario, esta tàctica de la oposición sólo se entiende como parte de su estrategia golpista y busca ganar tiempo y preparar el terreno para el próximo ataque. Por eso , en lugar de negociar y entrar en su terreno de las maniobras legales, hoy más que nunca es necesario basarse en la movilización de las masas pra pasar a ataque y profundizar la revolución.
El fracaso del "Plan Guarimba"
Como explicamos en otros artículos anteriores, el objetivo más inmediato del Plan Guarimba de la oposición era presionar al Consejo Nacional electoral (CNE) para que reconociese las firmas falsificadas presentadas por ellos exigiendo un referendo revocatorio contra Chávez. De tres millones de firmas supuestamente recogidas sólo 1.890.000 son válidas. En el resto hay todo tipo de fraudes (firmas de difuntos, utilización del nombre y datos de gente que no ha firmado, etc). El CNE debía haber anulado esas firmas pero haciendo una concesión a la oposición ha abierto un plazo para que 800.000 de esas firmas sean reparadas (confirmadas). Si los supuestos firmantes las confirman valdrán, sino serán invalidadas.
Pero incluso esta medida tibia -hay una conversación grabada de dirigentes de la oposición que reconocen no haber recogido las firmas necesarias- desencadenó la histeria de la oposición y del imperialismo.
De momento la debilidad de su base social y la respuesta popular han frenado nuevamente estos planes .La oposición ahora intenta que el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) anule el dictamen del CNE y declare válidas las firmas. La Sala Electoral del TSJ, que ellos controlan, ha fallado que las firmas enviadas a reparo por el CNE deben ser consideradas válidas y ser en todo caso anuladas si lo piden los firmantes. Eso significaría aceptar el referendo ya que difícilmente los muertos y los que no saben que se ha utilizado su nombre van a poder acudir a los centros de reparo a anular "sus" firmas. El chavismo plantea que la Sala Electoral no puede decidir eso sino que debe ser la Constitucional. A partir de ahí hemos entrado en el farragoso terreno de los recursos legales, las impugnaciones, recusaciones de jueces, etc.
Sin embargo, es un error centrar el debate en estas cuestiones legales como está haciendo el Comando Ayacucho (comité de enlace de los dirigentes de los partidos que apoyan a Chávez) y confiar en órganos burgueses como la sala Constitucional del TSJ o el CNE. Para empezar el primer efecto de desplazar la lucha de las cuestiones políticas y la movilización en la calle al terreno legal es que desmoviliza a las masas y las sitúa como espectadoras. De este modo, el terreno en el que los partidarios el proceso somos más fuertes -el de la movilización y participación popular- se desaprovecha. Pero un aspecto más perjudicial si cabe es que las declaraciones tanto del Presidente Chàvez como de otros dirigentes mostrando su confianza en el CNE o la sala Constitucional fomentan ilusiones en estos órganos y crean la sensación de que la tarea de derrotar al fascismo no es nuestra sino que basta con confiar en las instituciones: GN primero, CNE y Sala Constitucional ahora. Cuando si algo demuestra la experiencia de la revolución bolivariana hasta ahora es que lo ùnico que ha salvado una y otra vez la situación es la movilización popular.
Como reacción a la ofensiva de la oposición de los últimos días han resurgido elementos (incipientes y todavía embrionarios, como explicábamos en otros materiales, pero de una gran importancia) de organización popular. Sin llegar al nivel de abril de 2002 o diciembre-enero de 2003 (tampoco la ofnsiva reaccionaria llegó a ese nivel) lo más positivo de esta autoorganización de las masas es que abre una excepcional oportunidad para avanzar en la coordinación y uniad real del movimiento revolucionario desde abajo y marca el camino a seguir para defendernos de la contrarrevolución.
En lugar de estar desarrollando estas asambleas, comités de defensa, etc , explicando que la táctica de la oposición lo que busca es ganar tiempo, intentar desgastarnos y preparar el terreno para una nueva ofensiva; y preparando las fuerzas populares para responder a esta nueva ofensiva, las dirigencias de los partidos mayoritarios que integran el Comando Ayacucho están centrando su discurso en las elecciones regionales y la batalla legal.
Pero si algo demuestra la experiencia es que, como hemos explicado una y otra vez los marxistas, estas cuestiones legales sólo son una táctica de la contrarrevolución para ganar tiempo y buscar la excusa para volver a pasar a la ofensiva. Hay que basarse en la organización y movilización de las masas y no sólo para prevenir una nueva ofensiva de la reacción sino para profundizar la revolución y derrotarles ahora que están débiles. Una de las razones del fracaso de la "Guarimba" fue que sólo consiguieron arrastrar a una reducida parte de su base, la mayoría sigue desmovilizada y escéptica tras ser manipulada y engañada tantas veces y conducida a derrotas.
La clase obrera y los sectores populares responden al "Plan Guarimba"
La clase media es una clase que para mantenerse firme necesita ver fuerza y victorias, sino se dispersa. Esta debilidad -unida a la respuesta espontánea del movimiento popular- hizo que durante este nuevo plan golpista, las bandas sifrino fascistas sólo pudieron accionar sus planes dentro de las urbanizaciones del este de Caracas y en las zonas de clase media como El Paraíso y Montalbán.
La "gran lucha" de estas bandas, en las zonas del este de Caracas, consistió en aterrorizar a sus vecinos y trancar las vías de sus urbanizaciones. Los dirigentes llegaron al extremo de disparar sobre sus propios partidarios. Se ha demostrado que los muertos lo fueron por disparos de la Guardia sino por disparos de francotiradores o balas perdidas de las propias bandas fascistas.
En las zonas populares donde la oposición golpista trato de imponer la "Guarimba", los fascistas se encontraron con la oposición organizada de los trabajadores y los jóvenes de los sectores populares, como sucedió en el Valle, Coche, Caricuao, Petare o en la propia Universidad Central de Venezuela (UCV).
En el caso especifico de Valle y Coche, la organización popular contó con el apoyo de la radio comunitaria Alí Primera, la cual mantenía a la comunidad informada de todo lo que sucedía en la parroquia (barrio) y en otras zonas de Caracas. El flujo de información era constante. La radio también informaba a la comunidad de donde estaban las bandas sifrino fascistas. De esta manera, la vanguardia del movimiento popular acudía a la defensa de la zona y organizaba a la comunidad en cuestión, para evitar de nuevo las acciones de dichas bandas.
En la UCV las bandas armadas del grupo fascista Bandera Roja trataron de tomar las instalaciones y crear disturbios, siendo enfrentados por los estudiantes que apoyan el proceso y derrotados. Estas acciones, junto a la enorme movilización que hubo el 29 de febrero, les ha hecho retroceder al menos por el momento.
No aceptar las maniobras de los golpistas
La oposición necesita, en primer lugar, reanimar a su base social con algún avance que presentar y volver a manipularla y engañarla para desestabilizar el país. Ese es el sentido de la sentencia de la Sala Electoral.
Si el CNE o el TSJ, por la presión del imperialismo, concediesen el referendo esto sería una traición a la voluntad popular pero pondría al gobierno en una situación difícil después de haber dicho que acataría la decisión de las instituciones. Si se negase, la campaña internacional contra Chávez se intensificaría.
No tienen ninguna razón quienes dicen que si Chávez tiene el apoyo masivo debe ir al referendo tengan las firmas sus opositores o no. El referendo es una táctica de la contrarrevolución y esto está claro para las masas, además está impulsado por golpistas y asesinos que deberían estar en la cárcel.
Si el gobierno lo aceptase convertiría lo que ha sido una victoria popular en una victoria de la reacción. Millones de trabajadores y jóvenes que se han enfrentado a los dos golpes de estado y que han respondido siempre con su movilización ante los avances de la reacción, lo verían como una concesión a los golpistas y una derrota inexplicable.
Por otro lado, en caso de referendo el imperialismo volcaría toda su presión para intentar ganarlo, como hicieron en Nicaragua en las elecciones contra los sandinistas. Recurrirían a los medios más viles: fraude masivo, presión económica y política extremas… Es bastante posible que no lo lograsen pero no reconocerían el resultado y aplicarían la misma táctica de estos últimos días pero posiblemente con más gente en la calle pues llegar al Revocatorio animaría a un sector de su base hoy desanimado.
Si el CNE no convoca el referendo pero les concede más firmas también sería negativo para el proceso revolucionario, les daría un balón de oxígeno y las utilizarían para volver a lanzar una ofensiva. Aunque no llegasen a los 2.400.000 necesarios legalmente acusarían a Chávez de no querer someterse a las urnas, de crear inestabilidad social y toda la sarta de mentiras que están publicándose en los medios de comunicación burgueses.
Por eso los marxistas estamos defendiendo que en lugar de negociar hay que sacar conclusiones de estos últimos días y basarse en que siguen debilitados y el movimiento popular se ha fortalecido para pasar al ataque y profundizar la revolución.
Antes o después intentarán movilizar y radicalizar nuevamente a su base social con el objetivo de encontrar puntos de apoyo en el ejército para un nuevo golpe de estado, o desencadenar una intervención en el país ("Chávez no controla la situación", "es autoritario y represivo", "hay un clima de guerra civil", etc.) preferiblemente para ellos a través de la OEA o algún país vecino, Colombia probablemente, con el apoyo yanqui.
Perspectivas
Tras su fracaso en la "Guarimba" no se puede descartar que una nueva derrota -incluso el simple miedo a esa derrota- les obligue a aplazar algo más sus planes, pero lo que está claro es que lo volverán a intentar. Y más pronto que tarde.
El imperialismo mantiene todas las opciones abiertas, desde el magnicidio hasta la posibilidad de una intervención. El ejército colombiano ha comprado a España grandes cantidades de armamento que sólo sirve -según diferentes expertos- para luchar contra otro ejército regular.
Incluso han agitado el fantasma del separatismo. Los gobernadores de Zulia y de algunos otros estados ven peligrar sus redes clientelares y caciquiles y tienen organizados escuadrones de la muerte que ya han asesinado a varias decenas de partidarios de Chávez en los últimos años. Esta posibilidad tiene muchos riesgos y no parece que sea su primera opción pero si siguen sin encontrar el camino para tumbar a Chávez desde dentro del propio aparato del estado podrían apostar por ella.
Están atrapados en la trampa de su propia debilidad. No pueden reconocer el fracaso de su estrategia del referendo y tampoco tienen todo el tiempo del mundo ya que Venezuela se está convirtiendo en referente en el resto de Latinoamérica y las elecciones regionales de agosto pueden ver una nueva victoria masiva del chavismo. Todos sus intentos desestabilizadores forman parte de una misma estrategia en la cual u lugar esencial lo ocupa el golpe económico, un saboteo de la economía por parte de los capitalistas que es permanente y que sólo se puede combatir rompiendo con la lógica del sistema capitalista, con su control de los bancos y muchas de las principales industrias del país, y avanzando hacia una economía en la que los recursos que producimos todos con nuestro trabajo sean planificados democráticamente con la participación d elos trabajadores y los sectores populares y destinados a resolver los graves problemas que sufrimos (desempleo, miseria, falta de vivienda digna, salud, etc). Esto significa ir hacia una sociedad socialista.
Revolución que no avanza, retrocede
Muchos camaradas, especialmente desde la dirigencia de distintas organizaciones y partidos que apoyan el proceso, plantean que todo esto: basarse en la movilización de las masas para profundizar la revolución, llevar a cabo nacionalizaciones y un agenuina transformación social e incluso medidas más modestas como acabar con el control de los golpistas sobre los medios de comunicación privados, expropiando estos bajo control social, o con la impunidad ,encarcelando a todos los asesinos golpistas, no se puede hacer porque provocaría que nos acusasen de totalitarios, daría una excusa al imperialismo para intervenir, etc. Sin embargo, ya nos acusan de totalitarios y ya están interviniendo. Si no han intervenido todavía con fuerzas militares es precisamente porque en estos momentos no tienen la fuerza suficiente. Y no la tienen porque la correlación de fuerzas en Venezuela y en América latina es favorable por el momento al movimiento de las masas. El desgaste económico y político y la campaña internacional contra Venezuela buscan precisamente cambiar esa correlación de fuerzas favorable a la revolución por una que les permita derrotar a esta. Por eso no tenemos todo el tiempo del mundo y por eso no es el momento de esperar y defendernos sino de avanzar. Hay que rematar para ganar.
El imperialismo no necesita provocaciones ni excusas para intervenir. El simple hecho de que exista un gobierno que no controlan y un proceso de participación popular como el venezolano ya es una provocación para ellos. Y las excusas se las inventarán a como de lugar. ¿Qué excusa tenían en Irak o en Haití? No las tenían y las "fabricaron"
El de Haití es un buen ejemplo. Aristide pactó con los americanos en el año 94 y aceptó aplicar planes del FMI , luego -como era un dirigente reformista más presionable por el pueblo- intentó calmar la respuesta de este y hacerle algunas concesiones. El resultado fue que esta táctica dubitativa le restó apoyo entre los sectores populares pero evidentemente tampoco le permitió congraciarse con los ricos y el imperialismo, que necesitaban un gobierno títere.
Haití no es Venezuela y Chávez no es Aristide. Evidentemente Chávez ha demostrado una gran entereza y honestidad pero sí hay una cosa de la experiencia haitiana -o de la nicaragüense bajo los sandinistas- de la que tenemos que aprender. El imperailismo combina todas las opciones de lucha para ir saboteando y desgastando a la revolución y si esta no aprovecha los momentos favorables para avanzar y pierde oportunidades al final puede ser derrotada. El imperialismo y la reacción fascista volverán a atacar y lo harán con todo, la cuestión es si cuando lo hagan nos hemos preparado lo mejor posible para derrotarlos nuevamente -impulsando milicias y asambleas populares, fortaleciendo el apoyo a la revolución y la moral de las masas con políticas económicas que resuelvan los problemas de estas- o si nos agarran desprevenidos y con dudas y dsánimo en sectores de las masas porque el tiempo pasa y no ven mejorar sus condiciones de vida al ritmo que esperan.
¿Capitalismo o Socialismo?
En última instancia este debate sólo es una parte de otro más general que también es necesario abordar en el seno de la revolución. Un sector mayoritario de dirigentes cree que el objetivo deber ser crear un capitalismo nacional y humanista, que es imposible ir hacia otro modelo de sociedad, el socialismo porque la correlación de fuerzas a nivel mundial es desfavorable, el imperialismo nunca lo permitiría, etc. Sin embargo, lo que estamos viendo es que en esta época de crisis internacional del capitalismo y dominio de toda la economía mundial por un puñado de multinacionales, cuando todos los capitalistas dependen más que nunca de una economía global en manos de 500 grandes multinacionales, lo que resulta utópico e imposible es crear un capitalismo independiente en ningún país. Los capitalistas sólo están interesados en aumentar la explotación d elos trabajadores e intensificarla y en mantener la estabilidad global del sistema capitalista mundial y eso significa que cualquier reforma o proceso social que no controlan es una amenaza para sus intereses. Por eso, aunque la dirigencia del proceso venezolano proclame una y otra vez que no quiere ir hacia el socialismo y que quiere construir un capitalismo democrático y humano, tiene a los capitalistas en contra, saboteando la economía y financiando el golpismo.
En cambio la idea de que si vamos hacia el socialismo sería peor no tiene ninguna base real. Si Cuba ha resistido tanto tiempo, a diferencia de Nicaragua, por ejemplo, o la propia revolución chilena, es entre otras cosas porque gracias a las conquistas de la economía planificada – a pesar de errores y carencias que se deben corregir extendiendo y profundizando la revolución- logró mantener un apoyo masivo dentro de la propia población cubana y convertirse en una referente para todo el movimiento obrero y popular en América latina y a escala mundial. Durante la propia revolución rusa, en 1917, el imperialismo intervino -tanto desde dentro como con fuerzas militares de 22 ejércitos- y fue derrotado porque las masas veían que la revolución estaba resolviendo sus problemas económicos y sociales. La historia nos demuestra que las revoluciones que llegan hasta el final y aprovechan los momentos de victoria para avanzar triunfan y las que se quedan a medio camino, esperando, intentando no dar excusas o no provocar al enemigo, han sido derrotadas. Chile, la revolución española en los años 30, la revolución boliviana, la sandinista (que aunque tuvo el poder político muchos años no llevó hasta el final la transformación económica y dejó la mayoría de la economía en manos de los capitalistas).
En estos momentos la correlación de fuerzas, en nuestra opinión, sigue siendo favorable para vanzar. El imperialismo tiene numerosos y crecientes problemas. Su poder militar no se traduce en poder para estabilizar y controlar el mundo. Al contrario. En Irak tienen cada vez más problemas y no han conseguido sacar el petróleo que necesitaban. La economía capitalista mundial está en crisis y Bush se enfrenta a problemas políticos crecientes en su propio país. Los acontecimientos en España son inspiradores para todos. Demuestran cómo tras intervenir en la guerra de Irak el gobierno español contra la opinión del pueblo las masas se han movilizado y le han derrotado. Pero también demuestran las dificultades que tendría el imperialismo para intervenir contra una revolución social en Venezuela o cualquier país latinoamericano.
Si en Irak ,donde había un régimen dictatorial, están teniendo todos estos problemas, si intentasen intervenir contra una revolución popular se verían probablemente paralizados y se encontrarían con una respuesta infinitamente más fuerte. Y más en América Latina donde hay un auge del movimiento popular en todos los países y la experiencia venezolana se convierte cada vez más en un punto de referencia. Como ha dicho Chávez, si intentasen una intervención directa en Venezuela tendrían una resistencia popular nunca antes vista . Y no sólo en Venezuela sino en toda Latinoamérica. Y eso, por los lazos culturales y políticos, significaría también una reaación importante en Europa y el propio Estados Unidos, done la población latina es cada vez más numerosa. Por eso hasta ahora no han intentado esa vía y por eso intentan seguir desgastando el proceso revolucionario, cercarlo, presionarnos. Quieren que no vayamos más lejos, que desaprovechemos esta situación favorable para avanzar y encontrar lo antes posible una situación que les permita a ellos poder pasar al ataque. Como hicieron en Chile o Nicaragua.
El movimiento popular ha salido fortalecido de la "Guarimba". Otra vez se reorganizaron algunas asambleas populares, el movimiento popular que estaba desorganizado, volvió a organizarse de nuevo, se relanzo la APR (Asamblea Popular Revolucionaria) y ahora sé están reorganizando las asambleas populares de ciudadanos y otros medios de participación popular.
En las asambleas no sólo se habla de la contingencia y de la organización para la misma. Ahora se cuestionan algunas políticas erradas del gobierno. Se está tomando conciencia entre sectores cada vez más amplios del pueblo de que sólo la organización y la participación mancomunada en los conflictos, garantizará la profundización del proceso revolucionario.
Existe la certeza en estos sectores que revolución que no avanza retrocede.
Debemos profundizar el proceso revolucionario. Nacionalizar la banca, expropiar las empresas de los golpistas, expropiar las empresas tomadas y fomentar la industria desde el Estado, yendo hacia el control obrero de la producción y a una economía planificada.
Es imposible acabar con el desempleo y la miseria en el capitalismo. La mejor forma de acabar con el hambre y la miseria es avanzando hacia el socialismo.
Debemos desarrollar Asambleas Populares y crear los diferentes comités necesarios en el seno de estas, así como milicias obreras y populares en defensa de la revolución para prepararnos ante nuevos ataques de la contrarrevolución. También se deben impulsar estas asambleas en el ejército y que los soldados y oficiales participen en las Asambleas Populares, pues esa es la única forma de mantener bajo el control e influencia popular a las Fuerzas Armadas.
La organización de asambleas y comités debe ser con representantes elegidos y cuyos cargos sean revocables por la asamblea.
Sólo con estas medidas podremos enfrentar los nuevos intentos del imperialismo y la oligarquía por acabar con la revolución en nuestro país.