Telefónicos en conflicto

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Ayer día miércoles hubo unos cien cortes parciales de calles en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, realizados por los trabajadores telefónicos en demandas de aumentos salariales. Y recién empiezan. El edificio de Maipú y Corrientes fue tomado en repudio a un despido, y la movilización de 12.000 personas fue invisibilizada por las empresas periodísticas. Un plazo hasta el viernes. Los trabajadores telefónicos realizaron, este miércoles, una centena de cortes parciales de calles de la Capital Federal y el Gran Buenos en reclamo de un aumento salarial del 25 por ciento. El conflicto gremial lleva más de 90 días, se inició el 1º de abril cuando se iniciaron las negociaciones paritarias. Desde entonces, hubo tres paros –los dos últimos de 48 horas- y otras tantas convocatorias del Ministerio de Trabajo conciliaciones obligatorias que no llegaron a buen puerto. Este jueves y viernes los empleados continuarán con las interrupciones de tránsito y el trabajo a reglamento.

El año había comenzado con buena expectativa para los telefónicos, pero sin embargo todo cambió cuando las hojas del calendario comenzaron a correr. El 31 de diciembre pasado, las empresas habían firmado un convenio con el gremio mediante el cual se comprometían a retrotraer la duración de la jornada laboral a 1994. El 24 de diciembre de aquel año el sindicato –conducido por dirigentes afines al menemismo- habían convalidado la extensión de la jornada de trabajo en una hora y cuarto a cambio de un pago extra por un tiempo determinado. Fue a través del acuerdo conocido como Acta de Nochebuena. Cuando se acabó el lapso comprometido, las empresas dieron por extendida la jornada de trabajo y dejaron de abonar en efectivo la suma adicional: la reemplazaron por tickets canasta. Esa conducta determinó una catarata de juicios y un plenario de cámaras laborales determinó que la conducta de las empresas eran ilegales. De acuerdo con este fallo, las compañías se comprometieron, en el acuerdo del último día del 2006, a pagar sumas adeudadas y retrotraer la jornada a siete horas en dos tramos: primero 45 minutos, después 30.

Las compañías telefónicas cumplieron con la primera parte del acta. Pero cuando llegó el momento de restituir la última media hora y 83 pesos adeudados propusieron incluir el paquete en la negociación paritaria. Argumentaban que esos treinta minutos representaban un ocho por ciento de salario y acusaban a los trabajadores, además, de no haber aumentado la productividad de la empresa, tal como se comprometían en el acuerdo de diciembre. “Los balances demuestran que es mentira –dice a lavaca Sergio Sosto, coordinador de Foetra-. Además, en ese acta no hay ninguna meta de productividad concreta que se haya firmado. Sólo hay una manifestación de buena voluntad de parte de los trabajadores, que se comprometen a colaborar con la empresa”.

La movida invisible

Desde entonces, hubo tres paros y dos movilizaciones. En la última –invisibilizada por la prensa- doce mil personas, incluido personal jerárquico, marcharon hasta Plaza de Mayo. Desde entonces, los telefónicos trabajan a reglamento. “En los hechos, el trabajo a reglamento es un paro, porque como las empresas no cumplen con las herramientas y condiciones laborales establecidas en el convenio, los trabajadores no pueden cumplir con su tarea. Apenas pueden ejercer sus tareas el 10 por ciento del personal técnico y entre un 20 y un 40 por ciento de los servicios de asistencia telefónica, como el 112”, explica Sosto.

En medio de esta disputa, los trabajadores del edificio de Maipú y Corrientes decidieron tomarlo en reclamo de la reincorporación de un compañero despedido, acusado por la empresa por boicot. “Ese es un edificio emblemático, después de aquellas tomas históricas. Lo que quisieron es enviar un mensaje”, asegura Sosto. Las empresas ya aceptaron sentarse a negociar y los empleados levantaron la medida. Pero dieron un plazo: si el viernes no vuelve a trabajar el joven despedido, nuevamente ocuparán la sede.