Un Código Contravencional reaccionario

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La Legislatura porteña dio los primeros pasos en la reforma del Código Contravencional con la excusa de mejorar la convivencia en la Ciudad de Buenos Aires y para frenar la inseguridad.

Legislatura porteña

La Legislatura porteña dio los primeros pasos en la reforma del Código Contravencional con la excusa de mejorar la convivencia en la Ciudad de Buenos Aires y para frenar la inseguridad.

Una reforma reaccionaria

Esta reforma que sólo es rechazada por la izquierda, pero que es apoyada por el resto de fuerzas burguesas y pequeñoburguesas (la derecha, peronistas e ibarristas) va dirigida contra los sectores más vulnerables de la sociedad. Aunque por el momento no prosperó, se pretendía bajar la edad de imputabilidad del contraventor de 18 a 16 años, pero sí introduce la reincidencia en el delito como agravante.

En el tema de la prostitución callejera el código prohíbe "la oferta y demanda" de sexo en la calle, debiéndose leer entre líneas que sólo sería permisible puertas adentro. En este punto la hipocresía que se maneja atenta contra las víctimas que son quienes ejercen la prostitución como único medio de subsistencia, mientras que no se toman medidas contra los proxenetas y esclavistas que amparan este sucio negocio, vinculados a la policía. También se penaliza la ocupación ilegal de espacio en la vía pública lo que va dirigido contra las actividades de los cartoneros, aunque también podría ser utilizado contra los activistas que reparten volantes y propaganda política en las calles.

Uno de los puntos más graves hace referencia a que las manifestaciones en la vía pública deberán contar con el permiso previo de las autoridades, medida que pretende silenciar y dificultar las movilizaciones obreras, piqueteras y populares.

Una justicia de clase

Pero cuando se trata de manifestaciones de los sectores burgueses y acomodados de la sociedad, por ejemplo Blumberg, el gobierno avala sus demandas y pone a su disposición los organismos del Estado, marcando claramente con estas acciones la desigualdad de clase.

La justicia para todos brilla por su ausencia por la falta de política social del Estado. La respuesta a la problemática de la inseguridad parece haber encontrado como única solución el método de saturación policial de nuestras calles para reprimir cualquier mínimo incidente.

Mientras tanto a miles de ciudadanos adultos y niños, sólo les queda sobrevivir como cartoneros o revolviendo las bolsas de basura como lo vemos a diario en esta ciudad. Esta política de hambre les va quitando el pan de cada día y parece querer agregar con estas nuevas leyes mas víctimas a las que ya va dejando.