Una política que fortalezca la unidad de la clase trabajadora

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Editorial El Militante Nº 53 

Una debilidad notoria del campo obrero y popular en nuestro país es la enorme dispersión organizativa de los sectores más activos, conscientes y avanzados de la clase obrera. Esta es una capa amplísima que incluye a decenas y cientos de miles de trabajadores que actúan y participan activamente en diferentes espacios y frentes de masas, en un campo ideológico que abarca desde el peronismo de izquierda hasta el marxismo revolucionario.

Editorial El Militante Nº 53 

Una debilidad notoria del campo obrero y popular en nuestro país es la enorme dispersión organizativa de los sectores más activos, conscientes y avanzados de la clase obrera. Esta es una capa amplísima que incluye a decenas y cientos de miles de trabajadores que actúan y participan activamente en diferentes espacios y frentes de masas (sindicales, políticos, barriales), en un campo ideológico que abarca desde el peronismo de izquierda (aun aquellos que simpatizan con determinadas políticas del kirchnerismo) hasta el marxismo revolucionario, lugar donde se ubica la Corriente Socialista El Militante.

La necesidad del frente único

Para nosotros, los marxistas, no debe existir un muro infranqueable que impida a trabajadores y sectores populares explotados, procedentes de ámbitos ideológicos diferentes, unir sus fuerzas en pos de objetivos comunes de carácter económico y político.

No estamos hablando de la disolución de todas las tendencias existentes en una organización políticamente amorfa, sino de poner en pie organismos de frente único políticos y sindicales con un programa común y libertad de tendencias. Es absolutamente necesario propiciar espacios comunes de participación y de organización que prueben, en el terreno de la práctica, la validez y viabilidad de las diferentes propuestas, posiciones, tácticas y programas. Esto, además de favorecer la unidad en la acción y el diálogo político de diferentes sectores de nuestra clase, también facilitaría el acercamiento, e incluso la fusión, de las corrientes políticas y sindicales más afines.

Potencialidad de la Constituyente Social

La Constituyente Social, impulsada principalmente por el sector dirigente de la CTA no kirchnerista, contiene potencialmente las posibilidades de un gran espacio de frente único de estas características, particularmente en el terreno político. La Constituyente Social se ha pronunciado por la construcción de un movimiento político de masas, sustentado en la clase trabajadora, y aunque no se dotó aún de un programa acabado reivindica como propios los actuales procesos revolucionarios de Bolivia, Venezuela y Ecuador.

Sólo falta que esta posibilidad potencial de la Constituyente Social se convierta en real. Para eso se requiere una estructura organizativa participativa, vincularse a las luchas obreras y populares cotidianas, y dar pasos efectivos concretos hacia la conformación de un movimiento político de masas que no se pierda ni comprometa en cálculos electorales de corto plazo con políticos pequeñoburgueses o arribistas profesionales que busquen medrar en los marcos del sistema.

Esta conversión de lo potencial a lo real se vería favorecida, en gran medida, si otros agrupamientos políticos y sindicales de izquierda (por ejemplo, el espacio "Otro Camino", la corriente político-sindical "Rompiendo Cadenas", la corriente político-sindical que impulsa el sindicato ceramista de Neuquén, la agrupación Encuentro Sindical de Base, entre otros) se sumaran a la Constituyente Social, la desarrollaran en los lugares donde están presentes, y dieran una pelea constructiva desde adentro.

Entendemos que haya recelos en algunos compañeros hacia sectores del aparato de la CTA que participan en la Constituyente Social. Pero, de la misma manera que podemos ponernos de acuerdo con estos sectores, aun con diferencias y manteniendo nuestra libertad de crítica, para dar una pelea sindical contra el mismo patrón dentro de las estructuras de la CTA; también podemos ponernos de acuerdo, con ellos, aun con diferencias y críticas, para compartir un espacio de frente único con vistas a dar una pelea política al conjunto de los patrones y su sistema capitalista.

Lo contrario, sería seguir abonando a la dispersión, el aislamiento y la autocomplaciencia sectaria; y privarse de llegar con las ideas y posiciones propias a decenas de miles de trabajadores en todo el país que participan y se mueven dentro de la Constituyente Social, muchos de los cuales simpatizan con posiciones políticas de izquierda y revolucionarias.

Cómo no disputar con el kirchnerismo …

Una mención específica nos merece la actitud que debería mantenerse hacia aquellos sectores que, ubicándose dentro del activismo obrero y popular, apoyan al gobierno kirchnerista.

En nuestra opinión, la mayoría de estos sectores no muestran entusiasmo hacia este gobierno. Es la ausencia de una alternativa fuerte a la izquierda del kirchnerismo, y la ofensiva reaccionaria de la oposición burguesa y de derecha en el parlamento y los medios de comunicación, los factores que empujan a estos compañeros a considerar el kirchnerismo como la opción menos mala ¿Qué táctica deberíamos darnos entonces para mantenerlos como compañeros de lucha y ayudarlos a que busquen a la izquierda del kirchnerismo la herramienta política para transformar la sociedad?

En este punto, queremos detenernos en la política que desarrolla Proyecto Sur,   movimiento en el que también participamos y que integra la Constituyente Social, y que junto a diputados aliados aparece como la oposición de izquierda al kirchnerismo en el Congreso.

Creemos que, muchas veces, los dirigentes de Proyecto Sur caen en la trampa de aparecer como celosos críticos del gobierno kirchnerista sin que eso se corresponda con una crítica mucho más fuerte y contundente a la oposición de  derecha (PRO, PJ disidente, UCR, Carrió). Esta táctica no debilita al kirchnerismo, que la utiliza demagógicamente contra Proyecto Sur para reforzar sus bases sociales de apoyo y presentarse como el  único que combate a la derecha.

… y cómo sí hacerlo

Si Proyecto Sur y la Constituyente Social quieren incidir realmente en los sectores obreros y populares que aún apoyan al kirchnerismo, deberían aparecer como los campeones en el combate a la derecha, en la calle y en el Parlamento, y levantar bien alta una posición que hable desde el punto de vista de la clase trabajadora, de sus problemas y sus preocupaciones, posición que Proyecto Sur y la Constituyente Social deberían profundizar mucho más.

Cuando sea necesario, Proyecto Sur y la Constituyente Social deberían dar apoyo crítico a los proyectos oficialistas que supongan una mejora real para las masas trabajadoras o en la democratización de la vida social, como correctamente se hizo con la Ley de Medios, la estatización de las AFJP, y otros. Esto es lo que les dará autoridad para denunciar, como se está haciendo, las agachadas y vínculos que atan al gobierno con los empresarios y el imperialismo, y su política de "medias tintas" que abonan el camino a la demagogia de la derecha.

Es inevitable que en un determinado momento el ciclo político del kirchnerismo llegue a su fin, pero no es lo mismo que cuando eso suceda, haya millones de trabajadores, de jóvenes y sectores populares excluidos, bien prestos a sumarse a una herramienta política que haya ganado una autoridad en el período previo; o que, por el contrario, llegado ese momento se encuentren abatidos y pasivos porque ninguna alternativa política a la izquierda del kirchnerismo conquistara su confianza. No es lo mismo.