Los trabajadores del Subte están escribiendo una de las páginas más inspiradoras de la historia del movimiento obrero argentino de los últimos años. Luego de conseguir el triunfo histórico de la jornada laboral de 6 horas para todos los trabajadoressin reducción salarial hace menos de 1 año, los trabajadores se lanzaron con todo a la pelea por la recomposición salarial. Tras 4 meses de lucha intensa que abarcó desde paros parciales de 1 hora hasta paros de 48 horas, incluyendo la amenaza de una huel huelga por tiempo indeterminado, los trabajadores del Subte consiguieron doblegar a la patronal, METROVÍAS.
Balance y lecciones de la lucha del Subte
Los trabajadores del Subte están escribiendo una de las páginas más inspiradoras de la historia del movimiento obrero argentino de los últimos años. Luego de conseguir el triunfo histórico de la jornada laboral de 6 horas para todos los trabajadores sin reducción salarial hace menos de 1 año, los trabajadores se lanzaron con todo a la pelea por la recomposición salarial. Tras 4 meses de lucha intensa que abarcó desde paros parciales de 1 hora hasta paros de 48 horas, incluyendo la amenaza de una huelga por tiempo indeterminado, los trabajadores del Subte consiguieron doblegar a la patronal, METROVÍAS.
Un triunfo histórico
Los trabajadores del Subte consiguieron un aumento salarial del 19% en el salario básico, además de los $100 otorgado por el gobierno en diciembre (incorporados al básico tras la lucha de diciembre). Esto significa que el aumento salarial en el básico oscila, según las categorías, entre un 25,5% para un conductor y un 33,6% para un boletero (la categoría más baja), $1.921 para el primero y $910 para el segundo.
A esto se suma lo conseguido por "antigüedad", estimado en el 1% del salario básico de un conductor ($19,2) por año trabajado para todas las categorías laborales. Además están otras pequeñas pero importantes conquistas arrancadas como fueron los adicionales por Jardín Maternal y los $5 por nocturnidad por cada año de servicio (eliminado unilateralmente por la empresa tras la consecución de la jornada laboral de 6 horas). En total, todo esto implica un aumento de la masa salarial del 44%.
Además, la empresa asumió el compromiso de pagar los días caídos por la huelga y ve fracasado su intento de colocar las máquinas expendedoras de boletos. Y sin ningún compromiso de paz social por parte de los trabajadores.
Una lucha ejemplar
Qué duda cabe que, además de la capacidad de lucha, entrega y sacrificio de los trabajadores, la labor del actual Cuerpo de Delegados del Subte ha resultado decisiva para orientar las energías y ganas de luchar de los trabajadores a la culminación de esta lucha exitosa.
La primera condición ha sido mantener un método de lucha basado en la discusión democrática y la toma de decisiones en asambleas de base.
Pese a las trampas de la empresa, a los alaridos de indignación hipócrita de los medios de comunicación burgueses y, lamentablemente, a las maniobras de la burocracia sindical de la UTA, en ningún momento consiguieron quebrar la unidad y determinación de los trabajadores durante la lucha. Fue esto lo que terminó de convencer a la empresa y al gobierno de que tenían que presentar una oferta razonable para destrabar un conflicto que amenazaba alargase en el tiempo con el peligro de que se extendiera a otros sectores.
Es importante estar vigilantes para impedir y denunciar cualquier intento de acuerdo entre METROVÍAS y el Gobierno para compensar a la empresa con un aumento en los subsidios estatales o de las tarifas. Además, hay que mantener la agitación por la reestatización del servicio de subterráneos, sin compensación de ninguna clase, y bajo control obrero.
Los dirigentes de la CGT y la CTA
Los trabajadores del Subte tuvieron que encarar su lucha bajo condiciones de gran dificultad. Además de las complicaciones que supone un paro en el Subte, por las inevitables molestias que puedan sentir los usuarios y su eco en la opinión pública, estaba el peligro de un aislamiento de la lucha.
A diferencia de lo que ocurrió con la lucha de los telefónicos, lamentablemente se echó en falta un posicionamiento público y firme de las direcciones de la CGT y la CTA en favor de los trabajadores del Subte. Igualmente, los dirigentes de la UTA, tampoco emitieron declaraciones públicas de apoyo ni tomaron medidas gremiales de solidaridad y que al final, cuando el resultado de la lucha ya estaba decidido, escenificaron un espectáculo vergonzoso con la patronal y la complacencia del gobierno, firmando el acuerdo a espaldas del Cuerpo de Delegados y de los trabajadores del Subte, para intentar atribuirse la responsabilidad del éxito de la lucha.
Afortunadamente, los trabajadores del Subte no estuvieron solos, sino que se sintieron acompañados en todo momento por cientos de miles de trabajadores que simpatizaban con su causa. Recibieron decenas y cientos de resoluciones de apoyo de delegados y comisiones internas, gremios, activistas sindicales y juveniles, tanto de Argentina como de gran cantidad de países del extranjero donde el conflicto tuvo una gran repercusión.
Organizar una corriente sindical
La lucha del Subte va a tener efectos muy importantes en el conjunto del movimiento obrero, estimulando y animando a otros sectores de la clase a seguir su ejemplo.
Por eso, esta experiencia no puede quedar como patrimonio exclusivo de los trabajadores del Subte. Debe servir para agitar en las empresas y dentro de cada gremio por un sindicalismo diferente al que predomina en el movimiento obrero argentino actualmente. Necesitamos un sindicalismo "como el del Subte", es lo que se están planteando ahora miles de trabajadores y luchadores honestos.
De ahí que, desde hace tiempo, nuestra corriente El Militante, está insistiendo en la necesidad de organizar una Corriente Sindical dentro de la CGT y la CTA que aglutine a los sectores combativos y clasistas incipientes que se empiezan a desarrollar en decenas de gremios y empresas, que aparezca como una alternativa de dirección a las actuales direcciones burocráticas que predominan en la mayoría de nuestros sindicatos y empresas. En la actual etapa de incorporación creciente a la lucha de la clase obrera por la recomposición salarial, por la reducción de la jornada laboral y contra el empleo "en negro" y precario, el éxito en la organización y extensión de esta corriente sindical estaría garantizado.
Por otro lado, hay que resistir las presiones ultraizquierdistas e impacientes que propugnan la escisión de los sindicatos para formar gremios "puros" y "revolucionarios" que tendrían el efecto de separar a los trabajadores más avanzados de los más atrasados, que es lo que desea la burocracia sindical peronista y que, en la práctica, significaría renunciar a la lucha por la dirección del movimiento obrero argentino, mayoritariamente encuadrado dentro de la CGT.
La tarea más importante que tenemos es dar la pelea dentro de los sindicatos y ganar pacientemente la confianza de las bases. Indudablemente, luchas exitosas como las del Subte son la mejor propaganda para ganar esta confianza y estar en las mejores condiciones para disputar mañana el control de los sindicatos a sus actuales direcciones.