Tras el fracaso imperialista en Iraq

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En las últimas semanas aparecieron claros signos de que el gobierno de Bush, con la colaboración de Israel, estaba contemplando con seriedad llevar a cabo ataques aéreos contra Irán. Pero sorpresivamente, ahora, anunció una Conferencia internacional, invitando a participar a sus “enemigos”, Siria e Irán, para buscar un acuerdo. Esto refleja que la clase dominante de EEUU está cansada de las tácticas aventureras de Bush y teme sus consecuencias a largo plazo. Quiere terminar con la aventura de Iraq coIraq como sea.

¿Ahora le toca el turno a Irán?

En las últimas semanas aparecieron claros signos de que el gobierno de Bush, con la colaboración de Israel, estaba contemplando con seriedad llevar a cabo ataques aéreos contra Irán.
La razón de esta beligerancia es que EEUU está perdiendo la guerra en Iraq, sumida en una situación de caos absoluto. Las elecciones de noviembre demostraron que la mayoría de los estadounidenses ha perdido la esperanza y quiere salir de Iraq.
Bush culpa de todos sus problemas al apoyo iraní a la insurgencia. Es verdad que Irán apoya a los chiítas en Iraq y probablemente les envíe armas para ayudarlos. Y es igualmente cierto que Arabia Saudita está ayudando a los sunnítas con armas y dinero. Pero, con o sin la participación iraní, la insurgencia en Iraq se mostró capaz de arrinconar a las fuerzas imperialistas y continuará infligiendo bajas a las fuerzas estadounidenses.
Es bastante obvio que los iraníes están intentando desarrollar tecnología nuclear con propósitos militares. Pero EEUU, Gran Bretaña e Israel también poseen armas nucleares. Sólo ponen objeciones a que otros pueblos posean este tipo de cosas.
Irán piensa que con armas nucleares disuadiría a los EEUU de invadirla, como le pasó a Iraq, y podría fortalecer su posición diplomática y militar en la zona. Pero Ahmadineyad está jugando un juego peligroso. Está utilizando el sentimiento antiimperialista natural de las masas iraníes para apuntalar el régimen islámico, que después de casi 30 años en el poder es tremendamente impopular. Para conseguir apoyo, está intentando basarse en el anti-americanismo y la hostilidad hacia Israel.
Sin embargo, la postura de Ahmadineyad no es tan fuerte como aparenta. Las recientes elecciones demostraron una caída de apoyo a su gobierno y un aumento del apoyo a los "reformadores". Está bajo la presión del clero islámico que teme llevar las cosas demasiado lejos, e intenta empujarlo hacia una posición más "moderada" para contenerlo.

La clase dominante está alarmada

La clase dominante de EEUU está alarmada. El Congreso organizó una comisión especial sobre Iraq cuyo dictamen fue proponer una salida negociada al conflicto iraquí, incluyendo la retirada gradual de las tropas, y el establecimiento de un gobierno de coalición representativo, con la colaboración de Siria e Irán.
Inicialmente, la reacción de Bush fue ignorar esta estrategia de "retirada controlada", enviando otros 21.000 soldados a Iraq. Pero sorpresivamente, ahora, anunció una Conferencia internacional, invitando a participar a sus "enemigos", Siria e Irán, para buscar un acuerdo. Esto refleja que la clase dominante de EEUU está cansada de las tácticas aventureras de Bush y teme sus consecuencias a largo plazo. Quiere terminar con la aventura de Iraq como sea.
El resultado es incierto. Intentarán involucrar a Irán en un acuerdo a cambio de que congele su proyecto nuclear. Pero Bush puede utilizar el eventual fracaso de esta Conferencia para "demostrar" que no hay diálogo posible, sino bombardear las instalaciones militares y nucleares iraníes.
Lo cierto es que la posición de Bush es muy débil, tras perder el control del Congreso y del Senado a manos del Partido Demócrata, que se opone a la continuación en Iraq. Es posible que Bush no dure siquiera los dos años que le quedan. La caída de Bush abrirá las compuertas del descontento en la sociedad norteamericana. Los salarios reales cayeron o se estancaron, sectores importantes de los jóvenes han sido radicalizados por la guerra, existe un creciente escepticismo hacia el gobierno y un cuestionamiento cada vez mayor de todo el sistema social.
En este contexto, el "establishment" está intentando basarse en el Partido Demócrata. Pero cualquiera de las fracciones de la clase dominante que gane las próximas elecciones no resolverá nada. El escenario está preparado para un período tormentoso en EEUU y en el mundo.