Venezuela: en defensa de la Revolución Bolivariana. ¡Expropiar a la burguesía para derrotar la guerra económica!

“…no tengo la menor duda. Es necesario, decimos y dicen muchos intelectuales del mundo, trascender el capitalismo, pero agrego yo, el capitalismo no se va a trascender por dentro del mismo capitalismo, no. Al capitalismo hay que trascenderlo por la vía del socialismo, por esa vía es que hay que trascender el modelo capitalista, el verdadero socialismo. ¡La igualdad, la justicia!” (Hugo Chávez)
“Tenemos que tener mucho cuidado con esas corrientes que no se definen muy bien, cuidado con el reformismo, no es reforma lo que estamos haciendo aquí, es una Revolución, no es economía de mercado, ni capitalismo humano, no ponerle caretas al capitalismo, es liquidar al capitalismo y construir el Socialismo , de eso se trata”.
(Hugo Chávez)

La revolución Bolivariana se encuentra en su momento más difícil desde su comienzo hace 17 años.

El estudio de cifras, análisis y estadísticas nos muestran claramente que Venezuela se encuentra atravesando una crisis económica, política y social.
Esta situación se traduce en desilusión, apatía, desmoralización y cansancio de las masas del pueblo trabajador que son la base y sustento de la Revolución.
Este es un proceso que ya vimos en la derrota electoral en las elecciones a la Asamblea Nacional de diciembre de 2015, donde un sector importante de la base chavista, si bien no votó a la derecha, se abstuvo de ir a votar abriéndole paso a los escuálidos.

Hoy, la gravedad de la situación se plantea en que todas aquellas condiciones que produjeron la abstención y la derrota electoral no sólo no se han solucionado, sino que por el contrario se han agravado.

La Revolución Bolivariana y sus conquistas están bajo peligro, ésto hace más que evidente la necesidad de hacer un análisis serio y plantear un debate autocrítico acerca de las causas y motivos que llevaron al proceso revolucionario a esta situación.

Guerra contra el pueblo y crisis capitalista

Sin dudas, la burguesía venezolana aliada del imperialismo norteamericano lleva adelante una guerra civil no declarada contra los trabajadores y el pueblo pobre. Esto se ve explícitamente en la guerra económica que las clases dominantes están llevando adelante cada vez con mayor violencia.
Las tácticas utilizadas son casi calcadas de aquellas que el imperialismo yanqui, aliado del empresariado chileno, llevÓ adelante contra Salvador Allende en la década del ‘70.

Sabotaje, acaparación, desabastecimiento de los alimentos y productos de primera necesidad, acompañado de una guerra psicológica por parte de los medios masivos son el método empleado.

A este factor clave hay que sumarle la crisis económica que se deriva de las consecuencias producidas por la crisis capitalista mundial en la región. Como vemos un combo explosivo y que afecta directamente a las condiciones de vida de las masas asalariadas.

Por un lado, la guerra económica produce un enorme factor desestabilizador al empujar a los trabajadores a no poder acceder a los alimentos y productos necesarios para la mantención de sus familias. Un claro crimen de la burguesía apátrida.

Por otro lado, la crisis económica, que se tradujo en la caída del precio del petróleo ha generado un caos en la economía venezolana.

El derrumbe del precio del petróleo (en 2009, 2010, 2011 y 2012 los precios promedio de la cesta petrolera venezolana fueron de U$S 57, 72, 101 y 103 por barril y en enero de 2016 llegó a su punto más bajo de U$S 24); la disminución drástica de las importaciones; la existencia de un dólar preferencial que paraliza el aparato productivo nacional, la política monetaria expansiva que busca financiar el déficit fiscal, alimentan un proceso inflacionario cuasi descontrolado que castiga a la base revolucionaria que ve un retroceso constante de sus condiciones de vida.

Lo que estamos viendo es que administrar el capitalismo no es otra cosa que gestionar su crisis sistémica, orgánica y secular.

¿Cómo derrotar la Guerra económica?

Como una y otra vez lo manifestó el compañero Hugo Chávez el único camino para impulsar la revolución es romper con el capitalismo, liquidar el Estado burgués y avanzar hacia el Socialismo. No hay otra salida.

El camino contrario, de sostener al capitalismo y gestionar su crisis, sólo derivará en una derrota política de la Revolución.

El camino de “dialogar” con la burguesía y sus representantes políticos, de otorgar concesiones y de insistir en que por las vías del capitalismo se pueden resolver los graves problemas que acosan a la revolución sólo nos va a llevar a una aplastante derrota.

Los recientes intentos de sortear la guerra económica han tenido un impacto reducido y no han solucionado la cuestión de fondo.

Los CLAPs (mecanismo estatal-popular de distribución directa a las familias de clase trabajadora y de los sectores de menor ingreso en general, paliar los altos niveles de escasez y especulación) o incluso la llamada “Guerra del pan” o la importación masiva de alimentos no pueden solucionar la guerra económica como ha quedado en evidencia. Y esto se debe a que no se ataca el problema de raíz.

El problema de la guerra económica no se relaciona con la distribución de los alimentos, si no con la propiedad de los medios de producción. No se puede controlar lo que no se posee.

Mientras la burguesía siga teniendo la propiedad sobre los medios de producción y distribución, entonces tendrá en sus manos el control real de la economía, y utilizará ese control para sabotear la producción de los bienes de primera necesidad, a fin de golpear y desmoralizar a las masas trabajadoras con el fin de poder derrotarla y aplastarla de forma definitiva.

Crisis del capitalismo, crisis del reformismo

Hoy en la región estamos viviendo un avance de la derecha que se expresa claramente en Argentina y Brasil.

Lo que estamos viendo es la crisis del reformismo que pavimenta el camino a la derecha al no poder dar una resolución satisfactoria a las necesidades de los trabajadores.

La idea de que es posible sostener las ganancias del empresariado a la vez que se atienden las necesidades de la clases populares ha estallado por lo aires y esto se traduce en un fortalecimiento de los sectores más rancios que argumentan demagógicamente contra los gobiernos que han buscado un camino keynesiano.

El retroceso de la economía argentina y su programa reformista fue determinando el debilitamiento político del kirchnerismo dando lugar a la demagogia del macrismo; como así el retroceso de la economía brasilera que derivó en el ajuste de Dilma Rouseff contra la base electoral petista, fue generando las condiciones para el contraataque de la burguesía que impuso a Temer.

Este mismo fenómeno estamos viendo hoy en Venezuela, demoliendo la idea de que se podía llevar adelante la revolución sin alterar las relaciones de propiedad de los medios de producción.

En la década anterior, en que la región experimentó el mayor crecimiento económico de la historia, la idea reformista de la conciliación de clases tuvo cierto eco.

Los abultados ingresos estatales permitían maniobrar entra las clases sociales garantizando el avance de las condiciones de vida de los trabajadores y el pueblo. Pero hoy, esas condiciones han desaparecido para no volver.

Los propios tiburones de la burguesía hablan en el “NY Times” o “The Economist” de 30, 40 o 50 años de ajuste y austeridad a nivel mundial como producto de una crisis de sobreproducción mundial que a puesto al capitalismo contra las cuerdas.

Hoy no es posible garantizar las ganancias del empresariado y sostener el nivel de vida y las mejoras de las clases populares. La compresión de esto es vital para comenzar a debatir cómo salvamos a la Revolución en Venezuela.

Retomar el legado de Chávez: ¡Radicalización de la revolución!

El consejo nacional electoral señaló que deben celebrarse elecciones regionales y municipales en este año. En las condiciones actuales, es bastante probable que el desanimo de paso a la abstención y se produzca una derrota electoral que daría aire a la oposición fascista para presionar por la salida de Maduro.

Si en diciembre de 2015 las masas se abstuvieron de votar producto del cansancio y la apatía, ¿que sucederá ahora que las condiciones de vida se han agravado aún más? Es la receta acabada para una derrota.

En la medida en que el gobierno no dé un viraje de 180 grados en la política económica, y mantenga las mismas políticas reformistas que ha estado implementando de manera empecinada durante el último período, entonces no habrá posibilidad alguna de resolver la situación de escasez crónica y de inflación desatada que reina actualmente en el país.

Como mencionábamos antes, el reformismo le facilita el camino a la derecha escuálida.

De lo que se trata entonces, es impulsar el debate entre las bases que plantee la urgente necesidad de radicalizar la revolución, expropiando a la burguesía para derrotar a la guerra económica y reimpulsar la Revolución.

Un sector de la vanguardia agita la idea de que el nivel de las masas en Venezuela es bajo y esta es la razón por la cual no se puede avanzar. Este argumento es insólitamente defendido a pesar de que la propia realidad lo niega.

¿Cómo se puede acusar a un pueblo que ha sostenido una revolución durante 17 años de tener bajo nivel de conciencia?

En cada etapa decisiva las masas han salvado a la Revolución y la han empujado hacia adelante. En 2002, las masas – la verdadera fuerza motriz de la Revolución – salieron a las calles para arriesgar sus vidas y salvar el proceso revolucionario.

De hecho, la revolución es producto de la irrupción de las masas en la vida política, y ha sido el pueblo trabajador el que se ha movilizado una y otra vez en defensa de la misma.

Son los jóvenes, los estudiantes y los trabajadores, los verdaderos sostenes del proceso revolucionario y los que han mostrado un alto nivel de conciencia cada vez que la Revolución ha estado en peligro.

El problema no es el nivel de conciencia de las masas sino la política incorrecta de los dirigentes de la Revolución que se aferran al reformismo cuando éste se encuentra en crisis en el mundo entero.

En tan grave situación, las medias tintas, la corrupción, la burocracia y el reformismo nos están llevando a perder las conquistas Revolucionarias.
La única salida para revertir la guerra económica es retomar el legado de Chávez y completar la revolución, nacionalizando la banca y los medios de producción bajo control obrero y destruyendo el Estado burgués para sustituirlo por un Estado obrero.

La Revolución encontró una serie de obstáculos durante el mandato de Chávez, que impidieron concluir el proceso revolucionario hacia el Socialismo, como ser la formación del propio Hugo Chávez que partió desde la idea de una «tercera vía» y fue evolucionando, pero sin llegar a completar una visión marxista. La ausencia de un partido revolucionario que defienda un programa abiertamente anticapitalista y la presión de un sector de la burocracia estatal y partidaria también fueron factores centrales en la resolución de la Revolución en términos de crear una nueva legalidad que rompa con la legalidad burguesa.

No es el Socialismo el que ha fracasado como vociferan burócratas, reformistas y escuálidos, sino justamente lo que ha fracasado es el intento de regular el capitalismo.

Es necesario por lo tanto forjar una nueva dirección teniendo en cuenta que las únicas fuerzas que pueden defender a la Revolución, no son los dirigentes reformistas. Son las masas revolucionarias, y en primer lugar la clase obrera.

Los compañeros de la Corriente Socialista Militante en Argentina estamos en la primera línea de batalla en defensa de la Revolución Bolivariana, y a través de la campaña “Manos Fuera de Venezuela” contribuimos a extender la solidaridad internacional con Venezuela a más de 40 países de los 5 continentes.

Seguiremos firmemente apoyando a la Revolución e invitamos a todas y todos los compañeros Venezolanos que hoy se encuentran en Argentina a militar por estas ideas junto a nosotros.

La única manera conciente, política, activa y fundamentalmente efectiva de defender la Revolución pasa por completar sus tareas pendientes. Es decir expropiar a la burguesía y poner bajo control obrero los medios de producción para planificar la economía de manera democrática y así satisfacer las necesidades de los trabajadores y el pueblo y no para que un puñado de capitalistas y corruptos se enriquezca.

Luchemos juntos para llevar a cabo el legado de Chávez. Luchemos juntos por el Socialismo.